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SUPERFINAL APOCALÍPTICA

Si algo le faltaba a este bendito país para estar un poco más cerca del apocalipsis era una final de copa libertadores entre los dos clubes más trascendentes del país.

Y como es sudamérica (y Argentina) es lógico que lo programado por la entidad superior del fútbol se modifique. Que éste día no se juega, que ese horario tampoco, que la seguridad y el negocio. Idas y vueltas, muchas. Lo cierto es que habrá que esperar para programar nuestras jornadas.

Que el presidente argentino no quería una superfinal porque no iba a poder dormir suena risueño, pues yo suponía que ser presidente de un país como el nuestro ya de por sí elimina tus posibilidades de conciliar el sueño por más de 3 horas seguidas. Y es preocupante a la vez, ya que un River – Boca en final de libertadores con 3 (o 2) semanas de espera entre un partido y otro es una cortina de humo más que interesante para la política nacional, aún más que el mismísimo mundial.

¿Será por eso que dice que no va a poder dormir? Capaz trabaje más de lo habitual. Habrá que estar atentos. Los medios hegemónicos no juegan el clásico para el pueblo, patean para el otro lado.

En definitiva, en lo deportivo se da algo inédito, nunca pasó. Con Gallardo como estandarte el mundo riverplatense cree, confía. No necesita más.  Barros Schelotto va en busca de lo que le es esquivo al xeneiza desde que Angelici es presidente. Ante esos resquemores el mundo boca se erige igual, e incluso con más fuerzas.

Ambos equipos tienen un gran plantel, aunque lo más importante es ver si conformaron o no, un buen equipo. Y un equipo no solo se conforma de buenos jugadores. Si no de sociedades, de roles cubiertos, de templanza y temperamento, grupal e individual. De inteligencia emocional y deportiva. Aunque el fútbol elimina cualquier dinámica y hace vago cualquier discurso, ya que es impredecible y a veces injusto.

Lo comercial encierra un negocio redondo, por eso se analiza jugar la superfinal los sábados por la tarde, con la excusa de la seguridad, habrá que aprovechar y vender el espectáculo al exterior.

Desde lo emocional es antinatura, es tensión espiritual y corpórea suspendida y extendida en el tiempo. El folclore camina de la mano de la creatividad innegable del argento pero también de la irracionalidad que nos caracteriza.

Un nuevo apocalipsis llegó a la Argentina, esta vez de la mano del fútbol, de la pasión y no de la política o la economía.

En éste caso la salvación de unos u otros no va a depender de la clase social, el fútbol las atraviesa de manera transversal.
En éste caso sobrevivir al apocalipsis dependerá de los colores que te representen.

Portada: Germán Busin

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