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NADIA VRIZZ Y UN LEGADO QUE TRASCIENDE

Tricampeona del básquet femenino bahiense, goleadora histórica de la competencia y MVP del último torneo, entrevista a Nadia Vrizz, tan bahiense como reginense.

Antes de iniciar esta nota hay que ponernos en contexto, los amante de Back to the Future van a pensar en el Delorian, pero cada unx puede subirse al habitáculo imaginario que quiera, lo que necesito es que se transporten 3 décadas para atrás, 30 años. Una vez ubicados ahí vamos a poder apreciar la dimensión de lo que Nadia Vrizz, reginense casi de nacimiento, terminó por lograr en su ciudad natal Bahía Blanca.

Nadia, como les decía, vino a vivir a Regina muy poquito tiempo después de nacer, y acá vivió hasta que terminó la secundaria, la mayoría de su familia continúa en Regina (en Bahía Blanca vive su familia materna). Ella es profe de educación física pero por sobre todas las cosas jugadora de básquet! Y qué jugadora!!

Nadia Vrizz de 36 años es la  goleadora histórica de la 1ra del básquet femenino de la ABB (Asociación bahiense de básquet), tricampeona con el Club El Nacional (lograron la tripleta hace una semana) y fue elegida como la Mejor Jugadora del torneo mediante una votación digital. Es referente indiscutida en el básquet femenino de Bahía, un lugar, donde como todos sabemos, se respira y se vive baloncesto.

Nadia vrizz recibiendo el trofeo en manos del presidente Palotti, de la ABB

¿Por qué el viaje imaginario al pasado? Imagínense lograr una carrera deportiva con tal reconocimiento, arrastrando una pasión desde que la práctica y competencia de la disciplina era casi exclusiva de los varones, retrocediendo en el tiempo y mirando todo desde ya, se aprecia que todo reconocimiento y valoración en un deporte históricamente de varones cobra muchísima más relevancia.

Comenzó a jugar al básquet en el Club Atlético Regina a los 8 años, cuando su profe de educación física de la escuela N°52, Aldo Ruiz Díaz motivó a su mamá para que la acerque a la cancha del Albo. “En ese momento había comenzado a crearse un grupo de chicas de distintas edades, entrenábamos todas juntas en un mismo horario con la entrenadora “Marchu” (Marcela Porrino). Pero cuando cumplí los 13 se disolvió. Las formativas de varones las entrenaba el Ale (Alejandro Orazi), quien me motivó y dio la posibilidad de continuar entrenando con los varones. Imposible olvidar la buena onda de los chicos al integrarme a sus entrenamientos, nunca tuve ningún problema ni diferencia, inclusive más de una vez preguntaban por qué yo no podía participar de los partidos al ser mujer”, recuerda Nadia sus primeros pasos en el básquet, ya con algunos obstáculos.

Hoy, muchos clubes que no cuentan con espacio físico ni disponibilidad horaria para sumar categorías, proponen entrenamientos mixtos. En aquel momento, digamos que la predisposición del “Ale” a que Nadia continúe con su pasión no era lo normal.

Ante la falta de competencia femenina en la ABAV (Asociación de básquet de alto valle), mediante el contacto del profe Orazi, Nadia se fue a jugar a Cinco Saltos (a 115km de Regina), club rionegrino que participaba de la Liga neuquina, “mi papa siempre apoyándome me llevaba todos los findes a alguna ciudad de la zona para poder jugar”. Llegó a integrar la selección de Río Negro en sus dos últimos años viviendo en Villa Regina. Hacer algunos (muchos) kilómetros para hacer lo que la apasionaba, no fueron un problema.

Una vez terminada la secundaria, Nadia se fue a cursar los estudios del profesorado de Educación Física, carrera que terminó y hoy se desempeña como entrenadora de mini básquet en Bahía Basket, uno de los proyectos deportivos más ambiciosos del país, del básquet sin dudas a cargo de Pepe Sanchez, con Juan “Pipa” Gutierrez como coordinador deportivo y Laura Cors como entrenadora del equipo de Liga Argentina.

