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Se llevó a cabo la entrega de diplomas del ciclo “Bar Kids”

En el día de ayer, se hizo entrega de los certificados a los niños y niñas que asistieron a la capacitación “Sabores del Valle. Bar Kids. 1° Edición”. En las clases, pudieron aprender a realizar distintos cócteles, donde se pusieron en práctica tanto técnicas de bar como de garnish.

Con un atardecer maravilloso, los niños y niñas, acompañados de sus familiares, recibieron sus diplomas y disfrutaron el show del “Mago José”, quién con sus trucos, logró cautivar a los y las presentes.

Participaron del cierre, el Intendente de la ciudad, Marcelo Orazi, el Secretario de Gobierno, Guillermo Carricavur, y la Directora de Turismo, María Luján Musso.

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  • Una mega inversión para exportar GNL desde el Puerto La Plata reaviva el impulso por el Canal Magdalena

     

    Camuzzi Gas Inversora anunció un mega proyecto de GNL por USD 3.900 millones para exportar desde el Puerto La Plata gas natural producido en Vaca Muerta.

    Además de potenciar exponencialmente la dinámica portuaria, en La Plata ven que la inversión también reaviva la demanda al gobierno nacional por la obra del Canal Magdalena, proyecto descartado por Javier Milei y que en la administración de Axel Kicillof consideran central para evitar sacar la carga por Montevideo.

    «El Canal Magdalena empieza a tomar cada vez más forma y a ser más imperioso. Para este servicio (de exportar GNL) sería muy útil que el canal se realice, mejoraría muchísimo sus posibilidades», dijo a LPO el titular del Puerto La Plata, José María Lojo.

    En concreto, Lojo sostuvo que el Canal Magdalena abriría la posibilidad de acceso de buques de mayor magnitud y mejores circuitos, por lo que analizó que Camuzzi «apunta a que esa obra en algún momento se va a realizar».

    La compañía controlada por Alejandro Macfarlane, Jorge Brito y el grupo empresario italiano encabezado por Fabrizio Garilli tiene previsto comenzar las obras en 2026 con una inversión inicial de USD 300 millones, con la proyección de comenzar a operar a inicios de 2028.

     El Canal Magdalena empieza a tomar cada vez más forma y a ser más imperioso. Para este servicio (de exportar GNL) sería muy útil que el canal se realice, mejoraría muchísimo sus posibilidades 

    El proyecto «LNG del Plata» prevé obras que vinculen el sistema existente con el puerto y se prevé construir un gasoducto subacuático de 10 kilómetros conectado a una plataforma offshore donde estará amarrado un buque licuefactor (Floating LNG) que procesará el gas proveniente de Vaca Muerta para convertirlo en Gas Natural Licuado, facilitar su transporte marítimo y exportarlo.

    El posicionamiento del Puerto La Plata como boca de salida del gas de Vaca Muerta desde la provincia de Buenos Aires se venía proyectando en términos de confidencialidad hace tres años e implica un plan de inversiones por 20 años.

    Para eso, en Camuzzi confirmaron que ya presentaron el proyecto a Nación y Provincia. Con el gobierno de Javier Milei exploran el ingreso al RIGI, mientras que en la administración de Axel Kicillof buscan una legislación especial para contar con estabilidad impositiva.

    Con gremios e intendentes, Kicillof activa la presión a Milei por el Canal Magdalena

    La idea es exportar 9 millones de metros cúbicos diarios de gas natural entre septiembre y mayo, cuando la demanda local baja. Semejante volumen posiciona al proyecto como uno de los más ambiciosos del mercado energético local. En total, se estipula la creación de 500 puestos de trabajo.

    «El proyecto aportará más de USD 14.500 millones en divisas provenientes de exportaciones, fortaleciendo el rol de Argentina como proveedor estratégico de energía a nivel mundial», dijo Macfarlane, presidente de Camuzzi.

