La cultura de la Infidelidad
Vivimos en un sistema en donde la infidelidad hacia uno mismo es premiada y la fidelidad es castigada. Pareciera el mundo del revés, pero en hechos concretos podemos ver que esto así ocurre:
Por ejemplo, la infidelidad mas conocida es la física. Somos infieles a nosotros mismos cuando rechazamos nuestro cuerpo o una parte de él. La misma sociedad, el mismo sistema, se ha encargado, año tras año, generación tras generación, en rechazar diferentes atributos físicos. Obligándonos a todos a ser de una manera hegemónica. A ser, ni más ni menos, ridículamente todos iguales. Cuando no hay nada mas bello que la singularidad.
Y te preguntaras ¿Dónde está la obligatoriedad?. Es sutil, pero muy efectiva: Esta en las publicidades que colocan personas con ciertos atributos (y no casualmente) en los anuncios, está en los artistas “new age” que también siguen ciertos lineamientos, está en el bulling que recibimos desde una edad muy temprana (edad altamente vulnerable), esta en el hogar donde tambien se recibe bulling de diferentes formas hasta, incluso, camuflado de chiste; está en las operaciones estéticas; haciendo más importante y valedero un atributo físico que la misma vida de la persona. Hoy por hoy resulta “peligroso” salir a la calle libremente, sin seguir ningún lineamiento estético.
Por otro lado, también existe infidelidades emocionales y claro que la crianza antigua hizo su merecido labor para que esto así fuera. No deja de ser parte del velo del mismo sistema en el que nos imponen vivir. Y dentro de lo emocional ( y la religión hizo mucho de lo suyo) nos hicieron una grieta bien grande y profunda separando entre lo que “esta bien sentir” y lo que “esta mal sentir”. Entonces solíamos escuchar cosas como “no llores”, o “por eso te vas a enojar…”, o “no estes triste”. Invalidando una y otra vez lo que alguien se le ocurrio decir que “esta mal” sentir como angustia, enojo y tristeza. Al mismo tiempo, sentir cosas lindas como felicidad, amor o plenitud, estaba bien pero en su justa medida. Siempre había que recalcar que había una persona (inexistente tal vez) que esta peor que uno, entonces uno no podría disfrutar de ese sentir sin sentir CULPA. Nos enseñaron en cada institución que pisamos, que la emoción del otro es mas importante que la propia. Y así estuvimos todos ocupándonos de otros pero ninguno de si mismo. Logrando un caos emocional, que después, se visibiliza por demás en el lenguaje. Entonces establecemos vínculos pocos claros y superfluos.
Otra infidelidad que existe es la infidelidad intelectual. Muchas personas, por ejemplo, deciden estudiar alguna carrera y hay personas de su entorno que no lo validan, entonces no lo hacen por no contar con su apoyo. Existe este tipo de infidelidad cuando uno sabe algún tema y le apasiona pero permite que otros lo opaquen porque quizás no quieran escuchar lo que dice, o no tienen interés. Y con estas heridas, es tan grande el deseo de pertenecer para sentir una milésima de amor, que si hay que callarse por el otro, se calla.
No hay infidelidad mas grande que compararse con otro en sus atributos.
Ser infiel a uno mismo tiene un costo muy alto. Por empezar, todas la relaciones que crees van a ser con ese valor, pues si yo me soy infiel a mi mismo ¿cómo pretendo que otro me sea fiel?. A la vez una persona infiel a si misma es una persona complaciente. Y se te pasa la vida complaciendo a todo el mundo menos a vos. Además esto es algo que lo sabes a conciencia, que no estas yendo por lo que dijiste que ibas a ir, que no estas diciendo lo que dijiste que ibas a decir o que no pusiste los limites que dijiste ibas a poner, y esa herida propia duele mucho. Pero lo bueno es que se puede revertir, cuesta coraje y trabajo, pero como premio esta tu libertad del otro lado esperándote. El mundo se te va a venir encima, porque la cultura esta impuesta (y cada vez menos) de esta manera, pero lo importante es saber que por mucho que te digan o por mucho que te rechacen, no hay victoria mejor lograda que ser fiel a uno mismo. Porque si llegaste ahí, significa que ya no te importa el qué dirán, y de ahí en adelante solo te quedan sueños por cumplir, sin limitaciones.