UNTER Y DIRECTIVOS EXIGEN VACUNAS PARA DOCENTES DE NIVEL MEDIO

Tanto Unter Regina como los equipos directivos de educación secundaria AVE II refuerzan los reclamos por la vacunación de los docentes de nivel secundario.

La nota elevada y firmada por equipos directivos de establecimientos educativos secundarios de la zona Alto Valle Este II funda su pedido en que los docentes de educación media aún no han comenzado con su inoculación siendo que ya se ha avanzado en las segundas dosis para los niveles inicial, primaria y especial.

En este sentido solicitan al Ministerio de Educación que «arbitre los medios para que a medida que arriben dosis , se priorice la vacunación de las/os 382 docentes de educación secundaria de nuestra zona Educativa».

Nota elevada a Julio Parada Coordinador del CEZAVE II

Por otro lado #Unter avanzó sobre el mismo pedido y con la misma finalidad, así lo expresa su comunicado y la nota entregada, también al Coordinador Escolar de la zona Julio Parada.

«Desde el primer momento en que fue presentada esta estrategia se han realizado los reclamos porque han omitido a docentes de Nivel Secundario y no se ha recibido respuesta por lo que se desconoce cuándo serán considerados», expresa el comunicado de #unter. Continua: «Nos preocupa que se anuncie en los medios que Río Negro iniciaría con el Segundo y el Tercero, cuando no se concluido con el Primer Grupo, es una muestra más del desordenado cronograma que se lleva adelante.», expresa el comunicado del sindicato.

Mediante el mismo #Unter exige que se avance en el plan de vacunación y que se incluya en este cronograma a lxs docentes de Secundario, que el Gobierno de la provincia realice con urgencia las gestiones que correspondan para que ingresen dosis en cantidad suficiente para cumplir con lo planteado y tengamos lo antes posible la totalidad de lxs docentes vacunados.

En cuanto a la estrategia para vacunar a los docentes UNTER expresa: «Se estableció ordenarlos en cinco grupos: en el Primero: el personal de dirección y gestión, conjuntamente, con docentes de Inicial, Especial y Primaria, de 1° a 3° grado. El Segundo, incluiría a los equipos Técnicos de Apoyo Pedagógico (ETAP) y el Tercero a los maestros de 4° a 7° grados. El Grupo Cuarto se constituye con los trabajadores de Formación, y el Quinto por el personal de Educación Superior y las universidades. Desde el primer momento en que fue presentada esta estrategia se han realizado los reclamos porque han omitido a docentes de Nivel Secundario y no se ha recibido respuesta por lo que se desconoce cuándo serán considerados».

Refuerza el fundamento de ambos pedidos que también se comenzó con la inoculación de menores de 60 con factores de riesgo en toda la provincia y los datos oficiales confirman la inoculación de más de 19mil personas.

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  • Morón presentó el presupuesto con un fuerte impulso a la obra pública

     

    El intendente de Morón Lucas Ghi envió al Concejo Deliberante la propuesta de presupuesto 2026 que hace eje en una fuerte inversión en salud, educación, cultura y deporte, a la vez que se intensifica el accionar en obras y en seguridad.

    En tanto, la actualización de las tasas municipales irá al ritmo de la dinámica inflacionaria (30%) y se profundizará el proceso de optimización del gasto en la planta política. El proceso iniciado hace meses atrás permitió un ahorro significativo con la reducción a la mitad del Gabinete.

    El proyecto hace hincapié en que se considera a la salud un «derecho básico de los habitantes» y por eso que es una «obligación del Estado garantizar el acceso universal y equitativo a servicios de calidad».

    Para ello, el enfoque debe ser «conjunto» y que «incluya» a los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS), en coordinación con otros de mayor tamaño como hospitales y unidades regionales.

    En ese marco, se destaca al hospital Ostaciana B. de Lavignolle, de importancia significativa para la región, en el que se continuarán con las mejoras edilicias y de procedimientos administrativos en pos de una mejor atención para los pacientes.

    Asimismo, apunta que las «demandas de la población sobre cuestiones de seguridad se han intensificado» y que los municipios «lejos de desentenderse de una temática de competencia provincial, se han involucrado cada vez más» y Morón «no ha sido la excepción».

