Trump baja los aranceles a Brasil y confirma la buena relación con Lula

Trump baja los aranceles a Brasil y confirma la buena relación con Lula

 

 Donald Trump confirmó el buen vínculo con Lula y decidió reducir parcialmente los aranceles impuestos a Brasil el pasado 1 de agosto como represalia al proceso judicial que terminó condenando a Jair Bolsonaro por el intento de golpe de estado de enero de 2023.

La Casa Blanca lo confirmó mediante un comunicado publicado en la web oficial y excluye los productos agrícolas del recargo del 40%. 

El texto oficial de Washington cita directamente a Trump y sostiene que «el 6 de octubre de 2025, participé en una conversación telefónica con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la cual acordamos iniciar negociaciones para abordar las preocupaciones identificadas en el Decreto Ejecutivo 14323. Estas negociaciones continúan». 

«También he recibido información y recomendaciones adicionales de diversos funcionarios que, siguiendo mis instrucciones, han estado monitoreando las circunstancias relacionadas con la emergencia declarada en el Decreto Ejecutivo 14323», agrega.

La inflación en carnes y café: las razones por la que Trump podría eliminar los aranceles a Brasil 

El presidente de Estados Unidos dice que «ciertas importaciones agrícolas procedentes de Brasil ya no deberían estar sujetas al arancel ad valorem adicional impuesto en virtud del Decreto Ejecutivo 14323, dado que, entre otras consideraciones pertinentes, se han logrado avances iniciales en las negociaciones con el Gobierno de Brasil. Tras considerar la información y las recomendaciones que me han proporcionado estos funcionarios, así como el estado de las negociaciones con el Gobierno de Brasil, entre otros aspectos, he determinado que es necesario y apropiado modificar el alcance de los productos sujetos al arancel adicional». 

Tras considerar la información y las recomendaciones que me han proporcionado estos funcionarios, así como el estado de las negociaciones con el Gobierno de Brasil, entre otros aspectos, he determinado que es necesario y apropiado modificar el alcance de los productos sujetos al arancel adicional

Específicamente, continúa, «he determinado que ciertos productos agrícolas no estarán sujetos al arancel adicional ad valorem impuesto por la Orden Ejecutiva 14323. En consecuencia, se adjunta a la presente orden una versión actualizada del Anexo I de la Orden Ejecutiva 14323, la cual será efectiva para las mercancías importadas para consumo o retiradas de depósito para consumo a partir de las 00:01 (hora del este) del 13 de noviembre de 2025. A mi juicio, estas modificaciones son necesarias y apropiadas para hacer frente a la emergencia nacional declarada en la Orden Ejecutiva 14323».

«El Secretario de Estado continuará supervisando las circunstancias relacionadas con la emergencia declarada en la Orden Ejecutiva 14323 y consultará periódicamente sobre dichas circunstancias con cualquier alto funcionario que considere pertinente. El Secretario de Estado me informará de cualquier circunstancia que, en su opinión, pudiera indicar la necesidad de que el Presidente adopte medidas adicionales», remarca.

Trump y Lula se reunieron en el marco de la cumbre de ASEAN en Malasia y definieron armar un equipo de negociadores para avanzar en este esquema y dar inicio a una nueva relación bilateral. 

Lula y Trump hablaron por teléfono y acordaron reunirse en persona para negociar los aranceles 

LPO adelantó que Washington esta revisando la medida porque los aranceles impuestos por Estados Unidos a la importación de café y carne están contribuyendo al aumento de sus precios para los consumidores. En el caso de la carne, el hato ganadero en Estados Unidos se encuentra en su punto más bajo desde 1951, lo que reduce la oferta de carne de res a nivel nacional.

Los aranceles a la importación y las restricciones sanitarias, como las aplicadas a la carne mexicana, ejercen presión sobre los precios de la carne. El precio de la carne creció un 15% en el último año, alcanzando máximos históricos en 2025. 

