La resurrección de la causa Correo tras el rechazo de la Corte a la recusación de los camaristas Eduardo Farah y Roberto Boico detonó en el radicalismo de Córdoba, ya que los focos de la causa volvieron a posarse sobre Oscar Aguad y su mano derecha en términos jurídicos, Juan Manuel Morocoa, quien es además el apoderado del partido que comandan Marcos Ferrer y Rodrigo de Loredo.
Aguad, por su rol de ministro de Comunicaciones de Mauricio Macr, y Mocoroa, por ser el director de Asuntos Jurídicos de esa cartera, fueron imputados, aunque no están procesados. En 2016, Mocoroa y Aguad, en una audiencia del Estado y la familia Macri (en el marco de las deudas de Correo Argentino), aceptaron el pago de una suma que ascendía en ese entonces a 555 millones de pesos.
La fiscal Gabriela Boquín dijo en su momento que la oferta aceptada era “abusiva e implica un perjuicio fiscal (que) perjudica gravemente el patrimonio del Estado nacional”. Para la Procuración, la cifra indexada de la deuda de los Macri con el Estado era 4,7 mil millones, y proyectó que el Estado dejaría de percibir 70 mil millones de pesos.
Cuando el fiscal Gerardo Pollicita citó a Aguad y Mocoroa a indagatoria, dijo que el acuerdo entre el Ministerio de Comunicaciones y los delegados de los Macri “fue espuriamente concebido” y “buscó beneficiar a la empresa concursada”. En la indagatoria, Aguad negó cualquier delito, dijo que su intención fue impedir que la deuda se siga licuando y pidió ser absuelto. Ariel Lijo no ordenó procesamientos y la causa quedó en los anaqueles, hasta ahora.
Al margen de los vericuetos del expediente, con los focos nuevamente sobre la Causa Correo quedan apuntados Aguad y el actual apoderado del radicalismo, Juan Manuel Mocoroa, quien por estos días debe dar legalidad a los actos de convocatoria a la interna para definir candidatos a diputados.
Rodrigo De Loredo.
El deloredismo intenta que la interna se dilate y se vuelva materialmente imposible de realizar, lo que le permitiría al Congreso partidario, controlado por De Loredo, fijar alianzas y candidaturas; mientras que los opositores internos al jefe radical buscan blindar al radicalismo de un acuerdo con La Libertad Avanza y acorralar a De Loredo en la negociación por las listas de este año, una forma de comenzar a condicionar el armado para 2027.
Es casi imposible para el radicalismo cordobés cuestionar a la misma Corte que viene de poner presa a Cristina Fernández, hecho que fue celebrado a coro. De hecho, Loredo, cuestionó “el silencio institucional” del peronismo cordobés respecto de la detención de Cristina y dijo que no hay una “doble vara” en las causas por corrupción en las que es investigado el Gobierno de Macri.
Un último apunte. Como contó LPO, el socio de Mocoroa en el estudio jurídico, Juan Manuel Galli, está integrado a la Secretaría General de la Presidencia, como subsecretario Legal de Karina Milei. Galli pertenece a la estructura de Ferrer y De Loredo. Ambos negaron que la llegada de Galli a LLA haya sido en el marco de un acuerdo político, sino que fue contactado como un “cuadro técnico”. El propio Galli le dijo a LPO que lo suyo “no es la política”. Quizá esa afirmación deba ser revisada.
Este domingo 7 la ciudad de Villa Regina festeja su 97 aniversario con espectáculos en vivo en el anfiteatro “Cono Randazzo” los días viernes, sábado y domingo; la previa será con artistas locales y los cierres estarán a cargo de artistas de renombre nacional. Por supuesto tendrá el típico desfile de instituciones, gastronomía, feriantes y…
El basquet nacional necesitaba una “buena” para empezar a recuperarse de la triste noticia del retiro de Emanuel Ginóbili y salir del luto. Esa buena llegó ayer de la mano de “Las Gigantes” que empoderadas con buen juego y actitud ganaron el sudamericano de basquet femenino realizado en Tujan Colombia, y lo hicieron con varios condimentos…
La Secretaria de Desarrollo Social, Luisa Ibarra, entregó el monopatín eléctrico en el marco del sorteo realizado el 12 de enero entre los contribuyentes que abonaron las boletas por tasas retributivas de los meses de octubre, noviembre y diciembre, como así también a los que efectuaron el pago anual. El ganador fue Rubén Alberto Bertín,…
Todo el mundo a ras del suelo. Ella, separada del resto, se siente en el aire. Los dirigentes, abajo, apiñados con la multitud. El dispositivo es nuevo: sólo con su voz, que atraviesa las calles y los cuerpos, sin centro ni escenario. Mientras los drones recorren el cielo, la toma cenital muestra a Buenos Aires dorada por el sol de otoño a las tres de la tarde. Una escena de ciencia ficción peronista.
