Milei con Macri: el acuerdo político fue “una reunión de amigos”

Milei con Macri: el acuerdo político fue “una reunión de amigos”

 

La esperada reunión del presidente Javier Milei con el líder del PRO y exmandatario Mauricio Macri fue “una reunión de amigos”, según aclaró el actual vocero presidencial Manuel Adorni. Ambos mantenían una relación distante hasta las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, donde el gobierno fue duramente golpeado y se abrió una etapa de diálogo.

En los momentos previos a los comicios del pasado 26 de octubre, se especulaba que el expresidente acercaría personas de su confianza para un nuevo gabinete, además de mostrar una alianza fortalecida entre el PRO y La Libertad Avanza.

No obstante, el triunfo del oficialismo en el gobierno nacional cambió el tono del encuentro, con un empoderamiento de Milei en un nuevo escenario de ratificación de las políticas del Ejecutivo.

De esta manera, lo que iba a ser una reunión de acuerdo político en el mediodía del viernes, pasó a ser una cena “de amigos”, según calificó quien asumirá el lunes como jefe de Gabinete del gobierno nacional.

Adorni contó que el encuentro en la Quinta Presidencial de Olivos tuvo “carácter de amigos”, y que el actual jefe de Estado lo puso “al tanto de la buena predisposición” que notó entre los gobernadores durante el último encuentro en Casa Rosada.

“En general las reuniones de Milei y Macri tienen carácter de una reunión de amigos. El presidente lo puso en autos de los detalles de la reunión con los gobernadores del jueves, lo puso al tanto de la buena predisposición que notó todo el Gabinete escuchando a los gobernadores en pos de las reformas”, destacó Adorni sobre la charla que, según precisó, duró una hora y 45 minutos.

También señaló que Milei “le explicó el porqué de cada reforma, el porqué de las urgencias y la lógica y secuencialidad que tienen, cómo implementarlas, por qué algunas reformas hay que sacarlas rápido y debatirlas en extraordinarias”.

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  • Maduro alertó a EE.UU. sobre un presunto atentado contra su embajada en Caracas

     

    El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, alertó al gobierno de Estados Unidos sobre la presunta planificación de un «atentado con explosivos» contra su embajada en Caracas. Según indicó, la información fue verificada por fuentes nacionales e internacionales “de mucha credibilidad”.

    El mandatario dio a conocer la denuncia este lunes por la noche, durante su programa de televisión nacional, y aseguró: A pesar de las diferencias, hemos protegido esa embajada, como manda el derecho internacional.”

    Rastreo del presunto plan con explosivos

    Además, explicó que el sistema de inteligencia venezolano logró rastrear conversaciones entre los responsables del plan que pretendía detonar explosivos en la sede diplomática estadounidense.

    Maduro precisó que el jefe del Diálogo Nacional y presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, se comunicó por diversas vías con las autoridades norteamericanas para alertar sobre la amenaza, mientras que el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, ordenó reforzar la seguridad en torno al recinto diplomático.

    «Fue una operación típica de falsa bandera, preparada por sectores de la extrema derecha para provocar un enfrentamiento y culpar al gobierno bolivariano», advirtió Maduro.

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  • Denuncian a la SIDE por habilitar tareas de espionaje ilegal sobre opositores y grupos sociales

     

    Una denuncia penal presentada por el Centro de Estudio Legales y Sociales (CELS) contra los jefes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) los acusa de abuso de autoridad por aprobar un Plan de Inteligencia Nacional que habilita tareas de espionaje sobre grupos vulnerables, actores sociales y voces críticas, en abierta violación a la Ley de Inteligencia Nacional. Desarticular la protesta social a partir de la agudización de la crisis ecónomica y particularmente aplacar la resistencia en las provincias es uno de los principales objetivos luego de la aprobación de la Ley de Bases. Por ANRed.


