En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana cuestionó la posición del Presidente Javier Milei respecto a las políticas de Donald Trump que podrían complicar aún más la economía argentina.
En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, analizó lo que dejó el último viaje fallido de Javier Milei a Estados Unidos en medio de una situación económica global que reacciona con alarma a las políticas impulsadas por Donald Trump. En este contexto, cuestionó la posición del presidente argentino, que en contramano a los mandatarios del mundo, respaldó la política arancelaria estadounidense.
El editorial de Víctor Hugo Morales
“Vamos a readecuar nuestras normativas para cumplir con los requisitos propuestos por los aranceles de Trump», eso dice Milei en Miami. Más arrastrado no se consigue. No sería posible, por más que busquemos en el planeta.
Los gobiernos de 50 países hacen fila para decirle a Trump que así, como quiere los aranceles, el mundo choca. Y Milei, en el colmo de la genuflexión, se aferra al camalote que flota en el río.
Espera la piedad de Trump. Y no sabe, no quiere ver, o ya no le importa, como el que afloja las manos colgado de la ventana, hacia el vacío, que Trump es una trampa.
Las bolsas se caen en todos lados, las economías flaquean, y el cipayín sudamericano canta loas a una decisión que descoloca a la Argentina. Si cobran más por entrar, se vende menos, es de cajón, es simple, es dos más dos.
Y si pudiera modificar algo de la conducta trampeadora, el mundo, el resto, está en medio de un conflicto del que Milei piensa que puede salir por ser el alumno perfecto del profesor chiflado.
Dice el representante de La Bestia (la bestia son las corporaciones, particularmente una) que “se va a adecuar”. Dígame cómo me pongo. Dónde. Cuándo. Solo dígamelo y cumpliré, me readecuo, usted manda.
Y mientras tanto espera que Trump hable con el Fondo. Pero ¿tendrá Trump el poder decisivo? ¿Y lo que venga del FMI servirá para tener medicamentos, en el espanto de la pandemia de falta de medicamentos o imposibles de comprar que vive Argentina?
Porque de eso se trata, de salvar vidas, nada menos. Unos quieren vida y a los otros no les importa. Me gustaría escuchar a Macri cuando dijo que se mueran los que se tengan que morir, pero que no se puede dejar la economía de lado.
¿El acuerdo con el Fondo permitirá volver a los medicamentos gratis del Estado de bienestar? Nada de eso está previsto. El discurso de Mar-a-Lago, tan inescuchable como el bochorno que leyó el día de Malvinas, tiene el mismo dolor de una soberanía ultrajada.
Solo sirve para que le pongan unos dólares en la gorra, y usarla hasta las elecciones el día de octubre, cuando corran el velo y pueda verse el verdadero cuadro de situación.
El jueves 28 del corriente a las 10 hs, en el Galpón de las Artes, se llevará a cabo la conferencia de prensa sobre el libro “En el Andén”, de Silvia Montoto. A través de historias de la vida misma, que, desde la ficción, y con personajes esencialmente humanos, dejan al desnudo sus pasiones. Silvia…
El día sábado a partir de las 19hs hasta las 23hs el equipo del EL GARAGE junto con la A.T.T.S (Asociación de Trans y Trabajadorxs) y la AHS Argentina (AIDS Healthcare Foundation) estarán con su stand en la Plaza de los Próceres realizando los test rápidos. Invitamos a todas las personas que quieran realizarse el test y también…
Cuando Jorge Macri desdobló la elección porteña, su objetivo era que la campaña se despegara de las elecciones nacionales lo más posible. Paradojas de la política argentina: el cierre de listas dejó en claro que será una elección altamente nacionalizada, donde tanto el PRO como La Libertad Avanza pusieron figuras de peso para ganar o ganar. El vocero de la Presidencia, Manuel Adorni, es la carta principal del Gobierno nacional para intentar lograr su objetivo, que es enterrar al PRO en su propio distrito. El PRO contrapuso una lista con varias figuras conocidas del partido amarillo —Silvia Lospennato, Hernán Lombardi, Laura Alonso— y lanzará una campaña para acusar a La Libertad Avanza de hacerle el juego al kirchnerismo. Horacio Rodríguez Larreta y Ramiro Marra presentaron listas propias que le quitarán votos a ambos espacios y completan un escenario de fragmentación. El principal beneficiado, según las primeras encuestas, es Leandro Santoro, que capitaliza los votos opositores, pese a que también tiene competidores en ese espacio. Se trata de una elección que tendrá impacto en todo el año electoral y podría darle al peronismo esperanzas de tener un candidato a futuro y que reconfigurará una legislatura donde el macrismo hace tiempo que la tiene difícil.