Todas las arterias que desembocan en la plaza están repletas. Fiesta. Organización. Promesa. Columnas y columnas de movimientos sociales y organizaciones sindicales. Hasta el gremio Guardavidas Unidos de la República Argentina avanza junto a un grupo de jubilados que adelantaron el reloj y cambiaron el recorrido para estar acá, en esta convocatoria que empezó siendo contra la proscripción eterna de la principal líder de la oposición política argentina y se transformó en un reclamo: “Cristina libre”. Fueron cientos de miles. Por eso el kiosquero de Hipólito Yrigoyen se apura a cerrar las alas de su ex puesto de diarios que hoy vende juguetes en cajitas: nunca imaginó que la convocatoria podía ser tan masiva.
La sensación de pequeña victoria es previa a este 18 de junio de 2025. Porque esta marcha, incluso antes de empezar, ya sirvió para cambiar algo. Habían intentado frenarla: un día antes de lo previsto la Justicia confirmó que le darían la prisión domiciliaria de CFK en su departamento de Constitución. Intentaron desactivar la movilización quizá porque sabían que las convocatorias tan masivas generan en la sociedad el “efecto de emulación”, el contagio de una lógica triunfal de la que nadie se quiere quedar afuera. El gobierno frenó la caminata masiva a Comodoro Py, que se transformó en una concentración multitudinaria en Plaza de Mayo. No logró frenar la organización. Ahora: ¿la organización hasta dónde?
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¿Rabia, fiesta o promesa?
“¡Fiesta! Vengo a apoyar a la jefa. Y porque les sacaron los sandwiches a nuestros pibes.” Bryan, Centro de rehabilitación MTD General Rodríguez.
“Una mezcla, es ambivalente. Estamos felices interiormente de encontrarnos acá.” Olga, jubilada de Lanús.
“Hay una promesa, me parece que sí. Se despertó el peronismo.” Simón, columna Mostri.
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La potencia de esta convocatoria estuvo garantizada por su alcance federal, transversal, institucional, social, generacional y territorial: votantes kirchneristas, gobernadores peronistas, intendentes, movimientos sociales, gente “suelta”, por qué no arrepentidos de Milei. Y los sindicatos: la CGT y las dos CTA. La adhesión gremial presionó a Milei para evitar una movilización que, de hecho, tendría el impacto de un paro general. Sin embargo, a último momento, la CGT retiró su apoyo institucional. Dieron libertad a los gremios y no participaron de la reunión del PJ, pero al final estaban todos. Aunque en otro lugar. ¿Cuánto dice esto de la transformación del peronismo? Si las organizaciones de trabajadores ya no son la vanguardia, ¿qué otros actores traccionan para que el movimiento siga vivo?
La causa de esta movilización es novedosa. El objetivo inicial era reclamar prisión domiciliaria para CFK y denunciar el cepo al voto popular o la injusticia del resultado de un juicio parcial, o ambas a la vez. El gran objetivo detrás es pedir garantías de justicia, transparencia en los procesos, decir no a jueces aliados con el poder político. “¿Por qué no construir una verdad nueva que desmienta los apocalipsis?”, escribieron Macarena Romero y Cristian Alarcón apenas se conoció el fallo.
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¿Rabia, fiesta o promesa?
“Historia. Estuve todo el día con los ojos cargados de lágrimas.” Delfina, vecina de CABA.
“Tenemos que echar a Milei pero me preocupa que pueda venir algo peor, una Villarruel o una Bullrich. Yo no rezo pero hay gente rezando.” Sandra, activista LGBT afrodescendiente.
“Resistencia. Lucha por la democracia y justicia clara.” Facundo de FOETRA, Sindicato de las Telecomunicaciones.
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En su comunicación casi onírica, CFK apuntó a identificar cuál es el problema principal de la Argentina: el modelo económico en el que ganan unos pocos y los demás, con la ñata contra el vidrio. Hizo dos pronósticos: el modelo de Milei es insostenible, se cae; y el peronismo va a volver. Habló de organizarse. Pero cómo. Y un atisbo de respuesta está ahí, con los dirigentes abajo, mezclados entre la gente de a pie, casi obligados por las circunstancias. Massa, Axel, Grabois, el propio Máximo. Todos apretujados por las masas.
