Política

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    La “nueva” SIDE de Milei: vuelve el espionaje centralizado bajo la excusa de la seguridad nacional

     

    Se publicó hoy en el Boletín Oficial.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para NLI

    El Gobierno publicó el Decreto 864/2025, donde define la “Política de Inteligencia Nacional”. Entre diagnósticos grandilocuentes, advertencias geopolíticas y un discurso de colapso institucional, Milei restituye la SIDE, concentra poder bajo la órbita presidencial y amplía la noción de amenaza. El resultado: un sistema de inteligencia más centralizado, con mayores atribuciones y con un marcado sesgo político.


    La vuelta de la SIDE y el relato del derrumbe permanente

    Entre referencias a los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel, la muerte del fiscal Nisman y el “deterioro acumulado de más de treinta años”, el Gobierno construye una narrativa destinada a justificar un viraje político profundo: la disolución de la AFI y el retorno pleno de la SIDE.

    El Anexo I del decreto afirma que la Argentina vive bajo “un proceso de vulnerabilidad permanente”, producto de decisiones erradas y de un aparato estatal incapaz de anticipar amenazas. Esa lógica funciona como fundamento para concentrar el sistema de inteligencia en la órbita directa del Ejecutivo. Milei plantea que la única manera de “proteger la República” es recentralizar el espionaje.

    El texto sostiene que la AFI creada en 2015 habría fracasado y que las intervenciones sucesivas entre 2019 y 2024 no revirtieron la crisis. Esa línea argumental habilita el rediseño completo del Sistema de Inteligencia Nacional, bajo un nuevo paraguas institucional: SIDE, SIA, ASN, AFC y DAI, una arquitectura verticalista donde cada agencia tiene funciones específicas, pero todas dependen del poder político central.


    Un diagnóstico internacional que habilita un Estado de excepción permanente

    El Anexo introduce un mapa global donde conviven potencias en pugna, guerras híbridas, ciberataques, operaciones de influencia y disputas informacionales. En ese contexto, la Argentina sería un país vulnerable, sin músculo institucional para enfrentar amenazas externas.

    Bajo ese diagnóstico, la inteligencia pasa a ser un instrumento estratégico, no sólo para prevenir riesgos, sino para moldear la política interna y externa. El documento afirma que la “superioridad de la información” es condición para la soberanía y que la “batalla por la subjetividad” —es decir, la disputa por el sentido común— forma parte del conflicto global. Dicho en criollo: el Gobierno coloca a la comunicación, a los medios y a las redes como terreno de disputa estratégica, lo cual abre la puerta a interpretaciones peligrosamente amplias.

    En un país con la historia argentina en materia de espionaje, la mención explícita a la “contra-influencia” y a la manipulación informativa como amenazas internas genera preocupación. Más aún cuando el organismo encargado de evaluar esas “influencias” es la SIDE, nuevamente bajo mando directo de la Casa Rosada.


    Los intereses estratégicos: un listado amplio que incluye desde recursos hasta subjetividades

    El Anexo fija cinco “intereses vitales” del Estado: soberanía, integridad territorial, seguridad de la población, sistema democrático y recursos naturales. Los objetivos parecen razonables, pero la definición de amenazas es tan amplia que abarca desde potencias extranjeras hasta operadores económicos, grupos criminales, actores tecnológicos, influencias regulatorias, presiones informacionales y hasta condicionamientos al desarrollo nacional.

    En ese marco, el sistema de inteligencia queda habilitado para monitorear actores públicos y privados, movimientos geopolíticos, dinámicas económicas, operaciones digitales e incluso procesos culturales. Cuanto más abarcativa es la definición de amenaza, más discrecional es su aplicación.

    El Anexo establece diez grandes líneas estratégicas: comunicación estratégica, contra-influencia, ciberseguridad, crimen organizado, defensa de recursos naturales, presencia extranjera en el Atlántico Sur, terrorismo y competencia tecnológica, entre otras. La mezcla de objetivos militares, económicos, comunicacionales y territoriales muestra un sistema de inteligencia que se proyecta sobre todos los planos de la vida nacional.

    Una política de inteligencia que amplía poder sin ampliar controles

    El texto habla de profesionalización, modernización y capacidades técnicas. Sin embargo, no menciona nuevos mecanismos de control civil, parlamentario o judicial, ni herramientas para limitar excesos. El rediseño institucional se construye desde arriba hacia abajo, no desde la transparencia hacia la eficiencia.

