ESPERT: Repudio de la Universidad Católica Argentina a sus insultos
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ESPERT: Repudio de la Universidad Católica Argentina a sus insultos

 

Desde la UCA dejaron en claro su postura con el candidato de Milei.

La Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) repudió las expresiones «agraviantes» que el diputado nacional y candidato de Milei en la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, realizadas en el marco del Seminario Internacional de Comunicación Política organizado por la Cumbre Mundial de Comunicación Política y la Asociación Argentina de Consultores Políticos (Asacop), cuando insultó abiertamente a Cristina Kirchner y a su hija Florencia, recibiendo el repudio de los alumnos presentes.

La actividad fue parte de la primera jornada de este seminario que se realiza en el auditorio San Juan Pablo II de la casa de altos estudios.

«Frente a lo sucedido, llamamos a la reflexión de todos, recordando la prédica de nuestro gran canciller y arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva, en el tedeum del 25 de mayo en la catedral de Buenos Aires», sugirió.

La comunicación lleva la firma de Ignacio Tomé, director de Relaciones Institucionales de la UCA.

Texto del comunicado
En el día de la fecha, miércoles 11 de junio, se realizó la primera jornada del XVII Congreso Internacional de Comunicación Política organizado por la Cumbre Mundial de Comunicación Política y ASACOP (Asociación Argentina de Consultores Políticos). El mismo tuvo lugar en el auditorio San Juan Pablo II de nuestra universidad.

Si bien no somos organizadores del mencionado congreso, la Pontificia Universidad Católica Argentina repudia las expresiones agraviantes realizadas por el diputado nacional José Luis Espert quien expuso en el panel legislativo con pluralidad de participantes.

Frente a lo sucedido, llamamos a la reflexión de todos, recordando la prédica de nuestro gran canciller y arzobispo de Buenos Aires Mons. Jorge Ignacio García Cuerva en el Tedeum del 25 de mayo en la catedral de Buenos Aires:

«Venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, se está muriendo la tolerancia, se está muriendo el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos».

 

INSULTÓ A CRISTINA: Alumnos de la UCA echan a Espert que se tuvo que ir escoltado
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INSULTÓ A CRISTINA: Alumnos de la UCA echan a Espert que se tuvo que ir escoltado

 

El candidato libertario cruzó todos los límites y se tuvo que ir entre abucheos.

El economista y diputado de La Libertad Avanza José Luis Espert expuso una vez más su estilo provocador en la apertura de la Cumbre Mundial de Comunicación Política recordando cómo en redes sociales había agredido a Florencia Kirchner, hija de la expresidenta Cristina Kirchner, calificándola como «hija de una gran puta». Lejos de la reacción de los trolls que lo celebran en las redes, desde el auditorio se reprobó la expresión del diputado y le exigieron que se retire del auditorio.

La reacción contra la violencia de Espert ocurrió en el Salón Juan Pablo II de la Universidad Católica Argentina en el panel de apertura del congreso, en el que lo acompañaron el diputado Martín Yeza (PRO) -que se reía tras los insultos- y los senadores Maximiliano Abad (UCR) y Sergio Uñac (PJ). 

Tras lo ocurrido, Abad escribió en las redes sociales hablando de «pedagogía democrática» sin criticar los dichos de su posible aliado en las próximas elecciones bonaerenses, mientras que Uñac repudió las declaraciones del diputado mileísta. 

«Cómo no vas a estar amargada si sos hija de una gran puta. Hija de una gran puta», fueron las palabras que Espert pronunció a los concurrentes de la cumbre que se promociona como «el evento que reúne a los mejores exponentes de la comunicación política y expertos en campañas electorales».

Espert se expresó de esta manera con la intención de reflotar un tuit suyo del año 2012, en el que citaba un textual de la hija de la exmandataria. «Flor Kirchner. ‘Parece que mi pecado es ser Kirchner’. Y sí, tesoro bonito, ser una hija de puta literal es jodido», decía aquella publicación, que Espert repitió durante su exposición.

La publicación citada por Espert fue fuertemente cuestionada, el diputado libertario fue abucheado por el público y debió dejar el recinto escoltado por seguridad.

 

El Juez rechazó pedido de detención inmediata de Cristina
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El Juez rechazó pedido de detención inmediata de Cristina

 

Gorini negó el pedido de los fiscales Luciani y Mola para detener a la expresidenta tras quedar firmes las condenas en la causa Vialidad.

