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16 vehículos retenidos por alcoholemia

En el marco de los controles de prevención vial realizados por la Direccion de Tránsito Municipal en conjunto con la BMA (Brigada Motorizada de Apoyo) y la comisaria 5ta de la ciudad, se constataron diferentes infracciones de tránsito.

Se retuvieron 16 vehículos por alcoholemia superior a 0,50 gs de alcohol en sangre. La más alta fue de 2,67 gs. Se labraron 65 infracciones por diferentes faltas y se realizon 54 constataciones con alometro, que arrojaron una medición inferior a 0,50 gramos de alcohol en sangre.

Se trabajó en conjunto con dos Unidades dependientes de la Policía de Río Negro, con el objetivo de prevenir siniestros viales por consumo de bebidas alcohólicas a la hora de conducir un vehículo en el ejido urbano.

Se solicita a la comunidad que evite el consumo de alcohol si van a conducir y que se respeten estrictamente las normas de tránsito.

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  • Jaldo logró reactivar la obra pública en Tucumán y construye el proyecto de viviendas populares más grande del país

     

    Osvaldo Jaldo logró reactivar la obra pública en Tucumán, una provincia que arrastra décadas de baja inversión en infraestructura y había quedado relegada, incluso frente a vecinos como Jujuy, Catamarca y Salta.

    En su segundo año de mandato y en medio de la caída casi total de la obra pública por el ajuste de Milei, Tucumán activó un ambicioso plan de obra pública que incluye finalizar un complejo de torres Procrear de 1.600 viviendas, que es en los hechos el proyecto de viviendas populares en construcción, más grande del país y que el gobierno de Milei abandonó con apenas el 10 por ciento de avance.

    Al inicio del año Jaldo prometió que el 2025 iba a ser el año de la reactivación de la obra pública en Tucumán y esto generó cierta incredulidad por el adverso contexto nacional, pero Jaldo se las ingenió para reactivar las obras con una combinación de recursos propios y acuerdos puntuales con el gobierno de Milei, con el que siempre mantuvo líneas abiertas y en instancias críticas ayudó con el quórum de sus diputados en el Congreso.

    En plena negociación del Presupuesto, Milei le gira 20 mil millones de ATN a Jaldo

    De hecho, logró que el ministro Toto Caputo le transfiera a la provincia el Procrear Manantial Sur, ubicado en la periferia de San Miguel de Tucumán, que contempla la construcción de 1.600 viviendas y la urbanización de 1.400 lotes con servicios, por un costo total de 80.000 millones. 

    El abandono de los Procrear es uno de los costados más lamentables de la administración de Milei, que tiene en el complejo de Berazategui de la provincia de Buenos Aires su símbolo más evidente, donde torres de viviendas para 1.400 personas casi terminadas, fueron dejadas a la interperie.

    Pese a ser por lejos la provincia con mayor potencia económica del Norte, Tucumán venía muy rezaga en obra pública respeto a sus vecinos y a años luz de provincias como Córdoba o Mendoza, en términos de infraestructura.

    Jaldo logró que Toto Caputo le transfiera a la provincia el Procrear Manantial Sur, ubicado en la periferia de San Miguel de Tucumán, que contempla la construcción de 1.600 viviendas y la urbanización de 1.400 lotes con servicios, por un costo total de 80.000 millones. 

    No es un secreto que el gasto en la política se disparó en Tucumán en las últimas décadas y Jaldo inició su mandato, ayudado por el giro discursivo de Milei, con un fuerte ajuste del Estado provincial. Pero este año las obras se reactivaron y Jaldo terminará el 2025 con 1.700 viviendas en proceso de entrega. 

    «La obra pública es clave para sostener el empleo», repite Jaldo en la intimidad. Es que Tucumán, como otras provincias con tejido industrial, está sufriendo fuerte el impacto de la apertura indiscriminada de importaciones y la recesión en marcha, que hasta golpeó a empresas potentes como la fábrica de camiones Scania, que tuvo que suspender al personal.