En principio, la renovación habitual de 30 bancas en la Legislatura podía haber pasado desapercibida como parte del escenario de octubre. La decisión de desdoblar y adelantar las elecciones al 18 de mayo es hija de la pelea cada vez más creciente entre los primos Macri y los hermanos Milei. En diciembre del año pasado Jorge Macri terminó de confirmar que Karina Milei no quería ningún acuerdo. Fue en una sesión en la que los legisladores que responden a la hermana presidencial y los de Patricia Bullrich (por ese entonces, todavía en el PRO) votaron en contra del Presupuesto 2025. El jefe de Gobierno logró salvar la ropa con los votos de Ramiro Marra y algunos aliados, pero salió con la convicción de que tenía que resguardar su gobernabilidad.
De allí salió la decisión de desdoblar y alejar la fecha de las elecciones nacionales. El objetivo, en ese momento, era evitar cualquier efecto arrastre de alguna candidatura fuerte de LLA en octubre (supongamos, Karina Milei). Pero lo que logró —y aquí queda claro que los actores políticos toman decisiones que luego exceden por lejos su intenciones originales— fue crear un perfecto campo de prueba en la vidriera que es CABA para que LLA y el PRO midan quién de los dos espacios conserva el electorado que se disputan.
El retador
Karina Milei fue a fondo con su estrategia de romper el PRO (le quitó varios legisladores) y eventualmente reemplazarlo como opción ante su electorado histórico. La jugada le puede salir muy bien (y dejar a LLA posicionado para octubre, incluso si salen segundos pero el PRO queda tercero) o muy mal, y condicionar todas sus alianzas futuras y la fortaleza que el Gobierno viene planteando en base al ballotage de 2023 y las encuestas que todavía muestra una aprobación importante para el presidente. Un escenario adverso en la Ciudad podría ser tomado por todos los que están observando (empresarios, oposición, hasta el FMI) como una señal del descontento social con el Gobierno nacional. El reverso es que, si triunfan, desde La Libertad Avanza lo venderán como un cheque en blanco para seguir profundizando su modelo político.
Esta tarea de enterrar al PRO en su propio territorio la depositaron toda sobre los hombros del vocero con sueldo de ministro Manuel Adorni. La lista que lo acompaña no tiene nombres taquilleros: están Solana Pelayo, directora del Banco Nación, y Nicolás Pakgojz, titular de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), ilustres desconocidos para el resto de la población; en quinto lugar, Bullrich consiguió colocar a su mano derecha en la Legislatura, Juan Pablo Arenaza. Es jugarse todo a que la población tenga simpatía por el vocero que justifica ajustes, represiones y “doma” periodistas. El test electoral dirá en menos de dos meses si fue la estrategia correcta.
Adorni se hizo conocido en redes por su estilo ácido mucho más que por su trabajo como periodista, y esto lo llevó a conducir la sala de conferencias, donde soñaba —antes de que le pidieran que fuera candidato— con instalar un botón silenciador de periodistas y someter la lista de preguntas a una suerte de votación en redes. Antes ya había traído youtubers e influencers de ultraderecha para que le tiraran centros en la conferencia.
El vocero salió relativamente indemne de algunos pequeños escándalos, como cuando se conoció que uno de sus hermanos, Francisco Jorge Adorni pasó a ocupar el cargo de asesor del personal de gabinete del Ministerio de Defensa. Acumuló una estructura elefantiásica de empleados para alguien que denosta al Estado y a los “ñoquis”. Habrá que ver cómo juega en la campaña un hallazgo hecho tiempo atrás por los periodistas Matías Ferrari y Jeremías Batagelj: Adorni estuvo dos años contratado en el Gobierno porteño como administrativo durante la gestión Larreta, en una dependencia en donde —según dicen— se lo veía poco. Fue en 2017 y 2018 en el ministerio de Cultura, en un área que tuvo problemas por contrataciones directas de limpieza y seguridad que terminaron con la eyección del funcionario a cargo (y de Adorni). Por alguna razón, el vocero ocultó esta parte de su carrera en su currículum. Pero, se sabe, la campaña somete a todos al escrutinio público. Fin.
El que defiende el título
La estrategia del PRO es defender su territorio a tal punto que parecen más interesados en quedar por encima del LLA que en ganar la elección. El discurso que tendrán ya lo delinearon la jefa de campaña, María Eugenia Vidal, y el ex presidente Mauricio Macri y se basa en los siguientes axiomas:
• Los Milei no quisieron acordar en la Ciudad. • Los Milei mandaron a votar contra el PRO en la Legislatura porteña, lo que los puso del lado del kirchnerismo. Al contrario, el PRO apoyó en el Congreso nacional. • Los Milei dividieron el voto en esta elección, cuando podrían haber sido aliados. • Los Milei le hacen el juego al kirchnerismo, que puede volver si no gana el PRO.