El juez del Tribunal Oral Federal 2 Jorge Gorini rechazó este miércoles el pedido de detención inmediata para la expresidenta Cristina Kirchner y el resto de los condenados en la causa Vialidad que presentaron los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, luego que la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejara firmes todas las condenas.

Luciani y Mola habían pedido al Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 que revea su orden de que Cristina Kirchner se presente en los primeros cinco días hábiles para quedar detenido y solicitó que en cambio, sea arrestada «inmediatamente». No obstante, el pedido fue denegado por Gorini y ratificó que la expresidenta deberá presentarse en la Justicia en el plazo ya estipulado.

El tribunal requirió este martes al Ministerio de Seguridad que en el término de 24 horas procure asignar una dependencia de las fuerzas federales que cumpla con las condiciones adecuadas para el alojamiento. «Para determinar el lugar de detención, se deberá atender y darse una consideración específica a las características particulares individuales de cada una de ellas», agregó.

El tribunal detalló que «una vez cumplidas las detenciones, dispóngase por Secretaría las diligencias necesarias para que cada una de las personas nombradas sea ingresada en calidad de condenada a las dependencias que les sean asignadas, y practíquese de inmediato el cómputo de pena correspondiente a cada situación«.

Por su parte, el abogado de la expresidenta, Carlos Beraldi, no confirmó que la expresidenta vaya a cumplir su condena en prisión domiciliaria porque, si bien tiene la «certeza jurídica» de que es lo que corresponde, la decisión depende del tribunal.

«Tenemos un término de cinco días para que Cristina se deba presentar en el edificio de Comodoro Py. Mientras tanto, está tramitando un pedido de arresto domiciliario que el tribunal tendrá que resolver, entendemos, antes de esa fecha», explicó este miércoles en rueda de prensa.

Beraldi argumentó que Cristina «tiene 72 años, es expresidenta de la Nación, tiene una custodia específica, y para eso está este instituto de la prisión domiciliaria. Es lo que nosotros pedimos, pero lo va a decidir el tribunal. Ella no tiene miedo», sostuvo.

Agregó que el pedido, «debidamente fundado», se presentó este martes ante el TOF 2. En diálogo con el canal C5N, aclaró que no tiene «ninguna garantía» de que los jueces lo aprueben: «Lo que tengo es certeza jurídica de que es la condición que se le debe aplicar a una persona que está en la situación de Cristina», afirmó.

«Ella fue víctima de un atentado y todavía los autores intelectuales no fueron investigados. Las condiciones de seguridad a las que se debe someter se ajustan a su situación particular. No estamos pidiendo privilegios, sino que se le dé el mismo tratamiento que a cualquier otra persona que se encuentra en esta situación jurídica», señaló.

 

Cristina Kirchner se enfrenta al más brutal ataque político-judicial que redefine las reglas de la democracia en Argentina
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Cristina Kirchner se enfrenta al más brutal ataque político-judicial que redefine las reglas de la democracia en Argentina

 

Mientras Milei aplica con mano de hierro su ajuste libertario, destruye el sistema universitario, arrasa con derechos laborales y precariza hasta la esperanza, el foco mediático se corre hacia la figura de Cristina.

Por Nicolás Valdez para EnOrsai

El fallo de la Corte Suprema que sella el destino judicial de la expresidenta no es sólo una sentencia penal: es un mensaje político con olor a revancha. En un contexto marcado por el ajuste salvaje de Javier Milei, la ofensiva contra Cristina Fernández de Kirchner se convierte en cortina de humo para tapar la devastación social. Pero el operativo no sólo busca silenciar a una figura clave del peronismo: pretende reescribir la historia y vaciar de contenido la voluntad popular.

A las 01:00 del 11 de junio de 2025, mientras las calles de Buenos Aires aún resonaban con los ecos de la última protesta universitaria, se conoció una noticia que golpeó como un mazazo a la política argentina: la Corte Suprema había dejado firme la condena contra Cristina Fernández de Kirchner. Seis años de prisión por administración fraudulenta y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Una decisión unánime, veloz, quirúrgica. No hay más instancias nacionales a las que recurrir. Y lo más grave: no hay dudas de que lo que se juega aquí va mucho más allá del destino individual de una expresidenta.