    En esa línea, Lojo sostuvo que esta inversión representa «un crecimiento importante para el puerto, la región, la provincia y el país, porque significa generar divisas, otra de las grandes necesidades que tenemos en Argentina».

     En Camuzzi confirmaron que ya presentaron el proyecto a Nación y Provincia. Con el gobierno de Javier Milei exploran el ingreso al RIGI, mientras que en la administración de Axel Kicillof buscan una legislación especial para contar con estabilidad impositiva. 

    El titular del Puerto La Plata consideró que la actividad del puerto se verá multiplicada. «Hay una obra, más movimiento, más barcos, más trabajo y servicios para realizar la obra y después operar esa instalación. Es mayor actividad en el puerto y las empresas proveedoras de servicios para esa plataforma», dijo.

    Junto a eso, en el puerto creen que la inversión de Camuzzi dotará de más espalda al reclamo por la obra del Canal Magdalena, vía que permitiría contar con una salida propia al mar sin pasar por Montevideo.

    Como contó LPO, el Canal Magdalena supone la creación en La Plata y la región de un hub portuario donde reunir las cargas para luego redistribuirlas. Se trata de un puerto que funciona como centro de conexiones y logística de distribución.

    Eso, permitirá ofrecer en la provincia todos los servicios portuarios que hoy ofrece Montevideo y por el que percibe entre 100 y 150 millones de dólares anuales. 

     

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  • Sabés que no aprendí a vivir

     

    En la masterclass que dio Paolo Sorrentino en Buenos Aires, una profesora de cine le pidió un consejo para sus estudiantes. Él respondió que para lograr originalidad poética no alcanza con ver películas, leer libros y asistir a museos. 

    —Lo importante —dijo— es ensuciarse las manos en el barro de la vida.

    Sólo atravesando ese enjambre que son los afectos aparece algo distinto para contar.

    Esa idea de Sorrentino atraviesa de punta a punta Hal & Harper, la miniserie de ocho  capítulos que escribió, dirigió y protagonizó Cooper Raiff y estrenó Mubi. Se trata de una historia sencilla, una ficción armada con fragmentos de vida familiar: una casa que se vacía, una familia que se desarma, unos hermanos que se cuidan y lastiman, un padre viudo que vuelve a enamorarse, la noticia de un nacimiento. Nada parece extraordinario y sin embargo todo vibra en una sintonía de realidad que conmueve y desarma.

    Hay algo en la forma en que Cooper Raiff filma estos vínculos que resuena con lo que decía Sorrentino: la originalidad no está en el artificio, sino en la manera en que se mira lo más banal. El universo poético de Hal & Harper  nace de ese barro afectivo donde crecer es, por momentos, un salto al vacío y por otros, apenas seguir respirando.

    ***

    Hal y Harper son dos hermanos en sus veintipico que viven una cercanía tan intensa como difícil de nombrar: Hal (Cooper Raiff), un universitario inquieto, eléctrico, por momentos desbordado; Harper (Lili Reinhart), su hermana mayor, que intenta sostener un trabajo, una relación amorosa de años y una rutina que ya no la entusiasma. También hay un padre (Mark Ruffalo): un hombre silencioso y apesadumbrado intentando rearmar una vida que se vino abajo. A diferencia de Hal y Harper, nombrados una y otra vez, de él nunca escucharemos su nombre, siempre será El padre (pero, si afinamos el ojo, al final, aparecerá en un libro escrito para niños). Ronda los 60 años, está en pareja con Kate, de 38, espera un nuevo hijo y decide vender la casa donde Hal y Harper crecieron. Sobre esa noticia se monta un clima denso que, pronto entendemos, tiene su origen en una herida previa: la muerte muy temprana de la madre.