Lo ratificó el ex presidente cuando advirtió que “se terminaron las milanesas” (en alusión a las comidas con Milei, donde el plato de preferencia solía ser ese) y fue descarnado en su descripción de cómo fue la relación con LLA: “El trabajar juntos nunca existió. Lo único que pasó es que tuvimos que rescatarlos cada vez que estuvieron al borde del abismo para que el país no se vaya al demonio”. Y sobre la Ciudad, Macri dijo con amargura que “ni siquiera nos llamaron una vez a una reunión. La verdad es que el ‘todo o nada’ se redujo a la provincia de Buenos Aires y tampoco hubo ninguna conversación. Fue una foto”.
Ese será el eje discursivo y la lista, a diferencia de la estrategia de LLA, no deposita todo en una sola figura sino que intenta mostrar “un equipo” (en un retorno al discurso clásico del PRO) frente al Gobierno nacional. La elección de una mujer para encabezar la lista vino por consejo del asesor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, que está trabajando en la campaña. La primera opción hubiera sido Vidal, pero finalmente se impuso Silvia Lospennato, una de las figuras detrás del debate por el aborto legal, pero también de la aprobación de la Ley Bases. La siguen el ministro de Desarrollo Económico Hernán Lombardi, la vocera porteña Laura Alonso (¿habrá guerra de voceros?), el actual jefe de bloque en la Legislatura Darío Nieto, una representante de Jóvenes PRO, Rocío Figueroa, y el ex ministro de Seguridad Waldo Wolff, que es un regalo a los libertarios que le recordarán día y noche las fugas de presos.
Con esa lista taquillera, el PRO tiene dos objetivos: el central, y más simbólico, es demostrar que LLA no tiene tantos votos como presume y que ellos todavía son una opción dentro del espectro de la derecha. Si no lo consiguen, podría ser el principio del fin para el partido de Macri, con una aceleración de los saltos de garrocha que se vieron hasta ahora. El segundo objetivo, prioritario para Jorge Macri y mucho más concreto, es apuntalar la legislatura. Allí el PRO supo tener por décadas una hegemonía que en tiempos de Larreta era casi total: quórum, aliados, votaciones aseguradas. Esto se fue resquebrajando desde que llegó Jorge Macri por dos motivos: primero, por la irrupción de LLA con bancas propias, que en lugar de ser aliados se convirtieron en férreos opositores; y en segundo lugar, por la implosión del PRO, con dos desprendimientos: el bullrichista y el larretista.
De lo que alguna vez fue el bloque del PRO hoy quedan siete bancas (de 60). Perdieron a cuatro de Bullrich (Arenaza, María Luisa González Estevarena y Silvia Imás) que se pasaron al bloque de LLA que conduce Pilar Ramírez, lugarteniente de Karina Milei. Y perdieron otro dos (Emmanuel Ferrario y Claudio Romero) a manos de la salida de Larreta.
Pero lo que realmente complica a Jorge Macri es que el marco de aliados que tiene hasta ahora (lilitos, radicales, a veces Marra) puede verse totalmente reconfigurado en esta elección en función de las bancas que se ponen en juego. En este escenario, el objetivo del PRO es moderado: pasar de 7 a 12 legisladores y construir algún tipo de esquema de alianzas nuevo. Lejos de lo que alguna vez fue la hegemonía total.
Y encima tienen un competidor que amenaza con drenarles votos.
Un Larreta por la espalda
Con el ex jefe de Gobierno porteño hay que hacer una concesión: hace tiempo viene avisando que no está de acuerdo con la estrategia de Macri de acordar todo con Milei. Pero su irrupción en la campaña porteña fue como un puñal en el corazón del PRO, no solo porque eligió jugar en la elección que más complica al partido del que fue parte, sino porque su discurso fue de entrada señalarle a Jorge Macri que está haciendo una gestión muy pobre en comparación con la suya. “Hay olor a pis”es la síntesis de esas críticas, que casi podría ser su eslogan de campaña.
El plan de Larreta es volver a la legislatura para pelear de nuevo la jefatura de Gobierno en 2027 y, con paciencia, ir volviendo al sueño que nunca perdió: el sillón de Rivadavia. Hoy parece lejos de eso, con una intención de voto de menos de dos dígitos. Pero si bien hay discusión sobre a quién le drena votos (algunos creen que también le quitará a opciones opositoras), queda claro que la mayoría vendrán del PRO.
Larreta armó una lista con sus dirigentes más cercanos: la senadora Guadalupe Tagliaferri y el legislador Emmanuel Ferrario. Y sorprendió cuando lo puso quinto al ex jefe de Gobierno Jorge Telerman. Su marco de alianzas es un pálido reflejo de lo que fue en otros tiempos, cuando prácticamente había fagocitado a toda la oposición, menos al kirchnerismo y la izquierda. Solo lleva como aliada a Graciela Ocaña.