    El Procrear de Manantial Sur en las afueras de San Miguel de Tucumán.

    En cuanto a obras viales, la más importante la reparación integran de la ruta provincial 307 que atraviesa los Valles Calchaquíes y conecta Tafí del Valle con Cafayate en Salta. Se trata de uno de los corredores turísticos más importantes del norte y una obra muy compleja de alta montaña.

    La ruta -pavimentada hace 20 años- estaba detonada al inicio del mandato de Jaldo, con tramos casi sin asfalto y pozos gigantes, que la volvían muy peligrosa. Su reparación incluyó un trabajó de conectividad importante para que tenga wifi en todo su recorrido, ya que en los tramos más altos los celulares se quedan sin señal. Además se culminó una obra postergada como el nuevo puente sobre el río Santa María, detruido por una tormenta.

    La obra vial más importante es la reparación integran de la ruta provincial 307, que atraviesa los Valles Calchaquíes y conecta Tafí del Valle con Cafayate. Se trata de uno de los corredores turísticos más importantes del norte y una obra muy compleja de alta montaña.

    La otra obra importante en la zona es la pavimentación de la ruta provincial 357, que busca potenciar el turismo de los valles Calchaquíes tucumanos y que integró en su desarrollo a la comunidad de indios Quilmes de la zona. 

    También se avanza con la repavimentación de la ruta provincial 329, en el tramo que une las localidades de Concepción y Monteagudo, atravesando los departamentos de Chicligasta y Simoca, otro punto turístico importante famoso por su célebre fiesta de carruajes.

    Máquinas en la ruta 307.

    Jaldo, que proviene de la localidad de Trancas del interior tucumano, también le puso prioridad a los accesos a los pueblos y la reparación y asfaltado de los caminos secundarios y terciarios que los conectan.

    Pero la obra más esperada es la construcción del aeropuerto de Tucumán cuyos trabajos comenzarán en abril con una inversión de USD 58 millones. Una vez finalizada la remodelación se podrá operar 1.500.000 pasajeros por año, el doble que en la actualidad y despachar vuelos domésticos e internacionales en simultáneo.

    La obra más esperada es la construcción del aeropuerto de Tucumán cuyos trabajos comenzarán en abril con una inversión de USD 58 millones.

    Es la obra más importante que hará este año en el país el concesionario Aeropuertos Argentina 2000 y arrastra una larga historia de demoras.

    El aeropuerto Benjamín Matienzo quedó relegado en el plan que trazó el gobierno de Mauricio Macri con el grupo de Eurnekian, por el que se remodelaron las terminales más importantes del país. En ese momento, el gobernador Juan Manzur quería avanzar con un proyecto propio del arquitecto César Pelli y rechazó la propuesta de Aeropuertos 2000. Pero  el proyecto era tan costoso que finalmente quedó en la nada.

    Trabajos sobre el puente de la ruta provincial 323.

    También hay obras menores como la repavimentación de la ruta provincial 325. Se trata de cinco kilómetros cruciales que conectan las localidades de El Cercado con Capitán Cáceres, en el departamento Monteros.

    Además hay trabajos de repavimentación de la ruta 331, en el tramo que conecta Aguilares con Monte Bello, una obra largamente esperada por la comunidad y en la ruta provincial 323 se trabaja en la recuperación integral de 14 kilómetros de calzada, que se extienden desde la intersección con la Ruta 306 hasta las proximidades de Agua Azul. La obra incluye la construcción de un nuevo puente sobre el río Vizcacheral y la incorporación de una rotonda.

     

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  • Vengo a hablar de política

     

    Publicado el 26 de junio de 2019

    Foto de portada: Jangel Mota

    -¿De qué tienen que hablar las travestis?

    Claudia Rodríguez deja caer la frase con cierta ambivalencia. Sostiene un cuaderno en la mano sin mirarlo. Uñas anaranjadas, voz honda, coqueta, así se presenta ante un público integrado por alumnxs de literatura latinoamericana, estudios de género y sexualidad, profesorxs universitarios y activistas LGBT que se acercaron a escucharla. Hoy no está en Santiago de Chile, donde vive, sino Estados Unidos, en una universidad pública de Nueva York.  

