Sociedad

  • El Wall Street Journal afirma que Karina pasó de ser un activo a un peligro para Milei

     

     El Wall Street Journal, el diario más influyente en el mundo de las finanzas de EEUU, consideró que Karina Milei se convirtió en un peligro para Javier Milei tras los escándalos de corrupción. El New York Times también había había publicado un artículo sobre la secretaria general de la presidencia donde destacan su costado esotérico.

    El diario destaca que mientras Milei eligió a un egresado de Harvard para la desregulación y a un ex banquero de Wall St para manejar la economía, confió en una pequeña vendedora de tortas en Instagram como su principal socia para gobernar.

    Para el Wall Street Journal, esa elección amenaza al gobierno libertario y al plan de reconstruir a la economía argentina. “Karina Milei está envuelta en un su propio escándalo de corrupción, centrado en denuncias por coimas de compañías farmacéuticas”, explican.

    Según el análisis dos periodistas del diario neoyorquino, las denuncias afectaron el aura outsider del presidente e influyeron en la derrota en la Provincia. El fracaso electoral sacudió los mercados y despertó preocupación en los inversores extranjeros sobre el desempeño del gobierno para las elecciones de octubre.

    Uno de cada cinco docentes universitarios trabaja en Uber, Rappi o Avon para llegar a fin de mes

    El diario describe el rol de Karina como el de “co presidenta” y al mismo tiempo lo equipara con el de una primera dama, ya que acompaña a su “hermano no casado” en reuniones con líderes mundiales.

    El diario recuerda la frase de Diego Spagnuolo sobre el “3% va para Karina” y cita a un comerciante que asegura: “Son tan corruptos como los anteriores.”

    El New York Times destaca que Karina cobraba por organizar reuniones con su hermano y también destaca su rol en la estafa de Libra.

     

  • Furioso porque no hubo pedido de disculpas, Juez se distancia de Milei

     

    De a poco, Luis Juez empieza a dar señales de que regulará en la campaña cordobesa de los libertarios de cara al 26 de octubre. Lejos del entusiasmo que demostraba hasta hace algunas semanas cuando selló la alianza del Frente Cívico con La Libertad Avanza, el senador eligió por un perfil más crítico en los últimos días, con mayor profundidad en los dardos a partir del ataque que sufrió en redes por parte del Gordo Dan cuando el tuitero disparó con munición gruesa y, de manera definitiva, Juez empieza a patear el tablero en el vínculo con los Milei.

    En los últimos días, Juez levantó el perfil, primero en medios porteños y después en señales cordobesas, y decidió tomar distancia del esquema libertario. Enfatizó en el pedido por un arribo del presidente Javier Milei a Córdoba “para que se ponga la campaña al hombro” y, dentro del armado de campaña, reconocen que la ausencia de un mensaje del líder de La Libertad Avanza al senador después del ataque de trolls en redes conspiró para que Juez desista de un entusiasmo que tampoco fue tan evidente una vez que se conocieron las listas.

    “Juez, como todos, supo de antemano la alianza y no las listas. Cuando vio que quedaba todo para ‘Borno’ (Gabriel Bornoroni) empezó a regular”, dijo una fuente a LPO.

    El hijo de Juez destrozó al Gordo Dan: “qué podés esperar de este gordo pelotudo, tiene un problema con ponerla”

    Algo que este sitio también comentó en ese entonces a partir del escenario favorable que se abría en aquel momento para el jefe del bloque libertario en Diputados: la chance de un triunfo en Córdoba que le sirviera a Bornoroni de plataforma para su candidatura a la gobernación en dos años.

    Lo que vino después con el escándalo de los audios de Diego Spagnuolo y la espiral de crisis en la que entró el Gobierno acrecentaron los problemas para los libertarios cordobeses que, además, tuvieron el episodio Gordo Dan vs. Luis Juez.

    El senador no sólo no tuvo disculpas públicas del presidente, sino que tampoco alguno de los integrantes de la boleta para la que él trabaja se solidarizó públicamente por el ataque del tuitero vinculado a Santiago Caputo y Las Fuerzas del Cielo.

