La primer compe del año se va a llevar a cabo en el «Play-On» ubicado en un predio dentro de la Isla 58 de Villa Regina. Este domingo a partir de las 17:30hs.
Nos tomamos enero para poder reactivar un espacio al aire libre en uno de los lugares más naturales y dados para la recreación que hay en Regina, y febrero lo arrancamos con todo. Lo que llamamos el «Play-On», es una canchita de basquet al aire libre emplazada en la Isla 58, a pocos metros del río Negro.
Activación del Pay-On en la Isla 58
El playón está ubicado dentro de un predio que queda pasando lo que sería el «Avistaje de aves», cuenta con proveeduría y es un hermoso espacio al aire libre para pasar la tarde. Reacondicionamos y limpiamos el espacio que no contaba con las líneas reglamentarias, y el aro no se encontraba en condiciones y estaba en total desuso.
Lo pusimos a punto y lo dejamos listo. Mañana promete ser una linda compe para ir a ver y una linda tarde para disfrutar en familia. Traete el mate y la reposera.
Mañana domingo a partir de las 1700hs comienza el primer 3×3 del año, la «Copa JM Estudio Jurídico» que cuenta con 6 equipos: The LeñaKingos (unificación de dos equipos que siempre participán: Leñadors y Vikingos), Doble Ipa, The Wall, Onfair, Peppers (en su 2da participación) y cierra MiGachi.
En la 4ta competencia que organiza @3x3basquetregina, el formato de disputa será de dos zonas de 3 equipos, en las cuales los 3ros jugarán ente sí para definir 5to y 6to lugar, y los primeros cruzarán con los segundos para jugar semifinales.
Más contenidos sobre los eventos 3×3 de @basquetregina los encontrás en este enlace: https://latapa.com.ar/?s=3×3
El Registro Civil de Río Negro cumple con guardias mínimas para cubrir servicios esenciales en todas las delegaciones de la provincia, en el marco del aislamiento preventivo, social y obligatorio dispuesto por Nación por la pandemia de COVID-19. Si bien hay algunas limitaciones, en general la tarea del organismo no se detuvo. Desde que comenzó…
En una dimensión conocida por las voces,algo se intercala entre los silencios superpuestos… Los cuerpos han desaparecido,y nadie sabe con certeza el porqué,aunque algunas de las voces tienen sus propias teorías: la voz J piensa que fue un meteorito como el que extinguió a los dinosaurios,la voz M dice que en realidad fue el efecto…
Mientras Luis Caputo admite que no tiene los dólares para afrontar los vencimientos de deuda del año que viene, en el campo salieron a advertir que en 2026 dejarán de ingresar 2.000 millones de dólares por las inundaciones que golpean al centro y noroeste de la provincia de Buenos Aires.
En la Confederación de Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Carbap, calculan que alrededor de 1.5 millones de hectáreas quedarán improductivas en esta campaña frente al avance del agua, que atribuyen directamente a la falta de obras hidráulicas, sobre todo en la Cuenca del Salado.
En la entidad alertan que «la ventana de siembra de soja y maíz se cierra aceleradamente» y que si la superficie afectada tenía previsto sembrar un 60% de soja y un 40% de maíz, «están en juego alrededor de 2.000 millones de dólares que dejarían de ingresar al circuito económico en 2026».
Además del impacto que tendría directamente en los productores y la cadena de pago, en Carbap señalaron que también golpeará a la recaudación estatal. «La conclusión es simple: todos perdemos, mientras las obras siguen sin aparecer», acusaron.
Como contó LPO, en la región afectada crece el malestar de productores inundados con el gobierno de Javier Milei, no solo por las obras frenadas en la Cuenca del Salado, sino también por la escasa ayuda en materia de maquinaria y recursos, mucho menor a la prometida por Patricia Bullrich cuando visitó la zona.