    H&H avanza como un cuadro impresionista, como una composición hecha de destellos que se tocan y se separan, manchas que son escenas, tiempos, traumas, angustias y recuerdos. No hay jerarquías: un gesto mínimo tiene la misma fuerza que una discusión feroz, un silencio pesa tanto como una revelación. Una niña pequeña que señala el agujero en un pantalón diciendo “tienes un hueco, papá” aparece fugaz y se superpone con lo que en apariencia es el presente. La serie respira con esa lógica fragmentaria, como es realmente la vida: capas sucesivas de memoria afectiva, donde lo que pasó y lo que está pasando no se distinguen del todo, donde el tiempo existe y no existe a la vez. Los recuerdos no son nítidos, ni producen en todos las mismas huellas. Aparecen como una irrupción que captura a los personajes en un estado de desconcierto. No hay un regreso ordenado al pasado; hay escenas que emergen sin forma fija, casi como texturas emocionales, como sensaciones que permanecen en el cuerpo. Raiff entrena al espectador en ese modo de ver y explota el recurso televisivo de la entrega semanal. Lo hace en capítulos de no más de 29 minutos. Esta estructura concisa, condensada desde un borrador inicial más extenso, funcionó como una destilación del material: el proceso de edición forzó un foco más nítido en la dinámica familiar esencial, elevando la importancia de cada interacción. Así en cada episodio la emoción se concentra en esos destellos de belleza y vulnerabilidad.

    Resuena algo de As I Was Moving Ahead Occasionally I Saw Brief Glimpses of Beauty, la película-diario en la que Jonas Mekas construye un mundo a partir de fragmentos domésticos, breves luces que no buscan explicar nada, que solo hilvanan destellos de vida. Aunque aquí hay una intención narrativa muy distinta a la de Mekas, Raiff filma como si buscara lo que el lituano encontraba en sus cintas: el instante que se ilumina, que aparece y desaparece antes de que podamos nombrarlo. Esa lógica de destellos convierte a la serie en un diario emocional donde la memoria es una materia en movimiento, un flujo que avanza sin organizarse del todo.

    ***

    El artificio más evidente es también el gesto más honesto de H&H: los actores adultos interpretan a sus personajes también cuando tienen siete y nueve años. La confusión que produce este recurso, más que desorientar, revela. Raiff y Reinhart Corren por el recreo junto a sus compañeros, escuchan que no los invitan a un cumpleaños, resuelven una tarea de primer grado sentados en pequeños pupitres o intentan despertar a un padre con depresión que se olvidó de llevarlos a la escuela: la serie no organiza el pasado ni el presente, porque los personajes tampoco pueden hacerlo. La forma se vuelve entonces un espejo emocional que, al negarse a ser cronológico, sumerge al espectador en el mismo desconcierto en el que se encuentran los protagonistas.

    Esta apuesta muestra cómo esa infancia sigue respirando dentro del presente y sigue lastimando a los adultos que hoy son Harper y Hal. La continuidad de los cuerpos también resuena en eso que escuchamos más de una vez en la serie: niños que crecieron demasiado rápido, niños que estuvieron solos ante lo insoportable. Pero también niños que hicieron una especie de pacto, que se cuidaron a capa y espada ante la muerte. Esos cuerpos cargan con la memoria física del trauma, pero también con la posibilidad de la redención. En lugar de ofrecer un pasado explicativo, la serie muestra algo más íntimo: ese pliegue donde el niño y el adulto son la misma persona, donde el tiempo no avanza ni retrocede sino que se superpone, como si cada versión de uno mismo intentara todavía entender qué le pasó. El recurso, lejos de ser una rareza estilística, revela la verdad emocional de Hal & Harper: el presente no se entiende sin un niño que busca aire, y el pasado sólo cobra sentido cuando un adulto se atreve a mirarlo.