    Por ello, a pesar de haber estado juntos todo el esquema este fin de semana en la Rural de Río Cuarto, Juez dejó fuertes indicios de portazo. “No me van a correr cuatro boludos con una computadora, o a pedirme que me silencie con un WhatsApp porque no puedo hablar de mi hija o del Garrahan, que fue el lugar en el que me dijeron que mi hija tenía parálisis cerebral. Si no te sirve mi acompañamiento de ese lugar, no cuenten conmigo. Yo tampoco podría votar en contra de la educación pública”, dijo Juez en Río Cuarto.

    No me van a correr cuatro boludos con una computadora o a pedirme que me silencie con un WhatsApp porque no puedo hablar de mi hija o del Garrahan. Si no te sirve mi acompañamiento de ese lugar, no cuenten conmigo. Yo tampoco podría votar en contra de la educación pública

    Donde, además, remarcó que él no es candidato y se refirió a Bornoroni como el jefe de campaña. Leyendo entrelíneas apunta a que el resultado exponga, no sólo el calibre de los candidatos, sino también las falencias en la lapicera de jefe de la bancada libertaria.

    El senador también calificó de “gordo impresentable” al Gordo Dan en el programa Voz y Voto, donde, además, reconoció que se juntó “tres veces con Spagnuolo”. “Voy a ser lo más prudente que pueda: yo me junté tres veces con Spagnuolo en mi despacho y cuando él intentaba darme explicaciones de esa índole yo le decía ‘a mí no me contés nada de eso, andá y resolvelo’. Yo le dije que hace 40 años que hago derecho penal y le dije que se manejara con inteligencia, que eso no podía ser una excusa para decir por qué no les dan respuestas a las prestadoras”, lanzó.

    De esta manera se empieza a graficar el tenor del compromiso que, por lo bajo, tendrá Juez con la campaña de los libertarios en Córdoba.

     

  • Empezó el juicio contra el ex jefe de fiscales de Rosario, un caso que sacude a la política santafesina

     

    El jefe de los fiscales de Rosario hasta 2020, Patricio Serjal, empezó a ser juzgado por un hecho de corrupción institucional. Es por haber recibido durante dos años sobornos del empresario del juego ilegal Leonardo Peiti que manejaba 200 casinos ilegales, en conexión con actores de la política para garantizar el funcionamiento del negocio. También acusan a Serjal por haber desalentado o directamente bloqueado investigaciones hacia el capitalista de juego. Para el ex fiscal piden doce años de prisión.

    Serjal era fiscal regional de Rosario y para 2020, cuando forzado por este escándalo renunció a su cargo, manejaba un plantel de 60 fiscales. Está imputado de ser organizador de una asociación ilícita, de cohecho agravado, peculado y omisión de persecución. Al empleado Nelson Ugolini le atribuyen ser integrante de este grupo y le solicitan cinco años de pena. El empresario Peiti ya aceptó una condena en un juicio abreviado también como organizador pero ahora, que ya cumplió su pena, anunció que declarará haber reconocido su culpa bajo presión para evitar una sentencia más dura.

    Habla el zar del juego de Rosario involucrado en una red de corrupción y apunta a Perotti y Mirabella

    A esto le prestó este lunes especial atención los defensores de Serjal, Renzo Biga e Ignacio Carbone. Lograron que citaran como testigos a los fiscales Miguel Moreno y Pablo Socca. Estos son quienes hace dos años dijeron que el fiscal Matías Edery, uno de los fiscales que investigó a Serjal por corrupción, había actuado de manera irregular en diferentes causas protegiendo a una testigo que cometía delitos pero de la que recibía información. Esta mujer se llama Mariana Ortigala y actualmente está presa.

    A Serjal lo acusan haber recibido durante dos años sobornos del empresario del juego ilegal Leonardo Peiti que manejaba 200 casinos ilegales, en conexión con actores de la política para garantizar el funcionamiento del negocio

    La pesquisa que investiga a Serjal también involucra como parte del grupo delictivo al senador provincial peronista Armando Traferri. El histórico legislador no pudo ser imputado junto a Serjal porque durante casi cuatro años resistió comparecer hasta octubre de 2024. Pero Traferri dice que esta causa es una construcción de sus antiguos fiscales. Peiti reconoce, incluso en una nota a LPO, haberle aportado a Traferri 200 mil dólares.