    «La coordinación de políticas con las autoridades de la provincia de Buenos Aires y el acompañamiento económico para sufragar gastos operativos -se pone de relieve- fueron tomando volumen hasta incluir una flota de vehículos y personal municipal que realizan tareas preventivas, incluyendo a nuestra Guardia Urbana, de reciente creación».

    Además, se ha dotado de mayores herramientas a las postas policiales descentralizadas, permitiendo que desde ellas se realice el monitoreo a distancia de los principales espacios públicos, y también se está reforzando su equipamiento para permitir una mayor facilidad de desplazamientos y rápidas respuestas en caso de emergencia.

    Por último, el proyecto enviado al HCD sostiene que se tiene «muy en claro» que los habitantes del partido de Morón «están sintiendo en carne propia los efectos de la situación económica». Este cuadro «también repercute en las arcas municipales, en donde se reflejan a diario los mayores costos en materia de compras, contrataciones y adquisición de insumos.

    «Por eso -se indica-, cualquier propuesta sobre tasas y derechos tiene que partir de una optimización de la política tributaria y de la lucha contra la elusión y la evasión fiscal».

    Asimismo, se enfatiza que es un «desafío» de «responsabilidades que obliga a un esfuerzo permanente por parte del Departamento Ejecutivo y por ello en los «últimos meses se han producido varios cambios en el organigrama municipal, con la eliminación y o fusión de algunas dependencias y la creación de otras» en el marco de la «periódica modernización» y para «servir mejor a nuestros vecinos».

    Lo mismo ocurrió con el Departamento Deliberativo, que hizo una reorientación de gastos para destinarlos a la salud, seguridad e infraestructura.

    En los fundamentos del proyecto se sostiene que la «tarea no fue sencilla» por el «delicado contexto social, económico e institucional que nos rodea». Así queda establecido en el proyecto de presupuesto de gastos y cálculo de recursos para el próximo año que fue enviado al HCD, según lo establece la Ley Orgánica de las Municipalidades de la provincia de Buenos Aires.

     

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  • Las Fuerzas del Cielo quieren Santiago vice para bloquear el ingreso de Menem a la fórmula del 2027

     

     Con el escenario postelectoral de un Javier Milei fortalecido, el fuego amigo y la interna libertaria volvieron a escribir capítulos tras la reactivación del caso Spagnuolo. Porque la situación del extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) repercute nuevamente en el entorno del presidente que tiene alineado a Karina Milei con los Menem como un polo contrapuesto al poder que intenta sostener Santiago Caputo.

    Atentos a esto, en Córdoba, al margen de la triada de opositores que integran Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Gabriel Bornoroni -los tres con el mismo objetivo de ser candidatos a gobernador-, en el esquema libertario se empezó a tejer una especie de operativo clamor para que Santiago Caputo se convierta en el candidato a vicepresidente de Milei cuando este busque la reelección.

    Los que están detrás de esta estrategia en Córdoba son los cercanos al escritor Agustín Laje, dueños del relato de la batalla cultural que, entre otras cosas, rechazan el acercamiento a los radicales. Como así también son distantes de la figura de Bornoroni como único interlocutor de los libertarios cordobeses con Casa Rosada.

    Santiago se impuso a Pareja en el armado universitario y posicionó a su sello en Bahía Blanca y La Plata

    «El candidato a vicepresidente de Javier tiene que ser Santiago. No creo que deba haber discusión con ese tema. Aparte, la injerencia en el Gobierno de Caputo ahora es pedida desde Estados Unidos», afirmó a LPO un libertario que empuja la fórmula Milei-Santiago 2027.

    En este espacio creen que Karina intentará ubicar a Martín Menem, consciente del atractivo de la fórmula Milei-Menem y por eso buscan bloquear esa jugada, lanzando el nombre del asesor.

    El candidato a vicepresidente de Javier tiene que ser Santiago. No creo que deba haber discusión con ese tema. Aparte, la injerencia en el Gobierno de Caputo ahora es pedida desde Estados Unidos.

    Además, en Las Fuerzas del Cielo saben que Karina tiene prevista una recorrida por las provincias para fortalecer a sus armadores y agradecer la fiscalización del 26 de octubre, como así también el resultado en los territorios que se pintaron de violeta. Una de esas provincias es Córdoba, donde el esquema que armó Bornoroni con Gonzalo Roca al tope de la boleta dio uno de los batacazos a nivel nacional y le ganó a Provincias Unidas que llevaba como candidato al tres veces gobernador, Juan Schiaretti.