    Soy el profesor anfitrión aquí en Stony Brook University, esta universidad pública de Nueva York. Lxs alumnxs presentes han cursado mis materias sobre lo trans y lo queer/cuir en América Latina, han leído la obra de Claudia, hemos hablado de ella. Pero no es lo mismo hablar de ella que escucharle hablar por sí misma. Y ese es el punto: un acto de presencia. Esa presencia es política, aquí, ahora. Es político nombrarse travesti en este contexto -en la era de Trump y en tierra de Trump-. Estoy ansioso, anticipo preguntas, burocracia repentina, el problema del idioma, del cuerpo. Tengo miedo de que nos vean fumando un cigarrillo (está prohibido fumar en el campus). Tengo miedo de que no digan nada, de la indiferencia. Pero exhalo. Ya está.

    – Soy poeta travesti chilena. Y monstrua resentida- continúa la invitada. 

    Rodríguez es la figura emergente de la escena cultural trans y travesti de su país. Su trabajo activista se enfoca en la prevención del VIH en comunidades periféricas. Y su trabajo performático, en la hipocresía patriarcal, la violencia de género, la supuesta multiculturalidad del Estado chileno. En Santiago, a Claudia se la puede ver parada en una esquina, bajo la sombra del Cerro Santa Lucía chusmeando con una amiga, riéndose de clientes viejos o recordando la historia del activismo travesti local. También se la puede cruzar en una marcha feminista vestida de monja, de Pamela Anderson o de la Estatua de la Libertad con una pancarta: “Para las travestis reales el Estado no puede existir”. Es autora de fanzines y libros de poesía como Cuerpos para odiar y Dramas pobres. Algunos de sus textos fueron llevados al teatro, como la autobiográfica Vienen por mí que la actriz y escritora Camila Sosa Villada estrenó en Córdoba, Argentina. Es una de las voces del libro Travesti, una teoría lo suficientemente buena (Ed.Muchas Nueces), entrevistada por Marlene Wayar.

    En su obra, el cuerpo travesti se monstrua (así, como verbo) a través de reconfiguraciones plásticas y peligrosas. El peligro es ese cuerpo, peligro latente pero omnipresente. “Ser travesti es ser una muñeca para los hombres que odian a las mujeres”, escribe Claudia. Estos aforismos abundan tanto en su poesía como en sus reflexiones cotidianas. Es su forma de contextualizar la memoria que bifurca y desdobla en cuerpos inertes, degollados. Cuerpos de mujeres travestis que, como ella dice, “murieron sin haber escrito ni una carta de amor”.

    Claudia Rodriguez_02

    La artista chilena fue invitada por el Instituto de Humanidades de Stony Brook University a participar del simposio Unnatural: Gender, Ideology, and the New Latin America (Antinatural: género, ideología y la nueva América Latina). 

    Stony Brook forma parte del sistema de universidades públicas del estado de Nueva York. Queda a dos horas en tren desde Manhattan, en un suburbio de familias tipo: blancas, burguesas.  Es conocida por sus programas en ciencias exactas, por su hospital y por la escuela de medicina. Las humanidades aquí quedan relegadas a un segundo plano de importancia -y de financiamiento-. Stony Brook es una universidad popular, con aranceles accesibles; por eso muchos de sus estudiantes son hijos de inmigrantes latinoamericanos y asiáticos. 

    ***

    El encuentro busca generar un diálogo sobre el impacto de la vuelta de la derecha en América Latina en la política y en el arte. Y cómo esta vuelta que no es nueva se viraliza y se siente tanto en los espacios públicos como en las relaciones interpersonales, en la intimidad.