 

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    A 40 años de que las aguas devoraron un pueblo entero en Buenos Aires

     

    El 10 de noviembre de 1985, Villa Epecuén desapareció bajo el agua. Cuatro décadas después, entre ruinas blancas de sal y árboles petrificados, el antiguo balneario resurge como símbolo de memoria, resiliencia y de un país que sabe volver a empezar, aun cuando todo parece perdido.

    Por Leticia Graciani Fainel para Noticias La Insuperable

    Las aguas que no perdonan

    A orillas de la laguna Epecuén, en el partido de Adolfo Alsina, la villa turística más próspera del sudoeste bonaerense se hundió en una madrugada que los vecinos jamás olvidarán. El terraplén que la protegía cedió tras días de lluvias intensas y, en cuestión de horas, un muro de agua rompió las defensas, cubriendo por completo el pueblo.

    Villa Epecuén fue durante décadas un destino de salud y descanso, famosa por las propiedades curativas de sus aguas saladas, comparables con las del Mar Muerto. Miles de visitantes llegaban cada verano atraídos por sus hoteles, balnearios y el rumor de las olas mansas. Hasta que el 10 de noviembre de 1985, el sueño quedó bajo diez metros de agua.


    Un silencio mineral

    Las imágenes posteriores parecen salidas de una película posapocalíptica: techos apenas visibles, postes doblados, árboles cubiertos de costras blancas. El agua, cargada de sal, fue carcomiendo lo que quedaba del pueblo, disolviendo paredes y pintando todo de un tono fantasmal. Durante más de dos décadas, Epecuén permaneció sumergido.

    Cuando el nivel comenzó a bajar, lentamente, las ruinas emergieron del espejo salado. Entonces aparecieron las calles torcidas, las fachadas erosionadas, los restos del matadero diseñado por el arquitecto Francisco Salamone, y los recuerdos suspendidos en un paisaje que parecía petrificado en el tiempo.


    De tragedia a patrimonio

    Hoy, Villa Epecuén se convirtió en un sitio histórico y turístico de otro tipo. Las ruinas son visitadas por miles de personas cada año, atraídas por su atmósfera surrealista y su historia. Allí se filmaron documentales, videoclips, campañas fotográficas y hasta carreras de motocross sobre los restos del pasado.

    El único habitante permanente durante años fue Pablo Novak, quien decidió volver a vivir entre las ruinas y transformarse en guardián de la memoria colectiva. Novak se convirtió en un símbolo de resistencia: “Este es mi lugar, aunque esté destruido”, repite cada vez que algún visitante lo encuentra entre los cimientos del antiguo hotel donde creció. Novak falleció a inicios del año pasado a los 93 años.


    Memorias de un país que resurge

    A cuarenta años de aquella catástrofe, el eco de Epecuén sigue resonando en las entrañas de la provincia. Es un recordatorio de cómo el abandono estatal, la falta de planificación y el desprecio por la naturaleza pueden borrar de un plumazo un pueblo entero. Pero también, una muestra de la persistencia de las comunidades del interior, que reconstruyen su identidad incluso cuando las aguas arrasan con todo.

    La villa no volvió a ser lo que fue, pero su historia quedó escrita en la sal y en la memoria de quienes vivieron para contarla. Entre las ruinas y el silencio, Villa Epecuén sigue siendo un espejo: el reflejo de un país que, aunque se hunda, siempre busca la manera de salir a flote.

     

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  • Ucrania: una paz que avanza a la fuerza

     

    En menos de 72 horas, la relación transatlántica cambió de naturaleza y todo parece indicar que los ucranianos han perdido la guerra. El 12 de febrero de 2025, el flamante secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, dio inicio a las negociaciones de paz en Ucrania. Ya desde un comienzo cedió ante las dos principales exigencias de Moscú: la no adhesión de Kiev a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la ratificación de las “nuevas realidades territoriales”, es decir, la anexión de cuatro regiones ucranianas a Rusia, así como también de Crimea. Al día siguiente, tras una larga conversación telefónica con Vladimir Putin, el presidente Donald Trump anunció su intención de reunirse con su par ruso en Arabia Saudita –sin los ucranianos ni los europeos– y expresó su deseo de que pronto se organicen elecciones en Ucrania. Finalmente, el 14 de febrero, en un discurso pronunciado en una conferencia en Munich, el vicepresidente estadounidense, más que abordar la cuestión ucraniana, reprochó a los dirigentes europeos el hecho de que deshonraran las aspiraciones de sus propios pueblos restringiendo la libertad de expresión en las redes sociales o anulando las elecciones en Rumania por supuestas injerencias rusas (1).