    Por eso, la estrategia de la conformación de fórmula nacional puede repercutir también en la provincia mediterránea. Fundamentalmente porque Bornoroni, cercano a los Menem, se paró desde la centralidad libertaria y articula con una porción del radicalismo que desconoce a De Loredo como líder, con el Frente Cívico en un diálogo directo con Luis Juez y ahora está terminando de absorber al PRO mediante el acuerdo que tejió con Patricia Bullrich.

    En Córdoba, los amarillos quedaron desdibujados por los traspasos del bullrichismo al armado libertario y por la escasez de músculo que ahora tiene Mauricio Macri para conducir.

    Con esa tropa, en un año y meses Bornoroni tributará a Karina una porción con radicalismo, juecismo y dirigencia con pasado reciente en el PRO para presionar a Las Fuerzas del Cielo de Santiago Caputo, que según anticiparon a LPO desde ese sector, que intentarán revertir el «renunciamiento» al que se vio forzado Laje en las pasadas elecciones, cuando quedó afuera de las listas.

    La irrupción de una candidatura presidencial de Victoria Villarruel en el 2027 podría obligar a Karina Milei a ablandar su hegemonía y abrir una negociación con Las Fuerzas del Cielo de Santiago Caputo.

    En Córdoba, igual saben que siempre gana Karina. Y, por consiguiente, Bornoroni. Una fuente libertaria adhirió a la posibilidad de que Santiago presione por ese lugar, pero recordó lo que pasó en el último cierre: «Santiago presionó para que en la lista fueran (Franco) Mogetta y (Evelyn) Barroso, la pastora. Uno ni figuró en la lista y la otra no entró, simple. En los momentos clave siempre se impone Karina. Es casi una regla eso».

    Creen que lo único que puede modificar esa aritmética es una irrupción con candidatura presidencial de Victoria Villarruel. Si la vice se lanza, en Córdoba tiene un núcleo duro que la respaldaría «con un poder de 8 puntos». 

    La irrupción de una segunda vía libertaria en el 2027, podría forzar a Karina Milei a abandonar su hegemonía blindada y buscar un entendimiento con Las Fuerzas del Cielo, para no sufrir una fuga de votos, especulan en Córdoba.

     

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  • La inflación en La Plata y Bahía vuelve a quedar por encima del 2% y en alimentos se acerca a los 3 puntos

     

    Por cuarto mes consecutivo, la inflación en La Plata se registra por encima del 2%, pero noviembre sumó el dato de una escalada fuerte de precios en el rubro clave de Alimentos y Bebidas, con una variación cercana a los 3 puntos.

    Según el informe mensual de la Cámara de Comercio local y de la Facultad de Ciencias Económicas de La Plata, noviembre registró una inflación del 2,2%, siendo los alimentos el principal impulsor del índice, explicando más del 60% de la variación mensual, con un incremento del 2,8%.

    Se trata de un número que marca una evidente aceleración de precios respecto de octubre. Ahí, el aumento de la carne tuvo un rol preponderante, con subas que, en algunos casos perforaron el techo de los dos dígitos.

    Por caso, se destacaron los aumentos de carne picada (+13,4%), nalga (+10,4%), asado (+9,4%) y pollo (+5,6%). Otro componente inflacionario fue el aumento de la tarifa de transporte, que llevó a ese rubro a tener una escalada de 4,2%.

    En La Plata, el acumulado enero-noviembre expone una suba que alcanza el 26,8%, mientras que la variación interanual se ubica en 29,5%.

    En La Plata, los alimentos fueron el principal motor de la inflación de noviembre (Fuente: Cámara de Comercio La Plata y FCE).

    En Bahía Blanca, en tanto, el informe mensual del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (Creebba) expone también una inflación del 2,2% en noviembre, número similar al de octubre, cuando se alcanzaron cuatro meses consecutivos de aceleración de precios.

    El mayor aumento a nivel capítulos se dio en Esparcimiento, el cual registró un crecimiento del 3,3%.