    El punto más problemático no es la creación de nuevas áreas especializadas —algo que otros países también hacen—, sino que la estructura queda totalmente centralizada en la SIDE bajo mando presidencial directo, en un gobierno que ha dado señales de intolerancia ante voces críticas, universidades, sindicatos y organizaciones sociales.

    En ese marco, la noción de “influencia” o “manipulación informacional” como amenaza estratégica puede convertirse en un arma política, sobre todo cuando el texto asocia la disputa comunicacional con la seguridad nacional.


    Más poder para la Casa Rosada, menos controles democráticos

    El Anexo I del Decreto 864/2025 no es un documento técnico inocente: es la hoja de ruta de un sistema de inteligencia que vuelve a concentrarse, que opera sobre una definición amplísima de amenaza y que se apoya en un relato de crisis permanente para justificar un poder estatal extraordinario.

    Mientras Milei dice defender la “libertad”, la reconstrucción de la SIDE bajo su autoridad directa consolida un modelo donde la inteligencia vuelve a ser un instrumento político. En tiempos de ajuste, conflictividad social y persecución a organizaciones populares, ese rediseño no es menor: se convierte en una pieza clave del proyecto de disciplinamiento.

     

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    Una inversora bielorrusa se suma como querellante y expone aún más el parate escandaloso de la causa $LIBRA

     

    Se suman más denunciantes a la estafa «difundida» por Milei.

    Por Tomás Palazzo para NLI

    Una mujer de ciudadanía bielorrusa decidió presentarse como querellante en la causa federal contra Milei, su hermana Karina y el círculo íntimo que promovió el token $LIBRA. Asegura haber perdido más de 1,7 millones de dólares después del mensaje oficial que difundió el propio Milei desde su cuenta institucional.

    La denuncia que llegó desde Bielorrusia

    Según la información publicada por Juan Alonso en su cuenta de X, la mujer bielorrusa afirmó haber perdido 1.768.079 dólares tras la caída repentina del token $LIBRA, promocionado públicamente el 14 de febrero desde la cuenta oficial de Milei, con tilde gris y condición de funcionario nacional.

    La presentación asegura que la inversora confió en la “legitimidad institucional” que otorgaba la figura presidencial al proyecto cripto. En la querella se adjuntaron las transacciones en la Blockchain que demuestran cómo sus compras masivas se transformaron en un quebranto millonario cuando Milei retiró su apoyo.

    Representada en Argentina por el abogado penalista Nicolás Oszust, la mujer se constituyó como querellante en Comodoro Py, en el expediente donde también litiga la querella de Martín Romeo. La causa está a cargo del fiscal Eduardo Taiano y del juez Marcelo Martínez de Giorgi.

    La denunciante apuntó contra Karina Milei, Manuel Adorni y los desarrolladores del token, entre ellos Hayden Mark Davis, Mauricio Gaspar Novelli, Manuel Terrones Godoy y Sergio Morales, por los presuntos delitos de estafa, cohecho y negociaciones incompatibles con la función pública. También pidió que se investigue la responsabilidad penal de todos los funcionarios que promovieron $LIBRA, cuya demanda colectiva en el Distrito Sur de Nueva York menciona 75.000 damnificados internacionales.


    Una causa que no avanza y un conflicto que huele a escándalo

    Pese a la magnitud del perjuicio económico, la cantidad de damnificados y el impacto internacional del caso, en Argentina la causa avanza a paso de tortuga. Y no es casual.

    Tal como reveló Noticias La Insuperable, la investigación está prácticamente paralizada mientras el hijo del fiscal, Federico Nicolás Taiano, pasó a trabajar como “Expert Consultant” para la firma del exagente de la CIA Frank Holder, uno de los nombres clave asociados al universo de operadores que orbitan alrededor del escándalo de $LIBRA.

    El detalle no es menor: el salto laboral del hijo del fiscal se produjo justo mientras la causa se frenaba y mientras se beneficiaba a los imputados con decisiones judiciales sensibles, como la liberación de bienes.

    La situación plantea un conflicto de intereses monumental, inédito en una causa de semejante volumen político y económico. El fiscal Taiano —quien debería impulsar la investigación— tiene a su propio hijo trabajando para uno de los actores centrales del entramado, según publicó NLI en sus investigaciones de las últimas semanas.