Quienes podrían haber armado una alianza van solos. Los radicales, con el sello Evolución, decidieron no jugar con Martín Lousteau, su principal figura, sino que armaron una lista de dirigentes jóvenes, con la dirigente estudiantil universitaria Lucille “Lula” Levy a la cabeza. Y la Coalición Cívica no candidateó a Elisa Carrió, sino a su mano derecha en la Ciudad, Paula Oliveto, junto a otro lilito paladar negro: Fernando Sánchez.
Los salieris de Milei
Del lado de La Libertad Avanza hay una cantidad de listas que van a ir a comer el voto libertario. Aunque no será mucho, algo le van a sacar a Adorni. El pedazo más grande —según las primeras encuestas— se lo va a llevar Ramiro Marra, que es un problema autogenerado por el oficialismo: primero lo corrieron de la presidencia del bloque y luego lo echaron del espacio. Y todo por orden de Karina Milei. Así se garantizaron tener una suerte de lista colectora que hoy, en un momento crucial, puede quitarle votos.
Marra consiguió el viejo sello de la UCeDé. Mantiene un discurso alineado con Milei en lo nacional y comenzó su campaña prometiendo mano dura para los pobres, trapitos y personas en situación de calle. Un discurso que claramente apunta a poner en problemas a Adorni.
Pero hay más viudas de Milei: Oscar Zago, ex jefe de bloque de Diputados, intentó cerrar con el PRO, pero se enojó por los lugares que le ofrecían en la lista y finalmente presentó su propia lista, con el ex director técnico y futbolista Ricardo Caruso Lombardi a la cabeza. La campaña da para todo.
Yamil Santoro presentó otra opción en la misma línea, pero con un sello que apuesta a confundir. Se llama “Unión Porteña Libertaria” y el logo es igual al de Unión por la Patria (UP). Hace unos días, en una entrevista con Jairo Straccia, Yamil Santoro dijo: “mi hermano se llama Leandro Santoro, si quisiera ser hijo de puta lo pongo tercero”. Finalmente, su hermano encabezará la lista y él irá tercero. Según averiguó el periodista Fernando Soriano, el hermano de Yamil vive en Alemania hace ocho años y no tiene previsto venir a la Argentina. El PJ porteño ya había avanzado en una presentación para impugnar el logo ante la Justicia electoral. Para coronar lo bizarro, la lleva en la lista a Ximena de Tezanos Pinto, la vecina de CFK vinculada a Revolución Federal.
La lista de salieris se completa con una lista de Marcelo Peretta, militante anti cuarentena, con César Biondini y hasta con la aparición de Mauricio D’Alessandro, que en un momento intentó ser captado por LLA.
Menú opositor
Leandro Santoro —el original— consiguió armar un frente que reúne a la mayoría de los espacios de Unión por la Patria. Lleva en su lista a la vicedecana de Medicina de la UBA, Claudia Viviana Negri; al dirigente universitario peronista Federico Mochi; a la militante social Mariana Gonzalez; a Alejandro “Pitu” Salvatierra; y a la secretaria general adjunta del Suterh, Noemí Geminiani. Es decir: sindicatos, universidades y territorio representados en la lista. Si el objetivo del PRO es sobrevivir, el de Unión por la Patria en esta elección es salir primeros y crecer en la Legislatura: tienen 18 bancas y la idea es ir por más. Si Santoro consigue quedar adelante en la elección —las encuestas hoy lo muestran en primer puesto—, está claro que buscarán construir una candidatura a jefe de Gobierno de acá a dos años.
Pero Santoro también tiene competencia. La principal es la de la lista Juan Manuel Abal Medina y Carolina Papaleo, impulsados por el Movimiento Evita, que no cerró en las negociaciones para ir junto con el resto del espacio peronista. La composición de la lista de Abal Medina sigue criterios similares a la de Santoro y está claro que disputarán el mismo electorado. Por su parte, Claudio Lozano presenta a Confluencia con Eva Koutsovitis a la cabeza y por el peronismo ortodoxo, Guillermo Moreno patrocina a Alejandro Kim. La izquierda lleva sus clásicas opciones: Vanina Biasi por el FIT y Manuela Castañeira por Nuevo Más.
Con todo, el espacio opositor se presenta menos fragmentado en la intención de voto que la derecha en una elección que marcará el pulso de este año electoral. Y hay que volver muchos años en la historia política de la Ciudad para ver una elección donde el PRO no sea el favorito y, aún más insólito, donde el candidato peronista pueda ser el más favorecido por los porteños.
Lo que podría haber sido una elección más donde se definen algunas bancas en la Legislatura sin mucha épica, como ocurrió en el pasado, hoy cobra una importancia inusitada. Primero, porque el PRO en la Legislatura ya no es lo que era y se juega la posibilidad de aprobar leyes (y hasta su presupuesto) como nunca antes. Segundo, porque de esta elección de medio término pueden surgir los candidatos que le van a disputar a Jorge Macri la sucesión en 2027 (llámese Santoro, Larreta o incluso Adorni). Y por último, porque se convirtió una elección local en un teatro de operaciones experimental para observar qué pasa con LLA a dos años de gobernar, si logra reemplazar al PRO, si los porteños muestran malestar, enojo absoluto o amor incondicional. La moneda está en el aire. Hagan juego.