    Alimentos y bebidas mostró una variación del 2,3%, medio punto más abajo que en La Plata, pero con subas de magnitud en algunos subgrupos como frutas frescas (21,2%), carne vacuna fresca (8,5%) y embutidos (7,5%). 

     

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  • ¿Por qué funciona el discurso anticomunista?

     

    En la campaña electoral de 2023, los gritos vehementes de Javier Milei denunciando el “zurdaje comunista” generaron incredulidad y hasta risas. ¿A quién le hablaba?, ¿a quién convocaba con ese discurso antiguo? pensamos muchos. Un asombro similar produjeron las declaraciones de Donald Trump, que en 2019 denunció el “Green New Deal” (la propuesta de un nuevo acuerdo ecologista) como “un Caballo de Troya para el socialismo en Estados Unidos”. Más lejano aun pudo parecer el lema “Comunismo o libertad” usado en la campaña electoral de 2021 por Isabel Díaz Ayuso, la actual Presidenta de la Comunidad de Madrid. Y desde luego, está el caso de Jair Bolsonaro, uno de los pioneros en reavivar la tradición anticomunista. Hasta hace poco tiempo, en su dispersión y heterogeneidad estas menciones podían parecer trasnochadas o anacrónicas, dada la desaparición del horizonte del comunismo soviético. Sin embargo, esos candidatos han llegado al poder. Entonces: ¿trasnochados ellos o ingenuos nosotros?

    Estos líderes forman parte de una lista más larga de quienes, con mayor o menor vehemencia, reclaman contra la conspiración comunista, socialista o colectivista que aqueja al mundo. De la ecología a las políticas de género, de los impuestos al cuidado humanitario de inmigrantes, o la educación sexual, hoy muchas de las causas y valores de la renovación de la cultura democrática de las últimas décadas han sido tachados de comunistas, como un avance totalitario y opresor. En el caso de los sectores ultraliberales, la educación y la salud públicas –y todas las políticas redistributivas o progresivas– son consideradas nuevas formas de comunismo. Así, la gran familia de las nuevas derechas parece estar viviendo otra vez la Guerra Fría, más cerca del delirio paranoide que de algún enfrentamiento real con opciones anticapitalistas.

    ¿Anacrónico?

    El primer dato a considerar es que el anticomunismo de estos líderes no es una novedad; tiene una larga historia de persecución política y pensamiento conspirativo que atraviesa todo el siglo XX de Occidente y que se remonta incluso a décadas anteriores a la Guerra Fría, al menos hasta la Revolución Rusa de 1917. Lo mismo sucede con la historia de estas derechas: la novedad que representan tiene profundas raíces en la historia del conservadurismo y el nacionalismo de cada país y a escala global (1). Por tanto, el anticomunismo es tan antiguo como la historia de las derechas que hoy tratamos de entender. Pero esto no significa que el fenómeno actual sea la mera continuidad de ese pasado o que pueda pensarse como la simple reverberación del fascismo de entreguerras. Hay en las derechas radicales una novedad indiscutible en la manera en que disputan sus intereses bajo el juego político de la democracia liberal, al mismo tiempo que la socavan por dentro, tal como han señalado agudos observadores (2). ¿Cuál es la novedad de su anticomunismo? ¿Por qué y para qué movilizar imaginarios en apariencia old fashioned, especialmente para las jóvenes generaciones a las que se dirigen?

    Se suele decir que el anticomunismo es un discurso anacrónico, en un mundo donde, desde la caída del Muro de Berlín (1989) y la disolución de la Unión Soviética (1991) el comunismo no existe más como opción política. Por esa razón, el componente antimarxista de las nuevas derechas suele ser relegado como un dato más de una retórica florida. Esta perspectiva tiende a descartar el problema, considerando como una mera estrategia discursiva al elemento ideológico que organizó buena parte del conflicto político del siglo XX. La dificultad reside en entender “comunismo” en términos geopolíticos literales, como si solo se refiriese al mundo soviético, a los partidos comunistas en Occidente o a la defensa de un modelo anticapitalista. Y tal vez ese no sea el ángulo más productivo para pensar el problema. La pregunta es, más bien, otra: ¿qué están diciendo cuando dicen “comunismo”, y qué potencial político tiene hoy volver a movilizar este término?

