El Intendente Marcelo Orazi junto al Director de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad de Villa Regina Hugo Curzel participaron esta mañana de charlas sobre el cuidado del ambiente en el Instituto María Auxiliadora y en la Escuela 235.
En ambos casos, el Intendente hizo referencia a las acciones comunitarias que contribuyen a cuidar la ‘casa común’ para que la continúen disfrutando las futuras generaciones y, además, hizo hincapié en el rol de agentes multiplicadores que tienen niños y niñas para transmitir estas conductas.
En ambas instituciones se hizo entrega de material para profundizar esta tarea en las aulas, además de elementos que fueron realizados con material reciclable en una muestra de la importancia que tiene la clasificación de los residuos.
También se entregaron árboles para ser plantados en los patios de las escuelas.
Tanto Orazi como Curzel agradecieron el recibimiento de ambas comunidades educativas.
Luis Caputo fue al encuentro anual de FIEL con una misión: calmar al mercado. Pero, terminó dejando una confesión que muchos hubieran preferido no escuchar. Enumeró un abanico de supuestas alternativas para pagar los más de USD 20 mil millones de deuda que enfrentará el año que viene, pero en la explicación confirmó que no tiene los dólares ni la vía de financiamiento cerrada.
Fue muy crudo al relativizar la necesidad de acumular reservas:»es necesario, pero ahora no» afirmó y como toda explicación dijo que «el escenario ha cambiado». Dijo que ahora se puede «separar lo financiero de lo monetario» y abrió «un menú de alternativas» para pagar los vencimientos, entre los que mencionó el swap chino, el respaldo norteamericano y gestiones con bancos globales. Pero no anunció ninguna operación concreta.
El mensaje es evidente no tiene dólares propios para pagar la deuda y por ahora no piensa acumularlos.
Por eso vale analizar, una por una, las líneas de financiamiento que Caputo puso sobre la mesa. Porque ahí aparece la trama real: la Argentina enfrenta una pared de vencimientos sin reservas y con canales externos que aún no están habilitados.
El swap con Estados Unidos esta cubierto por un manto de opacidad total, se desconoce los tiempos y condiciones de instrumentación. La única voz que admitió una operación concreta fue la de Scott Bessent. En una entrevista con NBC afirmó que el Gobierno argentino ya usó «una pequeña parte» del swap del Tesoro norteamericano, operación que hasta ahora el Palacio de Hacienda y el Banco Central siguen sin informar.
El escenario ha cambiado y hemos logrado separar lo financiero de lo monetario, ya no tenemos que comprar reservas para pagar el cupón de enero, eso lo vamos a resolver financieramente.
Bessent dijo que Estados Unidos «obtuvo ganancias» por ese uso, lo que obliga a preguntarse que hizo el gobierno de Milei para que esto ocurra. Se habla de la entrega de bonos, pero la operación hasta ahora permanece en la clandestinidad.En definitiva se trataría de una deuda para el BCRA que no figura en ningún documento público. La operación cruza el límite de lo legal: no se conocen montos, plazos ni tasas y, si es nueva deuda pública, debería pasar por el Congreso. Por ahora, es un swap fantasma.
Respecto al crédito de los bancos, la puerta está lejos. Como contó LPO, el CEO global de JP Morgan, Jamie Dimon, enfrió la posibilidad. «Quiza no sea necesario otorgar un préstamo a la Argentina», dijo días atrás.
Pero el mercado algunos no pierde el optimismo. «Va a salir, es por ahí. No queda otra. Bessent viene especialmente a la Argentina a destrabar esto», afirmó un operador financiero de buen diálogo con el equipo económico.
Pero no todos comparten ese optimismo. Otro importante operador financiero afirmó a LPO: «Caputo mostró las llaves de todas las puertas. El problema es que ninguna abre», afirmó.
