Un hecho, algunos hechos, todos los hechos
Hay un hecho que se aisló de otro hecho. Lo único que hacía para reafirmar su identidad era crear hechizos. ¿Para qué un hecho querría crear hechizos?
De repente, los hechos se suceden unos a otros, algunos parecen no saberlo, o incluso, de tanto mezclarse entre ellos dan origen a la diferencia de echar manos a otros hechos.
¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Rascarse el pupo? ¿Dormir de pie? ¿Esperar la carroza del certero intento? ¿Intentar quedarse en los contornos de la verdad para atrapar a una mentira? ¿Luchar contra las sombras de los hechos para encandilarnos con la tragedia?
Un hecho camina sólo en la vereda del tiempo, mientras esquiva manchas, parquímetros, toros, baches, subidas y dardos que no paran de echar leña al fuego. Entonces, dicho hecho cruza la calle de Nadie para darse cuenta que en la otra vereda, la espera es una ilusión óptica en donde se tejen problemas o contradicciones de difícil resolución.
Es muy fácil encontrar al hecho oportuno mirándose en el espejo de la realidad. Pero el espejo sintió el temblor de un terremoto de hechos, y comenzó a resquebrajarse… Fue en ese instante, en donde el hecho quedó paralizado de miedo, viendo como su figura se fragmentaba en el múltiples pedazos…
Por otro lado,
hay hechos con techos, hay hechos maltrechos, hay hechos compactos y hechos ajenos, hay hechos para algunos pocos o muchos hechos, hay hechos que regresan de viaje y hechos que se cuidan de otros hechos, hay hechos para niños y no tan niños, hay hechos fritos y al horno, hay hechos para calibrar y hechos para sospechar, hay hechos muy quietos y hechos que se sacuden el polvillo del olvido, la indiferencia, y los círculos concéntricos del poder y el saber…
Si alguien pretende taladrar un hecho de cemento: deberá usar una máscara para protegerse los ojos y algo para taparse los oídos, eso es un hecho. Ahora, si uno quiere echar leña al fuego (de nuevo), basta con cortar en piezas simétricas una serie de hechos de madera seca para darle calor al conflicto o al hogar de cualquier hecho.
Nada mejor que una gallina para encubar un hecho, una aplanadora para alizarlo, una esponja para limiparlo, una mano para amazarlo, un balde con agua para mojarlo, una canción de cuna para acunarlo, un horizonte para contemplarlo, un remedio para curarlo, un salero para salarlo, un contrato para contratarlo, y una cama para que descanse de lo fáctico o contrafáctico.
Ventilar el tiempo es un hecho como comprimirlo en el espacio, pero el espacio-tiempo al ser otro hecho indivisible sesga la orientación de lo que se pretende dirigir. Así mismo, distanciarse de los hechos a más de mil kilómetros es otro hecho, contagiarse de un hecho enfermo es un hecho, morirse es otro fatídico hecho, redimirse es el hecho de los hechos, andar en bicicleta en dirección contraria a los hechos también es otro hecho, hecho a contramano …
Un hecho que vive el día a día, se gana el pan, el alquiler, los artículos de limpieza, la factura de la luz y el gas, la nafta, los impuestos al consumidor de hechos, y así, en una inflación de hechos que no se detienen y explotan como sapos cuando en la ruta son pisados por grandes ruedas: es un hecho.
Vivir es un hecho, una interpretación es un hecho, otra interpretación es otro hecho, como abrir las cortinas o regar el patio. Entonces, un hecho, dos hechos, algunos hechos, eso es todo, porque el todo también es un hecho, aun cuando en él, podamos encontrar infinitos hechos: hechos mierda, hechos aparentes, hechos inconclusos o bien concluidos, hechos particulares o generales, hechos a medida o sin propósito alguno, hechos para nacer y crecer, hechos congelados y de lava ardiente, hechos para seguir y hechos al fin. Al fin, este texto ha sido hecho.