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¿Dónde estás? Nunca nos entregaron tu cuerpo. Sé que estuviste en La Perla. Y el resto es ausencia. Te conozco por los relatos de mamá. Y ahora entre estos papeles. Hace un año ella me dio una carpetita azul con algunas cartas, poemas y fotos. Intento recuperar tu historia. ¿Pero qué dirías si conocieras la mía? Busco conocer el hombre que has sido, mientras intento ser el hombre que soy, en este cuerpo. Porque yo también a veces soy un hombre, aunque toda la vida me hayan dicho lo contrario.
Este poema es tuyo pero podría haberlo escrito yo. ¿Quién soy? Mi búsqueda en lo trans empieza con esa pregunta. Había un libro en casa, de tapas verdes, lo habían hecho las Abuelas. Se llamaba así: “¿Quién soy yo?”. Esa pregunta me habilitó a replantearme todo. En la adolescencia me pregunté si realmente yo era lo que la sociedad me decía que era. ¿Te hiciste esa pregunta, abuelo, cuando empezaste a militar? ¿Cuando te animaste a ser otra cosa que la que eras?
¿Qué es ser una mujer? ¿Qué es ser un varón? ¿Soy heterosexual? No me identificaba con nada de aquello que se espera de una mujer. Hoy somos muches, pero en aquel momento no conocía a nadie como yo. En internet encontré información sobre la posibilidad de haber “nacido” mujer y sentirse diferente. Le pedí a mi familia y amigas amigos que me llamen él o elle.
La pregunta me sigue habitando, y sé, cómo vos, que estoy “en continua evolución”. Porque -por ahora- tengo derecho a la identidad. Y a la identidad de género. ¿Sabías que las Abuelas contribuyeron a la incorporación del derecho a la identidad de la Convención de los derechos de los niños, niñas y adolescentes?
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Me contaron en casa que naciste en San Cristóbal, Santa Fé y te fuiste a vivir a Córdoba.
Te secuestraron el 17 de agosto de 1977, mientras estudiabas para ser arquitecto en la Universidad de Córdoba. ¿Sabes que estudio Psicología, como mamá, en la UBA?
Laburabas para una empresa constructora. ¿Sabes que yo tengo trabajo en blanco en el Congreso de la Nación gracias al Cupo Laboral Trans? Aunque hoy esa ley está en peligro y tengo miedo de quedarme en la calle.
Sé que eras militante gremial del Sindicato de Luz y Fuerza. ¿Sabías que milito en el espacio de géneros de mi gremio?
Tenías 27 años, yo hoy tengo 24.
Negro. Así te decían ¿no? El Negro Ruarte. Eras artista. Te gustaba dibujar. Eras poeta. Pero tu pasión era el teatro. ¿Sabías que hago teatro hace años? Los títeres. La militancia. Así conociste a la abuela, a Mirta, la negra. ¿Sabías que a mí algunas personas me decían la Negra? Eso era antes, claro. Ahora me dicen el Negro, como te decían a vos.
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Mamá me contó que la abuela y vos se conocieron haciendo teatro. Se fueron para el conurbano de la Ciudad de Córdoba, a Villa El Libertador porque no querían actuar solo para la clase media. En 1973, Jorge Romero, Lito Aguirre, Mario Rodriguez, la abuela Mirta y vos, integrantes del grupo de teatro Estudio Uno, fundaron un proyecto político cultural con los vecinos y vecinas del barrio. Mamá dice que querían pensar y hacer del teatro y la producción artística una herramienta de participación y organización vecinal. Levantaron el Centro Cultural Villa El Libertador. ¿Sabés que hoy sigue estando?
Lo que comenzó como un anhelo de “cambiar esta mierda”, sigue en pie. Tiene más de 50 años. La verdad abuelo, fui pocas veces, mucho menos de lo quisiera. Pienso que ustedes serían muy felices si pudieran verlo. Está la murga Vientos del Sur, reconocida en toda Córdoba. Hay talleres de teatro, de danza, de circo, un taller de cine comunitario y ciclos de cine. Todo por y para las personas de Villa El Libertador.
El centro sigue ahí. A pesar de sus desapariciones. Lito es el único que sigue vivo. Pero el lugar siguió sufriendo otros ataques. Intentaron tirar abajo el edificio durante la dictadura, cuando los militares fueron a buscarlos y no los encontraron, les rompieron todo el techo. En los conflictos en los 90, hubo tensiones entre las viejas y las nuevas generaciones por la organización del centro. Hoy lo dirige una mujer. A Lito no le gusta tanto eso. ¿Qué pensarías vos de eso, abuelo? Al fin y al cabo, lo importante es que el centro sigue ahí. ¿Y sabes por qué, abu? Porque muchas personas, durante cincuenta años, siguieron estando presentes. Pusieron el cuerpo, energía y tiempo en sostener ese lugar soñado por ustedes.
