FASTFASHION: ECUACIÓN PERFECTA… ¿PARA QUIÉN?
Desde la Revolución Industrial vivimos en una carrera constante, cada vez más acelerada, en donde la medición del tiempo pareciera que haya cambiado, el disfrute, las singularidades, los detalles; resultan efímeros. Lo mismo pasa en la moda. Desde la década del ‘80 hay una moda que pareciera ajustarse a esta inverosímil velocidad en la que vivimos, ‘theFastfashion’ o moda rápida.
La moda rápida es una ecuación perfecta, son prendas que cumplen con las últimas tendencias de las grandes marcas de alta costura, lo que se ve en la semana de la moda de Nueva York, Milán,París,etc. En cuestión de días lo conseguimos en un comercio común de la zona comercial de nuestra ciudad, y a un bajo precio.
Lo que no sabemos es qué tan alto es el costo en materia de contaminación, mano de obra que se asemeja lo más posible a la esclavitud y la continuidad de un sistema desigual que, a pesar de la globalización, sigue estirando la misma brecha que separa cada vez más al trabajador del empresario.
Ejemplos de gigantes en la moda rápida son Zara, Forever21, HyM, Topshow; empresas que confeccionan sus prendas a gran escala en países o ciudades como Turquía, México, Bangladesh, India, China, Indonesia, Camboya, Malasia y Sri Lanka. En donde ellos imponen el valor de confección siendo los salarios más bajos del mundo y sin respetar siquiera normas de seguridad mínimas en los talleres, ni tratados internacionales sobre el trabajo infantil, ya que en los mismos trabajan niños, entre otras cosas, para llegar a tiempo con este incesante ritmo de trabajo.
¿Cómo se puede comprar algo que sabés que se confeccionó en situaciones insalubres o que fue hecho por un niño que no tiene otra opción?
Este sistema en el área textil también se replica en nuestro país, concentrado en talleres clandestinos en la provincia de Buenos Aires donde los más perjudicados son inmigrantes de la región que viven hacinados trabajando más de doce horas sin descansos.
Simultáneamente vemos como crece el espacio comercial de prendas baratas en nuestra ciudad y desconocemos su procedencia.
La industria textil es la segunda más contaminante del mundo, quien ostenta ese primer lugar es la petrolera, y claramente no demuestra interés en salir de ese triste podio de industrias contaminantes. Actualmente no está reparando en teñir un volumen menor de textiles con una posterior manufacturación de calidad ni tampoco deja de utilizar derivados en petróleo como comienzo de un cambio.
Estamos transitando le semanas de la moda BA y se enmarca dentro de ella “La moda te cuida” y la campaña “¿Quién hizo mi ropa?” organizada por AMSOAR (Asociación Moda Sostenible Argentina) la que reúne distintas marcas de diseñadores y le pone foco al trabajo hecho con respeto.
Valorar la historia que está detrás del producto que compramos, hay ideas, cuidados, gente que quiere contar algo. Valorar los recursos naturales.
El Comercio Justo es un modelo comercial que pone al centro a los seres humanos y la sostenibilidad social, económica y ambiental de las sociedades; dignificando el trabajo, respetando el medio ambiente y fomentando una gestión responsable y sostenible de los recursos naturales.
Muchos productos tienen el sello de Comercio Justo, otra forma de saber si se trata de este modelo (B2C) es informándonos de dónde proviene el producto, quién se encarga de su manufacturación, en dónde se realiza dicha tarea, incluso al preguntar nos podemos llevar la historia del mismo a nuestras casas. Y eso vale más que mil marcas.
En esta industria se han mejorado procesos como el teñido con tintes naturales, la producción de algodón orgánico, en el mundo y en Argentina, marcas como Patagonia que realiza poliéster reciclando botellas de gaseosa, la fomentación de los estados a generar emprendimientos de triple impacto, entre otros avances.
La moda sustentable está pisando fuerte gracias a los nichos incipientes de productores organizados, consumidores conscientes y a distintas ONG del mundo, que hace años trabajan sobre las políticas del Comercio Justo o Fair Trade.