La maquinaria judicial ya está en movimiento. El Tribunal Oral Federal 2, a cargo del juez Jorge Gorini, notificó a Cristina y a los otros ocho condenados: tienen cinco días hábiles —hasta el miércoles próximo— para presentarse ante la Justicia. Si no lo hacen, la orden de detención será inmediata. El espectáculo está servido. Lo que en otros países sería un hecho jurídico, en Argentina se transforma en show político, en linchamiento mediático, en oportunismo judicial.

Pero ¿es justicia o escarmiento?

Mientras Milei aplica con mano de hierro su ajuste libertario, destruye el sistema universitario, arrasa con derechos laborales y precariza hasta la esperanza, el foco mediático se corre hacia la figura de Cristina. ¿Casualidad? Difícil de creer. En este momento de crisis estructural, la confirmación de la condena aparece como un gesto dirigido a consolidar el relato de la antipolítica: todos los políticos son corruptos, todos son parte del “sistema” a destruir. Todos… menos los que gobiernan ahora, claro. Los que se enriquecen en dólares mientras reparten miseria en pesos.

La estrategia judicial contra Cristina no es nueva. Lleva años de acumulación, de foros truchos, de jueces que almuerzan con espías y fiscales que operan desde sets de televisión. La llamada “Causa Vialidad”, origen de esta condena, fue emblemática en su construcción: desde la manipulación de pruebas hasta la selección selectiva de acusados. La condena, ahora firme, no sólo la excluye de la competencia electoral del 7 de septiembre en Buenos Aires: busca sepultarla políticamente. Borrar del mapa a una dirigente que, con aciertos y errores, representa un proyecto nacional, popular y democrático que incomoda profundamente al poder económico y mediático.

¿Dónde cumplirá la pena? El juez Gorini pidió al Ministerio de Seguridad que le asigne una dependencia adecuada. Se supone que habrá “consideración específica” por sus características personales. Cristina tiene 72 años y, en ese sentido, su defensa puede solicitar el beneficio de la prisión domiciliaria, algo previsto en la legislación argentina. Si se la otorgan, es probable que cumpla la condena en su domicilio del barrio porteño de Constitución. Aunque, como todo en esta historia, ese detalle también será explotado para la estigmatización: si la encarcelan, será un “acto de justicia”; si va a su casa, será “un privilegio más”.

El mensaje está claro: quien ose disputar el poder real, paga caro. Y si lo hace desde una identidad popular, con apellido peronista, con peso electoral, peor aún.

La jugada del oficialismo judicial no es inocente ni aséptica. En plena campaña, mientras el Gobierno de Milei revienta los sueldos y hunde las universidades públicas, la escena de Cristina detenida o bajo arresto domiciliario funcionará como distracción y herramienta disciplinadora. Porque esto no se trata sólo de Cristina. Se trata de lo que representa. De una matriz de país que garantizó derechos, redistribuyó recursos y tuvo la osadía de enfrentar a las corporaciones. Un modelo que, con todos sus límites, todavía despierta esperanzas en amplios sectores populares.

En el terreno internacional, la expresidenta prepara una contraofensiva. Su abogado, Gregorio Dalbón, anunció que el caso será llevado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Penal Internacional y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Tiene seis meses para presentar la denuncia. Pero el daño ya está hecho: la imagen de una líder política condenada por corrupción será usada hasta el hartazgo para equiparar a la militancia con el delito, al compromiso con el robo, a la política con la traición.

Mientras tanto, el escenario político se recalienta. El peronismo se queda sin su figura más potente para las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires. La prohibición es categórica: la inhabilitación perpetua ya fue comunicada a la Cámara Nacional Electoral. La intención de Cristina de postularse a diputada se estrella contra el muro del lawfare. ¿Qué puede hacer el peronismo ante esta avanzada? ¿Replegarse? ¿Resignarse? ¿Renovarse? El interrogante está abierto, pero la sensación dominante es que se está librando una batalla decisiva no sólo por un liderazgo, sino por la posibilidad misma de una alternativa política al ajuste feroz del oficialismo.

La Argentina de hoy está sitiada. Por la inflación, por el dólar, por el hambre. Por un gobierno que celebra el cierre de universidades y el desmantelamiento del Estado mientras garantiza aumentos salariales a las fuerzas de seguridad. En este clima asfixiante, donde se criminaliza la protesta y se deslegitima toda disidencia, la condena a Cristina Fernández de Kirchner aparece como una pieza más del engranaje represivo y disciplinador. No es casualidad, es método.