    El senador Traferri la pasó mal en su indagatoria: los nuevos fiscales lo acusaron de ser el jefe de una asociación criminal

    El tribunal integrado por los jueces Nicolás Foppiani, Facundo Becerra y Hebe Marcogliese aceptaron sean citadas las fiscales María Laura Urquiza y Bárbara Ilera que investigan a Edery. Según dijo el juez Foppiani es porque las denuncias de direccionamiento de la causa lo ameritan. También admitió como testigo al fiscal Federico Rébola.

    La historia

    El caso también involucra al ex fiscal Gustavo Ponce Asahad, que reconoció haber cobrado coimas de Peiti para desistir de investigarlo, y reportar esos fondos a Serjal. Ese dinero también llegaba a la política. En octubre pasado el senador provincial Armando Traferri fue finalmente imputado como jefe de la organización.

    Armando Traferri

    Los fiscales José Luis Caterina y Marisol Fabbro sabían de antemano que las defensas iban a jugar fuerte para intentar derrumbar el juicio. Los defensores de Serjal dijeron que los iniciales fiscales de la causa, Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, montaron una estrategia para presionar al empresario Peiti con una condena más severa si no involucraba a Serjal. También señalaron que con ese propósito fueron funcionales a las directivas del entonces ministro de Seguridad Marcelo Sain, en tiempos de Omar Perotti, lo que consideran una intromisión inaceptable en la actividad de la fiscalía.

    Este lunes en el juicio lo volvieron a decir. Apuntaron sobre todo contra Edery, fiscal que actuó en los casos de violencia institucional durante los años más duros en Rosario, y fue apartado luego de que dos colegas, precisamente los fiscales Moreno y Socca, señalaran en una audiencia que protegía a una testigo colaboradora que era testaferro de Los Monos.

    Esta mujer es Mariana Ortigala y fue muy aludida en la audiencia. los defensores de Serjal pidieron que se expongan en el juicio las extracciones de dos de sus teléfonos. Según ellos eso demostrará que la causa contra Peiti fue amañada, que lo amenazaron con una condena severa y que ante eso él aceptó incriminar a Serjal y a Traferri. Y recibió tres años de prisión y se fue libre a dos meses de dictada la condena.

    Mariana Ortigala y su hermano Rodrigo Ortigala, personas ligadas al delito de estafas con vehículos, le alquilaban a Peiti un departamento en un edificio de su propiedad y lo extorsionaban. Lo que dicen los abogados de Serjal es que Mariana le entregó a Peiti a los fiscales Edery y Schiappa Pietra y que desde allí empezó una investigación direccionada. A cambio, indican los defensores, al menos Edery no investigó a esta mujer por sus delitos.

     Los fiscales Marisol Fabbro y José Luis Caterina 

    Según los fiscales que actúan en este juicio, José Luis Caterina y Marisol Fabbro, esa formulación no tiene sustento. Caterina dijo que la declaración del capitalista de juego Peiti fue propuesta por el abogado de este que era Luis Rossini quien ya falleció al ex fiscal general Jorge Baclini. También remarcan que la causa que tiene a Peiti y que lleva a los sobornos de Serjal y también a la implicación del senador Traferri ni siquiera es de Rosario. Viene de la ciudad de Melincué, en el sur santafesino, y su impulsor fue Matías Merlo. Quien es hoy es el fiscal regional de Rosario que reemplaza a Serjal.

    El argumento de la defensa de Serjal es que llegaron a él por una investigación con prueba obtenida de manera ilegítima y merced a una manipulación. La fiscalía rechaza tal cosa. Y exhibe la abundancia de evidencia que muestra cómo Serjal a través de su secretario el ya condenado fiscal Ponce Asahad rehusaba investigar toda causa que tuviera que ver con Peiti y daba órdenes a fiscales subordinados a desistir de los trámites en los que aparecía el capitalista de juego.

    Serjal y Ugolini están imputados por conformar una asociación ilícita con Ponce Asahad, Peiti, Maximiliano “Cachete” Díaz que es un pistolero de la banda de Los Monos y el ex comisario mayor Alejandro Torrisi, quien era cobrador del sistema de casinos y ya está condenado en juicio abreviado. La asociación era para usufructuar la recaudación generada por una red de casinos y apuestas por medios electrónicos ilegales. La asociación se prolongó a partir del 24 de abril de 2017, fecha en la que se constató el primer contacto telefónico entre Traferri y Peiti, en la causa de Melincué.