Nadia desfilando en un encuentro de mini basquet con sus peques de Bahía Basket

Cuando llegó a Bahía (inicios del 2000), el básquet femenino tampoco hacía estragos ni estaba conformado y desarrollado como lo está hoy jugando en Sportivo Bahiense teníamos que esperar meses para poder organizar un partido con algún club de la zona, y hasta llegamos a integrar el torneo de Mar del Planta teniendo que hacer (otra vez) kilómetros y  lo imposible para juntar el dinero para poder pagar el transporte, actualmente el  basquet femenino a evolucionado tanto en la ciudad como en el país, pero aún quedan muchísimas cosas para seguir trabajando”. Al día de hoy el compromiso de abrir categorías femeninas no fue asumido por todos los clubes (en promedio 1 de cada 3 clubes cuenta con categorías femeninas), “creo también es por falta de disponibilidad de espacio físico. La difusión del deporte también ha ayudado a que muchísimas chicas se acercaran para practicar”, explica Nadia.

Agrega también que “Hay que seguir trabajando en el compromiso de parte de los clubes para sumar las categorías femeninas y que empiecen a proyectar a crear los  espacios físicos sobre todo. Creo que se está logrando pero a paso muy lento, hay diferencias que en relación con los varones que todavía hay que seguir puliendo, y eso también va a ayudar a que el nivel de juego crezca”. 

TRICAMPEONATO Y RETIRO

Nadia Vrizz junto a El Nacional y su entrenadora incondicional Viviana Albizzu (se acompañan desde el 2014) lograron el tricampeonato y la jugadora anunció que dejaba de jugar. Algunos dicen que esa es la forma justa de retirarse, en la cima, ganando, siendo arrollador; una mirada algo triunfalista y demasiado selectiva para mí gusto. Sin embargo ortos dicen que hay que retirarse cuando ya no queda mucho para dar, cuando se está acostumbrado a dar el 100 y ya no se llega ahí, cuando se dio todo; se me aprecia mucho más significativa y coherente esa despedida y está al alcance de cualquiera, menos exitista y más mundana.  En definitiva siempre se pierde más de lo que se gana, si de resultados hablamos.

Lo cierto es que cualquiera de las dos opciones se adaptan con facilidad a la realidad de Vrizz, hablando de su último torneo, Nadia no podía estar más feliz nunca imagine un retiro así, este torneo fue super especial ya que mi retiro lo venía procesando en mi cabeza hace tiempo pero sin dejar de disfrutar hasta el último momento, hicimos un torneo buenísimo a pesar de que el banco se nos hizo corto al final, el quinteto inicial se hacía notar mucho en el juego ya que todas cumplieron muy bien su rol en la cancha. Nos entendimos muy bien. Terminar invictas y salir tricampeonas nadie se lo imaginaba. Salir MVP no fue solo merito mío sino también del apoyo de mis compañeras y la confianza que siempre me tuvo mi entrenadora”.

Respecto al retiro dijo “Es algo que venía procesando en mi cabeza hacía tiempo, son varias las razones que me llevaron a tomar la  decisión. Ya no podía sostener más el compromiso como siempre lo hice al 100, entrenar hasta tan tarde y al otro día ir a trabajar. Tener que jugar los domingos se me hacía cada vez más pesado, resignar estar presente con mi familia y además tengo varios proyectos personales que quiero realizar. Muchos pensaron que era por mi rodilla la cual me operé en 2 oportunidades (ligamentos cruzados y meñizcos) pero eso no deja de ser una lesión como tantas que tuve que superar, como todo deportista lo hace”, las lesiones tampoco fueron obstáculos para Nadia.

Como frutilla de una gran carrera, el reconocimiento que recibió Nadia del ambiente del básquet, en la ciudad más basquetbolera del país, no tiene precio, más aún en un contexto donde todo ámbito (más el deportivo) está determinado por el androcentrismo. “La verdad es que nunca esperé recibir tanto reconocimiento, quedé totalmente sorprendida, recibí palabras y abrazos de muchísima gente y eso me pone muy feliz porque significa que hice las cosas bien. Poder continuar jugando todos estos años como el resto de las chicas significó muchísimo sacrificio pero la verdad que la pasión siempre fue más fuerte”, nos cuenta Nadia.