    Cuando la Justicia mira para otro lado

    En los hechos, la causa $LIBRA parece avanzar con más fuerza en el exterior que en los tribunales argentinos:

    • En Nueva York, la demanda colectiva sigue su curso con miles de damnificados.
    • En Cataluña, inversores europeos también iniciaron acciones.
    • En Buenos Aires, mientras tanto, los avances son mínimos y las medidas de prueba se demoran sin explicación convincente.

    Para los querellantes, la combinación de pérdidas millonarias, demoras procesales y vínculos cruzados entre funcionarios judiciales y operadores privados configura un caldo de cultivo perfecto para la impunidad.

    La llegada de la mujer bielorrusa no solo amplía la dimensión internacional del caso: también vuelve más difícil justificar por qué en Argentina todo sigue trabado.


    Un escándalo global con epicentro en la Rosada

    La maniobra asociada a $LIBRA expone una trama que mezcla política, negocios cripto, operadores cercanos al poder, exagentes de inteligencia y funcionarios que usaron su investidura para avalar un esquema que hoy investiga la Justicia.

    Que una ciudadana bielorrusa haya decidido litigar en Comodoro Py —y que existan miles de casos similares en el exterior— habla de la magnitud del escándalo. Pero que en Argentina la causa esté detenida mientras el hijo del fiscal trabaja para uno de los implicados directos solo confirma lo que el sentido común indica: la Justicia está mirando para otro lado.

    Con cada nueva querella, con cada dato que se suma y con cada irregularidad procesal que aparece, queda más claro que el caso $LIBRA no es solo una estafa financiera. Es un síntoma del modelo de poder que Milei instaló y que hoy intenta sostener en silencio, aunque las víctimas sigan apareciendo desde Buenos Aires hasta Bielorrusia.

     

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    Otra cabeza que rueda: la salida de Baños expone el caos en Derechos Humanos y las internas que se devoran al gobierno

     

    La renuncia de Alberto Baños a la Subsecretaría de Derechos Humanos expone el derrumbe de una política pública que Milei convirtió en blanco predilecto. Su gestión estuvo marcada por despidos, censura, negacionismo y el vaciamiento sistemático de los espacios de memoria. Su salida revela la feroz interna que atraviesa al oficialismo, donde Santiago Caputo y sus alfiles avanzan sobre lo poco que queda en pie.

    Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

    Una renuncia que confirma el derrumbe

    El éxodo de funcionarios dentro del gobierno volvió a sumar un nombre clave: Alberto Baños dejó la Subsecretaría de Derechos Humanos (SDH) luego de meses de escándalos, retrocesos institucionales y conflictos internos. Su gestión, desde el primer día, fue sinónimo de degradación, persecución laboral y negacionismo explícito, culminando con un organismo reducido a un tercio de su estructura original.

    El mes pasado, Baños había representado al Estado argentino ante un comité de Naciones Unidas solo para minimizar el terrorismo de Estado, atacar a los organismos de derechos humanos y retomar el discurso negacionista de los 30.000 desaparecidos como “invención con fines económicos”.

    Un funcionario sin credenciales y con un prontuario político

    Baños llegó al cargo de la mano de su amigo Mariano Cúneo Libarona, arrastrando antecedentes polémicos: como juez, no investigó la desaparición del policía Arshak Karhanyan y permitió la excarcelación del ministro de la dictadura José Martínez de Hoz. Su paso por la SDH no mejoró esa imagen: despidos masivos, falta de designación de cargos clave y presencia de efectivos de la Policía Federal custodiando la sede dentro de la ex ESMA, un espacio de memoria que debería ser lo contrario a un cuartel.

    Cierres, censura y persecución en los espacios de memoria

    El inicio del año fue brutal. De un día para el otro, y a través de un simple mensaje de WhatsApp enviado por su secretaria, se anunció el cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y la licencia de todo su personal. Baños prometió su reapertura en varios medios, pero el Conti nunca volvió a abrir.

    Tampoco dudó en censurar actividades ya programadas, impedir un recital en la ex ESMA e ir a la Justicia para prohibir eventos en El Faro, el sitio de memoria de Mar del Plata. Su estrategia fue clara: vaciar, silenciar y despedir.