    Los defensores pidieron que quede prescripta la causa judicial contra el empleado judicial Ugolini. El tribunal replicó que definirá más adelante. Ugolini era el encargado de mantener contacto con distintos actores del grupo ilícito y pasar información de la fiscalía.

    En la causa contra Peiti impulsada por el fiscal Merlo se advierte en 2017 una fluidez en una relación que según los fiscales no es común entre un senador, ciertas figuras de la política y un empresario que es el principal capitalista de juego clandestino en la provincia. Tanto Ponce Asahad como Serjal borraron sus conversaciones con Traferri. También la información del contacto de whatsapp. No obstante eso pudo ser recuperado de sus teléfonos.

     

  • Uno de cada cinco docentes universitarios trabaja en Uber, Rappi o Avon para llegar a fin de mes

     

    Una encuesta muestra que el 19% de los docentes universitarios está obligado a realizar trabajos que no están vinculados a su formación para llegar a fin de mes. Además, el 20% admite que empeoró su alimentación y un 6% dice que está salteándose comidas.

    Según un relevamiento a docentes de la Universidad Nacional Arturo Jauretche de Florencio Varela, uno de cada cinco en áreas que no son de su formación como Uber, Rappi o venta de Avon para poder llegar a fin de mes.

    Los docentes universitarios perdieron el 50% de su poder adquisitivo desde diciembre de 2023. Muchos renunciaron a sus cargos o pidieron licencias para poder buscar otras ocupaciones que les permitan subsistir en medio del ajuste.

    Un estudio realizado en la Universidad Nacional Arturo Jauretche por la Asociación de docentes e investigadores (ADEIUNAJ) muestra que la crisis económica alcanzó una profundidad pocas veces vista.

    En Córdoba se escapa la inflación en alimentos: subió 3,3% y la carne 5,5% 

    De la encuesta participaron 600 de los 1600 docentes que tienen algún tipo de dedicación en la universidad. Uno de cada cuatro consultados dijo haber tenido que abandonar cursos de formación porque no tiene tiempo o dinero para realizarlos.

    “La pobreza del tiempo se viene profundizando desde la pandemia y llegó a un punto crítico porque el salario ya no alcanza para nada. Un 70% de los docentes declara haber recortado los cursos de posgrados porque no puede cubrirlos. Eso significa un ataque directo a la excelencia universitaria y a la formación de sus docentes. Un dato novedoso del relevamiento de este año en este sentido es que casi un 20% debe tomar tareas ajenas a su formación para llegar a fin de mes”, explicó, explicó Clara Chevallier, secretaria general del sindicato docente y candidata a secretaria general de la Conadu por el Frente 23 de Abril.

    De la encuesta también se desprende que el 57% de los docentes abandonó actividades deportivas o de recreación por falta de tiempo y por falta de dinero. El 48% redujo actividades culturales. Además, en el último año, la Universidad Nacional Arturo Jauretche perdió al 10% de sus docentes.

     

  • Un cordobés en el fuego de Nepal

     

    Fotos: Juan Data

    Logré salir de Katmandú la tarde del jueves 11 de septiembre. El aeropuerto – de instalaciones antiguas, sin túneles ni mangas para los aviones – estaba particularmente abarrotado de gente intentando irse: hacía tres días que los vuelos habían sido cancelados, y algunos pasajeros llevaban este tiempo durmiendo ahí. Los militares habían cerrado las instalaciones y puesto barricadas cuando empezaron los rumores de que los manifestantes tomarían también el aeropuerto. El parlamento ya ardía. Yo había estado dos días antes en el centro de la ciudad. Lo había visto todo. 

    Llevaba quince días en Nepal. Estaba intentando hacer un video documental sobre un tema muy distinto: es un país donde conviven el budismo y el hinduismo, dos mundos religiosos muy diferentes pero que convergen y han dado lugar a la aparición del budismo nepalí, casi una religión propia, muy mezclada con la vida cotidiana. Hay templos en cada esquina y la gente profesa y vive una vida muy tranquila y respetuosa. Es un país muy seguro. Esos principios, extrañamente se hicieron sentir incluso cuando explotó la protesta, con toda su violencia. 