Es un laburo, sí. Como la memoria. Que se hace todos los días: se ejerce, se trabaja. También te afecta. Te cansa. Hay momentos, ahora cada vez más, en que parece que nos vencen. Que nos gana el desaliento. A veces siento que además de tener los mismos anhelos tenemos los mismos enemigos.
*
La abuela Mirta y vos también militaban en el Ejército Revolucionario del Pueblo. Me contó mamá, cuando eras adolescente y estaba obsesionado con la revolución sandinista, que vos te habías ido a entrenar al monte tucumano. Ustedes se defendieron de la violencia a su modo, con las armas. Con todo lo que está pasando ahora, a veces me dan ganas de hacer lo mismo. Pero hoy tenemos otro camino andado. La democracia nos dio otros triunfos. Pero ahora está cada vez más débil esa democracia. Otra vez vivimos con miedo.
Todos los días, en las redes, en la radio o en la tele, atacan lo que soy. Intento revertirlo en cada conversación que tengo. En cada oportunidad, alzo la voz. Me acerqué a los feminismos en 2014. Ahí descubrí el colectivo LGBTTNBI+. ¿Sabías que alrededor de 400 personas desaparecieron en la dictadura por el simple hecho de ser de la comunidad? ¿Sabías que a las travestis las metían presas solo por caminar por la calle hasta los 90? Milito por la importancia de que seamos todos iguales. ¿No fue por eso que ustedes abrieron el Centro con los vecinos? La manera que yo encontré fue charlando y debatiendo en todas las instancias posibles. Participé de marchas, encuentros y talleres. Dí capacitaciones de género a trabajadores legislativos y concejales de todo el país. Laburé mucho tiempo con grupos de adolescentes, en un espacio donde hablábamos de ESI y derechos humanos. Milité el cupo laboral trans. “Cuando una travesti entra al Estado, cambia la vida de esa travesti. Cuando muchas travestis entran al Estado, cambia la vida de toda la sociedad”, decía Lohana. Hoy, el gobierno de Milei quiere sacar todas esas leyes que salvan vidas. ¿Qué harían ustedes, abuelo?
Creo que todos los días milito, aunque no participe orgánicamente en una organización. (Está difícil la representación política hoy en día). Cuando voy a la facultad, porque quiera o no, los problemas sociales irrumpen en el aula. Porque nos sobrepasa. A veces paso por cursos para charlar con los estudiantes. En todos lados hay una urgencia. El año que viene me recibo de psicólogo y la salud pública está en riesgo. No hay presupuesto para abrir la facultad, tomamos el edificio.
También milito cuando voy a mi trabajo en el Congreso. Porque todas las semanas nos enteramos de que encuentran alguna manera para hacerle la vida más difícil a los laburantes. Porque desmantelaron la Secretaría de DDHH, y las áreas que investigan y aportan información para la restitución de nietos. Porque quieren vender los terrenos de sitios de memoria. ¿Sabías que a mamá le echaron de la secretaría después de trabajar por 15 años? Porque salgo de mi oficina y veo como le pegan a una jubilada. No puedo hacerme el boludo. No puedo mirar para un costado. Participo de asambleas. Saco fotos en movilizaciones, voy a casi todas.
El gobierno de ahora manda por decreto. No respeta la Constitución. No ejecuta el presupuesto para educación y salud. Deja toneladas de comida para que se pudran. Elige como enemigos a los más vulnerables. Nos condena a una vida de miseria. En 2015 se tomó una deuda a 100 años con el FMI. A ese lo conoces ¿no, abuelo? En tu época intentaron lo mismo. La miseria planificada.
Milito para que los que nos condenaron a la miseria no puedan avanzar. Para que los trabajadores y trabajadoras puedan llegar a fin de mes. Porque quiero que los niños puedan jugar. Que los jóvenes puedan estudiar. Que las travestis puedan tener una vida digna. Que los barrios populares puedan tener condiciones dignas de vivienda. Que todos puedan disfrutar de una obra de teatro, de una canción. Tener una casa propia. La felicidad del pueblo argentino anhelo. ¿No es lo mismo que vos querías abuelo? ¿No te desaparecieron por eso?
¿Sabías que se creó una organización de derechos humanos de mi generación? Se llama Nietes. Aún no me animo a participar orgánicamente. Me cuesta estar tan cerca de eso. Me duele. Ojalá me anime pronto. Soy muy sensible abuelo. No sé cómo hicieron ustedes para aguantar tanto.
