Javier Milei viajó a EEUU, pero se volverá sin la foto que buscaba con Lionel Messi. A pesar de que no hubo encuentro con el capitán de la Selección, los trolls se conformaron con subir imágenes de una reunión ficticia hechas con IA.
En su discurso, el presidente fue muy elogioso de Messi a quién halagó después de festejar a Donald Trump. «También me alegra compartir escenario con uno de nuestros más ilustres deportistas y orgullo de todos los argentinos», dijo. Se refería a compartir el mismo espacio, pero no el mismo espacio al mismo tiempo.
«Un hombre que llevó el talento argentino a lo más alto del mundo, una prueba viviente de que el esfuerzo, la dedicación y la pasión son capaces de hacer milagros. Y la prueba de que yo también puedo felicitar a un zurdo», alabó Milei.
A pesar de las loas, el presidente debió contentarse con una visita de dos minutos que le hicieron el 14 veces ganador de Roland Garros Rafael Nadal, el una vez campeón de Roland Garros Carlos Moyá y David Nalbandian. «¡Qué honor, Rafa!, ¿Cómo estás?», dijo el presidente con el tono que utiliza cuando está extasiado.
«Es impresionante la alegría de Messi. Posta que conoció a su ídolo», escribió @nosoypitti junto a una imagen de Milei y Messi con los pulgares arriba. Tuvo 37 mil me gusta, pero se trató de una fake.
La foto original incluía al presidente junto a Elon Musk, un caído en desgracia para la administración de Trump. Otros usuarios subieron placas inventadas con la marca de La Nación en donde Messi expresa su regocijo por la prisión de Cristina Kirchner.
Nosoypitti también consiguió otro tweet viral con la declaración «Yo no me considero liberal… Directamente me defino como Mileísta» y una foto del astro. Para eso no trabajó demasiado: simplemente pegó la frase arriba de una foto de la disertación de Messi. Fue retwitteado incluso por Martín Varsavsky.
El empresario había cenado con Olivos a principios de octubre y cometió la indiscreción de publicar fotos de la residencia presidencial donde se ven imágenes de Milei retratado como Moisés.
Un tribunal de tres jueces condenó a nueve años de prisión al ex jefe de fiscales de Rosario Patricio Serjal al que encontró culpable de cobrar sobornos de parte de un capitalista de juego clandestino para no investigarlo. Un empleado de la unidad fiscal donde se desempeñaba Serjal, Nelson Ugolini, recibió cinco años de prisión. Era quien mantenía los contactos con el empresario de juego ilegal que buscaba protección y que canalizaba los pagos hacia arriba.
Las condenas fueron unánimes y para ambos juzgados los jueces dispusieron el cumplimiento de prisión en un establecimiento carcelario. Ya había sido condenado por formar la misma red el ex fiscal adjunto Gustavo Ponce Asahad.
Una de las principales novedades de este fallo, si queda firme, es sus efectos sucesivos e inexorables. La condena incluye la figura de asociación ilícita ya que establece que Serjal, que fue desplazado de su cargo en agosto de 2020, formaba la parte superior de una estructura que incluyó a un sector de la política santafesina, que recibía dinero de este capitalista de juego, Leonardo Peiti, para sus actividades.
Quien en este mismo trámite está imputado como jefe de asociación ilícita es el senador santafesino Armando Traferri, que no llegó a esta etapa del juicio aún porque durante cuatro años mantuvo los fueros legislativos ya que la mayoría de sus pares se negaron a levantarlos. La condena a Serjal por asociación ilícita deja a Traferri en el umbral de una resolución semejante.
Los fundamentos de los jueces reconocen la legalidad de la investigación que llevaron contra Serjal y Traferri los fiscales que inicialmente tuvieron el caso y a quienes las autoridades del Ministerio Público de la Acusación (MPA) corrieron del control del trámite cuando fueron señalados, incluso por fiscales colegas, de haber cometido delitos en el curso de la investigación para perjudicar a Traferri. Esa idea los jueces Nicolás Foppiani, Hebe Marcogliese y Facundo Becerra la descartaron.