    La mañana del lunes 8 estaba en el barrio de Tamel, donde se encuentran la mayoría de los hoteles y comercios. Yo mismo me hospedaba ahí. Al principio todo transcurría como un día normal. Quería registrar el festival kumari, una de las pocas veces en que la niña diosa de Nepal sale de su palacio y se la puede ver. Estaba grabando en la calle esperando ese momento y de pronto me di cuenta: alguno cerró la puerta, otro bajó la persiana, y en un rato habían cerrado todos los negocios de golpe. La gente hablaba por los teléfonos con cara de preocupación. El movimiento se volvió diferente. Le pregunté a una persona, que no hablaba mucho inglés, y me dijo: the protest, the protest. Ahí entré a Google y vi las noticias y me enteré de todo. En ese momento ya empezaban los enfrentamientos en el Parlamento. 

    Era inimaginable lo que ocurriría después. No daba la sensación de que fuera a pasar a mayores, pero volví al hotel frustrado porque la niña kumari nunca salió y tenía la sensación de que no iba a poder hacer mi registro. Ahí vi en las noticias que el conflicto había empeorado: después del mediodía y la tarde empezaron a circular los primeros videos de los enfrentamientos y la represión. A la noche se confirmó el dato de 19 manifestantes muertos y más de 300 heridos. Decidí salir a la calle al amanecer, la historia que iba a contar de Nepal era otra. 

    Las calles del barrio de Tamel estaban vacías. Las persianas de los negocios bajas. No parecía la misma ciudad que yo había visto durante los últimos quince días. Me hizo acordar a la pandemia. Pero había una diferencia: la señal de protesta era prender fuego en las esquinas, y en muchos lugares habían quedado fogatas o brasas, con o sin gente alrededor. Caminé en soledad hasta una de las pocas avenidas anchas de Katmandú, donde ya se veían grupos grandes de gente que avanzaban encolumnados en una dirección clara: el Parlamento. Ahí vi también a los primeros policías, llegando a la plaza Durban, que es la principal de la ciudad. Me metí entre la multitud, como uno más de ellos.

    Yo había hablado con muchos nepalíes que mencionaban el tema de la corrupción, pero no parecía algo a punto de explotar. Y menos que fuera a explotar con los jóvenes a la cabeza. Porque ningún joven me había hablado de esto. El primer choque fue cuando llegamos a una esquina donde había un grupo de unas doscientas personas prendiendo fuego un muñeco en un palo con la cara del primer ministro, K. P. Sharma Oli. El ánimo estaba realmente caldeado. La actitud de la policía era extraña: estaban ahí, pero no intervenían. Esa quietud era consecuencia del revuelo que generaron las diecinueve muertes del día anterior. Pero en el Parlamento fue distinto. 

    Antes, frente a la fogata donde quemaban el muñeco del primer ministro había un puente, un paso peatonal en el que la gente se amontonaba para mirar lo que pasaba. De un momento a otro empezaron a caminar.

    —¿Qué están haciendo? —le pregunté, en inglés, a uno.

    We are going to fight.

    Decidí seguirlo. Ya éramos alrededor de trescientas personas. Fue una caminata muy tensa, de media hora; una suerte de procesión. En algunos puntos del trayecto había grupos de policías. Todavía no se producía ningún enfrentamiento, pero se notaba la bronca. Entre los manifestantes, había algunos más enardecidos que insultaban a las fuerzas de seguridad y se les querían ir encima, mientras que otros los contenían. Ahí estaba algo de ese budismo nepalí. No iban a hacer destrozos ni catarsis porque sí: tenían un objetivo claro y hacia allí iban. Cruzamos cinco puntos de la ciudad donde había esos grupos de policías quietos, con sus escudos alzados, como a la espera. 

    Cuando llegamos al Parlamento, que ocupaba toda una manzana en el barrio de New Baneshwar el ambiente se sentía como una zona de guerra. Todo lo que podía prenderse fuego estaba en llamas. A lo lejos se escuchaban disparos. Una enorme columna de humo negro venía de un auto incendiado  en la puerta del frente del edificio legislativo, y dificultaba la visibilidad de la escena. 

    Me animé a registrar y empecé a filmar y sacar fotos. 