    Semanas antes, Trump había lanzado una ofensiva comercial al aumentar los aranceles a las importaciones de Canadá, México y la Unión Europea, y también había expresado sus intenciones anexionistas sobre Groenlandia (2). Sin embargo, de ahora en adelante, ya no se trata tan sólo de manipular a sus “aliados” para que compren más armas o para equilibrar la balanza comercial. Al declarar que Estados Unidos no les concedería garantías de seguridad ni a Ucrania ni a las tropas europeas que pudieran desplegarse para hacer cumplir un eventual alto el fuego, Trump inevitablemente sembró dudas sobre la solidaridad estadounidense en caso de un ataque al territorio de un miembro de la OTAN. Sin su contrapartida de seguridad, el vínculo transatlántico se parecería más bien a una completa relación de dependencia.

    No obstante, desde 2022, Estados Unidos ha “invertido” un promedio de 35.300 millones de dólares por año en Ucrania (3). Mucho más que los 3.000 a 5.000 millones de dólares que Washington destinó cada año a Israel antes del ataque del 7 de octubre de 2023 y el equivalente a casi la mitad de los gastos militares anuales para Afganistán entre 2001 y 2019 –un esfuerzo para financiar una ocupación militar y operaciones directas–. El nivel de apoyo a Ucrania se sitúa, por lo tanto, en algún punto intermedio entre la ayuda brindada a un aliado histórico en Medio Oriente y el compromiso de una intervención directa en el campo de batalla en su propio nombre. Pero a Trump poco le importa todo eso: la guerra en Ucrania no es la de Estados Unidos, sino la de su antiguo rival Joseph Biden…

    Errores de cálculo

    Evidentemente, la magnitud de la ayuda occidental llevó a Kiev a cometer un error y la alentó a rechazar la negociación. En la primavera boreal de 2022, incluso antes de que Occidente le proporcionara su apoyo militar, la resistencia ucraniana podía enorgullecerse de haber frustrado la operación de cambio de régimen fomentada por el Kremlin y de haber minimizado las pérdidas territoriales. Después de cuatro semanas de combates, los beligerantes estaban cerca de llegar a un acuerdo. En Estambul, Kiev aceptó un estatus de neutralidad –es decir, renunció a adherirse a la Alianza Atlántica– y confirmó su intención de no dotarse de armas nucleares. A cambio, buscaba conseguir la retirada voluntaria de Moscú de los territorios que había ocupado desde el 24 de febrero. Sin embargo, Kiev necesitaba garantía de seguridad por parte de los líderes occidentales, quienes se la negaron. Boris Johnson se convirtió en el portavoz de la posición occidental durante una visita a la calle Bankova, sede de la Presidencia ucraniana. El Primer Ministro británico afirmó que nunca firmaría un acuerdo con Putin. Por eso, lo que ofrecían no eran garantías, sino armas (4).

    Europa deberá pagar la reconstrucción de Ucrania y, al mismo tiempo, afrontar los costos de su seguridad.

    Por un tiempo fue posible creer que dicha apuesta resultaría exitosa. Tras una primera contraofensiva, en noviembre de 2022, Kiev recuperó la ciudad de Jersón, ubicada en la orilla derecha del río Dnieper. Se desató la euforia. La palabra “negociaciones” se volvió tabú. No alinearse con los objetivos ucranianos –es decir, recuperar por la fuerza las fronteras de 1991– equivalía a firmar un pacto con el diablo. Los grandes medios de comunicación occidentales respaldaron el decreto ucraniano de octubre de 2022 que prohibía las negociaciones con Putin, a quien buscaban llevar ante la justicia internacional por crímenes de guerra (5).

