Quién creó el WiFi: esta es su fabulosa historia
El WiFi fue creado por una actriz. Así como lo leés. Una actriz fue quien creó el WiFi y te vamos a contar quién fue y cómo fue que se le ocurrió crear el WiFi. Esta es su historia.
En la actualidad gozamos de enorme acceso a la información. Un asunto que tiene ribetes tan preocupantes como interesantes y útiles, porque basta con nuestra curiosidad para preguntarnos ¿Quién creó el WiFi? y alcanza con una simple búsqueda como para tener una respuesta correcta, chequeada y concreta sobre quién fue la persona que inventó el wifi. Como nos hicimos esa pregunta, estuvimos investigando al respecto y te contamos la historia de su creación y la de su creadora, una persona de esas para sacarse el sombrero.
Esta es la historia de Hedy Lamarr, quien inventó el wifi, y es una historia que tiene de todo: nazis, fascistas, muerte, conspiración, escenas de desnudez, armamento militar, violencia de género, machismo, una guerra mundial, inteligencia, actuación, música, consumo problemático, traición, persecución y escape, en una concatenación que solo se da en las películas, con una diferencia: esto no es producto de la creatividad de nadie, sino del tesón y el ímpetu de su protagonista. Aunque al final (alerta spoiler) termina ayudando a las malas.
Quién inventó el WiFi
El wifi es una tecnología que permite la interconexión inalámbrica de dispositivos electrónicos. Así por definición y tal como lo asegura la Wikipedia, esa hermosa fuente de conocimiento global que sepultó a la fatídica Encarta con la que la gente de Microsoft trató de vendernos el acceso al conocimiento. Si fuera por la empresa de Bill Gates, deberíamos estar pagando para poder acceder a la información, todavía más que lo que ya pagamos con nuestros datos por el simple hecho de ejercer un derecho universal, como es el acceso a Internet.
Pero volviendo a la historia de quién inventó el wifi y cómo fue que se le ocurrió, vamos a hablarte de una mujer que ha sido calificada como deslumbrante y talentosa, que dedicaba su vida a la actuación y la ejecución del piano.
Hedy Lamarr: la inventora del WiFi
Se trata de una inventora brillante a la que se le ocurrió utilizar su capacidad para beneficiar a uno de los bloques responsables de más muertes en todo el mundo, y que además de dedicarse a exportar golpes de estado, exporta cultura, como una forma de lograr penetrar e interferir en la vida de otros pueblos. Así es, estamos hablando de la gendarme universal, esa que utiliza el fascismo para subsimir sociedades enteras en nombre de la libertad: Estados Unidos.
Hedy Lamarr, que en realidad se llamaba Hedwig Eva Maria Kiesler, nació en 1914 y falleció hace relativamente poco tiempo: el 19 de enero de 2000. Fue hija única, miembro de una familia de clase alta. A los 4 años de edad obtuvo tutorías particulares, por lo que a sus 11 ya dominaba el piano y la danza, además de hablar cuatro idiomas. A los 16 se volcó al estudio de artes escénicas en la escuela de Max Reinhardt, directora de cine y teatro.
De esta forma inició su carrera cinematográfica, con la que logró la fama mundial gracias al éxito de la pelícual Éxtasis de 1933, en la que aparece completamente desnuda en dos escenas que dieron mucho que hablar en la época. Es considerada la primer mujer que apareció desnuda en la historia del cine.
¿Cómo fue que la primer mujer en aparecer desnuda en la historia del cine inventó el WiFi?
Lo primero, es que no creó el WiFi por haber aparecido desnuda, ni fue una gran actriz por eso, sino por sus capacidades y otras características que se consideraban destacables en aquella época. No es menor el esfuerzo ni los escollos que deben sortear las mujeres en la actualidad para acceder a situciones similares a las que acceden quienes son varones, imaginate en 1933.
Lamarr había conocido los horrores del régimen nazi a través de Friedrich Alexander Maria Fritz Mandl, quien fuera su marido durante un tiempo, que se encargaba nada más y nada menos que de proveer de sistemas de control a Adolf Hitler y Benito Mussolini, con quienes además sostenía una amistad personal, según contó la misma Hedy Lamarr en sus memorias. Su condición de judía motivó su ofrecimiento al gobierno de Estados Unidos de toda la información confidencial de la que disponía, producto de los contactos de su exmarido. Hedy consideraba que su inteligencia podía contribuir con la victoria del eje de las aliadas, por lo que se puso a trabajar para el desarrollo de nuevas tecnologías militares.
Hasta ese momento, los gobiernos rechazaban la utilización de misiles telederigidos, pues temían que las señales de control fueran interceptadas o interferidas y les saliera el tiro por la culata, algo que Hedy Lamarr sabía y por ello desarrolló junto a la compositora George Antheil un Sistema de comunicación secreta, que no era nada más y nada menos que una versión temprana del salto en frecuencia, una técnica que permite modular señales de espectro expandido.