El acto termina siendo una demostración de fuerza en la calle, algo impensado hace dos semanas, algo impensado antes de la condena. Se abren preguntas. ¿Quiénes estaban hoy, cuál es su grado de representatividad? ¿Ese es el pueblo? ¿O son los argentinos sobrepolitizados, nostálgicos de la década ganada? Las mayorías, en realidad, parecen ser otras: como el señor que está esperando el colectivo mientras los demás se organizan para ir a marchar, o el que cerraba el puesto de diarios, o los mapadres de los grupos de Whatsapp que viralizaban una supuesta suspensión de clases por la marcha. ¿Qué pasa con las mayorías indiferentes? ¿Con las que sufren acostumbradas? La otra pregunta es ver si la dirigencia tiene la capacidad de organización: los gobernadores, los intendentes, los dirigentes sociales, la gente que está movilizada en la calle. Quienes sean que lideren, en este nuevo escenario solo parece que lo va a poder hacer respondiendo a Cristina y por debajo de ella.
El fallo logró reunir bajo el mismo cielo a todo el arco peronista, incluso a aquellos que hasta hace poco no dudaban en criticar a La Cámpora o en cuestionar la puja entre Cristina y Axel Kicillof.
¿Qué voces emergerán de esta movilización? ¿Será sólo un coro de apoyo a Cristina o logrará articular otras demandas -el estado de derecho, los ajustes económicos- sin quedar eclipsadas por su figura? ¿Puede la convocatoria de hoy generar verdadero contagio político más allá de su núcleo duro? ¿Cuánto pesa realmente el reclamo institucional frente al peso simbólico de Cristina? ¿Estamos ante el germen de una oposición más sólida y propositiva? ¿Qué transformaciones deberían ocurrir para que esta energía callejera se convierta en proyecto político? ¿Acaso la presencia de Jalil -hasta había sido sólido defensor de Mieli- en la mesa de gobernadores anticipa un nuevo ordenamiento institucional, o sólo refleja cálculos coyunturales?
Al final del día, el kirchnerismo recuperó emociones pero no logró superar un discurso apegado a la nostalgia, lleno de balances. ¿Cuáles son las ideas para el futuro si es con Axel? ¿Qué país propone Grabois cuando apela a la felicidad de las infancias y la implementación de un tercer plan quinquenal? “Grabois no es el único que busca tensar los límites del peronismo -escribió Gabriela Vulcano-. El líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, y La Cámpora creen que es momento de salir de la quietud en la que quedó atrapado el partido y dar la disputa política en las calles. Por paradójico que parezca, postulan que es hora de salir del encierro.” De eso también se habló en la reunión del martes a la noche en el despacho peronista de calle Matheu: cómo volver a las calles. Pero con la calle no alcanza. La organización también requiere acuerdos institucionales, un plan, y estrategia compartida.
Los cuerpos que hoy marchan juntos merecen una nueva legibilidad, por sus alianzas: así como las feministas se movilizaron junto con las jubiladas, los estudiantes con los pediatras, los científicos con los discapacitados, los maestros con los policías. Están los que luchan. Los que lloran. Los que faltan. Como los que quedaron varados en la ruta, en colectivos que nunca pudieron llegar a la plaza por retenes policiales. Como les migrantes con miedo a ser deportados; como el colectivo travesti-trans que, blanco de las violencias del discurso oficial, recuerdan los diez años del crimen de odio contra Diana Sacayán (¡Fue travesticidio!). Como los investigadores y académicos que temen que una causa judicial falsa los termine enredando con Interpol (o con el “FBI argentino” que anunció ayer la Ministra Bullrich).
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¿Rabia, fiesta o promesa?
“Rabia. mucha rabia. Y preocupación.” Marie, coreógrafa y docente UNSAM.
“Fiesta, aunque todo el mundo está enojado.” Rata, fotógrafo de Argentina Humana.
“Promesa. Que los militantes podamos entender este momento y construir una alternativa popular.” Trinidad, Juventud Universitaria Peronista.
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El fallo express de la Corte sacudió al kirchnerismo como un rayo moral: de pronto, volvió a palpitar ese código no escrito —abrazos, mate compartido, miradas cómplices— que alguna vez se condensó en tres palabras ya repetidas hasta el desgaste, pero nunca del todo vacías. “La patria es el otro” vuelve a poner en el labio de sus participantes la idea de la solidaridad y la confraternidad. Tocó una fibra similar a la que afectó a Cristina con la muerte sorpresiva de Néstor Kirchner, aunque no se activó del todo cuando trataron de matarla.