     

    Hace unos días se filtro parte del Plan de inteligencia para el 2025 (PIN). Las denuncias se hicieron concretas a partir de la públicación de la Revista Crisis. El PIN, elaborado por la SIDE bajo la administración de Javier Milei, instala un esquema de vigilancia y control que apunta directamente contra voces disidentes, opositores políticos, movimientos sociales, ambientalistas, pueblos originarios, periodistas, sindicalistas y referentes opositores. Lejos de tratarse de un plan técnico o preventivo, el PIN operará como una herramienta política de persecución, basada en definiciones vagas y arbitrarias que habilitan el espionaje interno y la criminalización de la protesta.

    Con el pretexto de proteger el “orden constitucional” o el “desarrollo de la infraestructura estratégica”, el gobierno utilizaría la inteligencia estatal para catalogar como amenazas a quienes cuestionen sus políticas.El plan incluso se atreve a identificar el “anarquismo” como forma de terrorismo, en un intento evidente de criminalizar. Detrás se guardan desafios que sabe el gobierno que enfrentará. Todavía están frescas las rebeliones del 2020 contra la instalación de la megaminería en Chubut y el Mendozazo en el 2019 a penas asumido Alberto. Incluso en Jujuy también una rebelión que duró varias semana hasta se realizó un acampe en el centro de CABA (El tercer malón de la paz) . También las jornadas de protesta en toda la costa bonaerense contra las petroleras offshore.

    Hoy organismos de derechos humanos y actores sociales presentaron una denuncia penal contra las máximas autoridades de la SIDE, Sergio Neiffert y Diego Kravetz, por abuso de autoridad. La acusación se centra en un Plan de Inteligencia Nacional y una orden secreta recientemente revelada, que habilitan a los servicios de inteligencia a vigilar y monitorear a grupos sociales, opositores, periodistas, académicos y ambientalistas bajo definiciones amplias y vagas. El plan amplía de forma riesgosa el concepto de terrorismo y legitima la persecución ideológica, incluyendo el espionaje sobre protestas y reclamos históricos. También apunta al seguimiento de conflictos socioambientales y a pueblos originarios. Todo esto contraviene la Ley de Inteligencia Nacional N° 25.520, por lo que se exige una investigación judicial para determinar si ya se realizaron acciones ilegales y quiénes son los responsables.

    El texto fue publicado hoy por el CELS:

    «Denunciamos penalmente por abuso de autoridad a Sergio Neiffert, jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), y a Diego Kravetz, director general de Operaciones de la SIDE. La denuncia apunta a sus responsabilidades en la aprobación de un Plan de Inteligencia Nacional (PIN) y el dictado de una orden secreta que habilita a la SIDE a “identificar y monitorear” a todos los “grupos sociales vulnerables” de la Argentina y a actores que puedan capitalizar la “creciente polarización política para expandir su influencia” en el electorado local.

    Una parte sustancial de las tareas de inteligencia, que son esencialmente secretas, estaría volcada a vigilar y caracterizar la conversación pública: lo que se dice y cómo se dice en medios y en redes sociales. Las opiniones comienzan a adquirir las características de una amenaza para el PIN cuando “promuevan la conflictividad” -una práctica de autoridades y grupos afines al gobierno, por otra parte- o cuando erosionen “la confianza” en las instituciones económicas o la reputación de empresas asentadas en el país.

    La extensión de las tareas de inteligencia es enorme y tiene definiciones vagas. Pueden vigilar, según su plan, a “actores de interés”, “actores estratégicos”, “actores no estatales”, actores que tengan la capacidad de “manipular la percepción” de las personas, que promocionen la fragmentación social, sin una explicación de qué significan esos adjetivos y si tienen límites. La definición concreta y operativa queda en manos de los funcionarios de la SIDE: son quienes van a definir quiénes encarnan una amenaza. El PIN habilita la vigilancia secreta de la expresión política opositora en el espacio público, pero también de referentes sociales, economistas, periodistas, académicxs, artistas y cualquier voz crítica.