Ahora, la bronca se expande porque el presupuesto nacional 2026 no incluye obras hidráulicas en el Salado. En Carbap señalaron que, sólo en la región de esa cuenca, Nación recauda más de 1.000 millones de dólares anuales en retenciones.
Además, recordaron que Milei sigue cobrando el impuesto a los combustibles creado justamente para financiar obras de control de inundaciones. «Sin embargo, el Presupuesto Nacional 2026 no asigna ni un peso para las obras del Salado. Una omisión incomprensible y de un impacto económico gigantesco», acusó Carbap.
En Carbap alertan que «la ventana de siembra de soja y maíz se cierra aceleradamente» y que si la superficie afectada tenía previsto sembrar un 60% de soja y un 40% de maíz, «están en juego alrededor de 2.000 millones de dólares que dejarían de ingresar al circuito económico en 2026».
Y agregaron: «Frente a quienes repiten que ‘no hay plata’, la respuesta es simple y contundente: En esta cuenca sí hay plata: la generan los productores y la recaudan los tres niveles del Estado todos los años».
Estimaciones realizadas por la entidad a partir de imágenes satelitales tomadas la semana pasada, exponen que, en la actualidad, hay 2 millones de hectáreas inundadas y casi 3.8 millones afectadas, o sea, que quedaron fuera de producción.
Bolívar es el distrito más golpeado, con casi 170 mil hectáreas afectadas por el agua. Le siguen 9 de julio (con más de 136 mil hectáreas), Pehuajó (casi 110 mil), 25 de mayo, Lincoln y Casares (los tres distritos con cerca de 105 mil hectáreas afectadas).
Carbap también le reclamó a los intendentes por la falta de mantenimiento de los caminos rurales a pesar de cobrar «la tasa vial -crecientemente onerosa-, las guías de traslado y además reciben el 12% de la recaudación del Impuesto Inmobiliario Rural».
Al gobierno bonaerense, en tanto, le cuestionaron que el presupuesto 2026 «propone un aumento del 100% en el impuesto inmobiliario (mas de 70 millones de dólares adicionales), pero destina poco mas de 4 millones de dólares al Plan Maestro». «La desproporción es evidente y, sobre todo, inaceptable», acusaron.
Frente a eso, en Carbap exigieron como «objetivo concreto, urgente e innegociable» que, para 2030, las obras del Plan Maestro del Río Salado «deben estar terminadas en su totalidad». «No se trata de un slogan ni de una expresión de deseo. Es una obligación moral, productiva y social», señalaron.
La Dirección de Deportes de la Municipalidad de Villa Regina informa que el domingo 7 se realizará el Torneo Aniversario ‘Copa Cinesis’ de básquet 3×3 en la cancha del Club Atlético Regina. Habrá dos categorías: NO federados y femenino/mixto. El horario de inicio está previsto antes del mediodía sujeto a modificaciones por disposición de la…
Les presentamos textos que han sido partícipes de otras ediciones de BRISA LITERARIA, un evento ARTÍSTICO que lleva ya 8 años consecutivos realizándose en la #ESRN11 a cargo de la docente Mary Ayala. Y MUCHO MÁS… Nunca supe definir el amor, creo que nunca nadie supo, te lo pintan como eso que te llena de…
Endeudadas y sin resto físico, dos compañeras de CABA, una de Chubut y otra de Trenque Lauquen viajamos a Corrientes este fin de semana, rumbo al Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Fue la segunda reunión presencial del año del equipo de redacción de la Guía para cuidadoras, que se juntó durante meses por Zoom.
A pesar de la planificación minuciosa para delegar las tareas de cuidado, cuando el viernes al mediodía nos encontramos en la casa de una de nosotras, seguíamos dejando instrucciones a quienes tomaban la posta: Julieta y yo a nuestras hijas mayores; María repartió entre su marido y su hermana, y Guadalupe contó con su pareja Naty. Ese esfuerzo no sólo era necesario para salir de casa todo un fin de semana, sino también para prevenir o manejar cualquier imprevisto. De diez compañeras de Mamá Cultiva Argentina que teníamos la intención de ir al Encuentro, sólo nosotras cuatro pudimos. El resto no llegó con los costos del viaje ni tenía a quién delegar los cuidados.