    Sin embargo, la segunda contraofensiva ucraniana de junio de 2023 resultó en una derrota. En los medios de prensa, los estadounidenses expresaron su descontento: Kiev habría escatimado demasiado sus hombres para privilegiar ataques tácticos dispersos a lo largo del frente en lugar de enviar soldados en masa a los campos de minas rusos con la esperanza de traspasar las defensas del adversario y cortar el puente terrestre entre Rusia y Crimea (6). Bajo la presión de Washington, Kiev redujo la edad de reclutamiento de 27 a 25 años en abril de 2024, pero en diciembre se negó a bajarla a los 18 años. Así, la apuesta hecha en base a las exhortaciones occidentales fracasó trágicamente. Tanto el costo humano –cientos de miles de muertos y heridos– como los sacrificios exigidos a la sociedad fueron en vano (7).

    Como lógica consecuencia, durante el mismo período, Rusia experimentó una suerte inversa. El inicio de su “operación militar especial” resultó un fiasco. Los servicios de inteligencia rusos sobrestimaron los apoyos con los que contarían tanto por parte de la población como dentro de las élites ucranianas. El Ejército se estancó en los barrios periféricos de la capital ucraniana y fracasó en su intento de tomar el control del país. El Kremlin decidió entonces concentrar su dispositivo militar en el Donbass y Crimea. Concebida inicialmente como una expedición relámpago, la guerra fue cambiando de escala y de naturaleza. La movilización forzada decretada en septiembre de 2022 provocó una ola de protestas y exilios.

    Atrapada en su propia guerra, Rusia agravó su situación en materia de seguridad. Su “operación militar especial” tenía como objetivo, por un lado, prevenir que Ucrania se rearmara –antes de que Kiev recuperara por la fuerza las regiones separatistas prorrusas– y, por otro lado, poner un freno a la expansión de la OTAN hacia el Este. No obstante, unos meses después del inicio del conflicto, Rusia enardeció el patriotismo de un adversario que recibía un flujo continuo de armas y que contaba con el respaldo de una Alianza Atlántica reforzada con dos nuevos miembros: Suecia y Finlandia, que limitan con la zona ártica, estratégica para Moscú. Los dirigentes europeos reforzaron los batallones enviados al flanco oriental de la alianza, incluida Francia, que hasta entonces se oponía a una presencia permanente. La fuerza de reacción rápida de la OTAN cuadruplicó su número de efectivos; también continuó la construcción de la nueva base antimisiles estadounidense en Polonia, en donde los norteamericanos elevaron su presencia militar a 10.000 soldados. Lejos de calmarse, en Rusia las preocupaciones respecto de la seguridad se intensificaron por no haber previsto la fuerza y la unidad de la reacción occidental. Empero, al apostar por la consolidación de sus defensas detrás del Dnieper, Rusia logró estabilizar el frente. Los avances territoriales, como la toma de Bajmut en mayo de 2023, se consiguieron a costa del sacrificio de numerosas tropas, en un país ya golpeado por su crisis demográfica.

    El Presidente estadounidense parece elevar a Rusia al rango de nueva aliada.

    Si bien Rusia mostró debilidades militares, la resiliencia de su economía resultó sorprendente. El Banco Central había acumulado suficientes reservas para asumir una confrontación financiera con Occidente. Logró sostener eficazmente el rublo y salvar su sistema bancario a pesar del congelamiento de sus activos en Europa y Estados Unidos. En cuanto a las sanciones energéticas, terminaron volviéndose en contra de los propios impulsores europeos: el aumento de los precios del gas compensó la pérdida de los volúmenes enviados al Viejo Continente, dando tiempo a Rusia para reorientar sus exportaciones de hidrocarburos hacia Asia (8). El fracaso de la estrategia de aislamiento se volvió evidente porque, si bien Moscú se vio obligada a recurrir a “Estados parias”, como Corea del Norte o Irán, para obtener armas o soldados, la realidad es que no le faltaron socios económicos interesados en sus descuentos energéticos. Los países que forman el núcleo del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) vieron con preocupación la ofensiva punitiva financiera de Washington contra uno de sus miembros y profundizaron de forma preventiva su cooperación para reducir el uso del dólar en sus intercambios. En 2024, BRICS acogió a cinco miembros nuevos, entre los que destacan los Emiratos Árabes Unidos, un actor clave en las nuevas rutas del petróleo ruso (véase el artículo de págs. 12-14).