*
Tu mamá, mi bisabuela Amalia Pérez, te buscó siempre. Desde el 17 de agosto de 1976, el día que te secuestraron. ¿Sabías que la abuela fue fundadora de Las Madres de Plaza de Mayo en Córdoba? Según relatos de tus compañeros, te secuestraron en tu casa, estabas con tu novia, vos y la abuela Mirta ya no estaban juntos. Por lo que te pasó a vos, la abuela y mamá se tuvieron que ir de Córdoba. Se fueron a Villa Ballester, en Buenos Aires.
El 31 de octubre de 1977 secuestraron a la abuela Mirta y a su compañero, Alberto. Mamá tenía una hermanita, Laura, que tenía solo tres meses en ese momento. Fueron a su casa, secuestraron a Alberto, que estaba ahí. Mirta y mi mamá volvían de pasear cuando, desde una esquina, vieron cómo se lo llevaban. Pegaron la vuelta. Mamá tenía cuatro años. La abuela las escondió, a ella y a la tía, en la plaza y fue al encuentro con los miembros del ejército que la buscaba.
A mamá y a la tía Laura las anotaron como NN, como si las hubieran abandonado. Las separaron. Mi mamá fue a un hogar de niñas en City Bell y la tía a Casa Cuna. El juzgado de familia de San Martín llevaba su caso.
Un día de 1978 Carlos Sfiligoy e Inés Taucar fueron al juzgado porque querían adoptar. Les entregaron a Laura. Mi tía. Una trabajadora del Juzgado les comentó que esa beba tenía una hermanita y que, de casualidad, estaba en el edificio, porque otro matrimonio quería conocerla para considerar la adopción. Ese día se formó una familia, Carlos, Inés, Tatiana y Mara (ella decidió quedarse con el nombre adoptivo).
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Sé quién es mi familia, de dónde vengo y cómo me siento. Aunque hay algunos baches que aún los sigo descubriendo. Siempre supe de dónde venía, pero mamá no. Fue criada por los abuelos que desde el primer momento apoyaron la búsqueda de su identidad. Creo que te podrías haber llevado muy bien con ellos.
En 1980, Carmen -la mamá de Mirta- y Amalia -tu vieja- ya estaban organizadas y la buscaban. Reconstruyeron dónde podía estar a partir de información que les llegó del exterior. Un cura tercermundista, alumno de Inés, se fue a vivir a Canadá y desde allí mandó una carta a las abuelas contando los detalles. Cuando Carmen y Amalia encontraron a Mamá, ella tenía ocho años. Amalia le dijo que ella era su abuela, ella no les creyó. O no podía aceptarlo. En la segunda visita las reconoció. Después hicieron un arreglo: mamá y la tía vivirían con Ines y Carlos y sus abuelas las visitarían todos los meses.
La militancia de mamá empezó ahí. La tía Mara no quiso saber nada. Mami fue la primera nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo. ¿Sabías que hoy hay 139 hijos de desaparecidos que recuperaron su identidad? A mamá no le pasó por suerte, pero la mayoría de ellos fueron apropiados. Hoy los seguimos buscando. Lo hacen las Abuelas, aunque quedan pocas, están viejitas ya. Las siguen los HIJOS (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y pronto nos va a tocar a nosotres
Mamá trabajó mucho tiempo en “Abuelas”, como psicóloga. Cuando era un niño me llevaba con ella al trabajo. Tuve la suerte de poder crecer ahí. Las abuelas me cuidaban. Me regalaban caramelos, monedas. Estela, la presidenta, me conoce como Kitty Kitty, ni me acuerdo por qué, pero así quedó.
Hicieron tantas cosas. ¡Incluso crearon un índice de abuelidad a partir de un descubrimiento de la genética que ayuda a poder recuperar identidades! Fueron parte impulsora del juicio a los responsables del genocidio. Y, como te conté, contribuyeron a la redacción del derecho a la identidad. ¿Sabés que en 2012 una ley estableció el derecho a las personas a ser reconocidas por su identidad de género autopercibida? Hoy Milei la quiere derogar.
Hago propio eso que escribiste: “No voy a parar hasta que todos seamos iguales”. ¿Qué hubieras pensado en aquel momento de mi identidad? ¿Qué pensarías hoy?
*
En los 90 mamá empezó a militar en HIJOS. Se organizaron para exigir juicio y castigo a los responsables de los delitos de lesa humanidad. Hicieron escraches, marcharon. Tiraban huevos a los genocidas que andaban muy tranquilos por la calle. Y funcionó, porque se juzgaron a muchos. Videla murió cagando en la cárcel.