    Todas estas actividades son abiertamente contrarias a la Ley de Inteligencia Nacional N° 25.520. Por eso en la denuncia pedimos, además de una serie de medidas de prueba para esclarecer estos hechos, que se determine si ya hubo acciones concretas basadas en la orden secreta y el PIN, para poder definir las responsabilidades penales.

    El PIN contiene “Lineamientos Estratégicos” y “Objetivos Generales de Inteligencia”, del que se desprenden “Objetivos Particulares de Inteligencia” y de ellos “Necesidades de Inteligencia”.

    Las Necesidades de Inteligencia del Objetivo Particular de Inteligencia 5 del Lineamiento Estratégico 3, por ejemplo, habilitan la vigilancia de actividades y expresiones políticas y sociales que consideren amenazas o en proceso de radicalización. Si nos remitimos a medidas o declaraciones de funcionarios para entender cuáles podrían ser esas amenazas podemos remontarnos al año pasado, cuando el gobierno usó ese tipo de calificativos para hablar de manera prejuiciosa y estigmatizante de manifestantes, de grupos anarquistas o antifascistas. El Objetivo Particular de Inteligencia 6 del mismo Lineamiento Estratégico apunta a los “potenciales impactos negativos en el desarrollo del sistema de Defensa Nacional” y allí los sospechosos podríamos ser los organismos de derechos humanos.

    El PIN amplía el concepto de terrorismo de una forma muy peligrosa. Podrían quedar bajo vigilancia actividades y personas por su orientación ideológica o por sus reclamos históricos. El paraguas es tan amplio que habilitaría la vigilancia de manifestaciones públicas y de protestas que pudieran ser “oportunidad” para acciones terroristas. El plan identifica al “terrorismo anarquista” como blanco principal, lo que puede derivar en persecución ideológica: expresar ideas anarquistas sería suficiente para entrar en una lista de vigilancia.

    El Plan de Inteligencia se enfoca también en seguir la conflictividad socioambiental y vigilar tanto al activismo ambientalista como a los pueblos indígenas –grupos que pretendan proteger patrimonios culturales y/o sagrados–. La mirada está puesta en situaciones y actores con capacidad de incidencia política o de obstruir proyectos extractivos, que puedan afectar la “extracción, transporte y/o comercialización” de recursos naturales estratégicos. También incorpora como objetivo el seguimiento de instancias internacionales –sistemas de protección de derechos, cooperación internacional pública y privada– que intervengan frente a “eventos climáticos extremos, la degradación del ecosistema y pérdida de biodiversidad”. Quienes promuevan acciones para evitar estas consecuencias de la matriz productiva extractivista son considerados actores “adversos al interés nacional”.

    Aunque el Estado Nacional lo haya negado en un comunicado breve, está habilitando a los organismos que integran el Sistema de Inteligencia Nacional a desplegar tareas de identificación, seguimiento, monitoreo, búsqueda, producción y acopio de información sobre personas y grupos por razones políticas. Es ilegal y tiene que rendir cuentas.»

     

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  • De cuánto será el aumento para estatales, docentes, policías y jubilados en Neuquén

     

    Los trabajadores estatales, docentes, policías, de entes descentralizados y jubilados y pensionados del Instituto de Seguridad Social del Neuquén (ISSN) cobrarán sus haberes de octubre con aumento. Así está estipulado en el acuerdo que celebró el gobierno neuquino hace un año con los gremios que representan a los empleados, en base a un Índice de Precios al Consumidor (IPC) con actualización trimestral.

    Oficialmente se indicó que luego de las elecciones legislativas del próximo 26 de octubre, el Ejecutivo provincial convocará nuevamente a los sindicatos para establecer otro acuerdo para el año 2026 y allí nuevamente el IPC será el mecanismo clave para las actualizaciones.

    Para determinar el porcentaje de aumento de los salarios y haberes jubilatorios se realiza un ponderado entre el índice de inflación de los últimos tres meses entre lo que informa el INDEC a nivel nacional y Estadísticas y Censos de Neuquén.