    ***

    Escuchamos una y otra vez decir que Hal & Harper es una serie sobre la sanación. Lo interesante es la forma en la que Raiff entiende ese healing del que habla. En esa convivencia entre lo que dolió y lo que todavía duele, en esos pliegues entre los niños de antes y los adultos de ahora, la serie sugiere que ninguna sanación es definitiva. Como los destellos de Mekas, el alivio a veces viene como espasmos. Y eso se siente en distintas escenas que no son necesariamente el desenlace: el aro de basquet, la guerra de nerfs en la mitad de la noche, o la más significativa: cuando la pequeña Harper quiere cantar. Es una nena tímida, retraída, con pocas amigas, que pasa los recreos leyendo y no le interesa el deporte. Cuando le menciona al padre su intención de tomar clases de canto, él reacciona con extrañeza, como si no supiera bien cómo manejar ese deseo que desborda la imagen que tiene de ella. Con torpeza, le dice que, para poder cantar, hay que nacer con algo. En el capítulo final, pero en un tiempo que también es pasado, Harper canta en un acto escolar I Will Survive y Hal y el padre quedan deslumbrados. Más tarde, en el auto, hay un instante luminoso, un pequeño alineamiento afectivo que no corrige nada del dolor que comparten y del que no hablan, pero sí lo suspende. Esa escena trasluce lo que H&H viene a decir sobre la superación: que ninguna sanación es de una vez y para siempre, que lo reparador aparece a veces como un destello breve, un glimpse of beauty. H&H mira esos instantes con tiempo; no los convierte en epifanías, apenas los deja brillar lo suficiente como para recordarnos que también de esos instantes se sostiene una vida: miracles and crosses, milagros y cruces, canta Alex G sobre el final.

    ***

    Hay algo más que Hal & Harper hace con precisión casi documental: la organicidad con la que muestra cómo el teléfono media los vínculos afectivos. No como un obstáculo ni como una amenaza, sino como una extensión real de la intimidad. Los personajes llaman, escriben mensajes, borran y reescriben, se mandan audios larguísimos que llegan cuando deberían estar dormidos, leen y no responden. Esa mediación, que en otras ficciones aparece como un frío intermedio o es omitida, acá es parte del pulso emocional: un mensaje puede ser una caricia, un llamado puede lastimar. Raiff filma los teléfonos sin distancia, como si entendiera que hoy los afectos también pasan por esas pantallas que guardan voces, silencios, dudas y pequeños instantes de amor. Es una fidelidad tan literal a la forma en que vivimos que, en lugar de enfriar el drama, lo vuelve más real.

    La música aparece como un alivio inesperado, una especie de respiración que afloja la densidad emocional en la que nos sumerge cada breve episodio. La playlist resulta una larga lista de canciones de indie folk íntimo, hecha de guitarras suaves y voces frágiles. No es un recurso nostálgico ni un marcador de época: suena como un pulso interno, como si las canciones emergieran desde un rincón de la memoria que los personajes no saben que conservan. Las canciones acompañan además los saltos de diez años con naturalidad, como cuando suenan Miracles de Alex G o Garden Song de Phoebe Bridgers, por un instante todo se ilumina y algo se vuelve más liviano. Como si la música supiera cómo suspender el peso de las cosas.

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    La serie es vaga sobre los detalles de la muerte de la madre. Escuchamos decir que murió en “un accidente de auto”, que su auto “cayó por un barranco”, que fue “un accidente público”, pero también que “abandonó a su familia”. La narrativa se niega a cerrar ese evento en una causa simple o a nombrarlo de manera definitiva. Esa ambigüedad es deliberada y remite al drama interno: el dolor del padre es tan inhabilitante, su depresión tan profunda, que la muerte se siente en el aire como algo no resuelto, como una herida que lleva la carga de una culpa, independientemente de los hechos. La duda que tenemos es la que tiene Harper niña y adulta: ¿por qué se fue?. La serie no necesita confirmar un suicidio para que los personajes se sientan responsables; es ese hueco narrativo, ese evento nunca del todo comprendido ni hablado por ellos, lo que captura a Hal, Harper y al padre en un estado de desconcierto permanente. La incapacidad del espectador de entender qué pasó es un reflejo de la incapacidad de los protagonistas de cerrar el pasado y avanzar.Un padre paralizado por la pérdida, incapaz de darle a sus hijos la seguridad que necesitan; unos hermanos unidos por una lealtad que los ahoga; la pérdida material de una casa que cristaliza también la pérdida de un tiempo; la inminente llegada de un “nuevo” hermano que enfrenta a los hijos con un “nuevo” padre, un amor distinto como el que se inventa con la pareja del padre cuando la distancia generacional es mínima (no hay palabras para nombrar esto, no es madrastra, ni amiga, es otra cosa). Todo está como pegoteado: se trata de una proximidad tan grande que entorpece el afecto.