    También exponen Denilson Lopes, especialista en literatura y cine de la Universidad Federal de Río de Janeiro, y Gabriela Arguedas, filósofa feminista experta en bioética de la Universidad de Costa Rica. Todxs hablan de la coyuntura vista desde las ciencias sociales y las humanidades, y también desde la investigación académica y las experiencias personales. 

    Lopes, el académico carioca, se refiere al deseo de los encuentros cotidianos (inter e intra-generacionales) como un modo tenue pero poderoso de construir redes de afecto. Pone de ejemplo el cortometraje Bailão (de 2009, dirigido por Marcelo Caetano) para explicar cómo, en la sutileza de lo mundano, de los espacios entre la casa y el trabajo, residen otras posibilidades de una sociabilidad si no utópica, fugazmente luminosa, centelleante, en devenir. Pienso en la pista de baile de un bar gay cualquiera, un martes. Pienso en una conversación. Una pausa. Una mirada.

    Por Skype y desde Costa Rica, Arguedas (cuyo vuelo de American Airlines se retrasó por una falla mecánica) le apunta a la denominada ideología de género. Se remonta al siglo XVIII, traza la historia filosófica, se enfoca en el neointegrismo católico y en el fundamentalismo pentecostal. Explica: estas dos formas de pensamiento no sólo rechazan los esfuerzos recientes en materia de derechos LGBT, sino que también repudian la soberanía individual, legado de la tradición intelectual de la Ilustración. Quedé impresionado no sólo por la destreza interdisciplinaria de Arguedas, sino por el trabajo político que nos queda por delante. ¿Cómo apelar a los derechos de un colectivo disidente cuando, precisamente, es el individuo quien recibe derechos dentro del sistema legal en la modernidad? ¿Cómo no caer en la quimera de la protección estatal? 

    Entonces, Claudia. Con las uñas anaranjadas, con su cuaderno como escudo, ¿de qué tiene que hablar? Su intervención comienza con una paradoja que es, a la vez, una reflexión sobre las expectativas culturales, académicas e institucionales y un intento por sintetizar un deseo. Hay en ese “tener que” una postura política ante la obligatoriedad discursiva, ante la aparición de una travesti en público, ante la mirada pegajosa que solicita. Nos provoca a indagar el cuerpo, el deseo y la política a través de una teorización transfeminista que se basa en un recuento de su propia trayectoria activista y poética. Tras una pausa, dice: 

    – Aprendí del feminismo que hay que poner el cuerpo. 

    Claudia Rodriguez_03

    Esa apuesta por un feminismo experimental -cuestiones que guían la obra de Rodríguez- nos interpela como público: ¿cuánto cuerpo hemos puesto y cuánto estamos dispuestos a dar? ¿Qué puede el cuerpo, este cuerpo mío?

    La pregunta me transporta a 2015, cuando la vi por primera vez en Chile. Claudia actuaba en Cuerpos para odiar: emergía de la penumbra, se mostraba etérea pero contundente, vestida de blanco, cabello rubio quemado. Interpelaba al público: 

    — ¿Quieren show? 

    No era una pregunta retórica. ¿Qué quieren del cuerpo travesti? ¿Qué quieren que les diga?

    La inquietud de una alumna me devuelve a Stony Brook. Le pide recomendaciones para seguir pensando la intersección entre la literatura escrita por mujeres y la violencia epistémica. “No te podría decir. No soy mujer, soy travesti”, responde la chilena. Y arroja un ejemplo de su política feminista: hablar desde ese cuerpo encarnado, ese lugar específico. Dejar de pensar en universalizaciones para figurar desde su ontología (si me permiten la verborragia, Claudia propone una ontopoética travesti).  

    La jornada termina. Los alumnos se dispersan (y me confesarán después que fue el evento más comentado del año académico). Nos quedamos Claudia y yo para la cena celebratoria (de rigor). “¿Querés ostras?”, le digo, y me imagino en aquella escena inicial de Una excursión a los indios Ranqueles, cuando Mansilla se jacta de su colonialismo gustatorio, de sus ostras y de su tortilla de huevos de avestruz. Viene el camarero —un inmigrante salvadoreño—, y toma nuestro pedido: 

    – Quiero la carne —dice Claudia—. Pero cruda. 

