El Registro Civil de Río Negro cumple con guardias mínimas para cubrir servicios esenciales en todas las delegaciones de la provincia, en el marco del aislamiento preventivo, social y obligatorio dispuesto por Nación por la pandemia de COVID-19.
Si bien hay algunas limitaciones, en general la tarea del organismo no se detuvo. Desde que comenzó la cuarentena, a través de sistema de Gestión de Documentación Electrónica se generaron 1.554 documentos oficiales, 222 actas de registro y 37 resoluciones con firma digital, como expedientes de adición de apellido, rectificación y actualización de datos en actas, entre otras cosas.
Además, se contestan todas las consultas que ingresan a través de la Oficina Digital, disponible en los sitios rionegro.gov.ar/oficinadigital o registrocivil.rionegro.gov.ar. En cada caso, existen formularios para que el ciudadano haga sus consultas.
La implementación del sistema de Expediente Electrónico en el Registro Civil permitió que el personal trabaje en modalidad home-office o teletrabajo, sin moverse de sus casas. Esto permite avanzar en la gestión de los expedientes con los cuales se tramitan solicitudes de la ciudadanía y que no se resienta el trabajo.
El objetivo principal sigue siendo el resguardo del personal y de la ciudadanía, brindando soluciones ante la urgencia y las necesidades esenciales prevista en el Decreto que dispuso el aislamiento.
Civiles asesinados desde el cielo, niños quemados por bombas argentinas, un Estado paralizado por la cobardía y una élite que aún hoy justifica la infamia. El bombardeo a Plaza de Mayo fue mucho más que un intento fallido de golpe: fue una advertencia brutal al pueblo trabajador. La Historia oficial lo sepultó entre líneas, pero la deuda con la memoria persiste. ¿Hasta cuándo se negará esta masacre fundacional de nuestra violencia política contemporánea?
Aquel jueves 16 de junio de 1955, Buenos Aires amanecía como cualquier otro día. Sin embargo, hacia el mediodía, la ciudad se convertiría en el escenario del ataque más cruel y despiadado que haya sufrido su población civil. A plena luz del día, y sin que mediara guerra alguna, aviones de la Marina argentina bombardearon la Casa Rosada, el Ministerio de Guerra, la CGT, y principalmente, la Plaza de Mayo. El saldo fue devastador: más de 300 muertos —en su mayoría civiles— y más de 1000 heridos. Pero lo más escandaloso es lo que ocurrió después: silencio, impunidad y negacionismo.
La historia oficial lo menciona de soslayo. Las instituciones democráticas lo ignoran. Y la educación pública lo relega, cuando lo aborda, a una nota al pie. Setenta años después, el bombardeo sigue siendo una herida abierta y deliberadamente olvidada. Una masacre fundacional que incomoda, molesta, porque desarma el relato heroico de los “libertadores” de la Revolución de 1955. Una masacre que no puede explicarse sin nombrar el odio visceral hacia el peronismo y hacia los sectores populares que encarnaban, y aún encarnan, la posibilidad de una Argentina plebeya y real.
Juan Domingo Perón supo temprano que algo se cocinaba. Lo alertaron el jefe de la SIDE, Jáuregui, y luego el general Lucero. El desfile aéreo previsto para ese mediodía no era inocente. Bajo el disfraz de un acto patriótico, los aviones estaban cargados de bombas. Bombas argentinas, dirigidas contra argentinos. En la jerga técnica: terrorismo de Estado. En la memoria de quienes sobrevivieron: una traición sin nombre.
Los agresores fueron parte de la Aviación Naval, con sus Avro Lincoln y Catalinas decorados con cruces y la leyenda “Cristo vence”. Una farsa piadosa que buscaba envolver de moral religiosa una operación de exterminio. El objetivo, según dijeron, era matar a Perón. Pero las bombas cayeron sobre la multitud. Trolebuses repletos, niños de escuela, empleados públicos, familias enteras. Un “daño colateral” perfectamente calculado.
La CGT llamó a defender a Perón. Él intentó frenar la movilización, consciente de que los golpistas no tendrían escrúpulos en disparar sobre la gente. Pero ya era tarde. A la tarde, nuevas oleadas de aviones arrojaron más de nueve toneladas de explosivos sobre la Plaza. En los techos, aún hay cicatrices del crimen. En la conciencia colectiva, aún no hay justicia.