Crecí con todo esto. Yendo de abuelas a un escrache, de una marcha, a un acto o al centro cultural de ustedes, iba y venía. Un 24 de marzo, con cuatro años, le pregunté a mamá: “Ma, ¿por qué vamos siempre a Plaza de Mayo?”. Me contaron que a ustedes se los habían llevado los militares por pensar distinto. Entendí con total naturalidad que había que seguir marchando. Poniendo el cuerpo. Por esos cuerpos que no están, como el tuyo. Como lo hago todas las semanas, por los cuerpos que seguimos acá y que de muchas formas intentan desaparecer. Y como lo hacemos cada 24 de marzo. Somos miles y miles de personas que demostramos la importancia de la construcción de la memoria colectiva, de recordar por qué luchaban ustedes y hacer algo con eso.
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La primera vez que conté esta historia fue en la escuela, en 2006. Ahí siempre se hablaba de política. Pasé el otro día y había un pañuelo gigante -el símbolo de las abuelas- en la puerta de la calle, hecho por los alumnos. Nunca me había encontrado con gente que me confrontara. Siempre hubo consenso en que lo que le había pasado a nuestra familia era terrible.
Crecí acostumbrado a ver a la presidenta de la Nación abrazada a Estela de Carlotto, al presidente de la Nación bajar los cuadros de genocidas en la ESMA. Vi transformarse lo que fueron centros clandestinos de detención en sitios de memoria. Era normal para mi repudiar la dictadura. Eran naturales para mi la memoria la verdad y la justicia (así se resumió el pedido de justicia por vos y los 30.000 compañeras y compañeros que dejó la dictadura cívico-militar-eclesiástica).
Estaba seguro que todo el mundo pensaba lo mismo, que los militares eran malos y que las abuelas eran unas heroínas. Pero estaba equivocado. En 2017 me di cuenta que existían personas que buscaban impunidad, no eran fachos aislados. Ahí sentí miedo por primera vez. Con el Fallo Muiña de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El 2×1. Te escribí esa vez también. ¿Te acordás? Decía algo así:
“Abuelxs: tengo miedo.
No quiero terminar como ustedes.
No quiero cruzarme por la calle a los culpables de su desaparición.
No quiero que queden impunes.
No quiero que el gobierno los defienda.
Quiero que se tome conciencia.
Quiero que haya juicio y castigo.
Quiero ser libre y no tener miedo,
abuelxs.
Lxs extraño.”
No hay que dejarse estar. Hay que militarlo todos los días porque ahora tenemos un gobierno que reivindica a los responsables de tu desaparición, aunque hace 40 años se los está juzgando por crímenes de lesa humanidad. Sí, ¡los juicios siguen! Aún hay muchos nietos por recuperar. El juicio por tu desaparición y la de Mirta no avanza. Muchas familias aún no se animan a contar sus historias. Mamá lo hizo hace poco.
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La crueldad de los genocidas de los 70 se parece mucho a lo que vivieron mis viejos en 2001, cuando mataron a 39 personas por manifestarse en contra del gobierno de De la Rúa. Mi papá sacó la foto cuando la policía se llevaba detenido ilegalmente a un compañero de mamá de HIJOS. Hoy es senador de la Nación, se llama Wado de Pedro. Mientras lo metían en el patrullero se escuchó “Este es de HIJOS, lo vamos a matar”. Se salvó porque el patrullero chocó.
Se parece, también, a la que vivimos hoy. Si salís a manifestar tenes que llevar ropa cómoda para correr, un pañuelo e ir organizado porque te pueden detener las fuerzas de seguridad con la excusa de “atentar contra el orden democrático”, aunque después te liberen por falta de pruebas. Pablo Grillo, un fotógrafo que trabajaba hace unas semanas en la marcha de los jubilados hambreados por el ajuste, está luchando por su vida porque un gendarme le partió el cráneo con una granada.
Yo también saco fotos como mi papá ¿sabías?
El modelo económico también continúa: saqueo, colonia, pérdida de soberanía. Endeudamiento. Pasó en los 70, en los 90, en 2015 y ahora. Los discursos y las narrativas van cambiando, las herramientas de lucha son distintas. Pero es lo mismo. Miseria para el pueblo, concentración de la riqueza. Pero también deterioro del lazo social, de la comunidad. Mantenernos derrotados, inmóviles, sin capacidad de acción. Solos. Enojados. Deprimidos.
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¿Y si mi generación entendiera que la lucha viene de largo? ¿Que por lo que peleabas vos, abuelo, es exactamente lo mismo por lo que peleo yo ahora?
Vivimos rodeados de violencia. ¿Sabías que los libertarios, que ahora nos gobiernan, se pasean por la calle en falcons verdes en tono burlón?
De a ratos nos sentimos perdidos, desesperanzados.
Pero pienso en vos, en tu mamá, en mi vieja, en las abuelas. ¿Cómo no voy a luchar?
¿Cómo no me voy a organizar? Si los partidos políticos no están a la altura, hay que empezar por la organización popular.
Si la organización es popular es lazo, es ternura, es abrazo. Es imaginar “la apertura de una nueva sociedad”.