Cuando el micro arrancó, nosotras ya estábamos riéndonos de cualquier cosa. Compartimos el viaje con compañeras aborteras, militantes, feministas de distintas colectivas, y junto a la nueva organización política Movida Ciudad, de la que también soy parte.
Aprovechamos las once horas de viaje para leer colectivamente el libro “Contra el autoritarismo de la libertad financiera”, de Verónica Gago y Luci Cavallero. Y también nos reímos de eso:
—¿Todo van a hacer colectivamente? — Y sí.
Leíamos algunos párrafos en voz alta, discutíamos lo escuchado y volvíamos al texto. A las seis horas de viaje, paramos en Gualeguaychú a cenar y nos encontramos con otros siete micros repletos de mujeres con los que veníamos compartiendo la ruta. Hicimos cola para comprar, cola para ir al baño, cola para cargar agua. Hasta para saludarnos y abrazarnos hicimos cola.
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Llegamos a Corrientes a las 9 y media de la mañana y dejamos nuestras cosas en el alojamiento: entre Mamá Cultiva, Movida Ciudad y Ni Una Menos alquilamos unos departamentos con 8 camas cada uno. Éramos unas veinte.
Después nos tomamos un Uber hasta el Anfiteatro Cocomarola, donde estaba empezando el acto de apertura. A todos lados nos movíamos caminando o en Uber, estoy segura de que algún chofer correntino debe haber pagado el total de la tarjeta este mes.
Bajo un sol que ya empezaba a quemar, miles de mujeres y disidencias esperaban estoicas la lectura del documento de la Comisión Organizadora. Al mirar al escenario lo primero que vimos fue la carita de Loan en una bandera que se veía desde cualquier punto del anfiteatro.
En los alrededores se vivían los encuentros y desencuentros propios de estos espacios: algunas compañeras lidiaban con la señal de celular que se perdía, otras comenzaban a montar gazebos en el Parque Camba Cuá y otras se organizaban para ir a los talleres.
Con nuestra Guía en mano, nosotras elegimos tres: el Taller 51: ¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidados?, el 52: Ciudades feministas, sociedad del cuidado e interseccionalidad y el 59: Salud mental desde una mirada integral, social y comunitaria. Una de nosotras se quedó en el gazebo de Mamá Cultiva que instalamos en el Parque Camba Cua, repartiendo folletos y contestando preguntas.
Las otras tres nos fuimos a los talleres. A las seis de la tarde nos volveríamos a encontrar, pero teníamos que tomar decisiones, ya que varias actividades ocurrían en simultáneo: algunas irían a la marcha por los Travesticidios, Lesbicidios y Transfemicidios; otras a la presentación de libros como «Estafa de la Feminidad» y «Contra el autoritarismo de la libertad financiera»; y otras se unirían al pañuelazo por el derecho al aborto legal. Tuvimos que elegir una sola actividad. Y esta fue una de las tantas veces que lamentamos que el Encuentro no durara al menos una semana, para poder estar en las actividades que queremos estar y se superponen, y escuchar más a nuestras compañeras y apoyar sus actividades.
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Llevamos nuestra Guía al Encuentro como quien porta un arma de construcción masiva. Estábamos confiadas de que, en ese espacio sagrado, seríamos comprendidas. Un lugar donde todas caemos con nuestras experiencias y nuestras historias de vida a cuestas; donde no hay moldes en los que encajar ni necesidad de fingir ser algo que no somos.
Si bien algunos talleres atraen más gente que otros, la escuela que nos tocó estaba repleta. La convocatoria fue tan grande que el taller “¿De qué hablamos cuando hablamos de cuidados?” tuvo que desdoblarse. Había mujeres de Chaco, Corrientes, Córdoba, Neuquén, y Buenos Aires.