Para ir cerrando el recorrido de la mano de Nadia, como un ejemplo de lo que es ir en busca de lo que a uno le genera felicidad sin importar los obstáculos, con esta mirada desde los inicios cuando todo costaba un poco más, no estamos exentos de decir que todavía falta y que todavía las chicas que quieren practicar el baloncesto se encuentran con vacíos, sin igualdad de posibilidades que los chicos, por eso mejor quien que Nadia para dejar un mensaje de perseverancia y de lucha constante “Mi mensaje para las chicas que empiezan a desarrollarse en el deporte es que no les tiene que importar los obstáculos que se presenten, si a una realmente le apasiona eso no va a ser un impedimento. De chica para no dejar de jugar decidí entrenar con varones, hacía kilómetros y kilómetros todos los findes para poder jugar y nunca bajé los brazos. Las cosas están cambiando y hay que seguir en la lucha. Me retiro con casi 37 años pero eso no quita que siga involucrada en el basquet tratando de aportar lo que pueda para que sigamos creciendo”.

Nadia deja un legado en Bahía que seguramente muchas chicas bahienses lo tomen, ella ayudó a forjar el crecimiento de un deporte que la apasiona, pero ese legado no es solo bahiense, también es un poquito reginense y por supuesto de todas las chicas que aman el básquet como ella.

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  • El prócer tardío

     

    Sin que se le acobarde la lengua, Fernando Signorini asegura que Ángel Di María es un superdotado. Esa lengua lo detalla: “En 2009, perdimos 6 a 1 con Bolivia en la altura por las Eliminatorias. Los muchachos estaban lógicamente demolidos. Él, en cambio, no: corría más que en el llano. Me sorprendió su respuesta. Un superdotado. Es muy delgado pero muy fibroso. Por algo le dicen Fideo. Y dispone de unos recursos extraordinarios para jugar: usa el engaño del fútbol, o sea las gambetas y los amagues, a favor de la eficacia. Hoy hay pocos que hacen eso en el más alto nivel. A Diego le encantaba”. Diego, en la lengua sincera de ese profe, es Maradona, de quien fue preparador físico personal, tan preparador físico como con la Selección Argentina en el Mundial de Sudáfrica en 2010, el del estreno para Di María. Fue en esa experiencia compartida que lo impactó un atributo más poderoso que toparse con un superpoderoso: la ternura. “Sí, la ternura -enfatiza-, la enorme ternura con la que Angelito recordaba cómo ayudaba a su papá a llenar bolsitas con carbón para después salir a venderlas y que, con eso, la familia comiera”. Tal cual. Las crónicas del planeta acostumbran ahondar en mil dimensiones de una trayectoria futbolística superior a las fábulas. Di María no. Una y otra y otra vez prefiere hablar de las raíces. Acaso eso explica todo lo que llegó después.

    “Le veías ese trabajo en las manos, las manos con huellas del carbón”, rememora Ignacio Bogino, quien todavía estaba lejos de ser jugador de Primera, más lejos de atreverse a pintar cuadros que maravillan y mucho más lejos de soñarse como el cuentista y novelista que ya es. Lo que sí tenía a mano, muy chico, con los colores de Central envolviéndole la esperanza y en algún escalón de los equipos más jóvenes del club, era capacidad de asombro. Y esa vez se asombró: en uno de los espacios del Predio Cosecha, donde germinaban los proyectos de una de las dos identidades futboleras mayores de Rosario, registró cómo un entrenador le ofrendaba sus disculpas a un pibito de huesos salientes por no haberlo fichado para los torneos de la Asociación del Fútbol Argentino, dejándolo en el umbral un poco más bajo de la liga local. 

    No hay certezas sobre las razones de aquella marginación: puede que haya sido a causa de que los huesos salientes acaparaban la imagen de ese pibito o quizás fuera el efecto de que un presunto formador lo tratara de “cagón” porque prefería no cabecear. Para el caso, ya no importa. Lo que importa es que, una brevedad después, los huesos salientes de Di María, el pibito que recibía las disculpas, brillaban en el fútbol grande y que, de allí en más, brillaron delante y a través del mundo.

    Pocos tipos hicieron tantísimo con la Selección Argentina, pocos tipos fueron tan criticados y pocos tipos migraron tan fuerte de la crítica a la heroicidad.

    Si además de oficiar de crack Di María necesitara otro empleo, podría ejercer ese que Bogino -36 años, hoy defensor del Central Córdoba- detectó en su corto contacto con el flaco que escalaría a estrella: recolector de disculpas. Un veteranísimo hincha de Central, uno de esos que no está claro si rememora o fantasea los pormenores de la breve actuación de Di María en su equipo fundacional (39 partidos y 6 goles entre 2005 y 2007), asevera que es un caso que prueba que nacer el Día de los Enamorados no garantiza ser querido sin vaivenes. Irrefutable: la biografía del muchacho al que parieron el 14 de febrero de 1988 devela que pocos tipos hicieron tantísimo con la Selección Argentina, pocos tipos fueron tan criticados y pocos tipos migraron tan fuerte de la crítica a la heroicidad. 