El desarrollo original utilizaba un par de tambores perforados y sincronizados, como si fuera una pianola, que permitía cambiar entre 88 frecuencias. Este diseño se aplicó para construir torpedos teledirigidos por radio que no pudieran ser interceptados.
El primer uso que tuvo esta tecnología fue varios años más tarde, con la famosa “Crisis” de los misiles de Cuba, un conflicto en el que se trenzaron Estados Unidos, la URSS y Cuba en 1962, cuando EEUU se enteró que en la isla cubana había misiles con un alcance medio. Esta situación se vivió pocos meses luego de la Invasión a Bahía de los Cochinos, una invasión de EEUU en territorio Cubano, precisamente en playa Girón en la que el país más torturador del norte sufrió una vergonzante derrota ante el pueblo cubano que buscaba dejar de ser el prostíbulo norteamericano y encaraba la profundización de su proceso revolucionario.
Como te comentábamos, fue Hedy Lamarr quien inventó el wifi. Se trataba de una mujer de una apariencia acorde a los estándares de belleza hegemónica de la época, tristemente en la historia ha trascendido su belleza antes que su creatividad y capacidad inventiva, pero Hedy debió soportar injusticias todavía peores.
¿Por qué no sabías que Hedy Lamarr, una actriz y música, fue la creadora del WiFi?
Según sostienen especialistas, el registro de la patente de su invención se hizo bajo su “apellido de casada”, una de las tantas prácticas machistas de las sociedades en la que la identidad de una mujer se diluye en la de su marido al casarse, otorgándole así también sus triunfos. La inscripción de la patente, registrada el 11 de agosto de 1942 fue hecha bajo la sigla de H.K. Markey. Las primeras iniciales corresponden a su nombre de pila y no a su nombre artístico, el apellido… es el apellido de quien era su marido en ese momento.
El hecho de que sus patentes se concedieran con su “nombre de casada” y no por su nombre artístico impidió que su contribución recibiera el reconocimiento que ameritaba. Hedy Lamarr, la persona que inventó el wifi, fue una clara víctima de violencia de género, no sólo por haber sido cosificada y ocultada como científica, si no que además fue víctima de su marido nazi, quien luego de que ella protagonizara el primer desnudo en la historia del cine, se encargó de buscar y comprar todas las copias de la película y prohibirle a su esposa desnudarse o bañarse si no estaba presente.
Como si fuera poco la obligó a ser su “dama de compañía” en actos sociales y cenas de negocios, donde concurría en calidad de nazi y de esposo de una celebridad mundial. Hedy Lamarr, inventora del wifi, utilizó su agudeza para recopilar la mayor cantidad de información posible.
Corte de mangas y quién creó el WiFi
Esta vida tortuosa a la que había sido sumida Hedy Lamarr, no terminó quebrándola si no todo lo contrario, harta de esta situación, retomó la carrera de ingeniería que había abandonado durante su etapa cinematográfica. En un momento determinado decidió liberarse de su cautiverio durante un viaje de negocios del que participaba obligada por su marido. Para esto, según cuenta ella en sus memorias, administró un somnífero a su asistenta, tomó su ropa y salió disfrazada como si fuera ella, tras lo que escapó hacia una estación de tren y viajó a París.
Lamarr fue perseguida por la guardia de Mandl hasta su arribo a Londres, donde logró embarcarse en un transatlántico con destino a Estados Unidos, donde conoció a Louis B. Mayer, productora cinematográfica, quien le ofreció un trabajo en ese mismo viaje de escape. Le puso una condición: que cambiara su nombre, para que no la asociaran a Éxtasis, la película en la que ella había protagonizado el primer desnudo en toda la historia del cine.
Creación del wifi: Un sistema secreto de guía de torpedos
Como te contaba, Hedy Lamarr, de ascendencia judía, quien inventó el wifi, vio cómo la guerra empeoraba. En la etapa en la que parecía que las nazis estaban a punto caramelo para ganar producto de su avanzada flota de submarinos la protagonista de esta historia se planteó cómo podía hacer para detenerlas. “Se me ocurrió la idea de mi invento cuando traté de pensar en alguna forma de equilibrar la balanza. Un torpedo controlado por radio que pensé que lo haría”, contó Hedy Lamarr, creadora del wifi.
En ese momento decidió ofrecer sus servicios al gobierno norteamericano, aprovechando que disponía de información privilegiada sobre el armamento alemán. Dentro de su investigación Lamarr notó que las señales de radio que guiaban a los torpedos norteamericanos eran fácilmente interceptables, por lo que junto con George Antheil idearon un sistema de detección de torpedos teledirigidos.
Para esto se basaron en un principio musical que funcionaba con 88 frecuencias, que no eran más que equivalencias a las 88 teclas del piano. Se trataba de frecuencias capaces de saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético. Lamarr había concluído que el problema de las señales era el hecho de que fueran pasibles de intervenciones, por lo que si creás una señal que salte de manera más o menos aleatoria de frecuencia en frecuencia, entonces quien intente bloquearla no podrá saber dónde está. Touché.