La democracia no se construye sobre sentencias dictadas entre bambalinas ni sobre operaciones judiciales ejecutadas con precisión quirúrgica. Se construye con debates abiertos, elecciones limpias y ciudadanía movilizada. Hoy, más que nunca, lo que está en juego no es el futuro de una persona. Es el alma de una nación.

Y mientras Milei avanza con motosierra en mano, Cristina, con sus luces y sombras, se convierte en un símbolo incómodo para quienes quieren refundar la Argentina sobre las ruinas del Estado y el silencio de la política. Silenciarla a ella es silenciar a millones. Pero la historia, ya lo sabemos, no siempre responde al capricho de los poderosos.

 

FALLO CONTRA CRISTINA: Estudiantes toman facultades en repudio
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FALLO CONTRA CRISTINA: Estudiantes toman facultades en repudio

 

Tras conocerse la ratificación de la condena a la expresidenta, las facultades de Filosofía y Letras, de Ciencias Sociales, y de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) expresaron su repudio y suspendieron las clases.

A horas de conocerse el fallo que ratifica la condena de la expresidenta Cristina Kirchner, estudiantes de la Universidad de Buenos Aires tomaron distintas facultades en respaldo a la líder de la oposición.

Durante la noche del martes, las facultades de Filosofía y Letras, de Ciencias Sociales, y de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) expresaron su repudio y anunciaron la toma de facultad junto con la suspensión de las clases.

Desde la facultad de Filosofía explicaron sus argumentos en un comunicado y adelantaron que se movilizarán esta misma tarde: “En defensa de los derechos democráticos. Contra el ajuste integral de Milei en educación, salud, ciencia y todos los sectores. Exigimos a la CGT un paro general para frenar estos ataques. Movilizamos a la casa de CFK a mostrar nuestro apoyo. Mañana permanecemos en Filo y seguimos en estado de alerta. A las 16hs acompañamos la movilización del Garrahan a Plaza de Mayo”.

«Facultad tomada. No a la proscripción de Cristina», dice una de las banderas colocadas en la fachada del edificio educativo de Filosofía y Letras. Isabel González Fuente, presidenta del Centro de Estudiantes, habló con el programa Mañanas Argentinas por C5N y contó: «Estamos muy preocupados y muy enojados por lo que pasó ayer. Entendemos que se rompió el estado de derecho y por eso se generó una instancia de encuentro entre de encuentro para saber cómo seguir».

«No importa lo que piense uno, es un fallo político en una causa llena de irregularidades que demuestran que en 10 años solo tenía objetivos políticos como lo son sacarla del mapa electoral de la Argentina. No nos podemos quedar como si nada, es muy grave y para nosotros está en riesgo la democracia y la tenemos que cuidar», resaltó.

 

Que suene esa alarma
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Que suene esa alarma

 

Una condena a Cristina puede ser un triunfo de los poderosos de siempre, de los odiadores de turno; quizás no saben (lo bueno es que no lo saben) que también, puede ser un despertador.

Por Ariel Fernández para Noticias La Insuperable

No conocí a Néstor y no conozco a Cristina, pero estoy seguro que si algún día me la encuentro, posiblemente llore y me asalte un impulso que me llevará a abrazarla y a susurrarle con ternura un sentido gracias.  

Si esto pasara, incluso al escribirlo, soy consciente que mucha gente que quiero, que valoro y que es importante en mi vida me saltará a la yugular con el grito de “se robaron todo” o “fundieron el país”. En tal caso imagino que esbozaré una sonrisa y me guardaré el contraataque que podría propinar.  Quizás por amor, por respeto o simplemente por honor a mis convicciones y a la “pesada herencia” que me legó la década ganada, guardaré silencio y asentiré mientras le apoyo la mano y busco abrazarlo.  

Para explicarme debo retroceder unos 21 años. En ese momento yo tenía veinte años, un trabajo precario, dos o tres libros, muchas fotocopias y dos sentimientos que no conjugaban bien: la esperanza de cambiar el mundo (sí, el mundo en cada rincón) y el escepticismo de que la política era una mierda. Por entonces racionaba mi tiempo libre entre el estudio y el reparto de hojas que de manera rústica planteaban decirle No al ALCA, a la vez que me juntaba con compañeros/as para dar talleres, armar ciclos de cine y juntar ropa y comida para quienes más necesitaban.  