    ¿Acercamiento al hermano menor?

    Al elegir negociar cara a cara con Moscú, Trump le ofrece una vía de escape al Kremlin. El Presidente estadounidense parece elevar a Rusia al rango de nueva aliada. Las concesiones, por ahora sólo verbales, resultan vertiginosas: reanudación de las negociaciones sobre el desarme, promesa de reincorporación al G7 y, a largo plazo, levantamiento de las sanciones. Aunque el Presidente estadounidense trate de morigerar estas promesas en las próximas semanas, la solidaridad transatlántica parece estar ya profundamente deteriorada.

    Estas declaraciones podrían cerrar la era geopolítica que comenzó en 1949. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos creó la Alianza Atlántica para imponer su influencia a la mitad de Europa, mientras que la otra mitad se alineaba primero con el bloque soviético y luego se unía al Pacto de Varsovia en 1955. Sin embargo, a fines de la década de 1980, el último líder soviético, Mijail Gorbachov, al frente de un país agotado por la carrera armamentista, se comprometió con una serie de concesiones unilaterales y desordenadas: aceptó la reunificación de Alemania y su adhesión a la OTAN sin obtener garantías escritas sobre la no expansión de la alianza occidental en Europa del Este. De este modo, el antiguo instrumento de seguridad sobrevivió a la Guerra Fría, y la Unión Europea, al expandirse, permaneció firmemente vinculada a Washington. Aunque en 1989 y 1990 se llegó a considerar por un momento la posibilidad de implementar un nuevo sistema de seguridad, no surgió ninguno alternativo tras la disolución de la URSS en 1991. Si bien el conflicto ruso-ucraniano tiene en parte su origen en esta oportunidad perdida, su resolución negociada está provocando una reconciliación ruso-estadounidense a espaldas de Europa.

    En Munich, el vicepresidente James David Vance incluso señaló una nueva dirección estratégica de Estados Unidos: “A Putin no le interesa ser el hermano menor en una coalición con China” (9). ¿Se trata del regreso a la estrategia de triangulación que había puesto en marcha el presidente estadounidense Richard Nixon en 1971 al acercarse al “hermano menor” (en ese entonces, China) para aislar mejor al enemigo principal (la URSS)? Si este es el “plan”, Trump tendrá dificultades para romper el eje Rusia-China. Pekín, si bien se molestó por el hecho consumado de la invasión rusa y le ha reprochado a Moscú su abuso de la amenaza nuclear, no le ha retirado su apoyo. China suministra de manera discreta tecnologías necesarias para el complejo militar-industrial ruso, al mismo tiempo que profundiza su cooperación militar con Moscú. Aunque desequilibrada, esta relación se basa en una fuerte frustración compartida respecto de un orden internacional dominado por Estados Unidos desde el final de la Guerra Fría.

    ¿Y Europa?… Europa se encuentra en la peor situación posible: ya debilitada por la crisis energética que ella misma provocó al renunciar –a petición de Washington– al gas ruso barato y pronto golpeada también por la guerra comercial decretada por la Casa Blanca, ahora se ve obligada a gestionar en soledad las consecuencias del revés occidental en Ucrania. Mientras la confrontación con Rusia alcanza un nivel incandescente y sus arsenales se han vaciado en favor de Kiev, Europa se prepara para aumentar de forma urgente su gasto militar, lo que implica comprar armamento estadounidense. Washington le exigía un “reparto de la carga” de la financiación de la alianza. Ahora la carga es doble: pagar la reconstrucción de Ucrania (que, a esta altura, Rusia deja de buena gana en manos de la Unión Europea) y, al mismo tiempo, asumir su propia seguridad. El gasto parece simplemente inasumible para los presupuestos europeos y augura nuevas divisiones.