Pablo “El Profe” Borda, joven historiador y divulgador, lo dice sin rodeos: “Nunca antes en la historia de la humanidad las Fuerzas Armadas de un país habían bombardeado a su propia población sin el inicio de una guerra civil”. Lo que ocurrió en Buenos Aires fue un acto de terrorismo de Estado, una masacre política planeada no solo para derrocar a un presidente, sino para escarmentar a un pueblo.
Y sin embargo, la democracia no ha sido capaz de construir una memoria que esté a la altura del hecho. No hay estaciones de subte que lo recuerden. No hay feriados. No hay grandes monumentos. Hay apenas una baldosa, algunas placas, y la memoria militante de quienes aún luchan por decir lo obvio: que las bombas no fueron culpa del pueblo.
El colmo de la desfachatez fue un volante que circuló en esos días, firmado por los autores del crimen: “Responsabilidad de Perón y la CGT en la matanza de Plaza de Mayo”. Los asesinos, con la impunidad de los cobardes, culparon a sus víctimas. El argumento: Perón sabía y no evacuó. La CGT movilizó. Ergo, los culpables eran los muertos.
Pero lo más indignante no es solo el hecho ni la lógica perversa con la que se justificó. Lo verdaderamente insoportable es que esa línea de pensamiento sigue vigente. No hay un consenso democrático de condena, como bien señala Borda. El bombardeo quedó relegado al ámbito del peronismo, como si sus víctimas hubieran sido todas fanáticos. Como si no hubieran sido ciudadanos, trabajadores, personas de a pie. El trauma fue tan brutal que se volvió “incómodo de mirar”, dice el Profe. Y es cierto: incomoda porque muestra hasta qué punto el odio de clase puede justificar lo injustificable.
Hoy, bajo un gobierno como el de Javier Milei, que constantemente repite categorías peligrosas como “argentinos de bien” versus “argentinos de mal”, la lección del 16 de junio cobra un dramatismo particular. Cuando desde la más alta investidura del país se naturaliza la violencia verbal, se reivindican dictaduras y se desprecia la vida del otro por pensar distinto, no estamos tan lejos de aquella lógica exterminadora.
Milei no tira bombas, pero lanza decretos que vacían al Estado, elimina organismos de derechos humanos, persigue docentes, demoniza pobres y criminaliza a los que protestan. Es una violencia con otros métodos, pero que responde a la misma matriz: la eliminación simbólica del enemigo político. Una forma moderna de bombardear la democracia desde adentro.
La Plaza de Mayo no olvida. La historia tampoco. Pero la democracia le debe a esa fecha algo más que silencio. Le debe memoria activa, justicia histórica, reparación simbólica y material. Y sobre todo, una enseñanza clara: los derechos no se bombardean. Se construyen, se amplían, se defienden. Y se recuerdan.
Mientras no haya un consenso democrático para condenar el bombardeo de 1955, seguiremos siendo una sociedad a la que le tiemblan las piernas para mirar de frente su peor espejo. Porque la verdadera libertad no se construye sobre cadáveres, ni sobre el olvido. Se construye con memoria, con verdad y con justicia. Y esa deuda está lejos de saldarse.
La Dirección de Turismo de la Municipalidad de Villa Regina invita a disfrutar de dos días de la Feria ReEmprender especial ‘Carnaval del amor’, durante sábado y domingo de 18 a 22 horas. De esta manera, las casitas de los artesanos se vestirán especialmente para la ocasión en el marco del ‘Día de los enamorados’….
La evolución de las milicias digitales de la ultraderecha representa un nuevo desafío en la intersección de la política y la tecnología. Lo que comenzó como un fenómeno marginal en las redes sociales se ha convertido en una amenaza tangible para la seguridad y la democracia. A medida que estos grupos ganan poder y perfeccionan sus tácticas, es fundamental que tanto el Estado como la sociedad civil se preparen para enfrentarlos, tanto en el terreno digital como en el físico.
