ARGENTO ELECTROSHOCK

Antiguamente, cuando una persona presentaba una crisis en la esfera de lo mental, el psiquiatra sometía a dicha persona a un procedimiento llamado electroshock, en una institución conocida como manicomio. En ese entonces, digamos que, más de cincuenta años atrás, el poder médico decidía sobre el “paciente” (quien espera que el médico actúe), sobre un modelo verticalista de tipo paternalista. Esta situación cambió gracias, en parte, al surgimiento de la Bioética, la cual pregona cuatro principios: la autonomía de la persona, beneficencia, la no maleficencia, y la justicia.  De esto se desprende el “primum non nocere”, o sea, “primero no hacer daño”, precepto griego, en este caso en latín. Cuando no se tiene en cuenta la decisión del otro, suceden este tipo de cosas. En gobiernos donde prima lo que llamaré las cuatro M: monarquía, monopolio, manipulación, y manicomio; van apareciendo señales de turbación y alteración en la consciencia. De golpe, puff: un electroshock económico. Uno va al supermercado y ve cómo el precio de un producto se disparó al más del cien por ciento, o subió la luz, o el gas, todo de una manera disruptiva, invasiva y poco empática. La cuestión del electroshock social viene desde la conformación de este país, llamado Argent-ina, siendo la palabra argent, de origen francesa, significando dinero. Pero, para que la independencia de este territorio cercado por fronteras ocurriera: se “electrocutó” simbólica, física y materialmente a las personas que ya habitaban estos territorios, generándose un manicomio nacional, cerrado y con un discurso hegemónico. En la medida en que el poder sea centralizado, y sólo se lo utilice para ganar votos, territorios, dinero, o más poder y el mismo no se redistribuya, los monopolios, y la labor de las manos, ya no en un sentido peyorativo, sino más bien colaborativo, seguiremos hablando de lo mismo

 

LA TAPA-NESTOR NANI

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