Bullrich, Diego Iglesias, Espert y un blooper que da más miedo que risa
En un nuevo papelón político, Patricia Bullrich volvió a demostrar su desorientación y torpeza.
Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

Intentando averiguar detalles sobre la causa que involucra al narco Fred Machado —y que compromete al candidato libertario José Luis Espert—, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich confundió al fiscal de narcocriminalidad con el periodista homónimo Diego Iglesias, a quien llamó para pedirle “información sobre la extradición”.
El episodio deja al descubierto la desesperación dentro del oficialismo y la falta de idoneidad de una funcionaria que no da pie con bola.
Un llamado que revela mucho más que un error
El jueves por la mañana, el periodista Diego Iglesias recibió una llamada desde un número que tenía agendado como “Patricia Bullrich”. La sorpresa fue inmediata: del otro lado de la línea, la ministra de Seguridad le preguntaba sin preámbulos “cómo venía el tema de la extradición de Machado”.
“Me sorprendió muchísimo”, relató Iglesias en su programa de radio. “Atiendo, y me dice directamente: ‘Ah, ¿qué hacés? ¿Cómo andás? Escuchame, ¿cómo viene el tema este de la extradición de Machado?’”.
El periodista, atónito, tardó unos segundos en entender que Bullrich lo había confundido con el fiscal Diego Iglesias, titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR).
Cuando se lo aclaró, la ministra reaccionó con un desconcierto que ya se volvió marca registrada: “Se pone nerviosa, me dice ‘uy, no, no’, se ríe y me repite varias veces ‘disculpá, disculpáme, disculpáme’”.
La charla terminó abruptamente con un “beso, chau”.
El blooper de una ministra desbordada
Más allá del chiste fácil, el episodio refleja algo mucho más serio: la ministra de Seguridad de la Nación llamando personalmente para interiorizarse sobre una causa judicial que involucra al narco Federico (Fred) Machado, detenido y con pedido de extradición a Estados Unidos, acusado de lavado y tráfico de drogas a gran escala.
El interés de Bullrich no es casual. Machado aparece vinculado al financiamiento de la campaña de José Luis Espert, que reconoció haber recibido 200 mil dólares del empresario. Ambos comparten boleta en las elecciones del 26 de octubre dentro del armado de Milei.
El error telefónico no solo expone la torpeza de Bullrich, sino también su preocupación por un caso que puede detonar en el corazón del oficialismo. En plena campaña, con el escándalo Espert–Machado creciendo, la ministra quedó al desnudo intentando “saber de primera mano” qué rumbo toma la investigación.
Del papelón al síntoma político
No es la primera vez que Bullrich muestra un nivel de improvisación incompatible con la función que ocupa. Desde los operativos mal coordinados hasta sus declaraciones erráticas sobre seguridad interior, la actual ministra parece más preocupada por cuidar los intereses de su espacio que por cumplir con su deber institucional.
El blooper de esta semana la vuelve a dejar en evidencia: una ministra que confunde un periodista con un fiscal, que interviene indebidamente en causas judiciales sensibles, y que actúa movida por el pánico electoral más que por la prudencia de Estado.
La torpeza que marca al Gobierno de Milei
En el entorno libertario intentan minimizar el episodio, pero lo cierto es que el “caso Bullrich” se sumó al cúmulo de errores que jaquean la imagen de un gobierno que parece vivir en un estado de improvisación permanente.
Mientras Milei sostiene a Espert a pesar de las pruebas y los escándalos, su ministra de Seguridad demuestra día a día una incapacidad manifiesta para ejercer el cargo.
A esta altura, no se trata solo de un blooper: se trata de un síntoma.
Y de una funcionaria que, en su intento por controlar el daño político, termina agravándolo con su propia torpeza.