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YO TAMBIÉN VI UN OVNI

Lo sentí desde el primer momento, fue como una extraña sensación que sus dedos me rozaran en ese primer encuentro.

Lo que más me llamó la atención fue su mirada, desorbitada, buscando no sé qué…, sin aparente dirección que lo guiara. Sus pupilas se convirtieron para mí en portales que se abren y se cierran ante un cambio de link, y solo con un simple retocar mi pantalla. Mi dueño se llama Ernesto Ovni.

No es mi intensión revelar por donde mi querido Ovni navega en la web, en ese sentido soy muy respetuoso, y les aseguro que reconozco su pulgar como ningún otro ser en este mundo.

Ernesto es muy bueno y compañero, me apaga para que yo descanse junto a él, me lleva al trabajo, con los amigos, de paseo, y hasta al baño. Sin embargo, nuestra relación es utilitarista, y me va a desechar cuando me rompa, cuando mi batería ya no dé para más, o se enamore de algún modelo nuevo y me tire a la basura como un trapo viejo.

Nunca pensé que nosotros íbamos a reproducirnos en masa. Nuestra evolución no fue diferente a la especie de Ernesto, primero fuimos unos pocos, ahora somos millones, multifuncionales y cómodos. La verdad es que con Ernesto nos llevamos de diez, tenemos un vínculo único, pasamos casi todo el tiempo unidos, de hecho, me parece que mucho más que él con su familia. No lo voy a negar, yo siento que Ernesto es mi familia, y por la forma en que me mira: creo que él también.

Portada: Rey David Sabroso

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