    Feminismo, género, diversidades sexuales, raciales o religiosas, educación sexual, cambio climático, migraciones, islamismo, redistribución del ingreso, protección de las minorías y de los sectores sociales más vulnerables… La lista de ideas, proyectos o sujetos tachados de “marxismo cultural” o “socialismo” –según las declinaciones de cada profeta– muestran, de una punta a la otra del mapa global, que “comunismo” designa hoy los valores del llamado mundo “progresista” de las últimas décadas (“woke”, en su versión despectiva). En otros términos, el anticomunismo es una declinación a la antigua del actual antiprogresismo, con la diferencia de que hoy la disputa se produce dentro del capitalismo y con variaciones muy relativas. Sin embargo, en esas variaciones relativas, que parecen marginales dentro del capitalismo, se juega la vida de millones de personas. Al apelar a la potencia simbólica del término “marxista” o “comunista”, los líderes de derecha buscan recuperar la fuerza mayor de ese combate en el Occidente liberal (de todas maneras, la evocación no es igual en todos, y de hecho algunos líderes, como Marine Le Pen o Giorgia Meloni, no recurren tanto a la batería discursiva anticomunista). En cualquier caso, todos defienden el mismo sentido antiprogresista que los vehementes antimarxistas Santiago Abascal o Javier Milei.

     

    Antiprogresismo

    El segundo dato clave –ya muy conocido– es que el antiprogresismo es hoy el centro de la batalla cultural de las nuevas derechas globales, que en cada país adquiere sus propios contornos –antiperonista y ultraliberal en Argentina, islamobófico y antimigratorio en Europa o Estados Unidos–. Esa guerra cultural de la “internacional reaccionaria” parte del supuesto de que la izquierda, a pesar de su fracaso en la construcción del socialismo, se impuso en el terreno cultural. La verdadera lucha debería apuntar, para las fuerzas conservadoras, a la hegemonía del progresismo que destruye la sociedad occidental con su pensamiento “políticamente correcto” (3). Por eso mismo, se presentan como la rebelión contra un sistema que suponen conquistado y dominado por el progresismo y la izquierda. Por muy anacrónico que parezca, el anticomunismo es coherente y está en el corazón del proyecto ideológico de las nuevas derechas.

    El anticomunismo propone respuestas fáciles en un mundo atravesado por miedos, incertidumbres y sentimientos de disolución social.

    Una mención aparte merece el combate contra el feminismo y la “ideología de género”, combate que va más allá de sus élites dirigentes. ¿Por qué el feminismo y la diversidad sexual están en el centro de la disputa y de la denuncia anticomunista sobre el “marxismo cultural”? En la actual configuración de las democracias liberales, pocas cosas –o casi ninguna– representan una amenaza real al orden social. Sin embargo, el feminismo, en su impugnación antipatriarcal (que incluye el cuestionamiento del orden heterosexual como norma), conserva un poder subversivo y antisistema que no tiene ningún otro factor del progresismo actual (independientemente de las corrientes dentro del feminismo). Así, estas derechas, que se proclaman antisistema, luchan en realidad por la preservación de un orden social blanco, masculino y colonial que sienten socavado. Tal como lo hacía el anticomunismo del pasado, que veía el orden occidental en peligro e imaginaba conspiraciones paranoicas de la Casa Blanca a la Casa Rosada, de los hippies a las guerrillas, de las minifaldas al peronismo. Es aquí, en la lucha por la preservación del sistema, donde la impugnación de “marxista” o “comunista” aplicada al feminismo encuentra todas sus resonancias pasadas.

    Si bien la batalla cultural antiprogresista unifica a las nuevas derechas radicales, sus diferencias no son menores, especialmente en cuestiones como la economía y el nacionalismo. Estas variaciones indican, también, que el florecimiento de fuerzas radicales de derecha debe ser explicado en función de procesos y tradiciones locales –y no meramente como una “ola global”–. Es aquí donde el anticomunismo de Milei adquiere su rasgo distintivo: no se trata de la impugnación de las agendas culturales del progresismo biempensante, sino de la destrucción de todo resabio de políticas orientadas a las grandes mayorías sociales entendidas como formas de estatismo y colectivismo. Se trata de la gestión desnuda en favor de los intereses del tecno-capitalismo concentrado internacional. Con ello, el neoliberalismo argentino –en la versión iracunda de Milei– retoma una larga tradición de nuestras derechas. Basta con evocar la última dictadura para constatar que las derechas fueron tan anticomunistas como neoliberales y autoritarias, y que su principal oponente fueron las políticas estatistas, keynesianas y redistributivas, en general asociadas al peronismo y al kirchnerismo. Desde luego, esto parece dejar a Milei lejos del proteccionismo de Trump, pero muy cerca de la defensa compartida del tecno-capitalismo. En todo caso, el anticomunismo neoliberal de Milei se alinea cómodamente con el de Bolsonaro o José Kast.

