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TIPS PARA PRESIDENTES DE MESA Y FISCALES NEUQUINOS

Javier Smaldone, vive en la ciudad de Río Cuarto, Córdoba, Argentina. La informática es su hobby, su profesión y su pasión. Se considera un afortunado usuario y desarrollador de software libre. En su blog personal (https://blog.smaldone.com.ar/) registra noticias, ideas y ocurrencias que le gusta compartir esperando que sean útiles para los demás.

En esta ocasión aprovechamos su interés por concienciar sobre la fragilidad del sistema informático del voto electrónico para compartir un hilo publicado en su cuenta de twitter @misdoscentavos sobre el tema, teniendo en cuenta que este fin de semana se implementará en la provincia de Neuquén. También podés encontrar más material suyo en su blog personal.

A continuación tips úitles para la atención de los responsables de mesa en las elecciones neuquinas pero también para los votantes, en una modalidad algo desconocida y poco confiable. Los especialistas en la materia proponen el uso de la Boleta Única en Papel (BUP), utilizada en la mayor parte del mundo, como mecanismo ideal para el sufragio.

Se vota en Neuquén con #BoletaÚnicaElectrónica. A continuación, una lista (no exhaustiva) de recomendaciones para presidentes de mesa y fiscales en elecciones con este sistema de #VotoElectrónico.

1) Revisar cuidadosamente el DVD de la computadora de votación incluido en el material de la mesa (en particular, verificar que el sello no haya sido violado).

2) Prestar atención a los movimientos y maniobras del votante detrás de la computadora de votación. En particular si utiliza algún dispositivo electrónico (celular, etc).

3) Tratar de controlar que el votante regrese con una sola boleta plegada (la que llevó de la mesa, según el troquel) y no tenga dos o más, para evitar maniobras como esta:

https://www.facebook.com/javier.smaldone/videos/1439173662886674/

4) Al regresar el votante de la computadora de votación, debe desprender el medio troquel a la vista del presidente de mesa. Si lo hizo antes o hay alguna duda, debe dársele una nueva boleta.

5) Cuando se le dé a un votante una nueva boleta, debe destruirse la anterior (salvo que deba conservarse como evidencia, con la conformidad del votante). Para ello no basta romper el papel: debe destruirse también el chip RFID que contiene.

6) Cuidar que nadie se acerque a la urna, en particular si lleva algún tipo de bolso o mochila donde pueda llevar equipamiento que permita leer las boletas contenidas en ella.

7) Presidente de mesa: nunca deje que nadie -excepto los votantes- opere sólo la computadora de votación. Que no ocurran situaciones como esta:

https://www.facebook.com/javier.smaldone/videos/1441278339342873/

8) Labrar actas ante cualquier irregularidad que ocurra con la computadora de votación o las boletas (intervenciones del técnico, cambios de máquina), por mínima que parezca. En particular, ante quejas de votantes respecto del funcionamiento.

9) En el caso de labrar un acta, debe estar firmada por todos los actores intervinientes (técnico, votante, etc.) además del presidente de mesa y los fiscales partidarios presentes. Remitirla a la justicia electoral abrochada con los restantes elementos de cierre de mesa y bajo recibo). Fiscales partidarios: reclamen copia de esas actas en el momento. Tienen derecho a ello.

10) Ante denuncias graves («voté A y la máquina imprimió B», sospecha de cambio del DVD con el software, etc), requerir de inmediato la presencia del delegado de la Justicia Electoral y pedirle que firme también el acta correspondiente.

11) Antes de abrir la urna, contar la cantidad de votantes que emitieron el sufragio. Contrastar esta cifra con el resultado final del escrutinio electrónico, labrando un acta ante cualquier discrepancia. (Recordar el punto 3).