    Siempre recubierto en la ropa celeste y blanca, en 2008 le metió el golazo a Nigeria en Beijing que valió el oro olímpico; en 2014 insistió en lo de dibujar golazos y trazó uno frente a Suiza para depositar a Argentina en los cuartos de final del Mundial de Brasil; en 2018 persistió en la costumbre y rompió el arco de Francia en los octavos de final frustrantes del Mundial de Rusia; en 2022 se posgraduó en la especialidad al convertirle a Italia en la Finalissima de Wembley. Podría suscribirse que había patentado el hábito en el Mundial Sub 20 y campeón de Canadá en 2007, con su definición poética en la semifinal ante Chile. Y, golazo entre los golazos, con el pincel de muchas de sus intervenciones artísticas, acarició, de zurda y a la red, la pelota con la que mucha argentinidad redescubrió en 2021 qué es ser campeón de América y nada menos que contra Brasil y en el Maracaná.

    Cierto es que le tocó cabalgar su carrera en una edad en la que no se perdona no salir primero y en la que se sospechan flojedades absurdas ante más de un percance físico. Di María acumuló dos subcampeonatos continentales y uno mundial con Argentina y, encima, sufrió lesiones que le impidieron participar de la final del Mundial 2014 y de otras instancias claves. En más de una ocasión pareció condenado a los estigmas. Pero los desafió. No sólo a los estigmas: también a los estigmatizadores. 

    Con el pincel de sus intervenciones artísticas, acarició la pelota con la que mucha argentinidad redescubrió en 2021 qué es ser campeón de América. Nada menos que contra Brasil y en el Maracaná.

    En su casa, sitúan el comienzo del rasgo en un hito familiar. Porque Di María es hincha de Central por parte de madre, pero a su papá -Miguel, ambidiestro, futbolista hábil- se le acelera el corazón por Newell’s y por eso un día cargó a su niño y a una de sus dos niñas hacia el fútbol rojinegro. Brava experiencia: uno y otra se extraviaron. La recuperación fue posible a través de un pedido por los altoparlantes del estadio. Un susto. Y un aprendizaje: nunca hay que sentirse enteramente perdido.

    Hay pocos jugadores manejados por sus madres. En el caso de Ángel y en la primera etapa, ese dato es tal cual. Contra lluvias y calores, de rostro a los males del clima o a los de la economía, a favor de las buenas ilusiones y en contra de los técnicos despreciativos, Diana lo llevaba a las prácticas sobre el manubrio de su bicicleta. Lo sostuvo firme como pocas cosas permanecen firmes. Lógico: el afincamiento de Di María en ese hogar surge irrompible. Cuando, en 2007, marchó por un poco más de 8 millones de dólares al Benfica portugués, llamaba a sus hermanas a Rosario para pedirles que estuvieran con él. Esa semilla surca todos los orígenes: al universo ya le contaron que, en su brazo izquierdo, reluce tatuada la frase “Todo lo que aprendí en la vida fue en la Perdriel”, un tributo a su cuadra primera. Un gran gesto de homenaje. Tan grande como resultó la devolución a ese gesto. El talento de la Perdriel se forjó en el club El Torito, del norte de la ciudad, una entidad de barrio atenta a los pelotazos y al compromiso social, que exhibe un mural con la efigie de su máxima figura. El 11 de julio de 2021, horas después de que la Selección de Lionel Scaloni cincelara su hazaña en Río de Janeiro, la población de la zona se arrimó hasta ese rincón que el resto de la Tierra olvida: portaba velas y, de cara al mural de Di María, modeló un altar.

    Cuenta Signorini que, tempranito, César Luis Menotti les advirtió a los dirigentes de Central que en sus alforjas relumbraba una joya. Afirma Santiago Garat, periodista, cuentista e infaltable en las tribunas canallas: “La primera imagen era la de un flaquito que corría tan rápido que sospechábamos que se iba a ir a la fosa. Después, te dabas cuenta de que no lo podían parar”. 

    En la primera fecha del Calcio, demoró 26 minutos del tercer lunes del agosto de 2022 en inaugurar su estancia en la Juventus con un golazo frente al Sassuolo.