    El parlamento tiene tres entradas: una al frente —la principal— y dos a los costados. En los laterales, los manifestantes más pacíficos. Eran los sectores más dialoguistas. En la principal, otro grupo de manifestantes iba al choque. Era evidente que querían entrar al edificio. Allí no había diálogo. Había piedras, gases lacrimógenos y balazos. Hasta que llegó el punto de quiebre de toda protesta: la policía empezó a retroceder. Había muchísimos manifestantes y muy poca policía para contenerlos. Rodee el edificio hasta una de las entradas laterales para intentar tener un testimonio de los que estaban más tranquilos. En el frente y en los costados rompían las paredes con caños y arietes. Ahí los propios manifestantes me pidieron que no los filmara. Otro me dijo que se estaba por poner peligroso y me relegué al lateral del edificio. Desde allí pude escuchar un alarido de alegría, como si alguien hubiera hecho un gol y cientos de personas lo estuvieran gritando. Los manifestantes ya corrían dentro de la explanada frontal del  Parlamento. Entraban al edificio por el frente y por uno de los costados, todo al mismo tiempo. 

    Unos minutos antes había renunciado el primer ministro.

    La versión que circulaba, mientras yo estaba ahí, era que Sharma Oli se había ido a Dubai. Después se dijo que estaba resguardado en un cuartel militar al norte de la ciudad, desde donde mandó, al otro día, un comunicado.

    El parlamento estaba vacío cuando entraron los manifestantes.  Al rato salieron a las corridas con papeles oficiales, con cuadros, con sillas. Festejaban y exhibían las butacas de los legisladores como si fueran trofeos. 142 de los 275 escaños del Parlamento los ocupaban legisladores de la Alianza de Izquierda, sostenida por los cuatro partidos principales del país: el Partido Rastriya Swatantra, el Partido Jana Tamajbadi, y dos ramas del Partido Comunista, una maoista y otra marxista leninista, que es la que lideraba Sharma Oli. 

    El malestar que se había acumulado durante el último tiempo era porque muchos de los líderes de esos partidos y sus familias vivían una vida de lujos y riqueza, mientras el resto del país la pasaba mal. Había circulado un video sobre los Nepo-Babys, hijos e hijas de los principales dirigentes ostentando ropa, relojes, autos y viajes increíbles. Por eso, la semana anterior a las protestas Sharma Oli había prohibido el uso de 26 redes sociales en el país, entre las que se contaban Facebook, Instagram y TikTok. El lunes, después del primer día de protestas, levantó la prohibición, pero ya era demasiado tarde. 

    Después de arrasar el edificio, los manifestantes se dispersaron con distintos objetivos. Seguí a un grupo que se dirigía a la jefatura de Policía. Unos minutos después toda la policía de Nepal corría para salvarse; huían mientras los manifestantes prendían fuego la sede policial y saqueaban las armas. Los vi saliendo de la comisaría con ametralladoras, escudos y chalecos. Por primera vez sentí miedo. Había en ellos, igual, una extraña calma. Como si tuvieran muy claro lo que querían hacer. No se supo después de alguien que hubiera usado las armas. Una vez que pudieron tomarse esta suerte de revancha frenaron. Muchos levantaban escudos de la policía en señal de victoria.

    Decidí que había visto suficiente, ya entrada la tarde, y empecé a regresar. Pasé por la puerta del canal de televisión oficial. También tomado. Volví caminando solo hacia el barrio de Tamel, por calles cada vez más vacías a medida que me alejaba del centro de las protestas. Podía ver en las redes las noticias que desde Katmandú recorrieron el mundo: el incendio de las residencias privadas de los funcionarios, los presos escapando de las cárceles, la muerte de la esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal: ya eran al menos 25 víctimas.

    Llegué de vuelta al hotel y llamé a mis padres para avisarles que estaba bien. Y que tenía hacía rato un pasaje de avión a Taipei que debía salir, supuestamente, al día siguiente. Empecé a ordenar mi cabeza. A ver lo que había registrado y pensar qué iba a hacer. Porque hasta el momento lo que se sabía es que habían prendido fuego la ciudad, que no había primer ministro, no había policía. Y no sabía si iba a poder salir del país. 