    ***

    Como somos amigas (la Claudia me mujerea mucho), después del evento nos escapamos del pueblito de Stony Brook. Ella se queda a pasar unos días en mi departamento en Brooklyn. No tenemos mucho planeado, pero en algún momento ella pide: 

    – Quiero ir adonde la Marilyn sacó su fotografía. 

    No me lo tiene que explicar. Conozco la imagen de Marilyn Monroe en The Seven Year Itch. La referencia no es gratuita. En su poemario del 2016, Dramas pobres, Rodríguez escribió: “A veces me parezco a la Marilyn. Cuando tomo el cigarro y miro fijamente al pasado; me vuelvo a levantar, a sentirme travesti y minotaura”. Y en Cuerpos para odiar, Rodríguez protagonizó a La Marilyn. Es que Monroe es una suerte de sombra para ella, una figura trágica, modelo imperfecto de una femineidad mediatizada, decadente, monstruosa. 

    Aquella foto histórica se tomó en la esquina de la calle 52 y Lexington Avenue. Vamos. Pero no hay nada material para reconocer aquella escena, ni una placa ni flores ni olor a Chanel Nº 5. Hay que ir como si fuera un ritual solo para iniciadas, como si la búsqueda de ese espacio, cual soplo de viento fortuito, tuviese que ser también fugaz, tentativa. 

    De vuelta a mi casa, Claudia sube al Facebook la foto que le saqué. El álbum se titula: “Una travesti pobre en Nueva York”.

    El sábado vamos al Central Park. Es el primer día soleado de la primavera de Nueva York. El pasto todavía está mojado, frío, pero igual nos sentamos a ver los cuerpos que, en su transitar líquido, poliforme, reflejan el ansia del encuentro. 

    Más tarde vamos a sacarnos otra foto, esta vez con la Estatua de la Libertad, aquella mujer tan sola. Tan travesti. Caminamos hacia la última punta de Manhattan, donde el mar Atlántico chapea contra un muelle que en el siglo XIX servía como batería militar y antes como mercado de esclavos. Entonces divisamos una masa humana que, frente a la bolsa de valores, se aferra al Toro (de bronce) de Wall Street, el Charging Bull. Nos dejamos llevar por el bullicio. Hay familias de turistas que se sacan una foto, mejor dicho, que se turnan para sacarse la misma foto. Varias manos encima de los cuernos lustrosos, sonrisitas. Claudia señala con la mirada: “Quiero con el poto”. Obvio. Con el poto del Toro de Wall Street. Se para al lado y, providencialmente, una pareja de argentinos me pregunta: 

    – ¿Querés que les saque la foto con las bolas?

    – No. Con el poto. 

    Nos miran. Claro, para ellos el poto no significa nada; o quizás entienden, por el contexto, que poto es culo, ano, orto, pero igual nos miran desconcertados con el desdén del falogocentrismo y el gesto irónico de la travesti.  

    “Podría ser la portada de mi siguiente libro”, sugiere Claudia. Nos reímos. Y sí, ¿por qué no? Necesitamos una potopolítica, propongo. Potopolítica: liberación del ano, política marica-travesti-torta de los (malos) usos del cuerpo, expresión del deseo antinatural, legado del pecado nefando. 

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    En realidad, Rodríguez lleva rato pensando en la lógica anal, en el precioso ano del hombre, como señala uno de sus poemas: 

    Una loca dijo: 

    Ser travesti es ser degenerada como los hombres, 

    estar dispuesta a todo pero en secreto, para que no 

    duden del hombre, para que no se diga del hombre

    que le gusta por el poto. La lengua en su poto y los

    dedos de una travesti. 