    De esta manera, se estima que el aumento a cobrar con los haberes de octubre estará cercano al 7%, más específicamente un 6,96% según indicó a Alerta Digital una fuente gremial.

    Durante 2025, los empleados públicos ya recibieron tres aumentos: en enero, abril y julio. El último ajuste representó un 6,5% y respondió a la variación de precios del segundo trimestre del año.

    Desde el inicio de la actual gestión provincial, los pagos se vienen realizando antes del cierre de cada mes, lo que representa un cambio de modalidad respecto de administraciones anteriores.

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  • Cayeron una madre y sus dos hijos por venta de droga en el sureste de la capital neuquina

     

    La Fiscalía de Narcocriminalidad de Neuquén llevó adelante una intervención sin precedentes en el marco de la primera Intervención de Mercado de Drogas (IMD) en la provincia, que tuvo como resultado 11 allanamientos simultáneos, siete personas acusadas y tres en prisión preventiva.

    La fiscal Eugenia Titanti y el asistente letrado Bruno Miciullo encabezaron las audiencias tras una investigación que se concentró en el cuadrante sureste de la ciudad de Neuquén, donde se había detectado un circuito sostenido de venta minorista de drogas.

    “Las IMD implican una intervención simultánea que apunta a desbaratar el comercio en sectores geográficos concretos”, explicaron desde la fiscalía.

    Los procedimientos se realizaron durante la noche del jueves con la participación de más de 100 agentes de la Policía provincial, coordinados por el fiscal general José Gerez.

    Una red familiar entre los detenidos

    Entre los siete acusados, una madre y sus dos hijos fueron identificados como los principales responsables de uno de los puntos de venta más activos del barrio Belgrano, sobre calle Bahía Blanca al 500.

    En esa vivienda, las transacciones eran constantes y se realizaban tanto dentro del domicilio como en la vereda, donde los sospechosos incluso esperaban a los compradores sentados en reposeras.

    Durante el operativo, los tres intentaron escapar —la mujer a pie y sus hijos en un vehículo—, pero fueron rápidamente reducidos por la Policía.

    En la casa se secuestraron 50 gramos de cocaína, 11 gramos de marihuana, dos balanzas con restos de sustancia, dinero en efectivo por $263.000 y chips telefónicos.

    La jueza Carina Álvarez ordenó su prisión preventiva por cuatro meses y la clausura del domicilio durante el mismo período.

    Otros puntos de venta desbaratados

    En otro de los allanamientos, realizado en una vivienda de calle Eliseo Boerr del barrio Confluencia, fueron acusados “L.S.C.” e “I.D.C.”, quienes vendían estupefacientes desde julio.

    El sistema de venta incluía entregas por pasamanos y servicio de delivery activo las 24 horas.

    Durante el procedimiento se secuestraron 590 gramos de marihuana en cogollos, siete plantines, semillas, fertilizantes, dos balanzas, celulares, municiones y $40.300 en efectivo.

    Un segundo domicilio, en calle Chocón al 2500, era utilizado por “J.F.M.O.” para el mismo fin. Allí la Policía halló 52 gramos de cocaína, recortes de nylon, un celular y $235.000 en billetes de baja denominación.

    Por último, en calle Coronel Belisle, fue detenido “K.A.V.”, quien operaba desde el fondo de su vivienda. En su domicilio se encontraron 171 gramos de cocaína, balanzas, recortes, bolsas de nylon, un celular y más de $1.500.000 en efectivo.

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  • El Estado y una práctica recurrente: espiar a las organizaciones sociales

     

    Una investigación de Hugo Alconada Mon develó que desde la SIDE se había librado una orden para “identificar y monitorear” a todos los “grupos sociales vulnerables” que pudieran capitalizar la “creciente polarización política para expandir su influencia”. Según el periodista de la Nación, la disposición fue dictada por el director general de Operaciones de la SIDE, Diego Kravetz, alguien que conoce bien a los “sectores vulnerables” de cuando oficiaba de abogado de las fábricas recuperadas a principio del 2000. No es la primera ni la última vez en la que el Estado, a través de sus organismos de inteligencia, se entromete en la vida de las organizaciones populares que desarrollan sus actividades en los barrios populares, asentamientos y villas. Por Nicolás Salas, para ANRed.