«Detrás de esta sentencia hay todo un equipo de trabajo que hizo la investigación preparatoria y que se desempeñó de manera excelente ya que el tribunal avaló cada una de las pruebas», dijo la fiscal Marisol Fabbro, quien impulsó junto a su colega José Luis Caterina la acusación en el juicio que terminó este viernes.
Esa reivindicación explícita del trabajo de Schiappa Pietra y Edery viene recubierta de significado político y jurídico. Ambos fueron apartados de la investigación con el pedido explícito de Traferri que prácticamente supeditó a esa condición la decisión de presentarse el año pasado y que lo hizo tras ser reelecto en su banca en 2023. Los nuevos fiscales con las mismas pruebas rendidas por sus antecesores, y despreciadas por el Senado para desaforarlo, lo imputaron a Traferri el año pasado y le agregaron asociación ilícita.
Armando Traferri
El tribunal convalidó toda la investigación. Lo que significa también descartar la idea de que hubo un armado de fiscales que actuaron al margen de la legalidad en una pesquisa viciada coordinada por el criminólogo Marcelo Sain cuando era ministro de Seguridad de Omar Perotti.
El problema que tiene esta hipótesis, explicó la fiscalía y retomó el tribunal, es que el origen del caso aparece en 2017, cuando los fiscales Schiappa Pietra y Matías Edery no tenían ningún contacto con el asunto, y cuando Sain no tenía cargos en la provincia de Santa Fe. La detección de esta madeja de intereses, que incluye a Traferri y otros dirigentes políticos, está en una causa penal de Melincué. La llevaba quien ahora es fiscal regional de Rosario, Matías Merlo, quien como testigo en este juicio defendió muy enfáticamente esta causa.
Sobre la llamada «pata política», que fue llamada de esa forma por el tribunal, los jueces dijeron que para comprender cabalmente el alcance de la red en la que se enmarca la acción de los acusados, era importante entender que Serjal, Ugolini y Ponce Asahad actuaban bajo el paraguas de de estamentos con personas que aunque «no se encuentra en juzgamiento aquí fueron permanentemente aludidas durante el debate». Indicaron que esta implica la participación de funcionarios legislativos y políticos, «siendo el eje central el senador Armando Traferri».
En el juicio el capitalista Peiti admitió al declarar que le había dado 200 mil dólares a Traferri para la campaña política.
«Se produjo prueba que acreditó la existencia de una asociación ilícita estable, jerarquizada y funcional, cuyo objeto principal fue usufructuar el dinero ilícito proveniente de la recaudación generada por una red de casas de juego de azar ilegal, y, concomitantemente, garantizar la impunidad de dicho negocio mediante una cobertura judicial penal». Señalaron que esa estructura también era integrada «por personas que no fueron traídas a este juicio».
La fiscal Fabbro había dicho en su alegato final: «Este no es un caso de juego clandestino. Ni siquiera de «filtraciones» o incumplimientos funcionales aislados. Este caso traído a juicio es una investigación que pone sobre la mesa algo mucho más sutil y mucho más dañino: este caso versa sobre la impunidad. Este no es un caso sobre dinero, sino sobre lo que el dinero puede comprar. En esa posibilidad material que da el dinero combinada con ciertos contactos y con ciertas posiciones de poder, pudimos comprobar que ciertos funcionarios fueron efectivamente comprados por dinero».
Otro punto culminante que complica al condenado es que la fiscal Marianela Luna detecta en 2017 que Serjal actúa de una manera muy extraña cuando ella inicia una causa contra Peiti. En 2018 Luna avisa a la regional que va a allanar locales de juego ilegal de Peiti. Cuando se concretan las requisas esos garitos estaban sorpresivamente desmantelados. Frente a semejante filtración que volvió negativos los procedimientos en la siguiente oportunidad Luna tomó un recaudo: no le avisa a Serjal y allana directamente. En este caso los 14 operativos dan positivo. Ante la afectación de los intereses de Peiti lo que hace Serjal es dictar una resolución traspasando a dos fiscales de Rosario las causas de juego clandestino en la jurisdicción. Le dijo a la fiscal Luna, según ella declaró en el juicio, que la decisión era concentrar el mismo las causas.
