El entrenador de Inter, Antonio Conte, celebró el triunfo por 2-1 que el equipo “neroazzurro” registró ante Sampdoria en partido pendiente de la fecha 25 de la Serie A de Italia, en la que, afirmó que quieren “molestar hasta el final”.
“Estamos a seis puntos del tope de la tabla y queremos jugar nuestras cartas. En estos últimos 12 partidos deberemos dar la vida para no arrepentirnos de nada”, subrayó Conte tras la ajustada victoria que Inter logró como local de Sampdoria, 2 a 1, con el segundo tanto anotado por el argentino Lautaro Martínez.
Efectivamente, la victoria en un Giuseppe Meazza sin público por las medidas de precaución por la pandemia del coronavirus confirmó al Inter en el tercer puesto de la Serie A, ahora con 57 puntos, seis menos que Juventus y cinco por debajo de Lazio.
“A diferencia de quienes están delante de nosotros, no tenemos la posibilidad de equivocarnos. Este partido, como el de la Copa Italia con Napoli (1-1), debe darnos coraje”, destacó Conte sobre la eliminación en semifinales ante el equipo partenopeo, luego campeón del torneo ante Juventus.
“Precisamos más picardía, hay que ‘aniquilar’ deportivamente al adversario. Se los digo siempre a mis jugadores: si tienes la oportunidad, debes ser malo, determinado, cínico y hacer goles”, insistió Conte ante la cadena Sky.
Diez días atrás la asociación de Slackers de Villa Regina decoró el Indio Comahue con sus cintas y maravilló, como suele hacerlo cuando se lo permiten, a todos los reginenses que disfrutaron de la zona de bardas en un finde caluroso que se prestó para pasear y hacer actividad al aire libre. Se armó un…
Dos organizaciones civiles, una especializada en cuestiones penales, le pidieron al presidente Javier Milei que rechace la renuncia solicitada por el juez federal de Rosario Marcelo Bailaque. También solicitaron al Presidente del Consejo de la Magistratura Horacio Rosatti y al titular de la Comisión de Acusación en ese ámbito, el senador nacional Luis Juez, que procedan sin dilaciones a la suspensión y juzgamiento de Bailaque.
El magistrado rosarino está imputado en tres causas penales de delitos que de manera general los fiscales actuantes definieron como corrupción institucional. La Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura dictaminó que los legajos abiertos en su contra son causal de destitución y lo citó a efectuar su descargo final para el próximo martes 17. Pero el juez hace tres días elevó un pedido de renuncia al Ministerio de Justicia de la Nación.
Las organizaciones ACIJ (Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia) y el INECIP (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales) pidieron que Milei y su ministro de Justicia Mariano Cuneo Libarona rechacen la renuncia. Los firmantes indican que la aceptación de la dimisión extingue el procedimiento en el Consejo de la Magistratura que lleva al posible juicio político. Y si eso pasa el juez además de evitar ese enjuiciamiento accede a una jubilación privilegiada.
“No se trata solo del caso Bailaque, sino de un mecanismo que consagra la impunidad institucional. Si esto se permite, cualquier juez acusado de corrupción sabrá que puede evitar el juicio político simplemente renunciando”, advirtieron. Desde las organizaciones suscriptoras califican de “maniobra” la decisión de renuncia. “En casi un tercio de los ya excepcionales casos que llegan al Jurado de Enjuiciamiento, no hay resolución de fondo porque se acepta la renuncia del juez denunciado”, afirman.
“La Constitución y los precedentes permiten rechazarla para que se garantice su juzgamiento”, señalaron desde ACIJ e INECIP. Esta última entidad está especializada en sistemas procesales y asesora en reformas judiciales a provincias argentinas y diversos países de América Latina.
Las dos organizaciones firmantes subrayan que “Bailaque es investigado por haber obstaculizado el avance de una causa penal a su cargo contra un líder narco y por la extorsión a un empresario a cambio de beneficios procesales, entre otros hechos.
Por esas causas penales tres fiscales lo acusaron en audiencias ya formalizadas por extorsión, concusión, prevaricato, abuso de autoridad, incumplimiento de deberes de funcionario público, falsedad ideológica de documento público y allanamiento ilegal. Le impusieron prisión preventiva domiciliaria por 90 días y un embargo en sus bienes hasta totalizar 600 millones de pesos. Estas medidas no pueden activarse en tanto el magistrado conserve fueros.
Bailaque tiene tres expedientes disciplinarios activos en la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura. “La aceptación de su renuncia por parte del Poder Ejecutivo implicaría el archivo automático de estos procesos, lo que impediría avanzar hacia una eventual remoción por mal desempeño.
Recordaron que el Consejo de la Magistratura sigue funcionando con una normativa derogada, a pesar de que ya pasaron tres años desde el fallo de la Corte Suprema que ordenó al Congreso dictar una nueva ley.