    Una agenda alineada con los sectores más reaccionarios

    Baños también impulsó una “solución amistosa” ante la CIDH que equiparaba acciones de grupos guerrilleros con delitos de lesa humanidad, una maniobra repudiada incluso por especialistas internacionales.

    Y mientras desarticulaba políticas públicas, mantenía línea directa con Ricardo Saint Jean, referente de Justicia y Concordia, organización conocida por militar beneficios para represores. Fuentes internas revelaron que Saint Jean le marcaba cada paso para lograr nuevas domiciliarias.

    Además, permitió que Luis Petri y Patricia Bullrich atacaran públicamente a la Conadi, a la que definieron como un organismo “militante”.

    La degradación institucional como política de Estado

    El golpe final llegó en mayo, cuando Baños aceptó rebajar la Secretaría de Derechos Humanos a Subsecretaría. En simultáneo, el Museo Sitio ESMA y el Archivo Nacional de la Memoria fueron degradados y quedaron bajo la órbita del CIPDH, un espacio cada vez más ocupado por funcionarios cercanos a Santiago Caputo, el verdadero poder en las sombras del gobierno.

    Las internas que estallaron por los aires

    Desde la llegada de Milei, Cúneo Libarona quedó pintado al óleo frente al avance de su número dos, Sebastián Amerio, alfil directo del asesor presidencial. Baños, por su parte, sintió el avance de las “fuerzas del cielo” que han copado el CIPDH y que responden, sin escalas, a Caputo.

    La situación se volvió insostenible cuando reapareció Alfredo Vitolo, viejo conocido del macrismo y defensor público del “perdón” a los represores. Vitolo fue designado como director nacional de Asuntos Jurídicos de la SDH y no tardó en chocar con Baños.

    Su desplazamiento quedó sellado cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos publicó una foto de Vitolo representando al país en una reunión donde Baños debía estar presente. Minutos después, a las 19.04, presentó su renuncia.

    Una salida prolija para tapar un desastre

    En su carta, Baños habló de “casi dos años de esforzada labor” y de “dejar a otros que continúen forjando un mejor país”. Cúneo Libarona lo despidió como a un “excelente funcionario”.

    Pero para los trabajadores despedidos, los organismos de derechos humanos y los espacios de memoria vaciados, su gestión fue una pesadilla.

    Por ahora, no hay reemplazo confirmado. Lo único seguro es que la SDH, que alguna vez fue un organismo emblemático, hoy es un cascarón vacío, víctima del desmantelamiento planificado por Milei y las internas feroces que se devoran al propio gobierno.

     

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    El misterio que reescribió la cartografía

     

    Una nueva investigación académica revela que la idea de dividir territorios con fronteras rígidas —que hoy damos por obvia— no nació con los Estados modernos sino que, sorprendentemente, fue moldeada por la manera en que Europa cristiana representó a la antigua Israel. Mucho antes de que Ptolomeo fuera redescubierto, mapas medievales de Tierra Santa ya delimitaban los espacios de las doce tribus, pero no para describir poder político, sino para afirmar un derecho espiritual cristiano sobre la región. Desde ahí, según el estudio, cambió para siempre la relación entre espacio, soberanía y política.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Mapa de Tierra Santa del Das Alt Testament dütsch de Christoph Froschauer (1525), conservado en la Zentralbibliothek Zürich, 31 Nv 02: 1.

    Cuando los mapas medievales definían “Estados” sin decirlo

    La investigación publicada en The Journal of Theological Studies por Nathan MacDonald reconstruye un proceso fascinante: la forma en que Europa empezó a pensar los territorios como “espacios cerrados con fronteras”, un rasgo que hoy define al Estado moderno.

    Y lejos de surgir de cambios políticos, MacDonald sostiene que fue producto de un fenómeno cultural y religioso: la manera en que se dibujaban los mapas de la Tierra Santa.

    A partir del siglo XV, con la irrupción de la imprenta, los mapas europeos empezaron a marcar límites lineales entre territorios, fenómeno que muchos autores atribuyen al redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo. Pero MacDonald muestra que las fronteras ya estaban en otro lugar: en los mapas medievales que dividían Palestina en los territorios de las doce tribus de Israel.

    Esa tradición cartográfica, lejos de expresar organización política, funcionaba como una reivindicación espiritual cristiana sobre el espacio bíblico.