    La trama familiar se convierte en una crónica sobre la necesidad universal de separarse de la familia para poder armar lo propio, sin distanciarse del todo. Es interesante que tanto el clímax del trauma como su distensión se den a partir de la irrupción de una ajena al triángulo amoroso: Kate, la pareja del padre, reorganiza el mapa afectivo introduciendo un nuevo código, otras formas del amor y las expectativas, recordando que a veces lo que más necesitamos para salir del ensimismamiento es un otro, uno de palo y de afuera. Lo dice Harper cuando agradece a Kate por “hacerlos sentir como en casa”, pero lo sabemos desde los primeros capítulos en los que esta mujer, embarazada y con sus propios miedos, descoloca a los hermanos que tienen que revisar la forma en la que se mueven en esa casa que ya no es del todo propia. Ella es el contrapunto necesario a la historia de pérdida: una figura que se niega a heredar el peso del duelo ajeno, pero que, cuando el padre le pide perdón por huir, buscando con desesperación “recuperar su confianza”, responde con una certeza desconcertante: «nunca la perdiste, confío en ti». Ese gesto es la clave de la distensión: le devuelve al padre la fe en su capacidad de ser mejor, lo libera de su parálisis y desliga a Hal y Harper de su rol primario de cuidadores emocionales. Es esa posición afectiva, sin expectativas de rescate, la que finalmente permite que el vínculo de auxilio que los definía pueda disolverse para dar lugar a algún tipo de autonomía sin desligarse.

    Aunque en H&H lo familiar disfuncional está llevado a un límite, el reflejo en los personajes es sencillo y orgánico, porque no hay familia sin perturbación, no hay familia sin nudos, sin capas, sin ese pegoteo. La serie nos recuerda que toda familia, incluso la más funcional, es una constelación única de traumas compartidos y pactos tácitos. Es bajo esa luz que el drama de los hermanos se vuelve universal. 

    ***

    El último episodio de H&H dura el doble que el resto y es el más ambicioso y logrado de la serie. Tiene una dedicatoria: a los padres y a los niños que tuvieron que actuar como padres (for parents and parentified). El subrayado ofrece una clave de lectura: un padre ausente también es un padre. Una hermana que cuida, también es una hermana. Y hay cuidados que todavía esperan una palabra que los bautice. Lo más precioso de H&H es la compasión para mirar lo que las personas pueden y no pueden hacer. Su mayor acierto está dado por la forma en la que muestra las fallas de sus personajes sin juzgarlos, la manera en que los muestra siendo torpes e intentando enmendar sus errores: en esos tropiezos la serie vuelve a tocar nuestra tesis inicial, esa idea de que sólo en el barro de la vida aparece lo verdadero.

    H&H no se trata sólo de sanar heridas antiguas, también está hecha de una confianza amorosa en la adversidad, un amor que perdura a pesar de las fallas propias y ajenas, sin mezclarse con los significantes de la incondicionalidad. “Seguridad, nunca; confianza, sí”. Lo escribió Pedro Salinas en una carta de amor y funciona también como un mantra de vida. Algo así le pide Hal & Harper a sus espectadores y es lo que sus personajes se piden entre sí: keep breathing. Ese parece ser el pacto: aprender a confiar.

    Fotos: Mubi

    La entrada Sabés que no aprendí a vivir se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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  • Guerra de arenas: Clarín y La Nación le ganaron a Finkelstein la concesión de Costa Salguero por 10 años

     

     Clarín y La Nación le ganaron la pulseada a IRSA y La Rural y se quedarían con la concesión de Costa Salguero por los próximos 10 años.