    1. Benoît Bréville, “Liquidación electoral”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, enero de 2025.
    2. Philippe Descamps, “Affoler la meute”, Le Monde diplomatique, París, febrero de 2025.
    3. “Ukraine support tracker”, Kiel Institute for the World, 2024.
    4. Samuel Charap y Sergueï Radchenko, “¿Podría haber terminado la guerra en Ucrania?”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, julio de 2024. Volodimir Zelensky se esfuerza en negar el papel que habría desempeñado así Johnson; véase también Shaun Walker, “Zelensky rejects claim Boris Johnson talked him out of 2022 peace deal”, The Guardian, Londres, 12 de febrero de 2025.
    5. Véase, por ejemplo, “Soutenir l’Ukraine pour assurer la paix”, Le Monde diplomatique, 10 de enero de 2023.
    6. Alex Horton y John Hudson, “US intelligence says Ukraine will fail to meet offensive’s key goal”, The Washington Post, 17 de agosto de 2023.
    7. Hélène Richard, “Ucrania, una sociedad dividida por la guerra”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, noviembre de 2023.
    8. Hélène Richard, “Sanciones de doble filo”, Le Monde diplomatique, noviembre de 2022.
    9. Bojan Pancevski y Alexander Ward, “Vance wields threat of sanctions, military action to push Putin into Ukraine deal”, The Wall Street Journal, Nueva York, 14 de febrero de 2025.

     

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    Cueva Cacao: el hallazgo en Catamarca que podría reescribir la historia del poblamiento de América

     

    A más de 3.500 metros de altura, en la puna catamarqueña, un equipo de científicos argentinos y franceses descubrió restos y artefactos de entre 40.000 y 50.000 años de antigüedad. Las evidencias halladas en la Cueva Cacao, en Antofagasta de la Sierra, podrían modificar por completo las teorías sobre la llegada del ser humano al continente. El hallazgo, comparado en magnitud con la mítica Cueva de las Manos en Santa Cruz, ubica a la arqueología argentina en el centro del debate mundial.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Un hallazgo que desafía los mapas de la historia

    A veinte kilómetros del poblado de Antofagasta de la Sierra, en la parte superior de una formación de ignimbrita, se esconde un sitio arqueológico que está cambiando todo lo que se sabía sobre el poblamiento americano. En la Cueva Cacao, investigadores del CONICET, la Universidad de Buenos Aires y especialistas franceses del Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores de Francia hallaron restos y herramientas que datarían de entre 40.000 y 50.000 años de antigüedad.

    Las excavaciones, que se intensificaron a partir de 2019, revelaron artefactos líticos tallados, costillas de megafauna y objetos cotidianos que fueron encontrados en un contexto estratigráfico intacto. Según los análisis preliminares, las piezas humanas aparecieron directamente asociadas a huesos de animales prehistóricos como megaterios y caballos extintos (hippidion), con dataciones que superan los 39.000 años.

    El arqueólogo francés Éric Boëda, uno de los referentes de la Misión Arqueológica Franco-Argentina en Antofagasta de la Sierra (MAFANS, 2020-2024), sintetizó el impacto del hallazgo con una frase que resuena en toda la comunidad científica: la ciencia no puede decir que algo es imposible. Si encontramos nuevas evidencias, debemos investigar y replantear nuestras teorías.


    De la megafauna al primer Homo sapiens

    Los objetos hallados en Cacao presentan similitudes notables con herramientas del Pleistoceno encontradas en África y Asia, lo que abre la hipótesis de movimientos humanos mucho más antiguos y complejos de lo que se creía posible en Sudamérica.

    Hasta ahora, los modelos más aceptados ubicaban el ingreso del Homo sapiens al continente americano hace unos 13.000 años, a partir de la cultura Clovis. Sin embargo, los resultados obtenidos en Catamarca podrían adelantar esa fecha en más de 25.000 años.