    Esa noche subí un reel explicando lo que estaba pasando y fui a dormir agotado. La noche de Nepal es la mañana de Argentina. Cuando me desperté el reel había circulado un montón y había un montón de medios queriendo hablar conmigo. En Nepal viven solo ocho argentinos, y casi no había turistas porque estábamos en temporada baja. 

    Cuando salí a la calle, el Ejército había tomado el control de la seguridad nacional. Por suerte el barrio de Tamel –la mayoría son hoteles– estaba bastante tranquilo. Si el día anterior parecía pandemia, este parecía otra cosa, con vehículos militares patrullando la ciudad. Toque de queda. Todo cerrado. El único movimiento fue la celebración de Inda Jatra, en honor a un dios hindú en el que se hace una procesión, se exhiben máscaras y figuras talladas. Eso te da la pauta de la importancia que tiene ahí la religión. Salieron, hicieron su ritual y volvieron al toque de queda. Y el ejército respetó esto. No prohibió a la gente hacerlo. 

    En la calle ya no había taxis y la gente del hotel me consiguió un auto privado que me llevó al aeropuerto. Pasé por varios puestos de control y barricadas. Varias aerolíneas habían suspendido sus servicios. Algunas estaban retomando. Mi vuelo de Air Asia, increíblemente, estaba en horario. 

    Mientras dejé Nepal, el país vivió una elección inédita en el mundo. 

    La organización cívica Hami Nepal reunió cien mil participantes en un servidor de Discord y organizó una elección para proponer una salida al conflicto. Eligieron a Sushila Kakri, una mujer de 73 años, activista contra la corrupción y ex presidenta del Tribunal Suprema para guiar una transición de seis meses hacia un reordenamiento institucional. Hami Nepal llevó la propuesta a los militares, que aceptaron su nombramiento al frente de un gobierno interino que funcionará sin la cámara de representantes. 

    El domingo, desde Taiwán, subí a Youtube un video de lo que pude registrar en esas cuarenta y ocho horas históricas. Ahora, el futuro es una incógnita.

    La entrada Un cordobés en el fuego de Nepal se publicó primero en Revista Anfibia.

     

  • |

    Grabois lanza el “Proyecto Karina”: un 3% para las grandes fortunas con chicana incluida a la hermana de Milei

     

    En una jugada que mezcla ironía y agenda social, Juan Grabois presentó su idea de un nuevo impuesto a los patrimonios más abultados, al que decidió bautizar “Proyecto Karina”, en referencia a la secretaria general de la Presidencia.

    El dirigente social y tercer candidato a diputado nacional de Fuerza Patria adelantó que impulsará un proyecto que apunta a cobrar un 3% sobre los patrimonios mayores a los US$10 millones, con el objetivo de que los sectores más ricos aporten en tiempos de ajuste. “Yo estoy armando un proyecto que se llama Proyecto Karina, porque es el 3%”, dijo con sorna en declaraciones a Radio con Vos.

    Escalas y montos

    Si bien todavía trabaja en los detalles, Grabois explicó que la iniciativa establecería distintas escalas:

    • 3% para quienes tengan fortunas declaradas por más de US$10 millones (o $10.000 millones).
    • 2% para patrimonios de hasta US$5 millones.
    • 1% para quienes posean hasta US$2,5 millones.

    El referente de Patria Grande aclaró que se trata de aplicar el tributo sobre lo declarado: “Después habrá que poner sobre la mesa lo que no está declarado”. Y subrayó que “el 99,5% de los argentinos” quedaría exceptuado.

    Una reedición del aporte solidario

    La propuesta recuerda al aporte extraordinario y solidario que en 2020 impulsó Máximo Kirchner para enfrentar la crisis derivada de la pandemia, que gravó patrimonios superiores a los $200 millones.

    El guiño a Karina Milei

    El nombre elegido no es casual: Grabois aludió al “3%” que, según audios atribuidos al titular de ANDIS, Diego Spagnuolo, habría sido exigido en supuestos pedidos de coimas que involucrarían a Karina Milei y a su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem. El dirigente lo utilizó como chicana, dejando en claro que, para él, ese porcentaje debería destinarse a financiar políticas públicas, no a negocios turbios.

    Con su Proyecto Karina, Grabois reaviva el debate sobre la contribución de los más ricos, mientras dispara una flecha cargada de ironía al corazón del mileísmo.