12) En el escrutinio, llevar un conteo independiente (manual) basado solamente en la información impresa en las boletas. Verificar este conteo con el mostrado por la computadora en la pantalla. (En la Ciudad de Buenos Aires en 2015 detectamos que el sistema sumaba mal los votos).

https://www.facebook.com/javier.smaldone/videos/1441271286010245/

13) Contrastar el conteo manual de los votos con los resultados del acta emitida por la computadora. Dejar constancia en un acta de cualquier diferencia que hubiera. Si el presidente de mesa se niega a realizar conteo manual, los fiscales deben exigir que conste en un acta e impugnar la mesa. Que el escrutinio no sea «la caja del supermercado».

https://www.facebook.com/javier.smaldone/videos/1441274426009931/

14) Guardar cuidadosamente la copia del certificado de escrutinio de mesa emitida por la computadora. En caso de los fiscales, asegurarse de que llegue a su partido político.

15) Al publicarse el escrutinio, comparar los resultados con la copia del certificado de escrutinio de mesa con los valores del sitio web. Comunicarse con el partido político (fiscales) o con la Justicia Electoral (autoridades de mesa) ante cualquier diferencia o irregularidad.

Este sistema de #VotoElectrónico claramente no brinda las garantías mínimas para su uso en elecciones republicanas. Estos son sólo algunos consejos para minimizar la ocurrencia de irregularidades.

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    El rearmado silencioso en Salud: más poder administrativo, menos política sanitaria y un modelo que ya cuesta vidas

     

    Mientras la gestión sanitaria acumula fracasos —desde el caso fentanilo hasta la caída histórica en la vacunación que reabrió la puerta a enfermedades antes controladas—, Milei profundiza una reestructuración del Ministerio de Salud que concentra el poder en áreas administrativas, debilita la política sanitaria y abre de par en par la puerta a privatizaciones y tercerizaciones.

    Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

    Un Ministerio que deja de hacer política sanitaria y pasa a administrar un negocio

    La nueva arquitectura del Ministerio de Salud, presentada hoy a través del Decreto 866/2025, expone una decisión política nítida: la salud deja de ser política pública y pasa a ser administración de recursos. Todo gira alrededor de lo administrativo, lo financiero, lo contable, lo legal y lo contractual.

    Tal manifiesta el Boletín Oficial, la Secretaría de Gestión Administrativa se convierte en el verdadero centro de mando. Controlará el presupuesto, los recursos humanos, la infraestructura, las compras, la logística sanitaria, los sistemas informáticos, la seguridad de datos, las donaciones, los créditos externos, los sumarios y los convenios.

    Ese esquema no es técnico: es ideológico. La salud como derecho queda subordinada a una estructura que responde más al mapa mental de una empresa que al de una política pública.

    Y llega, además, en un contexto donde la gestión sanitaria de Milei ya mostró que, sin conducción política, los daños se pagan con vidas.


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    La reorganización del Ministerio bajo el mando de Mario Lugones no ocurre en el vacío: ocurre en medio de una gestión que ya está desbordada.

    • Caso fentanilo: la intoxicación masiva por fentanilo expuso gravísimas fallas en control, regulación, vigilancia epidemiológica y articulación entre áreas sanitarias y judiciales. La respuesta del Gobierno llegó tarde, sin estrategia y sin una coordinación mínima.
    • Vacunación en caída libre: se registró la peor cobertura de los últimos años, con faltantes periódicos y demoras en la distribución de dosis básicas del calendario nacional.
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    • Desfinanciamiento de programas: la merma en presupuestos y el vaciamiento técnico de áreas claves se sienten en las provincias, donde los hospitales denuncian falta de insumos, recortes y desorganización.

    Todo esto ocurre antes de la nueva reestructuración. Ahora, con la salud sometida a un aparato administrativo gigantesco, la capacidad de respuesta sanitaria va a ser aún menor.


    Centralización de compras y modelo PPP: antesala de privatizaciones

    El nuevo diseño insiste obsesivamente en las compras. Entre la Secretaría y sus subsecretarías, las palabras que se repiten son adquisiciones, contrataciones, infraestructura, logística, auditoría, financiamiento externo, bienes y monitoreo financiero.