    Los mapas de Tierra Santa: del peregrinaje al poder

    Antes de los atlas modernos, la cartografía espiritual dominaba Europa. Los mapas medievales —como los célebres de Pietro Vesconte o los asociados al dominico Burchard de Monte Sión— mostraban caminos de peregrinación, ciudades sagradas y episodios bíblicos.

    Pero también incluían algo inesperado: fronteras claramente marcadas de las doce tribus de Israel, un dato que no respondía a ninguna necesidad geográfica contemporánea.

    Estos límites provenían de la forma en que autores cristianos, desde la Antigüedad tardía, interpretaban la Biblia. Para Eusebio de Cesarea, por ejemplo, identificar las zonas tribales permitía entender cómo la herencia de Israel se proyectaba espiritualmente sobre los cristianos.

    En los siglos XIII y XIV, obras como el Liber Secretorum Fidelium Crucis de Marino Sanudo y la Descriptio Terrae Sanctae de Burchard no solo describían Palestina: la convertían en un espacio simbólico donde lo bíblico y lo político se fusionaban.

    El mapa no era una foto del territorio: era un acto teológico.


    La paradoja del Renacimiento: modernidad con alma medieval

    Cuando el Renacimiento recuperó a Ptolomeo, incorporó sus proyecciones, pero conservó intacto el hábito medieval de dividir Palestina según las tribus.

    Los mapas de las ediciones de Ptolomeo de fines del siglo XV muestran esa mezcla:

    • geometría clásica,
    • pero fronteras heredadas de Vesconte y Burchard.

    Muchos atlases clave del siglo XVI y XVII —Ortelius, Blaeu, Mercator— incluyeron mapas de Tierra Santa que reforzaban esta división tribal. Y algo más: los mapas bíblicos se volvieron omnipresentes en las Biblias protestantes, que los situaban en los libros de Números, Josué, Mateo y Hechos.

    Para millones de lectores, esa geografía espiritual se convirtió en la forma “natural” de imaginar un territorio: dividido en espacios homogéneos, completos, con un borde definido.

    Así, sin proponérselo, los mapas religiosos prepararon el terreno para imaginar los Estados como espacios cerrados.

    MacDonald lo resume así: los mapas no reflejaron un cambio político; ayudaron a crearlo.


    Cómo se reinterpretó la Biblia para sostener la idea de Estado

    La segunda parte del estudio avanza más: no solo los mapas influyeron en la política, sino que la nueva sensibilidad política alteró la lectura de la Biblia.

    El caso más claro aparece en la interpretación del capítulo 10 del Génesis —“la tabla de las naciones”— durante los siglos XVI y XVII en Inglaterra. Tradicionalmente, este pasaje se leía como una descripción genealógica, no como un atlas político.

    Pero con el auge de la idea de “territorios homogéneos”, las descendencias de los hijos de Noé empezaron a entenderse como pueblos que fundaban Estados con fronteras estables.

    En otras palabras: la modernidad no solo redibujó los mapas; redibujó la Biblia.


    ¿Antiguo Israel fue un Estado moderno? Una idea que se derrumba

    En tiempos recientes, autores como Yoram Hazony intentaron leer la Biblia a la luz del nacionalismo moderno, afirmando que Israel fue un “Estado con fronteras” comparable a los europeos.

    Pero el trabajo de MacDonald desarma esa hipótesis:

    • los mapas medievales no reflejaban política,
    • las fronteras bíblicas no eran estatales,
    • y la división tribal respondía a una lectura espiritual cristiana.

    Lo que hubo no fue un antecedente del Estado moderno, sino la proyección de imaginarios cristianos sobre la antigüedad bíblica.


    Conclusión: cuando la fe inventa la política

    El hallazgo del artículo es contundente: la construcción moderna del territorio como “espacio con límites” no nació en la política, sino en la religión.

    Los mapas de Tierra Santa, pensados para peregrinos y para afirmar la herencia espiritual cristiana, terminaron modelando la forma en que Europa concibió la soberanía y el Estado moderno.

    Una frontera que comenzó como símbolo teológico terminó definiendo un orden político global.

