Virtualidades argentinas: genios altruistas
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Virtualidades argentinas: genios altruistas

 

Ahora que el libertarismo vernáculo demuestra que sus teorías económicas pronto serán leyes que reverenciará el universo podemos afirmar que Estocolmo queda a la vuelta de la esquina.

Por Jorgelina Áster para Noticias La Insuperable

No se trataba  solamente de volver al mundo sino también de enriquecerlo con formidables ideas. Antes, cuando el libertarismo criollo languidecía en el rincón de los incomprendidos, los populistas nos aislaban y los liberales con modales de señorita de internado nos paseaban por el orbe con timidez provinciana.

Ahora todo es diferente y no precisamente gracias al amor, con perdón de Palito, que supo de noventismo, pizza y champán bajo la égida del nunca bien ponderado prócer riojano, nada menos. La felicidad viene con sentimentalismo cero, cual déficit, con prístina macro-ciencia económica, pura, fabulosa  y dura.

Ahora que el mundo es un pañuelo enredado, vemos en X como magnates, dignatarios e insignes expertos celebran la pericia del Toto universal al tiempo que envidian las teorizaciones que nuestro anticristo de Balseiro pergeña en colaboración con el primer especialista en crecimiento con o sin dinero pero siempre con virtuoso e innegociable superávit de creatividad financiera.

Ahora, sin ir más lejos, otros egregios de mercado se desvelan ante los arcanos del punto Anker, hito crucial del TMAP y de los 666 ítems que Demian y el Javo refriegan en las fauces del comité que en Estocolmo los idolatra por haber dinamitado la obsoleta teoría económica de impronta izquierdizantemente woke e inmundo keynesiansmo.

Ahora tampoco faltan filósofos de la talla de un Fanta, licenciado en su madurez contra vientos y mareas del establishment académico neurasténico. Y a la innovación económica de apariencia ortodoxa o regresiva solo para progres cegatos, aportan incluso galenos entrados en carnes gracias al streaming que nos dan las fuerzas del obeso pero forzudo cielo abierto.

Ahora también, si hablamos de galenos meritorios en libertad -nada condicional- y comprometidos con la novísima hora de la espada, debemos elogiar  las quirúrgicas estocadas ministeriales que hieren despilfarros en pediatría, engañosas discapacidades y rematan al mejor postor evaluaciones que pagan por encima de la base y en moneda dura no residentes y extranjeros incautos. Manera original si la hubiera de equilibrar la balanza comercial exportando conocimiento en honor a esa eminencia que sin duda fue el gran doctor Cureta.

Ahora, gracias al Supremo, poco importan el Riesgo País, los vaivenes del  JP –no la JP que albergó a Patito cuando piba- de apellido pirata o las celadas que el Maligno dispara desde las espurias mesas de dinero que los kirchos de La Matanza organizan para comprar verdes a saturación e impedir que la divisa yanqui caiga inexorablemente –Javo dixit- como piano desafinado en mudanza con pluma defectuosa.

Ahora los genios altruistas que combaten sin dinero ni víveres apetitos y pobreza, enseñan la virtud austera al pasivo, al científico, al pediatra y al residente, al maestro o a la pícara fámula doméstica, sin taza de mate cocido pero con tasa del 70, que el rockstar de nuestro palacio de hacienda usa sin abuso ni rubor para calmar hambrunas de campeones que no quieren perdérsela.

Ahora que todos sabemos cómo pueden pedirse préstamos soberanos sin generar deudas y cómo, sobre todo, lograr el aplauso  del mundo cripto que, como se sabe, nos Libra de todo mal, a lo Blades, gracias a singapurenses con heterónimos y domadores de niggas, podremos decir con orgullo que el gran país del sur libertario se irá para arriba como flato de estrella marina de prominente trasero.

Ahora, o más temprano que tarde, la alfombra espera. No esa de la que los criptobros saben tirar con pericia. No. Espera la sueca, la de Alfred, la que transitarán los iluminados ácratas que enunciarán en inolvidable pieza oratoria, no apta –por supuesto- para orates, impolutas leyes de pluscuamperfectos mercados. ¿Alguna duda, mandriles?


 

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