La estafa libertaria: el pueblo paga la timba del poder financiero
Mientras la inflación en alimentos vuelve a subir y el consumo se derrumba, Axel Kicillof cerró la campaña de Fuerza Patria con un discurso donde calificó al gobierno de Milei como “la estafa más grande de la historia argentina”. Las cifras lo respaldan: salarios pulverizados, góndolas vacías y una economía entregada a la mesa de dinero del JP Morgan.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

Kicillof: “Más casta no se consigue”
El cierre de campaña de Fuerza Patria, en el municipio bonaerense de San Martín, reunió a Axel Kicillof, Sergio Massa, Jorge Taiana, Juan Grabois y Verónica Magario, junto a sindicatos, organizaciones sociales y sectores productivos. Todos coincidieron en un diagnóstico: los más golpeados por las políticas de Milei son los trabajadores y la producción nacional.
Kicillof no ahorró definiciones: “Milei viene estafando a la gente desde el día que asumió”. Recordó que el mandatario llegó al poder prometiendo “lo nuevo”, pero su gabinete está conformado por “lo más rancio, antiguo y dañino de la política argentina desde la vuelta de la democracia”.
“Cuando nací, Guillermo Francos ya formaba parte del Estado y no paró nunca desde ese momento. Ha formado parte de todos los gobiernos, incluida la dictadura militar. Más casta no se consigue”, ironizó el gobernador.
También apuntó a Luis Caputo, el ministro que “emitió deuda a 100 años y endeudó al país con el FMI”. “Han convertido la economía nacional en una mesa de dinero, en un casino. Con la nuestra se están timbiando el país a la vista de todo el mundo”, advirtió.
Según Kicillof, la gestión libertaria “vino a fundir, endeudar y fugar a la Argentina”. “El ajuste recae sobre jubilados, trabajadores, personas con discapacidad, salud, educación y obra pública. Le sacan la plata al pueblo para dársela a las corporaciones y la timba”, denunció.
Los precios suben, la heladera se vacía
La realidad económica acompaña las palabras. Según las consultoras privadas, la inflación en alimentos no da tregua: en las últimas cuatro semanas, el rubro Alimentos y Bebidas aumentó 2,9% en promedio, con picos de 3,7% en lácteos y huevos, y 3,2% en bebidas e infusiones.
La consultora LCG advirtió que la inflación “punta a punta” ya llega al 3%, mientras EcoGo marcó un 2,9% para el mes, con incrementos fuertes en alimentos consumidos fuera del hogar. En palabras simples: comer cuesta cada vez más.
El escenario se agrava con la volatilidad del dólar y la pérdida de poder adquisitivo, que convierte al changuito del supermercado en un lujo. La suba en artículos básicos y el aumento de productos descartables y de limpieza empujan el índice general hacia arriba, sin que la recesión logre enfriar los precios.
El consumo cae: la recesión se profundiza
Los datos del INDEC son el reflejo del ajuste: las ventas totales a precios constantes cayeron 8,4% interanual en agosto, y el acumulado enero-agosto muestra una baja del 6,7%.
La gente compra menos, los comercios venden menos y los salarios no alcanzan. En los supermercados, el consumo de alimentos y artículos esenciales se estanca, mientras las góndolas exhiben aumentos que el bolsillo popular ya no puede absorber.
“La motosierra fue una estafa en TikTok para los que los votaron”, había dicho Kicillof en San Martín. Hoy, las estadísticas parecen darle la razón: el supuesto plan de “orden” terminó en un ajuste feroz que destruye la demanda interna.
El modelo de siempre: saqueo, deuda y ajuste
Kicillof sostuvo que el programa de Milei es el mismo que los de Martínez de Hoz, Cavallo y Macri: desindustrialización, endeudamiento y pérdida de derechos.
Y no se equivocó. El propio gobernador recordó que Caputo, Sturzenegger, Bullrich y Bausili son parte del elenco estable del neoliberalismo argentino. “El poder permanente —dijo— usa a Milei como mascarón de proa para volver a saquear la Argentina”.
La frase resume el estado del país: inflación en los alimentos, caída del consumo y un pueblo exhausto. Mientras tanto, el gobierno insiste en un discurso de “orden” y “libertad” que solo esconde la entrega a los fondos de inversión.
Una economía que no alimenta
Cada punto porcentual de inflación es una estocada más al bolsillo de los trabajadores. Cada caída en el consumo, una fábrica que se apaga o un comercio que cierra. La promesa de la libertad terminó en hambre y especulación, y los números lo demuestran.
El acto de San Martín no fue solo un cierre de campaña. Fue, como lo dijo Kicillof, un llamado a defender el trabajo, la producción y la soberanía nacional frente a un modelo que beneficia únicamente a los especuladores y las corporaciones financieras.