     

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    Quién es Cristian Auguadra, el viejo operador del macrismo que Milei puso al frente de la SIDE

     

    El gobierno oficializó este miércoles el desembarco de Cristian Ezequiel Auguadra al frente de la Secretaría de Inteligencia de Estado, en reemplazo de Sergio Neiffert. Lejos de ser un técnico neutral, Auguadra carga con un pasado como operador del macrismo, un prontuario de maniobras en el Banco Ciudad y una trayectoria entre sociedades privadas, control interno y auditorías. Hombre de extrema confianza de Santiago Caputo, asume el control del área más sensible del Estado en plena reestructuración del sistema de inteligencia impulsada por Milei.

    Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

    Un operador del macrismo reciclado para el proyecto Milei

    El desembarco de Auguadra en la SIDE expone la matriz de poder real que Milei consolidó desde su llegada al gobierno: un entramado donde conviven viejos cuadros del macrismo, operadores financieros, consultores políticos y figuras que se mueven con soltura entre empresas privadas, auditorías y oficinas públicas.

    Nada permite presentarlo como un experto aséptico: es un cuadro histórico del macrismo, fogueado en maniobras institucionales desde principios de los 2000 y funcional a agendas de poder económico concentrado. Su incorporación a los servicios de inteligencia no sorprende: forma parte del operativo del oficialismo para colonizar áreas críticas con funcionarios de absoluta obediencia a Caputo.

    El Decreto 852/2025 confirmó formalmente su designación al frente de la SIDE y aceptó su renuncia previa como Inspector General de la División de Asuntos Internos (DAI). La movida coincidió con el cierre de la etapa de “ordenamiento” del sistema de inteligencia tras la aprobación del Informe de Gestión 2023–2024 en la Bicameral, paso que en los hechos consolidó aún más el poder interno de Caputo dentro del gobierno libertario.

    Auguadra es señalado justamente como uno de sus hombres más leales. Su escalada en el organismo acompañó milimétricamente el avance del “círculo duro” que responde al asesor presidencial en cada área estratégica del Estado.

    El episodio del Banco Ciudad: maniobras, denuncias y disputa de poder

    Para entender la naturaleza política de Auguadra hay que volver a su paso por el Banco Ciudad, un antecedente que vuelve a resonar ahora que fue colocado al mando de los servicios.

    La designación que fracasó

    En 2004, el macrismo lo impulsó para ocupar un puesto en el Directorio del Banco Ciudad. Su designación fue aprobada por la Legislatura porteña, pero enfrentó rápidamente una fuerte resistencia interna y terminó en 2005. Ese episodio ya dejaba en claro los vínculos políticos que sostenían su candidatura y la interna feroz en torno al control del banco.

    Las denuncias que alimentaron la interna

    A poco de asumir, Auguadra lanzó una ofensiva pública: envió una carta a legisladores, directores del banco y al titular del Banco Central denunciando supuestas irregularidades en la administración de títulos públicos.
    Sus acusaciones replicaban cuestionamientos previos impulsados por exempleados como Corsani y Shinca y se insertaban en un escenario de guerra interna, donde distintos sectores —incluido el macrismo— buscaban avanzar sobre la conducción de la entidad, en una disputa con Yabrán.

    La prensa subrayó en aquel momento que esas denuncias eran parte de un entramado mayor de presiones políticas. Muchas no prosperaron judicialmente, pero dejaron asentado el dato estructural: Auguadra no era un contador puntilloso sino un operador con agenda propia, capaz de combinar su perfil técnico con movimientos de poder.

    Ese antecedente hoy resulta clave para entender por qué encaja en la arquitectura de inteligencia que Milei y Caputo están moldeando.

    Del control interno al control total: el ascenso dentro de la SIDE

    Sin exposición mediática ni declaraciones públicas, Auguadra construyó poder en la SIDE desde su rol en Asuntos Internos. Allí impulsó investigaciones internas que tensaron la convivencia dentro del organismo y lo colocaron en el centro de disputas por desplazamientos, recortes y reacomodamientos.

    Su formación contable y su experiencia en auditoría y control interno fueron usadas por el oficialismo para justificar discursos de “modernización técnico-operativa”, mientras consolidaba su rol político bajo la tutela de Caputo. Para Vocería, era “el nombre ideal para consolidar mecanismos de control, planificación estratégica y avanzar hacia un modelo de inteligencia ágil e integrado”.
    En la práctica, su designación profundiza la concentración de decisiones en el mismo núcleo que diseñó el Estado libertario.