El debate empezó con una catarsis purificadora. Las compañeras se anotaban para hablar y compartir sus emociones: la angustia, el cansancio, la urgencia de ver un cambio, por mínimo que fuera, que aliviara el trajín diario. Como si de golpe cayeran en la «estafa» que significa el rol del cuidado para las mujeres. Muchas sentían la necesidad de poner en palabras lo que angustia de la vida que elegimos, porque lo que más nos angustia es que, tal vez, no la elegimos.
— Si hubiera sabido que iba a terminar criando sola, como todas, no habría elegido ser madre — confesó una de las mujeres.
Las horas en los talleres son cortas. Pasan entre llantos, abrazos, testimonios y confesiones. Hablamos de la crisis de los cuidados y el empobrecimiento intrínseco que acompaña la tarea de cuidar. Cuando mencionamos la existencia de algún proyecto de ley buscando restituir políticas públicas de cuidado, hubo consenso en que una ley, por sí sola, no resolverá la profundidad del problema.
Como un fantasma, apareció la palabra “suicidio” en boca de algunas cuidadoras hartas. Otras no se atrevieron a nombrarla, pero decían que sí con la cabeza. También hubo relatos de mujeres que se sentían invisibles.
— No me ve ni mi propia familia — dijo una de ellas. Nosotras la veíamos perfectamente.
Nosotras habíamos llevado dos ejemplares impresos de la Guía. No pudimos imprimir más por falta de presupuesto y sólo tenemos unos pocos para hacer promoción. También llevamos folletos y los repartimos. Después esperamos nuestro turno para contar de qué se trata.
Nuestra insistencia en que se reconozcan los cuidados busca, en definitiva, que se reconozca una verdad fundamental: los seres humanos somos inherentemente interdependientes. A lo largo de la vida, necesitamos ser cuidados de muy diversas formas y en distintos momentos.
Es precisamente esta interdependencia la que hackea la idea de meritocracia que las ultraderechas fomentan y utilizan para perpetuar estos roles de género desiguales.
Las cuidadoras hacemos un esfuerzo sobrehumano e incluso llegamos a rompernos para sostener la mentira de que el esfuerzo individual y aislado nos va a conceder la libertad. ¿Cómo asumirnos libres si estamos condicionadas por un trabajo no remunerado? ¿Cómo puede sentirse libre una persona que por una condición de salud queda automáticamente condenada al empobrecimiento? ¿Quién es libre endeudándose mes a mes?
Mujeres de distintos lugares, diferentes culturas, clases sociales, edades y territorios, se identificaban unas con otras al hablar de cuidados. En el aula iba creciendo la urgencia, el enojo y el deseo de despertar a otras. Íbamos cumpliendo nuestro objetivo: que cada vez más cuidadoras se reconozcan en la estafa y debatan con otras cómo “sacar a los cuidados del closet». Aparecía a modo de reclamo que los cuidados tienen que ser prioridad en la agenda feminista, porque “ésto sólo podemos cambiarlo nosotras”. Con “esto” nos referíamos al enojo de saber que el mundo vive a costa de nuestros cuerpos. Que reproducimos y sostenemos la vida que será o fue mano de obra de otros, sin más reconocimiento que una palmada en la espalda.
En los otros talleres a los que asistimos, también apareció la palabra suicidio. Y la pregunta: ¿qué pasaría si el tiempo que le dedico al cuidado de otrxs me lo dedicara a mí misma?. Surgió como dañino el imperativo de “fingir demencia y seguir” y la idea de reemplazarlo por tomarse un tiempo para reponerse y seguir. Porque no seguir no es opción.
Una compañera — que, para sorpresa nuestra, ya había leido la Guia— le pidió a todas que por favor se indignen, que no hablen con liviandad, que se permitan el enojo que se necesita para poder cambiar las cosas.