Ni víctima ni mártir, esta vez la reacción popular parece retribuir los gestos de cuidado. No desata pasiones agresivas sino que lima las diferencias y el enojo colectivo del votante kirchnerista. Porque si el embate viene de un enemigo externo, furioso, la defensa es diferente a la que se activa ante el enojo con los propios. La política de los afectos deja sentir que el dirigente es sensible a lo cotidiano de la vida, como tener que tarjetear la compra en el súper y después no llegar a pagar la tarjeta. Es sentir que una decisión política fue tomada pensando en vos, te toca porque busca que los perdedores dejen de ser perdedores.
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¿Rabia, fiesta o promesa?
“Amor.” Verónica, que vino desde Nueva Atlantis a marchar.
“Compromiso. No queremos que Cristina vaya presa. El gobierno fascista está viniendo el país.” Esther, de Laferrere, del Movimiento Jubilados por la Liberación.
“Futuro. Se va armando lo que necesitamos, estábamos vacíos de contenido.” José, porteño y peronista.
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Hoy miércoles 18 de junio los primeros estruendos se escucharon a las 11.18 am. Quienes vivimos cerca de la Playa de Mayo sentimos en el cuerpo cuándo se viene una movilización grande, peronista. Los helicópteros sobrevuelan en círculos sobre nuestros barrios, llegan ecos de la calle, el bombo y el humo, la pompa de alguna pirotecnia, los vientos de la hinchada activan un territorio acústico único, tenso, expectante. El gesto de la protesta social a la vez que intenta transformar la vida es, como toda performance, un desplazamiento incierto, un deambular, un roce de cuerpos e imaginarios, rabias e ilusiones.
Quienes vivimos cerca de la Plaza de Mayo desde los años kirchneristas, precisamente a la vuelta de la sede central de La Cámpora en CABA, luego de aquellas marchas o festivales en la plaza escuchábamos cómo, al volver a guardar los trapos, las columnas se quedaban en la esquina en una especie de zapada honesta, con bombos y trompetas dale que dale las canciones de Estelares pero con la letra cambiada. Esta semana, desde que se conoció el fallo contra CFK, por el barrio de la Rosada y más allá, cruzando 9 de julio, se volvió a escuchar el cancionero kirchnerista, incluso a capela. Se reactivaba aquel paisaje, como del pibe a las 11 de la noche cantando la marcha en solitario a todo pulmón por la bicisenda: lo que parecía una tímida resurrección de la militancia resultó un entrenamiento de gargantas para hoy.
Las marchas en Argentina llevan años despertando la misma paradoja: multitudes que inundan las calles con consignas furiosas o esperanzadas, pero cuyo eco parece diluirse en el corto plazo sin dejar huellas concretas. ¿Son realmente estériles estas movilizaciones? Por un lado, es difícil ignorar cómo muchas de estas protestas -ya sean los piquetes contra el ajuste, las columnas sindicales o las mareas humanas del 8M- terminan convertidas en rituales que se agotan en sí mismos. El ritual de la queja social que los políticos escuchan pero no atienden, el guión previsible de la cacerola que suena fuerte y luego se guarda hasta la próxima crisis. Basta ver cómo algunas marchas masivas no logran torcer ni un solo artículo de una ley, ni modificar un fallo judicial, ni destrabar una negociación salarial. El sistema parece haber desarrollado anticuerpos contra la presión callejera.
Sin embargo, sería un error reducir su impacto a la mera inmediatez. Las movilizaciones en Argentina operan en otro registro -más sutil pero no menos potente-. Son termómetros que marcan la fiebre social cuando las instituciones fallan, escenarios donde se reconfiguran las alianzas políticas y sobre todo, máquinas de producir símbolos que luego recorrerán un camino más largo. ¿O acaso el “Que se vayan todos” del 2001 no terminó reencarnando, años después, en fórmulas políticas concretas? La calle no legisla, pero a veces prepara el terreno para que otros lo hagan. El verdadero problema quizás no sea la esterilidad de las marchas, sino la sordera de quienes deberían convertirlas en acciones. Después de todo, en un país donde la representación política muestra grietas profundas, la plaza sigue siendo el último lenguaje que les queda a los que ya no creen en los discursos.
Diez días atrás la asociación de Slackers de Villa Regina decoró el Indio Comahue con sus cintas y maravilló, como suele hacerlo cuando se lo permiten, a todos los reginenses que disfrutaron de la zona de bardas en un finde caluroso que se prestó para pasear y hacer actividad al aire libre. Se armó un…
Durante la cena del pasado jueves en Olivos, Javier Milei y Cristian Ritondo empezaron a darle forma a un acuerdo electoral entre La Libertad Avanza y el PRO en la provincia de Buenos Aires.