    Empresas, sociedades y un recorrido entre lo público y lo privado

    Antes de su desembarco en los servicios de inteligencia, Auguadra tuvo una actividad societaria relevante y múltiple participación en estructuras públicas.

    En 2000 fundó INTERPESOS S.A., dedicada a servicios de intermediación crediticia mediante plataformas digitales, bases de datos, portales web y licencias comerciales.
    En 2012 integró WEST TRANSFER SRL, una firma de transporte privado escolar, turístico y corporativo con operaciones habilitadas para funciones amplias: desde concesiones hasta compra y venta de inmuebles, que hoy realiza charters en la zona oeste.

    Con su llegada a la jefatura de la SIDE, Milei completa el esquema: un modelo de inteligencia concentrado, opaco y moldeado a medida de Caputo, sostenido por funcionarios sin neutralidad, con pasado político marcado y férrea lealtad interna.

     

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    Adorni echó a Rolandi (pero seguirá cobrando 70 palos al mes en YPF)

     

    En un nuevo capítulo del caos interno libertario, Manuel Adorni decidió echar a José Rolandi de la vicejefatura de Gabinete. Pero mientras la puerta de salida se le cierra en la Rosada, una ventana más jugosa se le abre en YPF: Rolandi continuará cobrando alrededor de 70 millones de pesos mensuales como integrante del directorio de la petrolera estatal. Libertad, sí; pero siempre para los suyos.

    Por Celina Fraticiangi para Noticias La Insuperable

    El enroque que expone otra vez la interna libertaria

    Fuentes oficiales confirmaron a Noticias Argentinas que el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, desplazó a José Rolandi y designó en su lugar a Aimé “Meme” Vázquez, una funcionaria que ya orbitaba en el universo libertario y que ahora será la número dos en la Jefatura de Gabinete.
    El movimiento no sorprende: hace semanas que el propio Adorni había deslizado que definiría su estructura. Lo que sí sorprende —o tal vez ya no— es la forma y el timing: a los empujones y bajo un clima de improvisación permanente.

    El último sobreviviente del “posseísmo”

    Rolandi llegó al Gobierno en diciembre de 2023, arrastrado por Nicolás Posse cuando Milei desembarcó en la Casa Rosada con su elenco inicial.
    Cuando Posse cayó en desgracia, Rolandi se refugió bajo el ala de Guillermo Francos, el entonces ministro del Interior y figura clave de la mesa ministerial.
    Aquella jugada le permitió esquivar la primera purga. Pero la salida de Francos a fines de octubre lo dejó sin red: desde entonces caminaba por la cornisa. La confirmación de su desplazamiento es, simplemente, el final anunciado.

    Las áreas que quedan bajo la órbita de Adorni

    Con los cambios, la estructura de la Jefatura de Gabinete quedará conformada por:

    • Secretaría de Prensa y Comunicación, a cargo de Javier Lanari.
    • Secretaría de Ambiente y Turismo, donde se sostiene Daniel Scioli.
    • Secretarías Ejecutiva; de Relaciones Parlamentarias e Institucionales; de Innovación, Ciencia y Tecnología; y de Asuntos Estratégicos, además de la Subsecretaría de Relaciones Parlamentarias e Institucionales.

    Un organigrama cada vez más grande, para un gobierno que jura que vino a achicar al Estado.

    El detalle que más irrita: Rolandi afuera… pero cobrando como adentro

    La perlita del día: mientras Adorni lo expulsa del cargo político, Rolandi mantendrá su asiento en el directorio de YPF, un puesto que —según la propia información oficial de la petrolera— se paga en torno a los 70 millones de pesos por mes.
    Sí: despedido en la Rosada, pero bien asegurado en la petrolera estatal.
    Otro ejemplo perfecto del doble estándar libertario: ajuste para los demás, privilegios para los amigos.

    El mismo desorden, el mismo modelo

    La salida de Rolandi, más allá del nombre propio, vuelve a dejar expuestas las internas y la falta de conducción real dentro del espacio libertario.
    Milei juega al jefe solitario, Adorni juega al jefe de Gabinete, y entre ambos el tablero se mueve a los golpes, sin estrategia y sin orden.

    Mientras tanto, las decisiones que afectan la vida de millones siguen secuestradas por un pequeño grupo que solo se garantiza bienestar para sí mismo: 70 palos al mes mediante.