En tercer lugar, apareció como posibilidad utilizar el swap con China y el mercado tembló. Caputo mencionó el swap chino como si fuera un botón al alcance de la mano, pero nadie desconoce que no lo es. Para ampliarlo o activarlo se necesita autorización directa del gobierno de Xi Jinping. Y la relación bilateral pasa por su peor momento en años.
Hay dos gestos que lo muestran con claridad: La suspensión del viaje de Karina Milei a Beijing, que se había acordado precisamente cuando China renovó el swap; y la paralización de las represas de Santa Cruz, el proyecto mas importante que tiene China fuera de su territorio. Guillermo Francos venía siendo el articulador del vínculo, pero el proyecto quedó congelado con la renuncia del jefe de Gabinete. Para Beijing, estos movimientos son señales del deterioro del vínculo político, por el alineamiento de Milei con Trump.
El verdadero problema son los números que hablan por si solos: USD 1.500 millones vencen antes de diciembre. Más de USD 20.000 millones a lo largo del año de los cuales USD 4.500 millones solo en enero, más el stock en Bopreal. Sobre esto se monta el acuerdo con el FMI exige acumular USD 9.000 millones de reservas antes de fin de año.
Mientras tanto, las reservas netas contabilizan un negativo de USD 11.000 millones, el mismo nivel que dejó Massa. Aun en el mejor escenario, el superávit comercial de 2026 difícilmente supere los USD 9.000 millones.
Hay estructuras que están cayendo. Te preguntarás ¿cuáles? Bueno esas que antes eranincuestionables y lograban crear una cárcel perfecta, envueltos en una esclavitud sin barrotes,entrelazada directamente con la cultura mundial. De esa forma nos creímos sin darnos cuenta que existía “un cuerpo perfecto para la mujer”, o de pronto nos abrió una sed insaciable de…
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Llegamos al refugio canino APAN (asociación protectora de animales), cuando las colaboradoras ya habían terminada con la jornada de trabajo. Estaban en el refugio desde las 6:30 am, principalmente en verano se intenta ir bien temprano ya que durante la tarde el calor es sofocante, la atención para los refugiados es de lunes a lunes,…
Dentro de las infinitas posibilidades que existen uno puede elegir qué comer, qué cuidar, qué atender, y ahí todos podemos diferir libremente. Existe también algo que todos tenemos, podría decir casi sin propia elección, y es nuestro cuerpo físico. Aquí por supuesto que también elegimos qué hacer con él pero me parece importante destacar que…
Lloré cuatro veces con La maravillosa. Leí este libro como si su autora me hablara, como si en un viaje largo al sur me contara la historia, mientras vamos sorteando la infinita largura del camino, la pampa húmeda llorada por su historia y la de todos los hijos mal queridos del mundo, la meseta patagónica y el dolor más crudo del desierto conocido, el borde de la cordillera, abismal aunque hermoso, la condena de la geografía insular sobre el niño o la niña atrapados en la montaña materna.
Esta novela consigue algo muy difícil, hacernos soportables el infierno de un desquicio que vuelve, como la voz materna que se fragua en el dolor del hijo, como esa ruptura del pacto humano de la existencia misma de la especie, donde lo biológico se impone como una cárcel: serás el rehén de quien te parió, cuya moral no le permitirá arrepentirse de su maternidad, la reproducirá y la volverá a sacar lustrosa para conseguir el perdón del hijo, el amor del hijo, la piedad del hijo, el agradecimiento, porque soy tu madre. Ese soy tu madre es condena y en este libro es exilio, es ruptura y es reconstrucción lejos del nido carcelario que se fungió como mandato social y modo de salvación de su creador, creadora en este caso.
La autora se mueve, es una desplazada temprana. La niña que observa cómo el volumen —en todo sentido de volumen— de Sandra, la madre recreada en la estepa previa a la cordillera austral, aumenta con el tiempo y con la crueldad, mueve los ojos, siempre dispuestos a ver, vivaces ojos de pájaro que planea el mundo sin permitirle al mundo que la toque. Esa mirada es inaugural en la novela, novela tramposa como la madre, porque engaña desde su mención novela para ocultar su matriz crónica visceral. Las mañas de la Maravillosa mutan en Erika Halvorsen volviéndose virtud de un modo misterioso.