El fiscal que acusó a los fiscales
Una de los principales testigos de la defensa fue paradójicamente un colega de los acusadores, el fiscal Pablo Socca. Según declaró Socca, los primero fiscales del caso usaron a la testigo colaboradora sospechada de extorsión Mariana Ortigala para llegar al capitalista Peiti y a través de él a Serjal.
Los jueces lo rechazaron remarcando que sus declaraciones connotaban «un conocimiento superficial del caso» que denunciaba. Hicieron eje en la declaración de la fiscal Bárbara Ilera que investiga al fiscal Edery por un supuesto hecho de omisión de investigación. Señalaron que la funcionaria «confirmó que no hay, hasta ahora, elementos que autoricen a presumir que hubo un acuerdo entre los fiscales Edery y/o su empleada Carla Belmonte con Ortigala para perjudicar al Sr. Serjal, y las apreciaciones en tal sentido del fiscal Socca no persuadieron por resultar genéricas y especulativas».
Siguieron los jueces: «La afirmación defensiva, basada en el testimonio de Socca, en cuanto a que la investigación se habría originado a partir de la manipulación o utilización de terceros – específicamente Mariana Ortigala- para «llegar a Peiti y a través de él a Serjal», constituye una mera especulación sin correlato probatorio»
Si Patricio Serjal resultaba condenado por asociación ilícita se sabía que el trance sería determinante en la causa de Traferri porque él está acusado de ser organizador de esa misma asociación.
Aquí estuvo centrada la pulseada. Se notó mucho en el juicio en la estrategia de la defensa. Y se advierte con elocuencia en el terreno de la opinión pública. Dos medios de fuerte presencia en Rosario, con importante penetración, publicaron el mismo artículo periodístico, con distinciones mínimas de construcción pero de idéntico eje, centrado en el testimonio del fiscal Socca, que denunciaba a los fiscales Edery y Schiappa Pietra de haber direccionado la causa en contra de Serjal y Traferri. Esas publicaciones fueron a diez días de la declaración de Socca.
El presidente de la comisión investigadora por la estafa Libra, Maximiliano Ferraro, dijo este viernes en la última reunión informativa antes de la presentación del informe que junto a sus colegas presentarán una denuncia contra el juez Marcelo Martínez De Giorgi y el fiscal Eduardo Taiano «por mal desempeño», «falta de colaboración» e «incumplimiento de los deberes públicos».
La bronca de los legisladores se debe a que tanto el juez como el fiscal les negaron acceso a la causa, algo que la oposición en el Congreso consideró una obstrucción al desempeño de la comisión. «Vamos a llevar adelante todas las acciones institucionales para denunciar el entorpecimiento que sufrimos por parte del Poder Judicial y el Poder Ejecutivo en el ejercicio de nuestras funciones y potestades constitucionales», le adelantó a LPO Juan Marino, miembro de la bancada de UP.
En efecto, Ferraro no solo listó a Martínez de Giorgi y Taiano, sino también al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, el titular de la Oficina Anticorrupción, Alejandro Melik, la ex jefa de la UTI creada por el gobierno, Florencia Zicavo, el presidente de la CNV, Roberto Silva, el responsable de la UIF, Paul Starc, y Sergio Morales, el primer funcionario en renunciar tras el escándalo de Libra.
Un legislador peronista le dijo a LPO que a los funcionarios del Poder Ejecutivo podría caberles la figura de encubrimiento. «Vamos a presentar denuncias penales porque no colaboraron con la investigación y se ausentaron de forma reiterada a nuestras citaciones», se quejó ante el vaciamiento de la comisión que promovió el gobierno.