    Esta hipercentralización crea un embudo donde todo pasa por el mismo lugar. Eso ralentiza, encarece y despolitiza la ejecución sanitaria, pero facilita otra cosa: la tercerización.

    El texto lo dice sin rodeos: la Subsecretaría de Coordinación Administrativa tendrá competencias para intervenir en proyectos de participación público-privada, una autopista hacia la privatización de:

    • logística sanitaria,
    • compra de insumos,
    • infraestructura hospitalaria,
    • almacenamiento y distribución,
    • y parte de los programas nacionales.

    En cualquier reestructuración neoliberal, la prioridad administrativa es siempre el prólogo del negocio privado.

    La salud, para Milei, es un mercado. Y con este rediseño deja de disimularlo.


    Sumarios y auditorías para disciplinar a quienes sostienen el sistema

    La Subsecretaría Legal queda convertida en un órgano de control interno con dientes afilados: sumarios, recursos, supervisión de convenios, dictámenes, litigios, control documental.

    En paralelo al ajuste, esto huele a disciplinamiento.
    En cada gobierno neoliberal, el recorte viene acompañado de un aparato punitivo para controlar a quienes sostienen el sistema: trabajadores, profesionales, técnicos, coordinadores de programas. Sin protección política, quedan a tiro de sumarios y recortes.

    El mensaje interno es claro: obediencia o sumario.


    ¿Cómo le pega esto a la gente? Más costos, menos protección y un Estado retirado

    El ciudadano común no ve un anexo administrativo. Ve consecuencias:

    • Medicamentos más caros, porque se pierde poder de negociación y crece la intermediación privada.
    • Faltantes de insumos, por embudos administrativos que ralentizan compras y entregas.
    • Programas de vacunación debilitados, en un país que ya vio cómo regresan enfermedades por falta de decisión política.
    • Menos capacidad de respuesta ante emergencias, como la intoxicación con fentanilo, que requiere coordinación real, no un organigrama de oficina.
    • Hospitales nacionales y provinciales desfinanciados, porque el ajuste baja por cadena lógica.
    • Privatización silenciosa de funciones esenciales, desde logística hasta infraestructura.
    • Un Estado que deja de proteger, porque cada área sanitaria queda subordinada a un filtro administrativo que no entiende —ni prioriza— la salud pública.

    Este rearmado no mejora nada: agrava todo lo que ya salió mal.


    La salud pública no es un Excel. La salud pública es territorio, vacunas, insumos, vigilancia, hospitales, profesionales y presencia del Estado.
    Milei logró lo contrario: una gestión que ya mostró su incompetencia y ahora se reorganiza para facilitar negocios privados y profundizar el desinterés por la salud de la gente.

     

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    Otra cabeza que rueda: la salida de Baños expone el caos en Derechos Humanos y las internas que se devoran al gobierno

     

    La renuncia de Alberto Baños a la Subsecretaría de Derechos Humanos expone el derrumbe de una política pública que Milei convirtió en blanco predilecto. Su gestión estuvo marcada por despidos, censura, negacionismo y el vaciamiento sistemático de los espacios de memoria. Su salida revela la feroz interna que atraviesa al oficialismo, donde Santiago Caputo y sus alfiles avanzan sobre lo poco que queda en pie.

    Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

    Una renuncia que confirma el derrumbe

    El éxodo de funcionarios dentro del gobierno volvió a sumar un nombre clave: Alberto Baños dejó la Subsecretaría de Derechos Humanos (SDH) luego de meses de escándalos, retrocesos institucionales y conflictos internos. Su gestión, desde el primer día, fue sinónimo de degradación, persecución laboral y negacionismo explícito, culminando con un organismo reducido a un tercio de su estructura original.

