HAPPY HOUR, DALE ESPACIO A TU DESEO
Happy Hour: Dale espacio a tu deseo. Dirección Eduardo Albergaria / Guión Eduardo Albergaria, Carlos Arthur Thiré, Fernando Velasco y Ana Cohan. Con Pablo Echarri, Leticia Sabatella, Luciano Cáceres y Aline Jones.
Un hombre araña utiliza los medios de noticias para que se conozcan sus hazañas. Irrumpir en las casas, treparse por las paredes de las casas ajenas, entrar y grabar un video tipo selfie con los moradores reales atados. Una metáfora de amantes citadinos.
Los relatos audiovisuales después de los 90 tienen de interesante no montar en tiempo lineal los sucesos de una historia. Como cuando Tarantino comentaba sobre Pulpfiction que a veces uno cuenta una historia olvidando partes importantes y debe retomar desde un punto anterior que se olvidó.
Una reflexión sobre el deseo y las relaciones estables. Una cultura basada en la convivencia del matrimonio o las parejas que se proyectan en el tiempo y las historias de terceros que se pueden colar por una ventana. Pero como un nuevo pacto en la relación. En esa descripción del universo, encuentra contrastes de comedia romántica.
El personaje de Pablo Echarri tiene la característica de ser escritor, profesor de una universidad y de tener una historia para contar a partir de un accidente.
Contar una historia y convertirse en un personaje viral en Brasil, un argentino profesor universitario en otro país donde se cuestiona a sí mismo poder participar y ser parte de una comunidad, a pesar de la distancia. Cuando suenan tangos, clásicos y modernos, se describen estados anímicos del personaje de Echarri con cierta nostalgia y son utilizados como impases entre las escenas y las reflexiones en 1ra persona.
Un nuevo héroe social que ahora tiene grupies. Y esta condición es apetecible para una campaña por una diputación que busca su pareja, como herencia genética de parte de su familia.
Una comedia con una puesta en escena bien iluminada, con los ambientes tratados con mucha identidad narrativa. Con citas literaria y contenidos prestado del género escrito. Una forma un poco bizarra de súper héroe que solo quiere preguntarse por el deseo y el amor como tema principal en un mundo de campañas políticas que generan objetos de consumo electoral.