Además, anticipó que el próximo lunes interpondrá «un recurso extraordinario ante la Corte Suprema, dentro del plazo legal, contra la decisión de la Sala I de la Cámara de Apelaciones que denegó el auxilio de la fuerza pública solicitado», para que los funcionarios comparezcan ante la comisión. El artículo 8º del reglamento de la comisión, que establecía que se podía contar con el auxilio de la Policía para trasladar a los que se resistieran a las citaciones del Congreso, terminó siendo letra muerta.
Los diputados de la comisión atravesaron un momento de zozobra cuando la radical Mariela Coletta se levantó de su silla y abandonó el salón Delia Parodi, donde se tramitaba la reunión. Algunos opositores se sorprendieron con su repentina partida, aunque alegó la necesidad de atender un asunto familiar urgente, porque el cuerpo cuenta con 28 integrantes y el avance del trabajo se logró por la unidad de los 14 del peronismo, la izquierda, el pichettismo, el bloque de Facundo Manes y los lilitos.
Mariela Coletta.
Que faltara uno de ese lote podía generar, si había reflejos y sentido de oportunidad, la posibilidad de que el oficialismo sentara a los 14 que le responden para bloquear las iniciativas de la oposición que había quedado solo con 13 voluntades. Sin embargo, la única legisladora libertaria que participó este viernes fue Alida Ferreyra, quien acusó a sus adversarios de «desnaturalizar» el rol del Congreso. «Avasallan la jurisdicción natural de los jueces y terminan entorpeciendo la investigación y pueden frustrar una estrategia judicial», dijo.
Vamos a llevar adelante todas las acciones institucionales para denunciar el entorpecimiento que sufrimos por parte del Poder Judicial y el Poder Ejecutivo en el ejercicio de nuestras funciones y potestades constitucionales.
Ferraro, por su parte, anunció que elevarán el informe final el 18 de noviembre, al tiempo que la massista Sabrina Selva pidió que se incorpore al expediente, de todas formas, cualquier información relevante que llegara después de la elaboración del dictamen, por eventuales demoras de las respuestas ante los oficios librados por la comisión.
Marino, finalmente, pidió la incorporación de un estudio de Fernando Molina, experto en blockchain, para nutrir el informe final. Esa pieza plantea que de las 140 mil billeteras que operaron en la estafa libra lo hicieron con criptomonedas y se registra que hubo 36 que alcanzaron una ganancia superior al millón de dólares, mientras que hubo más de 114 mil que registraron pérdidas.
Por Guillermo Carlos Delgado Jordan para Noticias La Insuperable
El canciller Pablo Quirno, en un rapto de orgullo genealógico mal medido, intentó lucirse en la red social X al presumir que un antepasado suyo había participado en el histórico Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, aquella reunión clave en la que se discutió el futuro del Virreinato del Río de la Plata ante la caída de la Junta de Sevilla. Pero, como suele ocurrir con quienes confunden linaje con honor, el canciller omitió un pequeño detalle: su ancestro votó por mantener al virrey español.
De los corrales de Flores al servilismo virreinal
Quirno compartió con entusiasmo la nómina de asistentes al Cabildo, donde figura su ancestro Norberto Quirno, registrado como “vecino” y “comerciante”. Según explicó, aquel Quirno había llegado a Buenos Aires en 1794, convirtiéndose en “pionero de la industria lechera nacional”, con un tambo en la zona de San José de Flores. Originario de Navarra, Norberto Quirno de Chandia contrajo matrimonio en Buenos Aires en 1799 con Manuela Josefa Gonzalez de Noriega Gomez Cuelli esparciendo su apellido por la «aristocracia» porteña.
El problema es que en el mismo documento que el propio canciller publicó —la lista de votaciones del Cabildo— se detalla con claridad que Norberto Quirno apoyó la continuidad de Baltasar Hidalgo de Cisneros, el virrey del Río de la Plata. Es decir, el antepasado que hoy el funcionario libertario enarbola como símbolo de “participación cívica” fue, en rigor, un defensor del dominio colonial.
