Pasaportes fallados: la impericia libertaria deja al descubierto la fragilidad del Estado recortado
La falla en miles de pasaportes argentinos, confirmada por el propio Gobierno, vuelve a poner bajo la lupa la impericia de Milei y su idea de un Estado reducido a su mínima expresión, incapaz de garantizar los controles más elementales.
Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

Un papelón internacional
La noticia explotó a partir de reportes de controles migratorios en el exterior, donde máquinas de lectura alertaron sobre anomalías invisibles al ojo humano en pasaportes argentinos. La falla está relacionada con una tinta negra de seguridad provista por una empresa alemana que abastece al país hace más de diez años.
La diferencia esta vez no estuvo en el proveedor, sino en la ausencia de mecanismos de control interno que permitan detectar los problemas antes de que los documentos lleguen al público. Un Estado presente y con controles sólidos hubiera identificado la irregularidad antes de que sean entregados.
Pasaportes en revisión
El RENAPER confirmó que los documentos afectados corresponden a la serie AAL, dentro de los rangos numéricos:
- AAL314778 a AAL346228
- AAL400000 a AAL607599
- AAL616000 a AAL620088
En total, el universo comprometido supera los 300 mil pasaportes, aunque se estima que los defectuosos reales son entre 5.000 y 6.000. El problema: el propio RENAPER no puede precisar cuáles son los fallados, obligando a revisar uno por uno.
Ciudadanos en el medio
Miles de personas que tramitaron su documento en los últimos meses quedaron atrapadas en la incertidumbre. La situación ya provocó devoluciones masivas de pasaportes en consulados argentinos, especialmente en San Pablo, Brasil, y podría repetirse en otros destinos.
En lugar de garantizar certezas, el Gobierno se limitó a pedir que todos los pasaportes dentro de esos rangos sean presentados en consulados o en el RENAPER. Si el documento está en regla, será devuelto; si presenta la falla, se imprimirá uno nuevo “sin costo”.
La fragilidad del modelo Milei
Más allá de los tecnicismos, lo que se desnuda es el trasfondo político: un Estado desguazado por la motosierra de Milei no puede garantizar ni los documentos de identidad. No se trata de un error aislado, sino de la consecuencia lógica de un gobierno que desprecia la estructura pública, recorta personal y reduce áreas de control consideradas “gasto”.
El pasaporte es, quizás, la máxima carta de presentación internacional de un país. Que hoy esté en duda su validez habla de una fragilidad institucional y operativa alarmante.
Un problema que no se esfuma
Aunque el Gobierno insiste en que la situación productiva “se encuentra resuelta” desde hace semanas, lo cierto es que los afectados siguen peregrinando entre oficinas y consulados. Y mientras Milei repite su mantra del “Estado mínimo”, la realidad vuelve a demostrar que sin controles estatales, los errores se multiplican y los ciudadanos quedan desprotegidos.