    ***

    Si tuviera que nombrar qué nos une a Claudia y a mí diría: el deseo. La forma del deseo, de pensar el deseo, de buscar en sus contornos un territorio propio-compartido a partir del cual nos sentimos cómplices en nuestros respectivos proyectos (de vida, artísticos, políticos, cotidianos). Tenemos, por así decirlo, un trasfondo común a pesar de las muchas cosas que nos diferencian. Y de ese trasfondo surge la necesidad no solo de pensar el cuerpo (individual, colectivo) en estos tiempos de fascismo, sino de poner en práctica la consigna que aprendimos (las dos) de Perlongher: “Lo que queremos es que nos deseen”. 

    No me sorprende, entonces, cuando Claudia me pregunta: “¿Dónde está el deseo?”. 

    Salimos del MoMA y vamos a tomar el subte hacia Brooklyn. Seis de la tarde, Midtown. Zona de negocios, de bancos, de trámites pero no del deseo, o por lo menos, del tipo de deseo que queremos ver. “Quizás -me dice- el deseo tiene horario.” Pero en la ciudad que nunca duerme los horarios son flexibles. El deseo también. “Mira que todos andan del mismo color azul marino. ¿Cuál es el color del deseo?” Tal vez tiene en mente una naturaleza muerta de Cézanne, las imperfecciones que se dejan ver en la forma, en el toque, imperfecciones que enmascaran los píxeles de la reproducción digital. Es la búsqueda lo que se deja ver en persona, la búsqueda de la expresión, que es otra manera de decir: el deseo.

    Durante el simposio, Lopes había sugerido que el arte puede ser un lugar de encuentros. No lo entendí, y quizás todavía sigo sin entenderlo. Igual, pienso, el arte no escenifica encuentros. El arte es el encuentro. Como el encuentro también es arte.  

    Por ejemplo: estábamos sentadas en un salón del MoMA. Hablábamos de la muestra fotográfica de Lee Friedlander “Letters from the People” (Cartas del pueblo). Claudia pregunta: “¿Por qué no hay nada en español?”. Miro. “Hay todo un mundo ausente aquí”, dice. Otro pueblo, quizá. Las fotos son de números y letras, graffitis, signos sacados de contexto, combinados para crear otro contexto —un ensamble-. Tiene razón, pienso, pero el fotógrafo busca algo también. Quizás no sabe leer los códigos subterráneos. De repente escucho: “Can you move?”. Nos miramos. Me doy vuelta. “Can you move?”, de nuevo. Es una chica de veintitantos años, rubia, europea. Se interrumpe nuestro encuentro con otro inesperado. “Quiere que nos quitemos de la banca”, le digo a Claudia. Nos pide dejarle el asiento para poder sacarse una foto. Nos corremos un poco. Saca una selfie, nosotras de periferia.

    En alguna foto de Instagram estarán nuestras miradas de reojo reflejadas en los retratos de Friedlander, miradas que sirven de trasfondo para el registro fotográfico de una turista europea en el MoMA. Se me ocurre: cuando nos desplazamos se generan otras posibilidades de encuentros, otras constelaciones afectivas y corporales, a pesar de la relación de poder evidente. Luego Claudia me dice: “No hay que buscar hablar desde el centro. La periferia debe nombrar la periferia”. Sonrío. Sí, desde ahí, desde la periferia se pone el cuerpo. 

    Me sacude la claridad de su pensamiento. Es que había pensado al proponer el simposio, confieso, que serían mis alumnxs y no yo el sujeto de la irrupción de Claudia en el escenario cotidiano. Yo, como sujeto indígena, nunca me he imaginado céntrico en este país genocida. Pero me doy cuenta que mi propio transitar centro-periférico, mi deseo marica, mi piel, mi ciudadanía sexual, dependen precisamente de discursos encarnados, entrelazados, de tensión epistémica. Mejor dicho: me doy cuenta porque ahora lo siento en mi propio cuerpo, junto a Claudia, travesti monstruosa, cuando nos dejamos llevar por el arte del encuentro. No puedo dejar de imaginar, así, que nuestros cuerpos, en un eco luminoso, marcan no sólo coordenadas de pertenencia o de exclusión sino también, y sobretodo, zonas de deseo siempre en movimiento. 

