Los nuevos capos en la hinchada de Central, transición que muestra cambios profundos en la criminalidad de Rosario
La sucesión de Pillín Bracamonte en la hinchada de Central es una radiografía de la criminalidad en Rosario, de su apaciguamiento y de sus estados latentes. En este momento está en audiencia judicial el nuevo líder de la barra, Lautaro Laucha Ghiselli, a quien los fiscales consideran conectado con los autores del crimen de Pillín. El asesinato se produjo para remodelar el poder en la tribuna. Y lo que se ve es un nuevo grupo, ligado al mundo del narcotráfico a mayor escala, con capacidad de barrer con violencia a los que mandaban hasta noviembre.
En el nuevo ecosistema de poder se notan tres grupos asociados ligados al mundo de la droga grande. En uno hay figuras ligadas a Los Monos como Sebastián “Narigón” Vázquez quien está señalado como autor intelectual y organizador del homicidio. Está Santino Alvarado, hijo del actor fundamental de la violencia con el comercio de droga en Rosario durante 15 años, Esteban Alvarado. Y personas ligadas a Fabián Calavera Pelozo que es un traficante condenado que gestionaba desde Rosario droga hacia el conurbano. Ninguno de ellos está en las audiencias.
Una reciente foto en la tribuna tomada por agentes del organismo de inteligencia santafesino, de febrero pasado, deja ver a cinco referentes fuertes de la nueva conducción. Están allí Laucha Ghiselli que es a quien el prófugo Matías Gazzani, jefe de la Banda de Los Menores, ubicó como líder de la tribuna. Aparecen también en la imagen Santino Alvarado, Alan Insaurralde, y Ezequiel Riquelme.
El barra del Jockey Club
El quinto en esa fotografía, primero a la izquierda, es un personaje poco habitual en el reino del paravalanchas. Es un empresario de 50 años que procede del escalón encumbrado de la sociedad rosarina. Ex jugador de rugby en Gimnasia y Esgrima de Rosario, asistente frecuente del Jockey Club y del Rosario Golf donde practicaba con sus palos. Residente en un departamento en las Torres Maui en Puerto Norte, asiduo veraneante en Miami. Fabricante de indumentaria informal que varias veces fue a la quiebra. Y sobrino político del financista y ex gerente de Puerto Rosario Gustavo Shanahan, quien está con condena firme por cambiar dólares a personas del campo narco.
Este hombre que aparece en la hinchada junto a Santino Alvarado se llama Pedro Alberto Kolonisky y está investigado como proveedor de armas de grupos delictivos. La inteligencia provincial y en la fiscalía regional Rosario saben que se vinculó con la barra brava de Rosario Central tras el homicidio de Pillín a partir de su conexión con la Banda de Los Menores.
A Kolonisky llegaron en abril porque había amenazado de muerte a una mujer a la que acusaba de haber hecho desaparecer un bolso con armas poderosas e inusuales que le había dejado. Entre ellas cuatro pistolas y un subfusil Colt AR 15 del calibre 223, un arma de guerra que usaban los soldados estadounidenses desde Vietnam a Afganistán, que se dejó de vender sin restricciones en Argentina. Tuvo muy mala suerte. El domicilio donde produjo la amenaza era seguido por investigadores porque era un bunker de drogas. Por tanto cuando Koloninsky llegó a intimidar a la mujer que estaba allí quedó registrado, él y su vehículo, con una cámara de lente especial. Había arribado en una Ford Raptor valuada en 80 mil dólares. Luego encontraron las armas.

Pillín Bracamonte
Kolonisky es también amigo y allegado al ex policía Juan José Raffo, actualmente preso, condenado por colaborar con la banda de Los Monos, dedicado a actividades financieras vinculadas al mundo del hampa. El se defendió planteando que va a la cancha de Central para llevar a su hijo. Pero lo fotografiaron junto a los referentes ligados a la violencia que son señalados como la sucesión de Pillín.
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En esta foto está también Alan Insaurralde con quien el mismo Pillín, según dijo días antes de morir, se había agarrado a trompadas en inmediaciones de la cancha de Central poco antes, en ese tiempo febril entre agosto de 2024 -cuando fue baleado a media cuadra del estadio-y noviembre -cuando lo liquidaron junto a su segundo Daniel “Rana” Attardo a la salida de un partido con San Lorenzo. Los fiscales lo consideran miembro de Los Menores. El grupo al que, como le confesó al periodista de La Nación Germán de los Santos un mes antes de su ejecución, apuntaba por querer asesinarlo.