    Si bien el escenario difiere en varios aspectos culturales, políticos y económicos, la asociación con lo ocurrido durante el gobierno de Duhalde es pertinente si se tiene en cuenta que en la actualidad se desarrolla, al igual que en 2002, una de las ofensivas más importante en la búsqueda de desarticular a los movimientos sociales.

    Una caracterización común se da en la visión de los poderes de turno de asumir que el deterioro de las condiciones de vida de grandes sectores de la población pueda llegar a canalizarse en fuerza organizada que se sume a la polarización contra el gobierno. En su momento fue la devaluación, ahora es la motosierra. Tanto el duhaldismo como Milei ahora buscan anticiparse a ese posible escenario, con el atenuante actual de que el Estado se corrió de gran parte de las políticas sociales, a diferencia del 2002, donde 2 millones de planes Jefes y Jefas de Hogar inundaban las zonas periféricas al poder. Es decir, le daban una “opción” de salida a las familias golpeadas por la pobreza y la indigencia.

    Hace 23 años los infiltrados en “los grupos sociales vulnerables” fue confesado por el entonces Secretario General de la Presidencia, Aníbal Fernández, quien en su ataque a las organizaciones había blanqueado tener información de lo que se hablaba en las asambleas previas que fijaron el plan de lucha que terminó con la masacre del Puente Pueyrredón el 26 de junio de 2002.

    Dos décadas atrás, el espionaje era parte de un ataque planificado que -se proponía- concluir con el encarcelamiento de las direcciones de los movimientos sociales, posibilidad abortada tras la publicación de las fotos que daban cuenta de la masacre perpetrada por parte de la policía. No es de extrañar que en esta oportunidad sea parte de la estrategia de cuatro patas del gobierno libertario, que tiene como pilares el vaciamiento de la política social, la judicialización de la militancia, la difamación mediática y la represión abierta.

    La desarticulación del Potenciar Trabajo y la FISU (entre otros), los allanamientos masivos a militantes, la agitación mediática contra las organizaciones y las sucesivas represiones de Bullrich son solo ejemplos de una estrategia que ya está en desarrollo.

    Ningún plan de ajuste estructural, y mucho menos el actual, puede pasar sin la criminalización de quienes se propongan construir una resistencia amplia. El primer año de gobierno de Javier Milei pareciera no ser la excepción y los tiempos de este proceso de avanzada dependerá de lo que dure la luna de miel garantizada por los dólares del FMI que reposan en las arcas del Banco Central.

     

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  • La salud en terapia intensiva: la crisis sanitaria en argentina

     

    La crisis sanitaria en Argentina ha dejado de ser una preocupación sectorial para convertirse en un problema estructural de magnitud nacional. Las señales de alarma son múltiples: desde la precarización laboral del personal de salud, la falta de insumos médicos y el deterioro de la infraestructura hospitalaria, hasta episodios escandalosos como la distribución de fentanilo contaminado, que ha puesto en peligro la vida de decenas de pacientes. No se trata de emergencias aisladas, sino de los síntomas de un sistema en colapso. Por Lucio Le Moal, periodista y trabajador de la salud en HIGA San Martín de La Plata.


    Este panorama no es reciente ni accidental. Es el resultado de décadas de desfinanciamiento, fragmentación, decisiones erráticas y, sobre todo, de una ausencia sostenida de políticas de salud pública de largo plazo. La inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores de la salud son solo la punta del iceberg. A esto se suman la crisis de abastecimiento de medicamentos, las demoras crónicas en la atención y la saturación de servicios clave, como ocurre hoy en el Hospital Garrahan, ícono de la medicina pediátrica argentina.