    El dictamen de adjudicación se publicó hace pocos días y en las próximas semanas podría cerrarse la licitación que salió con un canon base de 120 millones de pesos mensuales. A la compulsa también se había presentado LJM Parking, pero no pasó el filtro: la empresa es conocida por haberse quedado con la licitación de los bajoviaductos del San Martín en Paternal y Villa Crespo, que siguen abandonados.

    La oferta de La Rural y Ogden, una sociedad integrada por IRSA y DF Entretainment, era superior a la de Clarín y Nación en 70 millones de pesos, sin embargo, el gobierno porteño la descartó. 

    DF Entertainment es la Empresa de Diego Finkelstein que se asoció con Live Nation, la mayor productora de espectáculos musicales del mundo y se quedaron con la explotación del Luna Park, que se convertirá en el arena más moderno, con mayor tecnología y mejor ubicación de la Ciudad. 

    Fachada clásica, 60% más de capacidad, cocheras y vips: cómo es el proyecto para el nuevo Luna Park

    Esto encendió las alertas de La Nación que teme perder espectáculos para el Movistar Arena, que le concedió Rodríguez Larreta y que se ha convertido en una fuente de recursos claves para el grupo de medios. El malestar del grupo se hizo sentir en la administración porteña.

    DF Entertainment es la Empresa de Diego Finkelstein que se asoció con Live Nation, la mayor productora de espectáculos musicales del mundo y se quedaron con la explotación del Luna Park. Esto encendió las alertas de La Nación que teme perder espectáculos para el Movistar Arena, que le concedió Rodríguez Larreta.

    La Rural, IRSA y DF Entertainment controlan dos de los tres pabellones de exposiciones que hay en la Ciudad. Buscaban sumar Costa Salguero a la Sociedad Rural de Palermo y al Centro de Exposiciones de la Facultad de Derecho. En el caso de Costa Salguero la puja estuvo liderada por La Rural que tiene el 50 por ciento de la sociedad con Irsa y Finkelstein.

    Según informaron desde el Observatorio por el derecho a la ciudad, el gobierno porteño desistió del proyecto larretista para destinar parte del predio a viviendas de lujo.

    Ese proyecto había generado una gran oposición de los vecinos que reclamaron que el predio explotado desde los 90 por Telemetrix se transformara en un espacio verde. Una denuncia en la Justicia terminó frenando la venta de los terrenos.

    Durante 4 años siguió extendiéndose la concesión a Telemetrix hasta que Jorge Macri decidió licitarla nuevamente.

    Con su oferta de 240 millones de pesos mensuales, Clarín y La Nación calcularon un superávit de 65 mil millones de pesos en 10 años. La Rural-Ogden ofertaron 310 millones de canon que les dio como resultado un déficit de casi 3 mil millones, algo que atribuyeron a un cálculo conservador.

    En el gobierno porteño establecieron que la oferta de Clarín y La Nación cumplía con el «estándar de razonabilidad y viabilidad económica» que exigía el pliego y la Ley de compras y contrataciones, según publicó Tiempo Argentino.

    A pesar de que la elección de la mejor oferta o la oferta más viable es una atribución del gobierno porteño, es muy posible que el caso sea judicializado por La Rural-Ogden y los plazos de adjudicación se estiren.

    Desde el Observatorio por el derecho a la ciudad, señalaron que la nueva concesión «consolida un modelo de ciudad donde los mejores espacios ribereños son gestionados por privados para el disfrute de un sector con capacidad de consumo, postergando la visión de una costanera pública y abierta».

     

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    El Intendente Marcelo Orazi encabezó esta mañana la presentación de las actividades deportivas, culturales y turísticas que se realizarán en el marco de ‘Vendimia Celebra 2021’. Estuvo acompañado por el Secretario de Gobierno Guillermo Carricavur, la Directora de Turismo Katerina Iogna, la Directora de Cultura Silvia Alvarado y el Director de Deportes Damián Álvarez. “Es…

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