¿Qué es lo que asoma en esta sucesión? Que hubo una reconfiguración de grupos en la conducción de la hinchada auriazul. Andrés Pillín Bracamonte había sido una persona completamente identificada con la familia Cantero de Los Monos. Al Viejo Ariel Cantero, fundador del clan, Pillín hasta le había presentado a su oftalmólogo en un centro de ojos de la calle Buenos Aires para que lo atendiera. La relación con sus hijos está cristalizada en una decena de fotos. Pero el tiempo aquel de Los Monos, de aquellos hoy desmembrados Monos, está terminado.
Se formó ahora un nuevo liderazgo hecho de diversos grupos que con la venia de alguien se sacaron a Pillín de encima. En el grupo que ahora manda convergen personas de Alvarado como su hijo Santino. Lugartenientes de Fabián Calavera Pelozo que es un narcotraficante preso muy violento con conexiones con barras de clubes de Buenos Aires. También está el comercializador de drogas prófugo Sebastián “Narigón” Vázquez que está identificado como la persona que llevó a los sicarios desde el barrio de Los Menores -el 7 de Septiembre-hasta la encrucijada donde la noche del 9 de noviembre mataron a Bracamonte.
Esta confederación de grupos diversos, varios capaces de una violencia extrema, garantiza por ahora una gobernanza pacífica en la cancha de Central. Tomó las riendas de los negocios de Pillín que anunció que lo matarían Los Menores. Pero eso puede alterarse ni bien broten los vaivenes típicos de los negocios de las economías criminales. Está en este grupo el hijo sin antecedentes de un líder criminal que se ufanaba de haber mandado matar cien personas (Alvarado). El dueño de un lote de armas de calibre extraño (Koloninsky). Un prófugo al que en marzo le secuestraron 60 kilos de droga que según apuntan los fiscales condujo a los sicarios a la escena del crimen (Narigón Vázquez). Y personas que son líderes de sectores barriales con entrada a economías delictivas. También aparecen indicios de Calavera Pelozo.
La pelea en el pleito
En la audiencia judicial del pasado viernes 12 contra un grupo de detenidos que están en esta renovada conducción estaban los fiscales Georgina Pairola, Juliana González y Luis Schiappa Pietra. La defensa había señalado que acusaban sin pruebas. Schiappa Pietra respondió.
“No estamos imputando al revoleo al primer tipo que se paró en el paravalancha. Estamos imputando a personas que cometen delitos con acciones y conexiones de las que tenemos pilas de evidencia. Esto es un debate criminal. No tenemos problemas con que haya una jefatura de hinchada. Lo que como Estado tenemos que asegurarnos es que los líderes de la barra no sean delincuentes criminales. Acá están en audiencia porque cometen delitos graves y violentos”, dijo.

La fiscal Pairola amplió. “La defensa dijo acá que las familias ahora pueden ir sin inconvenientes al Caribe Canalla (una playa de arena que el club tiene frente al río) con Ghiselli al frente de la barra. Pero él aparece en fotos con Riquelme, Santino Alvarado y Kolonisky. Son evidencias objetivas y no un invento”.
El defensor Paul Krupnik cuestionó al fiscal Schiappa Pietra con objeciones que no tenían que ver con la causa en trámite para desacreditarlo. Pero estuvo más convincente cuando apuntó a que no tienen pruebas fuertes contra Ghiselli. Solo algunas referencias en audios y la foto mencionada. No es lo mismo él que Kolonisky o, más por su peso simbólico que por sus antecedentes, el hijo de Alvarado.
“Después de días de audiencia la única ilicitud que sugiere la fiscalía es contra Ghiselli es haber tomado la conducción de la hinchada de Central porque lo designó Matías Gazzani (que está prófugo hace un año con recompensa ofrecida por 100 millones de pesos). Si la lógica de la fiscalía la maneja una asociación ilícita que dirige a control remoto la elección de su jefe entonces cualquiera que ocupe el paravalanchas en el Gigante de Arroyito en los próximos partidos podrá ser imputado”, sostuvo el defensor.
Barriendo a Los Monos
La investigación fiscal, algo que también se sabe en la agencia de inteligencia de la provincia, es que este grupo toma la barra después de una secuencia de asesinatos conectados. Lo que iguala a estos crímenes es ser contra referentes de la vieja banda de Los Monos que dominó la tribuna y a los que limpiaron en solo seis meses.