    Pero más allá del diagnóstico técnico, lo que subyace es un debate profundamente ideológico: ¿la salud debe ser garantizada por el Estado como un derecho humano, o gestionada por el mercado como un bien de consumo? Dos modelos están en pugna: el modelo estatal/nacional y el modelo liberal-mercantil.

    El modelo estatal/nacional: salud como derecho y deber indelegable del Estado

    Esta visión tiene raíces profundas en la historia sanitaria argentina. Su mayor exponente fue el Dr. Ramón Carrillo, primer ministro de Salud de la Nación, quien sostenía: «Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente al dolor que causa la injusticia social, los microbios como causa de enfermedad son pobres causas.»

    Desde esta perspectiva, el Estado debe garantizar el acceso universal, equitativo y gratuito a la atención sanitaria. La planificación estratégica, la producción estatal de medicamentos, la inversión en infraestructura y la dignificación del trabajo profesional son pilares irrenunciables. Para este modelo, la salud no es un gasto, sino una inversión social.

    El caso del fentanilo contaminado —que provocó graves infecciones e incluso muertes— expone las consecuencias de tercerizar controles y compras de insumos vitales bajo la lógica del ajuste. Las fallas en los procesos de esterilización, almacenamiento y distribución no solo revelan negligencia, sino que cuestionan la capacidad del Estado de proteger la vida de sus ciudadanos cuando delega su rol rector en el mercado.

    En este marco, la situación crítica del Hospital Garrahan —con renuncias masivas, falta de insumos, demoras en turnos y deterioro edilicio— es la expresión más visible de un modelo en crisis, pero también de lo que ocurre cuando se debilita la responsabilidad estatal.

    Como afirmaba Carrillo: «El Estado no puede mirar para otro lado cuando la enfermedad afecta al pueblo. La medicina social no es una opción, es una obligación.»

    El modelo liberal-mercantil: la salud como responsabilidad individual

    En la vereda opuesta, el pensamiento libertario plantea que el Estado debe reducir su participación al mínimo, promoviendo la competencia entre prestadores privados como mecanismo para mejorar la calidad y reducir costos. Bajo este paradigma, el paciente se convierte en cliente, y la salud en un servicio a ser contratado según las posibilidades económicas de cada individuo.

    Se proponen medidas como sistemas de vouchers sanitarios, seguros médicos privados de libre elección, desregulación de laboratorios y privatización progresiva de hospitales.

    El caso del fentanilo contaminado, desde esta óptica, demuestra —según sus defensores— que el Estado es ineficiente y que los controles funcionarían mejor bajo lógicas empresariales.

    Sin embargo, esta visión ignora un dato clave: el mercado excluye. Y lo hace sistemáticamente. Cuando la atención sanitaria se rige por la rentabilidad, los más pobres quedan afuera. Como decía Carrillo: “No puede haber política sanitaria sin justicia social.”

    ¿Un punto medio posible?

    En un país donde todo debate se polariza, es necesario explorar modelos mixtos o híbridos, como los aplicados en los países nórdicos o en Holanda. Sistemas con financiamiento público, fuerte regulación estatal, pero también con capacidad de gestión eficiente y mecanismos de control social y transparencia.

    El desafío argentino es construir un modelo de salud que combine equidad, eficiencia y sostenibilidad. Esto implica no solo mayor inversión, sino planificación estratégica, control efectivo de insumos, mejora de las condiciones laborales y fortalecimiento institucional.

    Conclusión: la salud no es una mercancía. La salud no puede ser un campo de batalla ideológica. Pero sí debe ser una política de Estado. La vida de millones de argentinos depende de decisiones políticas que no pueden postergarse. El acceso a un sistema de salud seguro, humano y justo no debe depender del azar, del lugar donde se nace ni del ingreso que se percibe.

    Como nos enseñó Carrillo, «Los problemas de la medicina como rama del Estado no se pueden resolver si no hay una política social orientada al bien común.» Hoy más que nunca, debemos retomar ese legado.

    Porque en definitiva, la salud de una nación dice mucho más sobre su dignidad que cualquier indicador económico.

     

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