La mirada se desplaza para crear el paisaje emocional que marcará la historia hasta el final, sin darnos respiro, sin permitirnos la pausa de la literatura emocional fememina-feminista, el acostumbramiento a un modo lírico contemporáneo que ha cundido en la última década hasta lograr la saturación. La mirada de Halvorsen, mirada amplia, de cóndor rey, es un refugio para ella y logra sacarla de las entrañas de su memoria para volverla no testimonio victimizante, no llorería latinoamericana, sino inteligencia salvaje; he allí la clave de todo lo que nos ocurrirá junto a ella a lo largo de esta crónica descomunal: una vida, la suya, seis vidas de hijos, hermanos, un padre, una madre imposible de asir, de abrazar, de querer.
Es la mentira entonces la que da inicio a la historia. La mentira de la forastera que llega al pueblo perdido, al pueblo minero, con los críos de sus primeros años en la gran ciudad y ya seducido el vikingo que le dará dos hijos más. En el camino se deshará de uno, y fundará el mito, la mentira que llevará la sordidez de su propia humanidad al delirio de un pasado lleno de lujo y de glam. El cuarto hijo tiene un origen especial, un origen que la hará a ella sospechosa de una aventura mayor, la escena estelar de una vida que se dejó atrás: ella, que en su documento se llama Rosa aunque elija el Sandra para ser única entre todas las pueblerinas, ella, la única, es Rosa. Rosa, la maravillosa. Porque fue su amante, la de Sandro, porque fue con él con quien engendró al cuarto de sus hijos, porque fue Sandro, el gitano, el que la sedujo y compuso ese disco, todo ese disco, pensando en ella, en su cuerpo, en su boca, en su sabor.
Sandra, Rosa, la maravillosa, se hizo a sí misma mostra. Una mostra antes de las mostras que ahora están de moda, porque ni Moria Casán existía cuando esta mostra se inventó. Aunque la Casan pudo haber inspirado su invención, porque el vikingo se calentaba con la Casán, y ella lo sabía. Se calentaba con ese tipo de mujerona, la guitarra argentina de los setenta, la que inspiró las caderas siliconadas de nuestras traviarcas, la que hizo el cuerpo de Lohana así de voluptuoso. La maravillosa se fundió con el hierro y los metales bajos de un pasado prostibular que diluyó en el oro de una invención: ella fue la mejor, ella fue la que entraba sin pagar por la puerta grande de Mau Mau con su mascota atada a un lazo, una leona cachorra que la enaltecía como la domadora de hombres que supo ser. Y ese apellido patricio que su padre, el que la abandonó a los cinco años, le dejó: era la hija única de uno de los hijos de Pedro Vicente Nolasco del Corazón de Jesús Ibáñez Anchorena.
La maravilla de esta novela es su personaje siniestro, una verdad nacida en la mentira, una verdad hecha de la memoria de la hija menor. No veo en las primeras huellas de su venta la mención explícita a que esto es una historia real, pero deberían sopesarlo, autora y editorial, para darle a su existencia el sentido total que merece una novela de no ficción. La maravilla es también el ritmo que nos acercará no solo a Erika Halvorsen —crecida en la estepa, venida a la capital—, sino a quien quedó condenada a sostener la madeja familiar hasta hoy.
La autora sobrevive a la soledad, a la madre que pinta esa habitación de rojo carmesí, que pinta los muebles de algarrobo con el mismo rojo sangre, a los ojos pintarrajeados de la maldad. Lo hace a la expectativa de que un día la mate, los mate. Pero al mismo tiempo es cuidada por sus dos hermanos mayores, sometidos al trato de los entenados, de los criados de las estancias por la propia madre, una a cargo del hogar, el otro a cargo del campo. Cuando los padres se van de vacaciones a vivir la vida bohemia y glamorosa de la gran ciudad, ellos se quedan solos, a cargo de esos adolescentes, de 15 y 13, en medio de la inmensidad. Y así sobreviven a un incendio. Porque Erika es la bebé y sus pañales de tela se prenden fuego secados en la chimenea. Los padres llegan de las vacaciones y se enteran allí de la tragedia que no fue. Los hermanos están seguros: su madre los prefería muertos.