    Dentro de estas variaciones nacionales, algunos argumentos de orden geopolítico explican los tópicos anticomunistas de manera más concreta, sin los efectos anacrónicos que parecen tener en boca de líderes como Milei. El caso más claro es Trump y su batalla por la supervivencia del poder imperial estadounidense frente a China. Ello le permite, sin excesivos retorcimientos históricos, identificar su enemigo en el “comunismo oriental”. De la misma manera, su electorado de origen latino vota entusiasta la condena a la “troika de la tiranía”, tal como la llamó su Consejero de Seguridad Nacional en 2018, John Bolton, a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por la misma razón estratégica pero en sentido inverso, en Hungría Viktor Orban dejó de lado su discurso anticomunista –que asociaba la Rusia de hoy con la Unión Soviética– para pasar a una cercanía más pragmática con Vladimir Putin.

    Significante vacío

    Volvamos a nuestras preguntas de partida: ¿por qué y para qué movilizar el imaginario anticomunista? Si, una vez más, dejamos de pensar el comunismo en términos literales, surge un último elemento clave: el potencial político-simbólico del discurso anticomunista en su larga historia. Con mayor o menor pregnancia según los países, “comunista” ha funcionado también como un potente significante vacío negativo, capaz de ser llenado con los más diversos contenidos y sujetos, como un otro absoluto, peligroso y amenazante. Tanto es así que Alice Weidel, la dirigente de la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), puede permitirse decir que Adolf Hitler era un “comunista”.

    La noción de significante vacío es particularmente útil para entender el peso del anticomunismo en Argentina, donde –salvo algunos momentos– no ha habido fuerzas de izquierda importantes, a diferencia de países como Brasil o Chile, donde el comunismo evoca miedos históricos bien reales. En Argentina “comunista” es, entonces, un sentido a ser llenado, que sirve para polarizar y designar un otro peligroso que pone en riesgo “nuestro” orden social y moral, nuestra comunidad. Es, por ello, un enemigo absoluto que debe ser eliminado (4). En la historia argentina, la denuncia del “peligro rojo” ha servido para generar miedos sociales y justificar la persecución de trabajadores, partidos de izquierda, peronistas y antiperonistas, mujeres, jóvenes, gays o artistas “transgresores”, cuyas prácticas, ideas o deseos parecían hacer tambalear el orden occidental y cristiano. Movilizado con fines instrumentales o con auténtica convicción ideológica, “comunista” o “marxista” ha funcionado en boca de las derechas como designación automática de un culpable de todos los males. Así, el anticomunismo finalmente propone certezas y respuestas fáciles en un mundo atravesado por miedos, incertidumbres y sentimientos de disolución social y amenaza sobre la comunidad de pertenencia. Esta potencia simbólica es la que sigue funcionando en el apelativo “comunista” aplicado en el presente. Por eso mismo, la pandemia de Covid –epítome máximo de la disolución final por venir– fue también un momento de renacimiento del anticomunismo.

    Es entonces este gran poder performativo de la acusación de “comunista”, tan sedimentado históricamente en el mundo occidental, lo que permite que las nuevas derechas –herederas al fin y al cabo de largas tradiciones conservadoras– sigan utilizando el término para arremeter en su batalla cultural. Sin duda, la movilización antiprogresista ha logrado dar una nueva vida al “miedo rojo” para las generaciones desencantadas de nuestro tiempo.