El Cabildo del 22: cuando se jugaba la independencia
El Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 fue la antesala del nacimiento de la Patria. Convocado por el propio Cabildo para resolver el vacío de poder tras la disolución de la Junta Central de Sevilla, reunió a unos 250 “vecinos notables”. Allí se planteó una pregunta crucial: si el pueblo tenía derecho a reasumir la soberanía.
La mayoría votó por destituir al virrey Cisneros, dando inicio al proceso que culminaría tres días después con la Primera Junta. Pero una minoría —entre ellos Norberto Quirno— optó por la obediencia al poder colonial. En otras palabras, mientras algunos vecinos empujaban la historia hacia la libertad, otros se aferraban a los privilegios del orden virreinal.
Los Quirno y la herencia del sometimiento
Dos siglos después, la línea familiar de los Quirno sigue fiel a su raíz conservadora. El canciller Pablo Quirno Magrane, hoy funcionario de Milei, es nieto de Avelino Quirno Lavalle, uno de los fundadores del Partido Conservador Popular, aquel que representó a la oligarquía en los años del fraude y la dependencia.
Avelino Quirno, además, tiene un capítulo oscuro: fue quien prestó su domicilio legal al nazi Hugo Byttebier, un SS belga que se refugió en la Argentina y mantenía amistad con nada menos que Adolf Eichmann, el arquitecto del Holocausto. No es, precisamente, el tipo de árbol genealógico que un representante de la Argentina democrática debería exhibir con orgullo.
De virreyes a libertarios
La publicación de Quirno en X, pretendidamente patriótica, terminó siendo un espejo involuntario de la historia de su familia: de aquel comerciante que votó por la corona española al actual funcionario que celebra la sumisión al Fondo Monetario y a Washington.
Mientras el Cabildo del 22 fue el escenario donde se abrió la puerta a la independencia, los Quirno —ayer y hoy— parecen preferir las cadenas del poder extranjero. Porque en la historia argentina hay nombres que cambiaron de siglo, de uniforme y de bandera, pero no de bando: los cipayos de siempre.
Un hallazgo arqueológico en Anatolia reescribe la historia de los orígenes humanos: excavaciones en Boncuklu Tarla revelaron una civilización organizada, con templos, viviendas y complejas estructuras sociales, miles de años antes que Sumeria.
Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable
La historia de las civilizaciones humanas acaba de recibir un golpe de realidad. Un grupo de investigadores internacionales publicó en la revista Science Advances un estudio que sitúa en el corazón de la actual Turquía restos urbanos y religiosos de más de 11.000 años de antigüedad, lo que convertiría a esta comunidad en una de las más antiguas y complejas jamás descubiertas.
Lejos de las arenas de Egipto o de las ruinas de Mesopotamia, la región de Boncuklu Tarla, en el sureste de Anatolia, empieza a revelar los rastros de una sociedad que floreció en los albores del Neolítico. Los arqueólogos hallaron templos comunales, viviendas rectangulares de piedra, entierros rituales y objetos ornamentales que dan cuenta de una vida social sorprendentemente desarrollada.
Antes de los reyes y los ejércitos
Lo más impactante del estudio es que esta cultura parece haber precedido a la aparición de las jerarquías, los ejércitos y los monarcas. Según los investigadores, Boncuklu Tarla habría sido una comunidad igualitaria, cooperativa y ritualista, donde el trabajo colectivo y la espiritualidad compartida funcionaban como cemento social.
Lejos de la imagen del “hombre primitivo” cazador y nómada, los hallazgos muestran una planificación urbana temprana y una simbología religiosa sofisticada, con templos circulares y tallas que recuerdan a las de Göbekli Tepe, aunque aún más antiguas.
Un eslabón perdido entre el nomadismo y la civilización
El estudio, liderado por la arqueóloga Dicle Gülcan de la Universidad de Mardin Artuklu, plantea que Boncuklu Tarla podría ser el eslabón intermedio entre las aldeas agrícolas y las primeras ciudades-Estado. Las dataciones por carbono sitúan sus principales estructuras entre el 9500 y el 8800 a.C., justo cuando la humanidad comenzaba a domesticar cereales y animales.