El libertario se abrió a la posibilidad de armar un frente para las elecciones provinciales del 7 de septiembre con el objetivo de sumar a los radicales y vecinalistas que nada quieren saber con jugar directamente con la marca del partido de Gobierno.
Como condición para eso, Milei pretende que en las elecciones del 26 de octubre al Congreso, la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires sí lleve el sello de La Libertad Avanza, con apoyo y adhesión de dirigentes del PRO.
A Milei le interesa plebiscitar su gestión en octubre y cree que la única forma de hacerlo es jugar con su marca electoral, sobre todo en terreno bonaerense. Ahí está puesta su obsesión por lograr un triunfo contundente.
Pero, para eso, también resulta clave el resultado de la elección provincial de septiembre, donde los libertarios necesitan de la territorialidad de intendentes PRO y UCR, que no están dispuestos a entregar esos activos sin un gesto de apertura frentista de Milei que, a la par, habilite a una discusión horizontal para el armado de listas locales y seccionales.
A Milei le interesa medir el sello de LLA en las elecciones nacionales octubre; a los intendentes PRO y UCR, que se respeten sus estructuras locales y seccionales en la elección provincial del 7 de septiembre
LPO contó la resistencia de pintarse de violeta por parte de intendentes del radicalismo y varios del PRO del interior. Ante eso, Ritondo propuso a Milei ir en un frente en la elección bonaerense, bajo un esquema similar al que se dio en Chaco.
Ahí es donde se puede llegar a un punto de encuentro. A Milei le interesa medir el sello de LLA en octubre; a los intendentes PRO y UCR, que se respete sus estructuras locales y seccionales en la elección del 7 de septiembre. Y creen que la única herramienta para poder lograrlo es bajo un esquema de alianza.
Como fuere, en el radicalismo bonaerense que lidera el senador nacional Maximiliano Abad señalaron a LPO que, hasta el momento, nadie habló con ellos de armados electorales.
“Acuerdo de qué, para qué y cuál sería el lugar del radicalismo en ese acuerdo”, plantearon voces de ese espacio que recordaron lo determinante del peso de la UCR en el interior bonaerense durante las últimas tres elecciones.
“El radicalismo tiene un valor y hay que defenderlo”, señalaron. En ese sentido, además de exigir una negociación en términos programáticos, también reclaman tener gravitación en la discusión de listas y que se respete la lapicera en los municipios donde la UCR gobierna.
Como contó LPO, los intendentes radicales ven “imposible” una fusión directa a una boleta con la marca de LLA pero hay quienes ven un esquema de alianza “más digerible”, sobre todo si va de la mano con el PRO, que en el interior sigue siendo socio de los radicales en gabinetes y bloques oficialistas en el Concejo.
Otro dato relevante es que, para medir su gestión en octubre, el candidato de Milei en la provincia sigue siendo José Luis Espert y no Diego Santilli.
Hoy por hoy es muy difícil que el Presidente cambie de postura. Primero, porque tiene un conpromiso con el economista y, segundo, porque tanto en las encuestas que manejan en la Casa Rosada como en el PRO, Espert mide más que Santilli.
Frente a eso, lo que le está proponiendo Ritondo a Santilli es que encabece la boleta en la Primera sección (norte del Conurbano).
Como contó LPO, al Colo no le cierra esa idea pero, cerca de Ritondo creen que lo más conveniente para Santilli es ganar en una sección clave como la Primera y liderar la oposición a Axel Kicillof en la Legislatura bonaerense de cara a su proyecto de ir por la Gobernación en 2027.
Así, el acuerdo avanza ante la inacción de Mauricio Macri, que se fue de viaje tras la derrota porteña. Quienes trabajan en la unión entre el PRO y LLA aseguran que Macri ya no es un escollo para que el acuerdo se concrete, tampoco sus tensiones con Karina Milei y Santiago Caputo.
Macri sabe que una oposición suya al acuerdo decantaría en una salida del partido de dirigentes e intendentes de peso. Conocida es la postura de Guillermo Montenegro (Mar del Plata) y Ramón Lanús (San Isidro) en pos de ir juntos con los libertarios como sea.
De todas formas, fuentes del PRO bonaerense se ocupan de no borrar por completo al ex presidente y recuerdan su voluntad de acuerdo.
“No es casual que el mismo día que fue a comer Cristian, Mauricio le haya mandado un mensaje a Milei. Hay una sintonía de que hay un interés común de jugar juntos en la provincia”, dicen.