En el marco del ‘Día de la Defensa Civil’, el Departamento de Protección Civil de la Municipalidad de Villa Regina saluda y agradece a las instituciones de emergencias como Bomberos Voluntarios, Policía, Hospital, Clínica Central, empresas de servicios y otros organismos públicos y privados que diariamente trabajan en distintos eventos para resguardar la integridad física…
Javier Iguacel se quedó con un negocio multimillonario apalancado en deuda en dólares sobre los pozos que le otorgó YPF a su empresa que no tiene historial en el sector del petróleo.
El exministro de Energía y exdirector de Vialidad durante el gobierno de Mauricio Macri montó una estructura para quedarse con activos de YPF por cifras millonarias, con un capital inicial ínfimo, y ahora prepara un carry trade financiero que le dará ganancias de 100 millones de dólares anuales casi sin haber puesto un peso.
El Cohete a la Luna reveló que la maniobra se inició en abril de 2024, cuando el Banco Santander abrió la licitación de 55 áreas convencionales de YPF bajo el Plan Andes. Apenas tres meses después, Iguacel fundó Bentia Energy S.A., una sociedad constituida con apenas $30 millones de capital -de los cuales solo $7,5 millones fueron integrados- equivalente a unos USD 21.000 al cambio oficial.
Con esta estructura precaria, Bentia se quedó nada menos que con los clústeres Vaca Muerta Norte (Rincón de los Sauces) y Vaca Muerta Sur (Huincul), aprobados por decreto en abril de 2025 por el gobernador neuquino Rolando Figueroa. La adjudicación fue formalizada a pesar de que Bentia no cumpliría con la Ley de Hidrocarburos, que exige solvencia financiera demostrada para concesionarios.
Lejos de contar con los fondos para cumplir el compromiso de inversión declarado, que el propio Iguacel tasó en USD 150 millones, el ex ministro macrista reconoció públicamente que la única fuente de financiamiento concreta hasta ahora es una pre-venta de crudo, una operación irregular considerando que ni siquiera es aún oficialmente propietario de los activos.
Pero el verdadero negocio no es la explotación: como sucede con el sector agropecuario, Iguacel planea realizar un carry trade clásico. Emitirá deuda en dólares en el exterior, con tasas bajas, y usará como garantía los activos que le entregó el Estado a través de YPF.
De ese modo, financiará operaciones locales generadoras de dólares, con costos en pesos y beneficios en divisa dura. En definitiva: apalancará deuda barata en dólares contra activos públicos argentinos para rentabilizar el diferencial cambiario.
Bentia Energy está conformada por Iguacel junto a Lucas Logaldo, exjefe de Gabinete en Energía, y Pablo Giamperi, ambos exfuncionarios públicos cercanos a Iguacel. La maniobra se explica mejor como privatización encubierta con favores políticos que como inversión productiva genuina.
Mientras tanto, YPF se desploma: pasó de tener ganancias por $544.000 millones a registrar pérdidas por casi $13.000 millones en el primer trimestre de 2025. Todo esto mientras aumentan las tarifas, se venden activos estratégicos y se despide personal.
En el sector energético aseguran que la jugada de Iguacel se resume en una especulación financiera con recursos públicos. Si el plan le sale bien, los beneficios serán privados. Si sale mal, el rescate correrá por cuenta del Estado argentino.
En el sector creen que quienes están detrás del negocio de Iguacel son el propio Macri y Marcos Galperín, el creador de Mercado Libre.
LPO reveló el año pasado que la sombra de Macri y la de Nicolás “Nicky” Caputo aparecía detrás de la primera operación importante que concretó YPF en la venta de sus pozos tradicionales, un proceso muy opaco que diseñó Santiago Caputo, en los meses de la transición y que tuvo como primer paso ubicar a su socio, Guillermo Garat, como vice de la compañía estatal.
La Municipalidad de Villa Regina puso en marcha la licitación pública N° 04/2021 para el mantenimiento y recambio de luminarias a tecnología LED para el sector centro, Avenida Mitre, calle Juan XXIII, Avenida Cipolletti, Las Heras, Brown, Belgrano y Avenida General Paz. El presupuesto oficial es de $ 29.078.154,41 y el plazo de obra es…
Difunde esta nota
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.