El paso siguiente de quien creó el wifi fue buscar la forma de sincronizar estos cambios de frecuencia entre el torpedo y su sistema de control, algo lógico: si el torpedo recibe en una frecuencia y la frecuencia cambia de forma aleatoria, el torpedo necesita “sintonizarse”, ya que si no se perdería el control. En esta instancia de búsqueda fue cuando George Antheil se metió en la historia.
Una de las obras de esta música, llamada Ballet Mecánique, incluía unas pianolas sincronizadas (de esas que se ven en películas del “viejo oeste” norteamericano), lo que las inspiró a usar pares de rollos de papel perforado como los que se usaban para controlar las pianolas. Al iniciarse al mismo tiempo en el barco y el torpedo, las perforaciones sincronizadas cambiarían sus frecuencias de comunicación al mismo tiempo, logrando resintonizarse a partir de esa primer instancia.
Lamarr y Antheil trabajaron la idea con la ayuda de una ingeniera eléctrica y la patentaron en 1942, antes de presentarla en la marina de EEUU.
La Marina norteamericana se burló de la invención del WiFi
A pesar de ser controlados por mentes brillantes, las fuerzas militares se caracterizan por estar plagadas de imbéciles, y la marina yanki no es ninguna excepción. En plena segunda guerra mundial, una pareja de inventoras les acercó tal vez la solución más fundamental para desarmar los submarinos nazis (una de las principales fortalezas de esa fuerza bélica) y en lugar de sacar en andas a sus benefactoras, se burlaron de su idea de controlar un torpedo como una pianola.
Eso sí, tiempo después, el gobierno de EEUU confiscó la patente (como no podía ser de otra forma), asegurando que se trataba de la propiedad de una “extranjera enemiga”. Es un buen argumento para robar con impunidad, hay que reconocerlo. No faltaron entonces las estúpidas machistas de siempre, que vociferaban que Lamarr había obtenido su idea de su primer marido, algo que a todas luces es falso, ya que a pesar de que el primer marido de Hedy Lamarr, quien inventó el wifi, era proveedora de armas del fascismo, esas armas nunca contaron con esa tecnología.
Finalmente el gobierno ladrón al que Hedy quiso beneficiar, mantuvo la patente clasificada hasta que la pudo compartir con diferentes contratistas después de que se obtuvo la forma de que el salto de frecuencia fuera electrónico en lugar de mecánico. Como te comentaba más arriba, el invento no fue puesto en práctica sino hasta la crisis de Playa Girón, en Cuba, cuando se utilizó la tecnología de Lamarr, quien inventó el wifi, para interceptar las comunicaciones y el control de los torpedos. A pesar de su derrota inicial, el sistema en la actualidad es el mismo en sistemas de posicionamieto por satélite, como el GPS, que fue uno de los precursores del wifi.
Triste final para Hedy Lamarr, quien inventó el wifi
Tras la segunda guerra mundial, Hedy Lamarr, fundó su propia compañía cinematográfica, produjo y protagonizó algunas películas. En los descansos de rodaje, aprovechaba para seguir desarrollando su faceta de inventora. A lo largo de su vida se casó seis veces y cayó en el consumo problemático de pastillas y la aparición de obsesiones estéticas.
El derrotero es aún peor, quien inventó el wifi, se volvió cleptómana y fue detenida muchas veces, hasta que se recluyó en su casa en Miami, pasando sus últimos días de vida aislada del mundo que la marginó intelectualmente y la expuso como un objeto de deseo para varones.
¿Y al final? ¿Cómo se creó el WiFi?
Tal vez no estés viendo la relación, pero este principio de intercomunicación con frecuencias aleatorias variables, fue el que utilizó el consorcio de empresas que en 1999 se reunieron para crear la WECA, que actualmente recibe el nombre de “Alianza Wi-Fi”. Su objetivo no era cambiar el mundo, sino ponerle una marca al invento de Hedy Lamarr, quien inventó el wifi. Su objetivo era meramente comercial, buscaba fomentar la tecnología inalámbrica y asegurar la compatibilidad de los equipos.
La tecnología que desarrolló Lamarr, creadora del wifi, se utilizó para desarrollar la tecnología CDMA, que se usa para comunicaciones inalámbricas en todo el globo. Una invención de unos 30.000 millones de dólares, de la que sus inventoras nunca recibieron nada, ni siquiera una recompensa. No fue sino hasta 1997 cuando Lamarr y Antheil fueron finalmente reconocidas por su invención y recibieron el premio Pioneer, de la Electronic Frontier Foundation (una de las pocas en el rubro cuyos análisis son de muy interesante lectura), y luego incluidas de forma póstuma en 2014, dentro del Salón de la fama de la electrónica de consumo. Pero para Hedy era tarde, había muerto el 19 de enero del año 2000, producto de una complicación cardíaca.
¡Happy Hacking!