Residencias médicas en terapia intensiva: Milei ajusta, la salud agoniza
Desde que asumió Milei, los médicos residentes se transformaron en el símbolo del ajuste salvaje en el sistema de salud. Sueldos que no alcanzan, jornadas eternas, desfinanciamiento de hospitales y medidas unilaterales como la anulación de exámenes y la conversión de residencias en “becas” sin derechos laborales. Todo, en nombre de la libertad.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

Pagar para trabajar
Hasta no hace mucho, ingresar a una residencia médica era el inicio de una carrera en el sistema público, con enorme carga horaria pero también formación de calidad y proyección profesional. Hoy, residir equivale a militar la pobreza.
Desde enero de 2025, los residentes de primer año en hospitales nacionales como el Garrahan cobraron $944.980 netos, cifra que en febrero subió a $956.320, según consta en el Boletín Oficial. Los de cuarto año, apenas superan el millón de pesos. Sin embargo, en hospitales como el Garrahan, las asambleas de médicos denunciaron sueldos incluso menores, de apenas $797.000, y una pérdida del 50 % del poder adquisitivo en siete meses.
Todo esto, mientras la canasta básica individual ronda los $940.000. El resultado es simple: ser médico residente hoy es trabajar en condiciones de indigencia profesional.
El Garrahan no se toca (pero se ajusta)
El Hospital Garrahan, ícono de la salud pediátrica en el país, se volvió epicentro del conflicto. A comienzos de junio, médicos y residentes iniciaron medidas de fuerza ante la falta de respuestas salariales, el congelamiento presupuestario y el deterioro de condiciones laborales.
Mientras los residentes exigían salario digno y reconocimiento, el gobierno respondió con un bono no remunerativo, que no afecta el básico ni computa aportes. La propuesta fue rechazada: “No somos voluntarios con estetoscopio”, dijeron desde la asamblea, que además advirtió sobre la creciente renuncia de médicos formados, cansados del maltrato institucional.
Fraude sin pruebas y derechos evaporados
En medio de la tensión, el Ministerio de Capital Humano decidió anular los exámenes de ingreso a residencias médicas por supuestas irregularidades, sin publicar jamás pruebas fehacientes. Así, más de 1.300 postulantes quedaron en el aire, sin ingreso ni garantías, en un escenario ya precario. La Asamblea Nacional de Médicxs Residentes denunció que se trató de una maniobra arbitraria y desorganizada, que sólo suma caos al sistema.
Pero la motosierra institucional no terminó ahí. Con la resolución 2024‑112, el Gobierno implementó un nuevo régimen: las residencias dejaron de ser empleos estatales para transformarse en “becas”, vaciadas de derechos laborales. Ya no hay aguinaldo, obra social ni licencias garantizadas. Un modelo de “formación” sin derechos, con salarios que apenas alcanzan para cargar la SUBE.
Ver resolución en el Boletín Oficial
Diagnóstico reservado
El plan de Milei no es improvisado: desarmar la salud pública no es un efecto colateral, sino el corazón del proyecto libertario. Se ajustan salarios, se recortan hospitales, se terceriza el acceso. El objetivo es claro: la salud, como la educación o la vivienda, debe dejar de ser un derecho para convertirse en un bien de mercado.
Y mientras eso avanza, los médicos jóvenes trabajan en guardias saturadas por un sueldo que no alcanza ni para alquilar una pieza. El mensaje es brutal: si querés formarte en el sistema público, hacelo por vocación (y si podés, también por hambre).