    Fotos: perfil de Facebook Claudia Rodríguez

    La entrada Vengo a hablar de política se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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  • El peronismo en la Legislatura le pide a Magario que asuma su banca en Diputados

     

    Las candidaturas testimoniales y las diferencias hacia el interior del peronismo conducen a la Legislatura bonaerense hacia algunas desprolijidades institucionales. Un grupo de diputados del peronismo le envió una nota a Verónica Magario para que asuma su banca en la Cámara Baja, en medio de las indefiniciones de la vicegobernadora.

    Magario fue elegida diputada en las elecciones de septiembre (encabezó la lista por la Tercera Sección) sin embargo no fue a jurar su banca, ni tampoco pidió licencia. Si esta situación se sostiene, el peronismo está perdiendo una banca en la Cámara Baja.

    El planteo de un grupo de diputados referenciados con el kirchnerismo tiene que ver con que la ausencia de Magario en la sesión de mañana deja al peronismo con una banca. La vicegobernadora no participó el 2 de diciembre de la jura de los nuevos diputados. Ese día podría haber jurado y pedido licencia inmediatamente para que asuma su reemplazante en la lista. Sin embargo, al no asumir deja al bloque con una banca menos por varias sesiones. Quien sigue en la lista es Silvina Nardini, una referente que responde a Mario Secco.

    Por reglamento, el bloque puede corregir a sus miembros recién luego de la inasistencia a tres sesiones consecutivas o cuatro alternadas durante el transcurso de un mes. Es decir que la banca de Magario en Diputado podría caer con su ausencia durante varias tres sesione. Sin embargo, el peronismo deberá atravesar esas sesiones con una banca menos.

    No hubo acuerdo en el peronismo y Kikuchi se queda hasta marzo con la vice del Senado bonaerense

    Quienes entienden los vericuetos del reglamento en la Legislatura sostienen que esa situación sólo es viable si ella antes asume su banca. El problema es que para asumir su banca en Diputados, Magario debería antes pedir licencia como vicegobernadora.

    Esto genera una crisis porque al no haber autoridades en el Senado, quien quedará automáticamente como presidente del Senado y en segundo lugar en la línea de sucesión es Carlos Kikuchi.

    Si Magario pide licencia en el Senado para asumir y renunciar automáticamente a su banca en Diputados, durante algunas horas la Cámara Alta quedará a cargo de Carlos Kikuchi quien ocupará además el segundo lugar en la línea de sucesión.

    Otra opción es que Magario renuncie a través de una nota dirigida al presidente de Diputados. Con esa jugada esquivaría pedir licencia a su cargo como vicegobernadora, pero por algún motivo eso no sucedió.

    Carlos Kikuchi y Sergio Vargas.

    LPO adelantó la pelea entre La Cámpora y Axel Kicillof por la vicepresidencia primera del Senado. La semana pasada no hubo acuerdo y ese cargo quedó temporalmente para Kikuchi, el único de los seis vicepresidentes que continúa en ejercicio. Los cinco restantes terminaron sus mandatos.

    La vicepresidencia primera supone el tercer lugar en la línea de sucesión detrás de Kicillof y Magario. Además se suman recursos y estructura en la Cámara Alta.

    Kicillof quiere quedarse con la vicepresidenta del Senado y vuelve a chocar con La Cámpora

    Esa pelea por la vicepresidencia sigue viva. El viernes pasado los senadores kirchneristas irrumpieron con un pedido de sesión dirigido a Magario para convocar a una sesión la semana próxima. En la nota, La Cámpora puso sobre la mesa dos proyectos que para Kicillof son clave: la empresa de Emergencias Médicas y el Centro de Industria Farmacéutica. Ambos ya fueron aprobados en Diputados y si no se aprueban antes de fin de año vuelven al archivo.

