Tierras Raras: la codiciada riqueza oculta en suelo argentino
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Tierras Raras: la codiciada riqueza oculta en suelo argentino

 

La puerta trasera del acuerdo.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

Están en todas partes, aunque no lo sepamos. Desde el celular que usamos a diario hasta las turbinas eólicas que prometen un futuro energético más limpio, los Elementos de Tierras Raras (ETR) son la materia prima de la modernidad. Este conjunto de 17 metales –15 lantánidos más itrio y escandio– se encuentra en productos médicos, electrónicos, energías renovables y hasta en el desarrollo militar. Y aunque su nombre suene a exotismo, lo cierto es que la Argentina tiene mucho que decir en esta historia.


Un mapa mineral codiciado

El Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) ya identificó depósitos de ETR en al menos ocho provincias: Salta, Jujuy, San Juan, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero y Buenos Aires. Entre ellos figuran lugares como Rodeo de los Molles (San Luis), Valle Fértil (San Juan) o Barker (Buenos Aires). En 2022, el organismo estimó 190.000 toneladas de recursos comprobados y un potencial que supera los 3,3 millones de toneladas.

El desafío, como remarcan especialistas como Ricardo Etcheverry (Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires), está en transformar esos recursos en reservas explotables. Los procesos para extraer y separar las tierras raras son complejos y costosos, y la mayoría de los yacimientos aún están en etapas iniciales de exploración.


Potencia estratégica o saqueo anunciado

No es casual que en el tablero geopolítico global las tierras raras aparezcan como una ficha clave. China concentra el 70% de la producción mundial, seguida a distancia por Estados Unidos, Australia y Myanmar. En Sudamérica, Brasil ya avanza con políticas de Estado, centros de investigación y proyectos de explotación. La Argentina, en cambio, sigue hablando en potencial.

Pero el interés de Washington es evidente. Como recordó Noticias La Insuperable en otros casos vinculados al litio, los minerales críticos ya forman parte de las mesas de negociación con Milei y su ministro Caputo. No es casual que en su reciente encuentro en Nueva York, Donald Trump haya ratificado un respaldo político y financiero a cambio de nada, según el propio Caputo. La historia enseña que cuando EE.UU. dice “nada a cambio”, en realidad se refiere a acceso a recursos estratégicos.


Riqueza y riesgo ambiental

Los ETR son esenciales para la transición energética y la carrera tecnológica, pero su explotación trae aparejados serios riesgos ambientales. Como advirtió la geóloga Liliana Castro (UBA), cualquier explotación minera –a cielo abierto o subterránea– tiene impactos, y en el caso de las tierras raras estos son especialmente delicados por los residuos químicos que dejan los procesos de separación. La llamada “licencia social” será clave: sin el consenso de las comunidades, no habrá proyecto viable.

Además, solo uno de cada cien prospectos termina convirtiéndose en yacimiento, lo que obliga a inversiones a riesgo durante años, sin garantías de éxito. Y mientras tanto, los lobbies extranjeros avanzan para asegurarse contratos y memorandos que hipotequen el futuro.


Una ventana de oportunidad… ¿para quién?

La Argentina tiene litio, cobre, uranio y ahora tierras raras. Todo lo que las potencias industriales necesitan para sostener su “transición verde” y sus industrias militares. Sin embargo, la pregunta es si esos recursos se convertirán en palanca de desarrollo nacional o en otro capítulo del viejo saqueo de nuestras riquezas naturales.

Porque el camino no es solo tecnológico ni económico. Es también político. Defender las tierras raras como recurso estratégico significa discutir su explotación bajo control nacional, con valor agregado en el país y con una mirada ambiental que no sacrifique comunidades en nombre del progreso ajeno.

En tiempos en los que Milei se arrodilla ante Washington y habla de “hermandad” con Trump, el riesgo de que estas riquezas terminen en manos extranjeras es tan real como la oportunidad que significan.