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Después de la intensidad de los talleres, nos reencontramos en el Parque Camba Cuá. Al conversar con compañeras de otros colectivos, se repetía, casi como un mantra, un improvisado «operativo clamor» hacia nosotras mismas. Crecía entre todas la idea de reconocer nuestras victorias, celebrarlas y, desde ahí, flotaba en el aire un pedido amoroso y urgente a las referentes feministas: que den un paso al frente para encabezar el cambio que necesitamos, sabiendo que cuentan con el apoyo incondicional de las bases.
A la tardecita nos reencontramos en el hospedaje para una rutina necesaria: bañarnos, cenar algo y descansar. El viaje había sido demasiado largo, el recorrido por la ciudad de un lado a otro bajo el sol, agotador y la opción más inteligente era descansar.
Pero una de nuestras compañeras nos vino a buscar para ir a comer algo abajo del puente donde se celebraba el “Festi Torta”.Y si la idea es desafiar al sistema que nos oprime, explota, invisibiliza y endeuda, lo más apropiado es festejar porque sí. Porque nos vemos, porque insistimos, porque nos declaramos en desobediencia y lo vamos a celebrar.
Cantamos, bailamos, nos festejamos y de pronto el grupo Viva la Pepa, empezó a tocar una versión entre cuartetera y punk de “Volver a los 17”, de Violeta Parra, y nos sumamos a un trencito que desembocó en un pogo. Un pogo de desahogo y afirmación: acá estamos, endeudadas, pero acá, cansadas, pero contra todo pronóstico, cargadas de vida, volviendo a los 17 en un instante fecundo, referenciándonos con nosotras mismas, sintiéndonos profundamente presentes, integrando la idea de que somos nosotras las que vamos a construir la sociedad inclusiva, justa y cuidada que necesitamos. Una idea que se va enredando, enredando como en el muro la hiedra y va brotando, brotando como el musguito en la piedra ay sí, sí, sí.
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El domingo nos despertaron las campanas de una iglesia cercana que sonaron demasiado fuerte para el sueño que teníamos acumulado. Pero sirvió para que una de nosotras iniciara la liturgia del mate, y otra el ciclo de duchas. Mientras nos sumábamos al desayuno, intercambiábamos vivencias de otros talleres y dejábamos nuestros bártulos listos para salir a Buenos Aires al final del día. Siempre organizadísimas: unas aplicando protector solar, otra llevando el repelente, otra cargando el agua.
Volvimos a las mismas aulas del día anterior para debatir y escribir las conclusiones de cada taller. Al mediodía nos reunimos para participar de la Asamblea de Feministas de Abya Yala, donde tiramos del hilo de la memoria ancestral que nos recuerda el respeto por la naturaleza, la Pachamama, el territorio, la vida en comunidad, la reciprocidad y la complementariedad.
Después fuimos en pequeños grupos hacia la rotonda Poncho Verde para la gran marcha de cierre del Encuentro. Llegamos sensibilizadas, fortalecidas y repuestas, alegres y llenas de glitter. Por primera vez nos vemos todas juntas: las que nos cruzamos en la ruta, los talleres, en las plazas, en las calles, ahora formamos un gran hilo que une las luchas y reivindicaciones pasadas y presentes, que tiene voz de mujer joven y exige: «Corrientes, escucha, únete a la lucha».
Se repartieron cancioneros y, entre todas, siguiendo los megáfonos, fuimos hacia el puente cantando. Literalmente hacia el puente, pero también sabiendo que eso somos: puente para otras, puente entre nosotras, que conecta lo que fuimos y lo que queremos ser.
¿Todo van a hacer colectivamente? Y sí.
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Del 25 de noviembre al 10 de diciembre, conmemoramos los 16 días de activismo contra la violencia de género. La UNSAM, ONU Mujeres y la Alianza por la Libre Expresión e Información están estudiando la violencia digital contra periodistas y activistas en América Latina. Tu experiencia puede ser muy valiosa para encontrar caminos para la prevención y erradicación de esta forma de violencia. Anotate para responder la encuesta. Más información acá.