El 1º de octubre pasado mataron de 16 balazos a Samuel Medina (25), Gordo Samu, yerno del líder de Los Monos Ariel “Guille” Cantero. En enero acribillaron a Mario Fernández (42), o Marito Pino, en barrio Las Flores. En abril fue asesinado Juan Maximiliano “Chicha” Ferreyra (45) en zona sur que era ladero de Pillín. También Ariel Bovio (48) frente al Hospital Español. Salvo Samu eran todas personas maduras conectadas con la hinchada de Central o de sus negocios en tiempos de Bracamonte.
En febrero pasado le secuestraron un celular a un joven de 22 años de apellido Cabrera en Solis al 3000. Es el mismo lugar identificado como bunker donde Koloninsky fue a apretar a la mujer que había recibido un bolso con armas. Desde este teléfono Cabrera le dice a un destinatario no identificado. “La barra la agarró Zamudio, el Narigón Vázquez, El Laucha y Papaíno”.
Alejandro Zamudio es un detenido al que atraparon el 13 de marzo pasado junto a Alejandro Vázquez con 60 kilos de marihuana. Sebastián “Narigón” Vázquez, hermano de este último, es el ya aludido prófugo al que atribuyen por movimientos de antenas haber puesto en el lugar del crimen a los asesinos de Pillín. Laucha es Ghiselli pero contra él la evidencia según la defensa es inexistente. Papaíno fue detenido este domingo a metros de la cancha a la salida del partido donde Central empató con Boca. Su nombre es Germán Ramírez y estuvo en su momento como sospechoso del atentado a balazos al domicilio del ex gobernador Antonio Bonfatti.
Hay un dato más que conecta a integrantes de Los Menores con la hinchada. Fermín Dilascio es un sicario de este grupo que fue investigado por tres homicidios y ahora está en la asociación ilícita llevada a imputación. Matías Gazzani habla con Dilascio y le pide el teléfono con Mirko Yedro que también se conoce como Mirko Benítez.
Este Mirko Yedro es pareja de la hija del policía Raffo. El jefe de Los Menores Gazzani le pide a Dilascio el celular de Yedro. A Yedro por orden de la fiscalía lo ubican en el bunker de calle Solis donde iba también Koloninsky.
Los fiscales rechazan la idea de que no hay evidencia contra Laucha Ghiselli. Varios de la banda de Los Menores dicen en sus mensajes, es decir en su intimidad, que a Ghiselli lo puso Gazzani a conducir la barra. Y después Ghiselli aparece en la foto con un grupo de personas con delitos o cercanas al delito.
Ghiselli no es una persona que tenga pasado violento. Pero aparece en investigaciones federales sobre droga conectado a un domicilio de Almafuerte al 1100 donde, casualmente según los fiscales, los autores del crimen de Pillín dejaron una moto vista por los investigadores en la escena del crimen.
Gazzani que es señalado como líder de todo este grupo está en la clandestinidad. Los fiscales dijeron en la audiencia que desde abril de 2020 se expandieron territorialmente hacia distintos barrios de la ciudad en la venta de droga. En algunos casos atacando violentamente a quienes comandaban el negocio -como pasó en los barrios 7 de Septiembre, La Bombacha, Stella Maris y Emaus-y en otros casos con alianzas circunstanciales.
En estos últimos casos cerrando con los líderes de algunos barrios: con Claudio “Morocho” Mansilla en Santa Lucía, con Francisco Riquelme (padre de Ezequiel que está en la foto de la tribuna) en Ludueña y Barrio Insustria, con Mauricio Ayala en Parque Oeste.
“El objetivo de la asociación fue poner a un referente propio en la conducción de la barra de Rosario Central. Para ello fundamentalmente organizaron recursos y personas para concretar actos delictivos para desplazar del liderazgo a Bracamonte y personas de su entorno”.
Una hipótesis desplegada en las audiencias es que la baja de índices de violencia en Rosario puede tener relación con que este grupo que tomó el poder de la tribuna en Central también se encaramó en la supremacía entre las organizaciones criminales de la ciudad. Y ese predominio, en parte en base a alianzas entre grupos que antes antagonizaban, eliminó o moderó las acciones cruentas en la calle.

Este miércoles el juez Fernando Sosa dará la resolución sobre el grupo al que se señala tomó la posta en la conducción de la barra de Central. A todos les piden prisión preventiva por asociación ilícita. Algunos ya están detenidos por otros delitos.