    1. Para el caso argentino, véase: Sergio Morresi y Martín Vicente, “Rayos en un cielo encapotado: la nueva derecha como una constante irregular en Argentina”, en Pablo Semán (coord.), Está entre nosotros, Buenos Aires, Siglo XXI, 2023.
    2. Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, Cómo mueren las democracias, Barcelona, Ariel, 2018; Steven Forti, Democracias en extinción, Barcelona, Akal, 2024.
    3. Pablo Stefanoni, “Las mil mesetas de la reacción: mutaciones de las extremas derechas y guerras culturales del siglo XXI”, en J. A. Sanahuja y Pablo Stefanoni (eds.), Extremas derechas y democracia: perspectivas iberoamericanas, Madrid, Fundación Carolina, 2023.
    4. Ernesto Bohoslavsky y Marina Franco, Fantasmas rojos. El anticomunismo en la Argentina del siglo XX, UNSAM, 2024.

     

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  • El New York Times dice que Trump habló con Maduro la semana pasada

     

     Donald Trump tuvo una conversación con Nicolás Maduro la semana pasada para acordar una reunión. Eso es lo que publicó este viernes el diario The New York Times, con base en «fuentes anónimas familiarizadas con el asunto».

    La llamada, según la publicación, incluyó al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, pero no resultó en planes concretos para el encuentro.

    La charla ocurrió días antes del lunes pasado, cuando el Departamento de Estado designó como terrorista a un grupo que llama Cartel de los Soles y que vincula con el gobernante de Venezuela, cuyo régimen respondió  que «es un invento» de Washington.

    Ni el Gobierno de Estados Unidos ni el de Venezuela confirmaron hasta ahora de forma pública sobre la supuesta llamada, aunque tampoco han negado que haya ocurrido.

    Marco Rubio apuesta al éxito de la operación contra Maduro para ser candidato en 2028

    La noticia de la conversación se difunde un día después del aviso de Trump sobre que las Fuerzas Armadas «empezarán muy pronto a detener a los narcotraficantes de Venezuela» por tierra tras las operaciones en el mar, donde EEUU realizó ataques a más de 20 lanchas dejando como saldo la muerte de 80 personas.

    La charla ocurrió días antes del lunes pasado, cuando el Departamento de Estado designó como terrorista a un grupo que llama Cartel de los Soles y que vincula con el gobernante de Venezuela, cuyo régimen respondió que «es un invento» de Washington

    «Empezaremos a detenerlos por tierra. Además, por tierra es más fácil, pero eso va a comenzar muy pronto. Les advertimos de que dejaran de enviar veneno a nuestro país», declaró Trump en una llamada de Acción de Gracias con militares.

    Pese a esta advertencia, Trump indicó el martes que «podría hablar para salvar muchas vidas con Maduro» y anticipó que «una conversación que sería bienvenida en Venezuela».

    Cabe recordar que el Times informó en octubre que Maduro había ofrecido a Estados Unidos una participación significativa en los yacimientos petrolíferos del país, además de otras muchas oportunidades para las empresas estadounidenses, en un esfuerzo por disminuir la tensión. Pero Maduro trató de mantenerse en el poder, y los funcionarios estadounidenses interrumpieron esas conversaciones a principios del mes pasado.

    Esta versión confirma los diálogos subterráneos entre Estado Unidos y Venezuela para llegar a un acuerdo que interesa, entre otros, a Chevron. La petrolera estadounidense es un actor clave en el desarrollo económico venezolano y uno de los aportantes a la campaña de Donald Trump.

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    LPO reveló en exclusivo que Donald Trump y el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, hablaron del tema Venezuela en la última reunión en la Casa Blanca en donde dejó en claro el malestar respecto a la supuesta inminencia de un ataque militar. 

     Bin Salman le sugirió a Trump que negocie la salida de Nicolás Maduro pero que sea a través de un cambio dentro régimen y que quien quede liderando se encuadre con más con Estados Unidos que con China o Irán.

    El New York Times dice que Maduro ofreció su salida pero Trump lo rechazó

    «Lo que quieren es que de los 100 mil barriles de crudo diarios, 80 vayan a Estados Unidos y 20 a China. Es que el año que viene podría haber sobre inventarios de crudo y eso a los árabes no les gusta. Imaginate si a esos inventarios, le agregas Venezuela», detalló una fuente al tanto de la reunión. 

    Es cierto también que Trump no confía en ninguno de los líderes opositores que buscan derrocar a Maduro y creen que la necesidad de instalar militares estadounidenses en Venezuela sería un costo muy alto.

     

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