Los arqueólogos hallaron cientos de cuentas de piedra, herramientas pulidas y restos de pigmentos utilizados posiblemente para pinturas rituales o corporales. También se detectaron enterramientos bajo los pisos de las viviendas, una costumbre extendida en comunidades donde los lazos familiares y espirituales eran centrales.
Una civilización sin guerra
Uno de los datos más reveladores del hallazgo es la ausencia total de armas o fortificaciones. Ni lanzas, ni muros defensivos, ni señales de conflictos masivos. En cambio, abundan los utensilios agrícolas y los objetos decorativos, lo que sugiere una economía basada en la cooperación y el intercambio, no en la conquista.
Los especialistas destacan que, durante milenios, la historia fue escrita por las civilizaciones guerreras que dominaron el relato. Este descubrimiento abre una ventana a un pasado diferente: una humanidad que supo organizarse sin violencia ni dominio de clase.
Reescribiendo los orígenes
El hallazgo desafía el paradigma clásico según el cual la civilización nació en Mesopotamia hace unos 6.000 años. Boncuklu Tarla, según las pruebas de laboratorio, podría duplicar esa antigüedad, desplazando el origen del urbanismo y la religión organizada a los primeros milenios del Holoceno.
La publicación en Science Advances no deja dudas: las estructuras excavadas muestran niveles avanzados de ingeniería, arte y simbolismo, incompatibles con las sociedades “primitivas” descritas por la historiografía tradicional.
El misterio continúa bajo la arena
El equipo de arqueólogos turcos y europeos apenas ha excavado un 15% del sitio, por lo que se espera que nuevas campañas revelen templos adicionales y posibles áreas de producción. Mientras tanto, el descubrimiento invita a repensar la historia como una sucesión no lineal de avances y retrocesos, donde la civilización puede haber brotado —y desaparecido— muchas veces antes de lo que imaginamos.
Boncuklu Tarla no sólo es una joya arqueológica: es una advertencia. Hubo pueblos que aprendieron a vivir en comunidad, en equilibrio con su entorno, sin templos de poder ni guerras por el oro. Quizás la verdadera civilización no se perdió: simplemente está esperando ser redescubierta.
Lo dijo sin rodeos: «Dejen flotar su moneda». La orden la impartió uno de los fondos de inversión más grandes del mundo, acreedor de la Argentina, justo antes de ingresar a la reunión de Javier Milei rcon un grupo de inversores en Nueva York.
«»Recomiendo dejar flotar el peso si quieren romper el ciclo de auge y caída. Los inversores extranjeros no invertiremos en activos locales a estos niveles de tipo de cambio. Punto final», declaró Pramol Dhawan, director de gestión de cartera de mercados emergentes de Pimco ante la prensa. El ultimatum es claro: sin un tipo de cambio libre, no habrá dólares nuevos.
La frase corrió rápido entre los operadores porteños, que seguían las pantallas teñidas de rojo. Pasado el mediodía de este viernes, los bonos soberanos argentinos se desplomaron a lo largo de toda la curva: los Bonares (AL41D) cayeron 0,63% y los Globales (GD38D) hasta 0,84%.
El clima internacional se volvió adverso y la luna de miel con los capitales empieza a enfriarse. Un día antes, Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, bajó la expectativa de un préstamo conjunto con bancos privados. «Quizá no sea necesario emitir deuda», dijo en una entrevista, y con esa frase enfrió el único canal de financiamiento que el Gobierno imaginaba activar tras el viaje.
No invertiremos en activos locales a estos niveles de la moneda. Punto final.
Las agencias de calificación tampoco dieron aire. Moody’s mantuvo la nota en Caa1 (estable), S&P en CCC (estable) y Fitch en CCC+ (estable). Todas destacan las fortalezas estructurales, recursos naturales, base industrial, respaldo del FMI; pero remarcan los riesgos que siguen sin resolverse: deuda externa, volatilidad, presión fiscal e inflación alta.