    El mes pasado, Baños había representado al Estado argentino ante un comité de Naciones Unidas solo para minimizar el terrorismo de Estado, atacar a los organismos de derechos humanos y retomar el discurso negacionista de los 30.000 desaparecidos como “invención con fines económicos”.

    Un funcionario sin credenciales y con un prontuario político

    Baños llegó al cargo de la mano de su amigo Mariano Cúneo Libarona, arrastrando antecedentes polémicos: como juez, no investigó la desaparición del policía Arshak Karhanyan y permitió la excarcelación del ministro de la dictadura José Martínez de Hoz. Su paso por la SDH no mejoró esa imagen: despidos masivos, falta de designación de cargos clave y presencia de efectivos de la Policía Federal custodiando la sede dentro de la ex ESMA, un espacio de memoria que debería ser lo contrario a un cuartel.

    Cierres, censura y persecución en los espacios de memoria

    El inicio del año fue brutal. De un día para el otro, y a través de un simple mensaje de WhatsApp enviado por su secretaria, se anunció el cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti y la licencia de todo su personal. Baños prometió su reapertura en varios medios, pero el Conti nunca volvió a abrir.

    Tampoco dudó en censurar actividades ya programadas, impedir un recital en la ex ESMA e ir a la Justicia para prohibir eventos en El Faro, el sitio de memoria de Mar del Plata. Su estrategia fue clara: vaciar, silenciar y despedir.

    Una agenda alineada con los sectores más reaccionarios

    Baños también impulsó una “solución amistosa” ante la CIDH que equiparaba acciones de grupos guerrilleros con delitos de lesa humanidad, una maniobra repudiada incluso por especialistas internacionales.

    Y mientras desarticulaba políticas públicas, mantenía línea directa con Ricardo Saint Jean, referente de Justicia y Concordia, organización conocida por militar beneficios para represores. Fuentes internas revelaron que Saint Jean le marcaba cada paso para lograr nuevas domiciliarias.

    Además, permitió que Luis Petri y Patricia Bullrich atacaran públicamente a la Conadi, a la que definieron como un organismo “militante”.

    La degradación institucional como política de Estado

    El golpe final llegó en mayo, cuando Baños aceptó rebajar la Secretaría de Derechos Humanos a Subsecretaría. En simultáneo, el Museo Sitio ESMA y el Archivo Nacional de la Memoria fueron degradados y quedaron bajo la órbita del CIPDH, un espacio cada vez más ocupado por funcionarios cercanos a Santiago Caputo, el verdadero poder en las sombras del gobierno.

    Las internas que estallaron por los aires

    Desde la llegada de Milei, Cúneo Libarona quedó pintado al óleo frente al avance de su número dos, Sebastián Amerio, alfil directo del asesor presidencial. Baños, por su parte, sintió el avance de las “fuerzas del cielo” que han copado el CIPDH y que responden, sin escalas, a Caputo.

    La situación se volvió insostenible cuando reapareció Alfredo Vitolo, viejo conocido del macrismo y defensor público del “perdón” a los represores. Vitolo fue designado como director nacional de Asuntos Jurídicos de la SDH y no tardó en chocar con Baños.

    Su desplazamiento quedó sellado cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos publicó una foto de Vitolo representando al país en una reunión donde Baños debía estar presente. Minutos después, a las 19.04, presentó su renuncia.

    Una salida prolija para tapar un desastre

    En su carta, Baños habló de “casi dos años de esforzada labor” y de “dejar a otros que continúen forjando un mejor país”. Cúneo Libarona lo despidió como a un “excelente funcionario”.

    Pero para los trabajadores despedidos, los organismos de derechos humanos y los espacios de memoria vaciados, su gestión fue una pesadilla.

    Por ahora, no hay reemplazo confirmado. Lo único seguro es que la SDH, que alguna vez fue un organismo emblemático, hoy es un cascarón vacío, víctima del desmantelamiento planificado por Milei y las internas feroces que se devoran al propio gobierno.

     

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