Después de un tiempo, me enfrento a dos acontecimientos que me rompieron la cabeza. Por un lado el discurso de Néstor en la cumbre de las Américas y la elocución hacia Bush, por otro la reactivación de los juicios por lesa humanidad acompañada de la reivindicación de los Derechos Humanos. Fue justo en ese momento cuando empecé a creer y a pensar que la política servía y que era lo único que nos podía salvar. A partir de ahí una avalancha imparable: YPF, Asignación Universal, Matrimonio Igualitario, Identidad de género, Encuentro, Incaa, desaparición de las AFJP, Arsat, blanqueo de empleadas domésticas, Ley de medios, capacitación docente gratuita para todo el país, recuperación del salario real, paritarias libres, fútbol para todos, Atucha, revisión de la historia, reavivar y sostener el reclamo por Malvinas, ampliación de la cantidad de personas mayores que acceden a la jubilación, creación de Universidades Públicas, ESI, retenciones móviles, Aerolíneas Argentinas, Banco de datos genéticos, ENARD, Papel prensa, voto joven…y siguió el aluvión casi sin respiro.

Así y todo, mientras intentaba mantener un pensamiento crítico, observaba cómo los medios hablaban de otra cosa, y esas cosas hacían que me critiquen quienes cada vez estaban mejor. Hoy muchos me dicen que ahora hay que pagar la fiesta. Raro que utilicen la palabra fiesta, ya que a cualquiera le gusta, y más aun si nos remitimos a la acepcióni que tenía la fiesta en la Grecia Antigua.

Hoy irrumpe en la escena política un actor fundamental: el dinero. Aunque siempre está presente en un sistema capitalista, ahora es la posibilidad que encontramos para determinar lo bueno o lo malo. Al ver dinero nos desesperamos y decimos que es nuestro, que nos roban, a pesar de haber pasado hambre y saber que la única manera que tenemos de hacernos con semejante cifra es ganando el Quini 6.  

Pero ahí está la bronca, la furia que también me atraviesa pero que intento correr del camino para ver mejor. Aquí es donde podría hablar de los Paraná Papers o cualquiera de los dichos de Milei, pero creo que también es correr el eje de lo importante, porque nosotros somos importantes y el otro es (debería) ser importante. Por eso, quizás sólo por eso, me molesta más la alegría de muchos por la pérdida de trabajo de un trabajador, del cierre de una fábrica o el lugar de tal o cual periodista. Porque las políticas de los noventa nos arruinaron, y no el Turco con su exotismo, como ahora tampoco será obra del look o los gritos desencajados del presidente, sino el retorno a un ajuste feroz que se enmarca, como siempre,  en las políticas que se ejecutan.

Desde el 10 de diciembre de 2023 entramos en una situación especial, compleja y no menos que peligrosa.

De la gestión de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se puede criticar las formas (hoy se presentan como insignificantes), errores estratégicos e incluso algunas decisiones. Sin embargo, más allá de las políticas implementadas en pos de un crecimiento más equitativo, el gran mérito de esos doce años es el retorno de la política al centro de la escena social.

Hoy gran parte del electorado que votó a Cambiemos antes y a Milei ahora, festeja la detención de cualquier persona que los medios (de manera justificada o no) encuentren relacionada con el gobierno anterior. Otros, s

e arrepienten porque el salario no alcanza, las fábricas cierran y no se van a poder ir de vacaciones, pero el efecto es el peor posible, entonces vociferan que son todos iguales, que se tienen que ir todos.  

El que se vayan todos fue el grito desesperado que sintetizaba la desesperanza con las políticas desde el arribo de la democracia hasta el estallido del año 2001. Debemos estar alertas, y ser conscientes que la política siempre va a ser el instrumento para transformar la realidad, la individual pero principalmente la colectiva Lo ideal es que cada representante de nuestra democracia encarne los valores morales que consideramos esenciales para una sociedad mejor, pero nunca se debe dejar de pensar y reconocer lo esencial de los cambios sociales y culturales más significativos.

A lo largo de la historia, desde Yrygoyen pasando por Illia y Perón, la palabra corrupción atraviesa cualquier gestión, dejando de lado las políticas implementadas y los resultados que estas conllevan, para (con facilidad) dejar de lado las ideas.  

Una condena a Cristina puede ser un triunfo de los poderosos de siempre, de los odiadores de turno; quizás no saben (lo bueno es que no lo saben) que también, puede ser un despertador.

Yo voy a seguir agradeciendo, renegando de lo que creo despreciable, pero siempre convencido de la política, de que tarde o temprano el amor va a vencer al odio y que siempre, la Patria va a ser el otro.