 

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    VASALLAJE: Trump anunció que “ayudará” a Milei, no a la Argentina

     

    La reciente reunión oficial en la Casa Blanca entre Donald Trump y Milei dejó un mensaje claro: el respaldo de Estados Unidos no es para la Argentina como nación, sino para el triunfo electoral del candidato libertario.

    Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

    En los viejos tiempos del feudalismo, los vasallos se arrodillaban ante su señor, colocaban las manos entre las suyas y juraban obediencia a cambio de protección y unas parcelas de tierra. Más de mil años después, la escena se repite, pero en clave moderna y en la Casa Blanca: Milei compareció ante Trump como un nuevo siervo del poder global, ofreciendo los recursos y la soberanía de la Argentina a cambio de dólares y legitimidad política. Lo que ayer se llamaba vasallaje, hoy se disfraza de “alianza estratégica”; lo que antes era servilismo feudal, hoy se proclama como “cooperación internacional”.

    Respaldo condicionado

    Trump fue directo: “Si Milei gana, estaremos cerca; si no, nos vamos”. Con esa frase, dejó en claro que cualquier auxilio económico está supeditado al resultado electoral del 26 de octubre. Analistas ya califican esto como una forma descarada de extorsión política.

    Aunque Milei intentó mostrarse confiado, su nerviosismo fue notorio. Agradeció a Trump por la recepción, el apoyo económico y su papel en la escena internacional, y destacó el acuerdo de swap por 20.000 millones de dólares, supuestamente destinado a fortalecer reservas y estabilizar el peso. Según él, el swap “permite transitar tranquilos y demostrar al mundo que las ideas de libertad funcionan”. También elogió al secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, como pieza clave para “superar el problema de liquidez que tenía Argentina por los ataques políticos de la oposición”.

    Pero esas expresiones no fueron para defender al país sino para defender su propia narrativa y reforzar la dependencia frente a EE. UU.


    Intereses de Washington sobre la soberanía argentina

    Trump no se limitó a elogios: dejó en claro que su ayuda adicional tendrá condiciones estrictas. Para ello exigió que Argentina disminuya su vínculo con China, que abra las puertas a inversiones estadounidenses, e impuso límites en áreas estratégicas como defensa. “No quisiera que se hicieran tantas relaciones con China, ni que intervengan en las fuerzas armadas”, lanzó.

    Además, recalcó que si triunfa un candidato “socialista”, el apoyo estadounidense cambiará drásticamente: “Si un socialista gana, nos sentiremos muy diferente sobre nuestro apoyo a Argentina”. Y si Milei pierde, fue más explícito aún: “Si no ganan, no seremos generosos con Argentina”. Bessent, por su parte, admitió que un resultado adverso podría obligar a EE.UU. a reconsiderar su política hacia el país.

    En paralelo, Trump condicionó futuros acuerdos de libre comercio e inversiones en sectores como el litio, energía y cobre, convirtiendo esos rubros en moneda de cambio política.


    Reacción en mercados y clima de incertidumbre

    El mercado marcó fuertemente la tensión: los bonos argentinos se desplomaron hasta 7,4 % y las acciones locales retrocedieron más del 9 %, en una señal de alarma ante la posible pérdida del respaldo financiero estadounidense.

    Lo que algunos vendían como “alianza estratégica” aparece como un pacto de servidumbre: la continuidad económica del gobierno libertario depende de garantizar una victoria electoral y un alineamiento absoluto con Washington.


    Un gobierno en sombras diplomáticas

    Bajo esa lógica, Milei no negocia de igual a igual: se convierte en receptor de órdenes externas. Lo que él llama “ideales de libertad” encubre un programa de entrega: política exterior dictada por intereses ajenos, control sobre recursos estratégicos, y subordinación en decisiones de defensa nacional.

    Trump ya no es un visitante: es aliado y juez. Su respaldo no va al pueblo argentino sino al garante de un gobierno sumiso. En esa relación, la Argentina pierde su voz.

     

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