El León de San Marcos: ¿un viajero chino disfrazado de símbolo veneciano?
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El León de San Marcos: ¿un viajero chino disfrazado de símbolo veneciano?

 

Un nuevo estudio publicado en la revista Antiquity sacude la historia de Venecia: el mítico León de San Marcos, emblema de la ciudad, no sería un león veneciano sino un “inmigrante” chino que habría llegado a Europa gracias al padre de Marco Polo.

Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable


Un símbolo eterno, pero lleno de misterios

Millones de turistas levantan la vista cada año en la Piazza San Marco para admirar la escultura del león alado que custodia la laguna desde lo alto de su columna. Sin embargo, ese bronce que los venecianos convirtieron en bandera de su república mercante no nació como símbolo cristiano, ni siquiera como león.

La pieza carga cicatrices de una vida anterior: orejas recortadas, alas añadidas, cuernos eliminados. Apenas un documento de 1293 da fe de su existencia, cuando ya estaba maltrecho y en reparación. Ni el taller, ni el escultor, ni la fecha de instalación son conocidos.


De la cuenca del Yangtsé a la Serenissima

El arqueólogo Massimo Vidale, de la Universidad de Padua, coautor de la investigación, lo explica con prudencia: “No sabemos cuándo llegó a Venecia, ni quién la modificó”. Pero las pruebas de laboratorio son contundentes: los isótopos de plomo analizados en una restauración de 1990 revelan que el cobre utilizado procede de la cuenca del río Yangtsé, en China.

Es decir, el bronce que hoy mira hacia la laguna veneciana no tiene origen mediterráneo, como se suponía.


Un zhenmushou con pasaporte veneciano

La sorpresa va más allá: el “león” podría ser en realidad un zhenmushou, criatura híbrida de la dinastía Tang (618-907 d.C.), usada como guardiana de tumbas. Hocicos leoninos, orejas puntiagudas, melenas en llamas, alas unidas al torso y hasta rasgos humanos. La nariz bulbosa del León de Venecia coincide con esas piezas orientales conservadas en museos.

Lo que hoy se presenta como un emblema cristiano de poder habría sido alguna vez un vigilante de ultratumba en la China medieval.


¿Un recuerdo de familia de los Polo?

La hipótesis más pintoresca conecta la historia con la familia más célebre de Venecia: los Polo. Niccolò y Maffeo, padre y tío de Marco, viajaron hacia 1265 a la corte de Kublai Kan en Khanbaliq (la actual Pekín). Allí pudieron encontrarse con la escultura.

En una Venecia que ya había adoptado al león como símbolo, los Polo habrían tenido la “idea algo audaz” —como dice el estudio— de reconvertir al zhenmushou en un León Alado de San Marcos. Una operación de reciclaje cultural que, vista de lejos, funcionaba de maravilla.


Entre saqueos, guerras y Napoleón

La columna que sostiene la estatua tampoco tiene un origen tranquilo: se cree que fue saqueada en Constantinopla hacia 1261, cuando los venecianos arrasaron Bizancio.
Más tarde, el león volvió a viajar: en 1797, tras la derrota de la República, Napoleón Bonaparte lo desmanteló y se lo llevó a París. Solo regresó en 1815, recompuesto como pudo.

El símbolo eterno de Venecia fue, en realidad, un trotamundos de bronce, arrancado de su tierra, rebautizado como león y puesto a custodiar una ciudad que no era la suya.


El mito continúa

Hoy, bajo las palomas de la Piazza San Marco y los flashes de los turistas, el León sigue allí. Pero después de este hallazgo, su mirada ya no es solo la del guardián veneciano. También es la de un viajero oriental, un zhenmushou disfrazado, que cruzó mares y guerras para convertirse en el ícono de una de las ciudades más bellas del mundo.

 

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