AMOR = ORDEN

El orden es amor. En esa acción (ordenar) dejamos un mensaje muy claro: cuando ordeno, cuido, cuando cuido me siento en un clima de agradecimiento y cuando agradezco me permito abrirme a la abundancia, que siempre esta disponible pero depende de dónde esta nuestra perspectiva anclada.

Esto se aplica en cualquier ámbito, por ejemplo: si mantienes ordenado tu armario, te sientes en agradecimiento con la ropa que tienes, entonces se encuentra mejor cuidada, entonces dura más.

Con los vínculos también ocurre, si los ordenamos, nos cuidamos y cuidamos al otro (aunque muchas veces nuestras fidelidades inconscientes nos hagan creer que no), entonces bajo este clima es más natural la fluidez del amor y el compromiso. Los primeros vínculos necesarios a ordenar (precisamente porque todo sigue un orden) es el de nuestros padres y madres para con nosotros.

En ocasiones juzgamos a nuestros padres o madres por lo mal que hicieron su labor, y nos desordenamos cuando una parte nuestra cree que puede hacerlo mejor de lo que ellos lo hicieron. “nos creemos superiores”. Y si de padres o madres estamos hablando no hay que dejar de tener en cuenta ningún nivel. La madre que nos acobija a todos es la madre tierra. Y está necesitando nuestra mirada amorosa.

Nos desordenamos cuando somos muy buenos para dar pero pésimos creyéndonos merecedores de recibir. O viceversa.

El orden es orden porque es armónico. Sigue un ritmo, una melodía. Tiene pasos o “estratos” que se siguen específicamente para poder abrir ese canal al amor. Y como bien decía anteriormente, el primer paso debería ser hacia nuestros padres y madres. Sean quienes hayan sido. Hayan hecho lo que hayan hecho. Solo tener en cuenta como idea mayor que de ellos dos naciste vos, y si no hay amor hacia ellos, no hay amor hacia vos mismo.

El siguiente paso sería practicar el amor propio, distinto del egocentrismo. El amor propio otorga a quien lo ponga en práctica una sensación /vibración de bienestar lo cual hace que esa especie de “sonar invisible” afecte a su alrededor sin que sea perceptible. O sea, si te haces bien, por el simple hecho de VIBRAR/ESTAR, le haces un bien al mundo.

Lo más importante para hacerte bien es poner mucha atención a la escucha de uno mismo.
Escuchar tu cuerpo, ¿cómo se siente? ¿existe alguna incomodidad?.
Escuchar tu mente, ¿cómo piensa? ¿qué piensa?¿podes controlarla?
Escuchar tus palabras, tu tono de voz.
Escuchar a tu corazón, ¿Qué siente?
Escuchar a tu alma, ¿hacia donde quiere ir? ¿Qué esta preparada para soltar? ¿Qué necesita incorporar?
Escuchar tus deseos, tus ganas cada día de tu vida.

Y donde sientas que es necesario saber decir que no y poner límites.
Y cuando desees compartir hacerlo con el mayor placer del mundo. Haciendo las cosas solo por disfrute.

Cuando uno se siente resguardado, cuidado, mimado, escuchado por uno mismo, puede brindarse a los demás de formas más sanas y superadoras.
Cada vez que pongas orden (en tu casa, en tu trabajo, en tus vínculos, en tus pensamientos, en tus decisiones) estarás elevando tu energía al AMOR.

Publicaciones Similares

Deja un comentario