    La historia evidencia que muchos se fueron dando cuenta. Flor de itinerario: Benfica, Real Madrid, Manchester United, París Saint-Germain y Juventus. Complejo localizar en la ensalada de cuerpos que van y vienen en el fútbol mercantil a un señor que se haya sentado en las mesas más resonantes de todas las grandes ligas y que haya alimentado con sabores de jerarquía a los públicos de cada geografía. ¿Qué tiene Di María?, ¿cómo hace?, ¿por qué acumula una colección de temporadas en las que se la pasa viajando del centro de la escena al centro de la escena? 

    Responde Jorge Valdano, un erudito en la materia: “Tiene las posibilidades de un buen delantero y cumple con todas las obligaciones de un buen mediocampista. Su punto de partida es la banda, pero siempre preserva al arco como objetivo”. Fascinación flamante: zurdo y a la derecha, en la banca pero con el “arco como objetivo”, en la primera fecha del Calcio, demoró 26 minutos del tercer lunes del agosto de 2022 en inaugurar su estancia en la Juventus con un golazo frente al Sassuolo.  

    Los desmenuzadores del juego corroboran la perspectiva de Valdano. El antropólogo Matías Conde, prestigioso analista de los datos del fútbol, destaca que en el PSG, ese show hecho de solistas que integró desde 2015 y hasta casi ayer, el rosarino ingresó en los archivos por su generosidad: fue el máximo asistidor del equipo con 111 en 295 presentaciones. Su ciclo de despedida en el club de la capital francesa saldó otra cifra que lo retrata: con 150 cesiones, en la segunda mitad de 2021 y la inicial de 2022, fue quien más le dio la pelota a Lionel Messi. Una coherencia, al cabo: desde que Scaloni conduce a la Selección, el ránking de entregas al mejor futbolista del globo también lo lidera su socio histórico, con 126 pases. En cualquier vereda de cualquier parte se coincidirá en que es alguien que decide bien.

    Justo a Scaloni se le elogia desde hace un par de vueltas al almanaque que decide bien. No obstante, en el principio, la senda de sus decisiones no desembocaba en Di María. Las estadísticas de Conde lo certifican: bajo el comando del entrenador de la Selección, eslabonó 13 partidos sin meter goles pero apenas en uno de esos sudó durante más que 45 minutos. El de la final mágica frente a los brasileños fue el partido 14. Decidir bien es, entre otras cosas, alterar las decisiones que, en una de esas, no iban bien. Más fácil: tras ese arranque en el que se lo percibía prescindible, Scaloni se convenció y Di María regresó a su rol medular en la Argentina que anda parpadeando miradas con foco en Qatar. “Este cuerpo técnico tuvo la capacidad de ubicar a Di María por la derecha, en el espacio donde se siente más cómodo y es más eficiente. Tal vez, antes se lo valoraba mucho pero se lo subordinaba a los esquemas pensados para el equipo. En su mejor lugar y con una sensación de libertad notoria, estamos viendo su versión más alta”, evalúa alguien que se mueve con frecuencia en el campo de la AFA en Ezeiza. Eso es real, pero exige una salvedad que bordea lo indispensable. Magnético arriba de cada césped de Europa, Di María, como muchos colegas de antes y de ahora, condensa una tradición que ninguna transculturación vulneró hasta el momento, un sueño de pibe que ni las billeteras gruesas ni otras consagraciones logran demoler: nada como vestirse con la pilcha nacional.

    Desde que Scaloni conduce a la Selección, el ránking de asistencias a Messi también lo lidera su socio histórico, con 126 pases.

    Hay quienes ubican como la más clara de esas determinaciones de compromiso a los cincuenta minutos de danza hoy olvidada con los que Argentina mareó a Alemania en 2014, unos meses después del desenlace del Mundial de Brasil, en un duelo etiquetado como una revancha. Con Messi ausente, Di María capturó la batuta de una orquesta a la que el Tata Martino empezaba a concederle su sello, sentó germanos por el piso, abasteció a compañeros en cada cachito de verde y llevó el marcador a 4 a 0 (ahí puso pausa y acabó 4 a 2). En un rato, demostró que era uno de los más grandes futbolistas de esta era y que, aunque lo enchastraran con especulaciones y con falacias, siempre le obsequiaría a la Selección todas las guirnaldas que sabe encender con sus tobillos finitos. 