    Al momento, Magario no respondió al pedido de sesión del kirchnerismo. Para el axelismo quedarse con la vicepresidencia del Senado es importante, pero también lo son los dos proyectos que el kirchnerismo se compromete a votar en el Senado.

    La vicegobernadora tiene que convocar a sesionar con 72 horas de anticipación y en el peronismo entienden que si esa sesión no sucede esta semana será muy difícil sesionar en los días festivos que siguen, repletos de asuetos administrativos y feriados. 

     

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  • Kicillof quiere quedarse con la vicepresidenta del Senado y vuelve a chocar con La Cámpora

     

    Axel Kicillof pelea para quedarse con la vicepresidencia del Senado luego que en Diputados, La Cámpora, Martín Insaurralde y el Frente Renovador se quedaron con todo el paquete de autoridades.

    A diferencia de lo que sucedió en la Cámara Baja, el gobernador entiende que es un cargo «sensible» en términos institucionales toda vez que se trata del lugar en la línea de sucesión y por lo tanto está decidido a dar la pelea.

    «Lo que sucedió en Diputados es un mero reparto de cargos. Esto es otra cosa. Acá hay una cuestión institucional de fondo», dicen a LPO fuentes del axelismo.

    No hubo acuerdo en el peronismo y Kikuchi se queda hasta marzo con la vice del Senado bonaerense

    Desde La Cámpora plantean que el gobernador está rompiendo un acuerdo que establece que las autoridades de la Legislatura deben respetar el mismo esquema dentro del peronismo, tal cual ocurrió en Diputados. Entienden que ese lugar lo ocupó hasta la semana pasada Luis Vivona (que pasó a la Cámara Baja) y que por lo tanto le corresponde a alguien del sector de Cristina Kirchner. En el axelismo refutan eso y argumentan que la elección de Vivona se dio en un contexto político distinto dentro del peronismo.

    La candidata del axelismo para ocupar la vicepresidencia del Senado es Ayelén Durán, una senadora de Bahía Blanca que supo integrar las filas de La Cámpora. Hace dos años Durán rompió con la agrupación de Máximo y pasó a reportar al Cuervo Larroque.

    La candidata del axelismo para ocupar la vicepresidencia del Senado es Ayelén Durán, una senadora de Bahía Blanca que supo integrar las filas de La Cámpora. Hace dos años Durán rompió con la agrupación de Máximo y pasó a reportar al Cuervo Larroque y durante varios meses fue la única referente de Kicillof en la Cámara Alta. Por eso, en Casa de Gobierno la señalan como la legisladora que debe ocupar el tercer lugar en la línea sucesoria.

    La senadora bahiense, Ayelén Durán.

    Mientras tanto, en el kirchnerismo dicen que apoyan la candidatura de Mario Ishii. Lo mismo dicen en el Frente Renovador al tiempo que descartan una candidatura de Malena Galmarini.

    El lunes asumieron los nuevos senadores y el peronismo lo llegó a un acuerdo por la poderosa vicepresidencia primera. Al menos hasta marzo, ese lugar quedará para Carlos Kikuchi por ser el único de los seis vicepresidentes que continúa en el Senado. Los cinco restantes terminaron sus mandatos.

    Kicillof, Massa y Máximo acordaron los lugares de poder en la Legislatura bonaerense 

    Hay quienes sostienen que la vicepresidencia de Kikuchi duró hasta este 10 de diciembre y por lo tanto no puede ostentar el cargo de vicepresidente primero. En la Legislatura, tanto el reglamento del Senado como el de Diputados fueron redactado de tal modo que permiten múltiples lecturas.

    Otro actor que juega es Sergio Berni. Kirchneristas y massistas aseguran que respaldan a Ishii, sin embargo el ex ministro de Seguridad puede aparecer como un tapado. Se sabe que Berni quiere ese lugar y que lo perdió en 2023 cuando Vivona consiguió más votos hacia el interior del bloque. Ahora podría alzarse como una prenda de unidad entre el jefe de José C. Paz y la senadora del axelismo.

     

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