Sumisión total: Milei entrega Argentina a Trump en un acuerdo escrito en Washington
Mientras Milei festeja su alineamiento incondicional con Donald Trump, Estados Unidos anunció —de manera unilateral— un acuerdo comercial que obliga a la Argentina a seguir la política económica de Washington, abrir su mercado interno sin límites a productos norteamericanos y resignar soberanía regulatoria y productiva. El Gobierno lo celebra como un “siglo de oro”; la letra chica muestra un país reducido a colonia.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

Un acuerdo anunciado desde Washington y aceptado sin chistar por Milei
El gobierno estadounidense informó que ya tiene cerrado el “Marco de Comercio Recíproco e Inversión”, un entendimiento que, lejos de cualquier reciprocidad, impone a la Argentina las reglas del mercado norteamericano, desde la relación con China hasta la desregulación interna.
La revelación se conoció mientras Pablo Quirno era recibido por Marco Rubio en Washington, confirmando que las decisiones cruciales sobre comercio y producción argentinos ya no se toman en Buenos Aires.
La Casa Blanca sostuvo que el pacto busca “fortalecer y equilibrar” la relación bilateral. Pero el punteo de medidas adelantadas por Estados Unidos deja bien claro que de equilibrio no hay nada: la Argentina se compromete a seguir la política comercial de Washington, incluso respecto de terceros países, una definición que apunta de manera directa a China —principal destino de nuestras exportaciones de soja y derivados—.
Milei festeja la entrega y presume sus viajes
Milei celebró el anuncio como si fuera una victoria propia, exhibiendo el acuerdo como fruto de su “alineamiento incondicional” con la administración Trump. En un acto en Corrientes, aseguró con tono burlón que “parece que los viajes estuvieron rindiendo un poquito, no?”, dejando en claro que la subordinación diplomática y económica es para él motivo de orgullo.
A pesar de que el acuerdo todavía debe cerrarse técnicamente y pasar por el Congreso, el Gobierno ya lo da por hecho y se enorgullece de avanzar en un modelo económico que beneficia a sectores extractivos y financieros, mientras expone a toda la industria nacional al riesgo de desaparición por importaciones sin freno.
Un texto escrito en inglés y para los intereses de Estados Unidos
La propia Casa Blanca difundió un comunicado donde se afirma que Trump y Milei “reafirman la alianza estratégica basada en mercados abiertos y libre empresa”, una fórmula que, traducida al castellano, significa apertura total del mercado argentino y ventajas extraordinarias para las empresas norteamericanas.
Milei volvió a repetir que el país “se capitalizará fuertemente” y que comienza “un nuevo siglo de oro”, apelando a la misma narrativa que el Gobierno usa para justificar reformas laborales, tributarias y penales que golpean a trabajadores, pymes y productores locales.
Quirno, desde redes sociales, habló de una “nueva etapa superior”, sin mencionar que la industria nacional será la que pague los costos.
Apertura asimétrica: ellos traen tecnología, nosotros les regalamos recursos
Uno de los pilares del acuerdo es la apertura “recíproca” de mercados. La palabra recíproca funciona como un chiste involuntario:
Argentina reduce aranceles a productos de altísimo valor agregado provenientes del país más industrializado del planeta:
– Medicamentos
– Químicos
– Maquinaria
– Equipamiento tecnológico
– Dispositivos médicos
– Vehículos
– Productos agrícolas
Mientras tanto, Estados Unidos sólo baja aranceles a recursos naturales no disponibles en su territorio y a algunos insumos farmacéuticos sin patente.
La asimetría es obscena: Argentina abre sectores sensibles; Washington ofrece concesiones que no afectan en lo más mínimo a su industria.
Incluso, la Casa Blanca adelantó que considerará “positivamente” el acuerdo al evaluar medidas de seguridad nacional, como la famosa Sección 232, una herramienta proteccionista que Estados Unidos usa a gusto. Es decir: no garantizan nada.
Renuncia regulatoria: productos norteamericanos entrarán con normas de Estados Unidos
Otro eje crítico es la eliminación de barreras no arancelarias. Argentina aceptó desmontar licencias de importación, formalidades consulares y la tasa estadística para productos de Estados Unidos. Pero lo más grave es esto:
Los productos norteamericanos podrán ingresar bajo estándares estadounidenses o internacionales, sin exigencias locales adicionales.
Eso implica:
– Vehículos con normas de seguridad y emisiones propias de Estados Unidos
– Equipos médicos y fármacos certificados por la FDA que ANMAT deberá aceptar sin más
En síntesis: el país cede su potestad regulatoria en áreas clave de salud, industria y seguridad.
Propiedad intelectual: Washington consiguió lo que exigía desde hace una década
Argentina también se comprometió a avanzar en temas que el Special 301 de Washington reclama todos los años:
– Cambios en criterios de patentabilidad
– Aceleración de plazos de otorgamiento de patentes
– Ajustes en indicaciones geográficas
– Mayor persecución a la falsificación, incluso digital
Esto impactará directamente en medicamentos, semillas y tecnologías, encareciendo insumos básicos y debilitando la soberanía tecnológica nacional.
Sector agropecuario: ingreso de carne aviar, bovinos vivos y presión sobre economías regionales
En materia agrícola, el acuerdo abre puertas inéditas:
– Ingreso de ganado bovino vivo
– Entrada de carne aviar estadounidense en un año
– Eliminación de restricciones sobre términos queseros
– Simplificación de trámites para carnes, menudencias, porcinos y lácteos
Para las economías regionales, pymes alimentarias y cooperativas, esto significa competir contra una de las cadenas agroindustriales más subsidiadas del planeta, un escenario dramático para sectores como lácteos, queserías y frigoríficos medianos.
Minerales críticos: litio y cobre bajo tutela geopolítica
El acuerdo incorpora “cooperación estratégica” sobre minerales críticos como el litio. Para Estados Unidos —que busca asegurar cadenas de abastecimiento para su transición energética— es un triunfo geopolítico.
Para Argentina, es ceder capacidad de decisión sobre un recurso clave, justo cuando provincias como Jujuy, Salta y Catamarca discuten mayor participación local.
Comercio digital: datos personales argentinos viajan a EE.UU. bajo su ley
Argentina reconocerá a Estados Unidos como “jurisdicción adecuada” para la transferencia de datos personales. Esto permitirá que empresas estadounidenses recolecten y procesen datos locales bajo legislación norteamericana, menos protectora que los estándares europeos.
También se aceptarán firmas electrónicas bajo leyes estadounidenses, consolidando un alineamiento tecnológico con Washington que deja al país sin margen de regulación propia.
Una entrega histórica con costos enormes para la industria y el trabajo
El Marco de Comercio Recíproco e Inversión se presenta como un acuerdo “histórico”. Y lo es:
histórico por la magnitud de la entrega.
histórico por la pérdida de soberanía económica.
histórico por su impacto destructivo sobre la industria nacional.
Los supuestos beneficios —mayor previsibilidad, reducción de trabas, promesas de inversión— dependerán de que el país no quede atrapado en una dependencia aún más profunda, algo que ya vivió en los ’90 y que terminó en desastre.
Mientras Milei celebra como si hubiera conquistado algo, la letra chica muestra lo contrario: un gobierno dispuesto a convertir a la Argentina en un enclave dependiente de las decisiones que se tomen en Washington.