    Hay quienes retrucan que, más descuidados todavía, se diluyen los detalles de una victoria argentina sobre Chile en la fase de grupos de la Copa América de 2016. En Santa Clara, California, celebró el primero de los goles exponiendo una remera con la leyenda “Abuela te voy a extrañar muchísimo”. Le habían transmitido unas horas antes la tristeza de una muerte próxima, pero omitió comentárselo a los responsables del plantel para que no consideraran sacarlo. Si así sucedía, otra vez lo apuntarían. Si así sucedía, sobre todo, sentiría que hacía algo que a su abuela, habitualmente orgullosa por verlo en la Selección, la hubiera enojado.

    Insistió en jugadas muy suyas en todos los instantes pero sólo una -el gol a Brasil- le concedió el pasaporte a ser prócer.

    Como casi todo lo que existe, el fútbol es un albergue de contradicciones. Di María jugó bien valiente de manera consecutiva durante lustros pero recién en el tramo penúltimo de su carrera las multitudes advirtieron que era un corajudo, deslumbró en los estadios más globales de la edad más global pero accedió a la mayor aprobación cuando una de sus obras notables alegró a la hinchada de su patria, insistió en jugadas muy suyas en todos los instantes pero sólo una de esas incontables jugadas idénticas -el gol a Brasil- le concedió el pasaporte a ser prócer. 

    Entendido o desentendido de todo eso, explorando en su galera de imaginador sin fronteras, con su cuarto Mundial a centímetros y su envase finito invariable, él continúa su ruta. “El fútbol es la recuperación semanal de la infancia” anotó el escritor español Javier Marías. Ya sin carbón en las manos y sin que lo transporte una mamá en bicicleta, con los huesos siempre salientes, a eso se dedica Di María.

    La entrada El prócer tardío se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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  • Otra paliza para Milei: el Senado aprobó más fondos para las universidades

     

     El Senado sancionó este jueves la ley de incremento al presupuesto universitario, por una mayoría mucho más holgada que los dos tercios. La oposición consiguió 58 votos afirmativos, mientras que el oficialismo reunió en el rechazo a sus seis legisladores, el formoseño Francisco Paoltroni, la santafecina Carolina Losada, el misionero Martín Goerling Lara y Carmen Álvarez Rivero.

    El salteño Juan Carlos Romero y sus pares María Victoria Huala y Andrea Cristina se abstuvieron, mientras que Alfredo De Angeli se ausentó.

    La mendocina Anabel Fernández Sagasti recordó que “el problema es que la Argentina hace dos años que no tiene presupuesto nacional” pero también resaltó que “no hay ministerio nacional de Educación”, reconvertido en secretaría y subsumido bajo la órbita de Capital Humano desde que asumió Javier Milei. “Sin presupuesto nacional, aumenta indefinidamente la discrecionalidad el Poder Ejecutivo”, apuntó. 

    El debate transcurrió sin sobresaltos, bajo la serenidad de los opositores que tenían asegurados los dos tercios y la resignación del oficialismo. Por eso, Eduardo “Wado” de Pedro aseguró que por más que Milei “vuelva a vetar” la ley, el Senado “va a volver a insistir”, y agregó: “no entiendo cuál es la épica del presidente de la Nación de atacar, ajustar y desprestigiar a las universidades argentinas. No sé cuál es la épica de ajustar y dejar sin financiamiento a los pibes que necesitan una beca”.

    En otra dura sesión para el gobierno, el Senado volteó cinco decretos de Sturzenegger

    A su turno, el radical Maximiliano Abad consideró que “es un error monumental creer que la Argentina crecerá sola gracias al campo, Vaca Muerta o la minería” porque “el desarrollo integral de una nación descansa en el nivel de calificación de su sociedad”. Durante su discurso, consignó que la inversión en universidades cayó un 22% en 2024 y que se proyecta una baja adicional del 8,8% para 2025 pero, además, alertó sobre la paralización de las obras de infraestructura. 

    El senador Martín Lousteau apuntó, por su parte, que “hay más de 2 millones de estudiantes de grado” y repasó el ataque sistemático del gobierno a las universidades, cuando planteó que “había estudiantes fantasmas” y reclamaba “auditorías”. “Los salarios docentes perdieron el 30% del poder adquisitivo y hoy están por debajo del 2002 en términos de poder adquisitivo”, remarcó.

    Pasadas las 21, la Cámara Alta habilitó el tratamiento para la emergencia pediátrica, cuyo articulado comprende más recursos para el hospital Garrahan.

     

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