    El director provincial de Antropología, Cristian Melián, aseguró que este hallazgo “podría poner patas para arriba el mapa arqueológico de América”, y destacó que se trata de uno de los descubrimientos más importantes de los últimos tiempos. Por su parte, el gobernador Raúl Jalil acompañó al equipo científico y sostuvo que estos hallazgos ponen a Catamarca en el centro de la arqueología americana, al tiempo que anunció estrategias para preservar el sitio y prepararlo para el turismo científico.


    Cueva Cacao: un archivo de la memoria humana

    Los distintos niveles estratigráficos del sitio revelan ocupaciones continuas a lo largo de milenios, lo que convierte a la Cueva Cacao en un verdadero archivo natural de la historia humana. Entre los hallazgos más recientes se cuentan mechones de cabello humano, sandalias de cuero, cerámicas y un sonajero rústico, datados en unos 3.200 años.

    En niveles más profundos, los científicos descubrieron pinturas rupestres con figuras humanas y animales, máscaras y signos, expresiones que reflejan un universo simbólico comparable al de la Cueva de las Manos en el Cañadón del Río Pinturas, Santa Cruz. Pero mientras las obras patagónicas se ejecutaron entre los 13.000 y 9.500 a.C., las de Catamarca podrían superar ampliamente esas fechas, configurando una cronología mucho más antigua para el arte rupestre sudamericano.


    La ciencia argentina, protagonista

    El proyecto binacional encabezado por Carlos Aschero y Christelle Lahaye se enmarca dentro de una línea de investigación de larga duración que busca reconstruir las trayectorias sociales y ecológicas del norte argentino desde tiempos prehispánicos. Además del CONICET y la UBA, participan investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán, la Universidad Nacional de Mar del Plata, el IANIGLA-CONICET de Mendoza, y especialistas en biología, botánica y geología que trabajan sobre restos de diatomeas, fitolitos y polen fosilizado para reconstruir el paleoambiente de la Puna.

    El documental “Historias Científicas de Pandemia”, producido por el Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES-CONICET-UNT) y CONICET Documental, retrata precisamente el regreso de estos equipos al trabajo de campo tras la crisis sanitaria global, poniendo en primer plano la continuidad del conocimiento científico argentino incluso en los momentos más difíciles.


    Entre la Cueva Cacao y la Cueva de las Manos: un diálogo milenario

    Mientras en Catamarca se excava un pasado que podría reescribir los manuales de historia, en el sur de Santa Cruz se profundizan los estudios en la Cueva de las Manos, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí, las investigaciones buscan conectar los nuevos hallazgos con la dinámica social, espiritual y ambiental de los grupos humanos que poblaron el continente hace miles de años.

    Como sostiene la investigadora María Teresa Civalero, del CONICET-INAPL, comparar ambos sitios es fundamental para entender la movilidad y la interacción de aquellos pueblos originarios, sus rutas y sus vínculos con la megafauna extinta.


    Un nuevo horizonte para la arqueología sudamericana

    Si los estudios confirman la antigüedad propuesta, la Cueva Cacao pasará a ocupar un lugar central en la arqueología mundial. No solo por la magnitud de su antigüedad, sino porque demuestra que la historia del poblamiento de América no es lineal ni unívoca, sino un entramado de rutas, migraciones y adaptaciones culturales que aún sigue revelándose bajo las arenas de la puna.

    La ciencia argentina, una vez más, muestra que su capacidad para hacer historia no se mide solo en laboratorios, sino en el polvo milenario de sus montañas.

     

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  • Se prepara la Feria ReEmprender edición ‘Vendimia Celebra 2021’

    La Dirección de Turismo de la Municipalidad de Villa Regina organiza la Feria ReEmprender edición ‘Vendimia Celebra 2021’ para el sábado 13 y domingo 14 de marzo en la Plaza Primeros Pobladores. Esta edición especial propone espacios para living fotográfico, cerámica, porcelana fría, conservas, panificados artesanales, trabajos en fibrofácil y más. Los artesanos y emprendedores…

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