“Es imprescindible que las autoridades nacionales actúen con decisión. La impunidad de quienes deshonran la función judicial socava la confianza pública en sus instituciones”, cierra la nota.
El antropólogo James Scott publicó un libro que todavía no leí que se llama Homo Domesticus. Intuyo que hay correspondencias entre este texto y ese libro, casi de un modo mágico. Pero me gustó el título y como copiando la cosa decidí cambiarlo, ya que el título original que ahora es el subtítulo no me…
Reapareció a través de un audio en el que criticó a Patricia Bullrich y las políticas de Javier Milei.
Luego de que Patricia Bullrich enviara a sus «fuerzas» a la residencia de Cristina Kirchner en la calle San José, los miles de personas, a instancias de la dos veces presidenta que quiso evitar conflictos, desvió a la gente que se concentró pacíficamente en el Parque Lezama donde pudo escuchar, respetuosamente, las palabras de la líder, demostrando la multitud que, con la condena, los «dueños de la Argentina» despertaron un monstruo.
Con fuertes críticas a la política de ajuste de Javier Milei y el aumento de la deuda externa, Cristina aseguró que «este modelo tarde o temprano se cae». «Solamente en las obligaciones fiscales, se llevaron fangotes de lo que corresponde a provincia. Salud, educación, no construyen obras públicas, no hacen nada que sea responsabilidad de gestión del Estado. Así cualquiera tiene superávit», dijo.
En un audio, CFK contó cómo fue el operativo de seguridad que montó el Gobierno en la puerta de su departamento y dijo que le recordó a lo que sucedió frente a su casa en Recoleta en 2022, días antes del intento de magnicidio. «No imaginé que estaban haciendo lo mismo porque uno no se imagina que la gente hace dos veces la misma estupidez», afirmó.
Como hizo más temprano a través de sus redes sociales, la expresidenta volvió a criticar a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien calificó como «una fracasada». «Esa mujer nefasta es capaz de cualquier cosa, su historial lo demuestra. Integró todos los gobiernos que le generaron problemas al país, el de De la Rúa, el de Macri y ahora el de Milei», enumeró.
La expresidenta contó que el operativo se montó sin orden judicial y con el objetivo de «generar conflicto y caos». Por esa razón, al final de su discurso le pidió a la militancia que no vuelva a su domicilio de la calle San José: «Como hicimos una cosa muy linda en Parque Lezama, nos despedimos ahí y no vengan acá que están los cabezas de tortuga con escudos y cosas feas«.
A Cristina no la condenan por lo que haya podido hacer mal; a Cristina la condenan por lo que hizo bien. El obsceno devenir de este proceso judicial lo deja muy en claro. El fallo de la Corte Suprema de Justicia es el punto de llegada de una larga batalla con los poderes fácticos que se inicia al comienzo de su primer gobierno. Ganó, finalmente, Magnetto, la cara más visible de esos poderes, la figura que articula de manera paradigmática poder económico concentrado, negociados con la política y periodismo de guerra en un mismo frente de guerra civil que movilizó todos los resortes afectivos, mediáticos, políticos e institucionales del antiperonismo en contra de los sectores populares del país. El fallo de la corte es, antes que nada, la gran revancha de clase que la oligarquía viene soñando y macerando desde el 2008, y que logra finalmente consumar en el marco de las nuevas relaciones de fuerza logradas por el gobierno neofascista de Javier Milei.
A Cristina no la condenan por lo que haya podido hacer mal; a Cristina la condenan por lo que hizo bien.
La violenta avanzada del poder concentrado que hoy estamos padeciendo no sólo implica el saqueo del presente, sino también el desmonte del futuro. Los sectores concentrados deben garantizar su continuidad para cuando este frágil esquema de usurpación vuele por los aires. Pero como nuestras clases dominantes nunca tuvieron vocación de liderazgo, jamás buscaron ser la burguesía nacional de un país integrado, sino agentes locales de una oligarquía global. La fórmula siempre fue: cipayismo y destrucción. Para ellas, perpetuarse implica cortar las raíces que conectan a los sectores populares con la memoria cierta de que la pobreza, la entrega y la humillación no son destino. Por eso condenan a Cristina. No por corrupción, sino por la memoria del fifty-fifty, y por seguir siendo la representación viva y vigente de un proyecto nacional y popular con raíces profundas y posibilidades electorales ciertas.
Antiperonismo popular
Este fallo de la corte llega en un tiempo de desdemocratización general, y de deserción electoral en particular. La proscripción política que sanciona agrava una crisis de representación que es epocal, y de la que el actual gobierno es síntoma. La licuación del sistema político de representación es él mismo efecto de la prepotencia de los poderes fácticos. Pero a la vez, esa crisis ayuda a consolidar la eficacia cruda, sin mediaciones, de esos poderes. Es decir: el debilitamiento de la representación política es directamente proporcional al empoderamiento de los poderes fácticos. La política contemporánea, la de los ingenieros del caos, implica surfear los espasmos anómicos de un sistema exhausto que no buscan subsanar sino sólo capitalizar a su favor. Destruir la democracia para reducir el estado a correa de transmisión de la prepotencia de clase: esa era la pulsión “antisistema” de los poderes fácticos.