La adolescencia de la narradora es el primer escalón de la libertad. La anorexia y la depresión la harán caer, su cuerpo caerá. El diagnóstico la llevará a donde la madre debió siempre estar: un loquero. Pero ese salir en una ambulancia del pueblo perdido es crucial. Es el cuerpo y su malestar lo que la hará libre, de a poco, en el camino que viene a hacer a la ciudad donde el mito monstruoso se concibió. Y a medida que ese proceso lento y persistente ocurre, uno no puede creer que a pesar de la condición perversa de esa madre poderosa, la narradora siga en el lazo, los hermanos sigan en el lazo, ya aventurados a encontrar la verdad, como paso ineludible para la liberación. El deseo de una madre suficientemente buena es lo que nos ata a la cordura, por eso hasta la más pérfida de las madres tiene, posee, goza de impunidad. No hay en este mundo un lazo más poderoso e imposible de desarmar: no hay refugio posible para la larga mano de mamá.
Si dije al comienzo que lloré cuatro veces con este libro, mentí. Porque al avanzar se me volvió un hábito volver a llorar, ya no como un acontecimiento especial, sino como parte del proceso que es atravesar la historia siendo uno el que está allí. Quienes han sido víctimas de maltrato infantil, quienes han querido que mamá se muriera, que desapareciera de la faz de la tierra, quienes han sentido que no podían quererlas pero lo han logrado, se refugian en esta novela como en lo alto del árbol al que escapaban para que no los pudieran encontrar. Esto significa según las estadísticas mundiales que en esta tremenda vindicación de Erika Halvorsen se puede refugiar buena parte de la humanidad. 400 millones de niños aterrados es la última cifra que divulgó Unicef. Erika sobrevivió escondiéndose silenciosa de las garras de esa mamá. No estando disponible para saciar su crueldad. En brazos de sus hermanos y de su padre. En brazos de sus amigos de la ciudad, de sus amigos, sobre todo y también.
En esta venganza pública y maravillosa no hay titubeos ni dudas porque la autora cuenta con un ejército de niños, sus seis hermanos, aunque uno ya no esté. Son todos los miembros de ese clan los que deciden ajusticiar a la madre para poder quererla. Son todos y cada uno de ellos los que escriben la historia a través de Erika. Y son todos los que se preocupan por la madre cuando la madre comienza a decaer y necesita atención. Todos, pero sobre todo Erika, que no descansa pensando cómo protegerla de su decadencia, pero también cómo proteger a los demás para que nadie quede otra vez a expensas de la mostra y su monstruosidad. La menor de los hijos de Sandra ha nacido con una misión. Y esa misión comienza a culminar esta noche, aquí, en Artlab, el templo que nosotros mismos elegimos como si fuera nuestra Mau Mau, donde bailamos los viernes, donde nos refugiamos cada vez que podemos. Las sincronías salvajes se imponen cuando la verdad emerge: es así. Y entonces resulta ser que ya muerta y enterrada, la inmensa Rosa, la maravillosa, el día en que su historia se convierte en un hito literario —que debería ser el destino de este libro si la crítica existiera más allá de los clichés— cumple años. Porque ella, como Erika, era de libra, signo de aire y cardinal. Feliz cumpleaños, Maravillosa, es mucho lo que has dejado. Tus cinco hijos sobrevivientes, tus nietos, tu memoria de creadora infinita, de exacerbada, de descomunal. Te merecés esta novela. Lo has escrito todo también vos.
Texto leído por Cristian Alarcón en la presentación de La Maravillosa en Artlab.