Y, a la vez, este fallo llega en un tiempo en el que, tras años de periodismo de guerra, el antiperonismo acaricia el sueño de convertirse en popular. El antiperonismo es la enfermedad política más siniestra, persistente y enloquecedora de este país. Pero hasta ahora había sido una enfermedad de clase. En el tránsito que va de Magnetto a Milei, se ha propuesto convertirse en enfermedad policlasista. Hoy el mileísmo, en el descampado dejado por la lluvia ácida del periodismo de guerra, está logrando construir lo que ninguna oligarquía anterior había logrado: un antiperonismo popular. Magnetto maceró por abajo lo que hoy Milei consagra por arriba. Hasta Macri, ser gorila tenía el costo inevitable de una distancia con amplios sectores de las clases medias y bajas. Lograr un antiperonismo popular prepara el caldo de afectos colectivos para la perduración de un proyecto oligárquico de sometimiento consentido. Sí, prepara afectivamente al país para la abominable idea de una oligarquía popular.
La arquitectura institucional garantizada por el descampado democrático, sumado al torrente afectivo diseñado por el antiperonismo popular, son los grandes pilares con que la oligarquía cipaya busca pavimentar el porvenir del saqueo. Meter presa a Cristina es un hito clave en esta doble dirección: presentar la capitulación de la institucionalidad a los poderes fácticos como lucha contra la corrupción, y proponer una revancha histórica de clase como objeto macabro de goce nacional.
El santo grial del deseo colectivo
“Hay un fusilado que vive” es algo así como el Génesis en las sagradas escrituras de la resistencia peronista. Cristina evoca la frase, lo hace nada menos que en la conmemoración de los fusilamientos de León Suárez, y su actualización no podría ser más literal: “Soy una fusilada que vive”. Movilizando fibras profundas de la historia popular, Cristina conecta, en una síntesis implacable, el fallo de la corte suprema, el intento de magnicidio del 1 de septiembre de 2022, el episodio fundante de la resistencia peronista, todo ello en la gramática, invertida, del infame titular de Clarín: “Cristina, entre la bala que no salió y el fallo que sí saldrá”.
El debilitamiento de la representación política es directamente proporcional al empoderamiento de los poderes fácticos.
Aún en el extremo de la vejación político-institucional que la proscripción implica, Cristina logra pronunciar una palabra política justa y poderosa, que inscribe un sentido histórico colectivo en medio del gobierno del caos y el nihilismo. Ante el empoderamiento desdemocratizador de los poderes fácticos, que avanzan sobre la aniquilación incluso física del enemigo, evoca la memoria de una resistencia que supo convertir a la proscripción política en motor de articulación y empoderamiento popular.
Ahora, 2025 no es 1956. “Si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar” cantamos ese 1 de septiembre, cuando vimos por primera vez a la fusilada que vive. Y no, ningún quilombo se armó. Para la democracia en general, esto es un nuevo descenso en los círculos de su descomposición. Para el peronismo en particular, los efectos de la proscripción pueden ser diversos, pero no parece prudente ser optimistas aquí tampoco.
En medio de la fragmentación de un partido provincializado, con una interna nacional no resuelta, el fallo acaso implique un impulso para la unidad. Pero seguramente traerá, también, una nueva y más profunda orfandad, además de una interrupción de toda tentativa de renovación del peronismo y de trasvasamiento generacional. 2025 ofrece un panorama de descomposición política y nihilismo generalizado que contrasta vivamente con las certezas militantes y populares de 1956.
La descomposición de las instituciones, convertidas en brazo armado de la guerra del capital contra todo el mundo, y la degradación de los afectos políticos, orientados hoy a hacernos gozar de nuestra propia autodestrucción, plantean la urgencia de un tiempo oscuro. Pero no tendrán la última palabra. Cristina también lo dijo: pueden meterme presa pero no podrán hacer que el pueblo deje de desear comer 4 veces al día. Si el neofascismo se propone como catastrófica mutación antropológica y captura masiva del deseo popular, pues bien, demos la batalla antropológica.
No sólo de pan vive el pueblo, sobre todo cuando no hay pan: el sometimiento material es prueba y detonante para el deseo colectivo. Volver a lo básico es volver a lo elemental, a ese pueblo-río que, contra toda evidencia, contra la democracia convertida en herramienta de su propia destrucción, contra los medios envenenando el alma, busca, desbordándolo todo, el cauce que lo contenga.
El lenguaje es una dimensión aún desconocida en donde las palabras adquieren sentido según el contexto en que se generen y apliquen. Pero es ahí, en la brecha entre el silencio y las palabras por donde aparece el guiño de la mujer… En estas tierras latinas, la colonización española marcó formas de nombrarnos, e impuso…