“La obra es fuerte porque la realidad es fuerte”: dos actrices de la UNA actúan sobre (y contra) la trata de personas

“La obra es fuerte porque la realidad es fuerte”: dos actrices de la UNA actúan sobre (y contra) la trata de personas

 

Foto: @blancocarlosph

La pared del fondo del escenario muestra, una detrás de otra, noticias de desapariciones y redes de explotación sexual desbaratadas. Después, una secuencia de imágenes de mujeres que jamás volvieron a casa, entre las más reconocidas Marita Verón y Florencia Pennacchi. Las actrices y estudiantes de la UNA, Aruna Farías y Amanda Zapata, están allí, representando Fragmentada: una obra que escribieron y que exhiben en Área 623 (Pasco 623, Almagro), dirigida por Giuliana Bianchi y cuya próxima función es el domingo 22 de junio. Dicen que se pusieron a escribir y guionar porque estaban cansadas de esperar y querían actuar, un verbo que, en su caso, adquiere un doble sentido especial. Por Sol Tobía para ANRed


¿Cómo decidieron escribir y actuar esta obra, sobre este tema? ¿Por qué la trata?

Aruna: Este proyecto nació de una pulsión en el cuerpo por actuar. Nosotras estudiamos hace muchísimos años y había algo de quedarnos en el estudiar, que pasen los días, los meses, el tiempo y seguir estudiando y no hacer nada al respecto, y esperar que nos llamen por un casting. Fue desde las ganas de ir a la acción. Y cuando decidimos eso fue como, bueno, escribamos, escribamos algo.

Amanda: decidimos qué tema abarcar y había algo de que este tema ya había surgido, ella había hecho un trabajo en primer año y yo en primero había leído Le viste la cara a Dios, de Gabriela Cabezón Cámara, que es muy crudo, muy fuerte, y a la vez es arte, es poético. Entonces, ¿Cómo se llega de un tema tan crudo a hacer algo poético, artístico, sin que se vaya la crudeza, y mostrar la realidad como es? Dijimos ok, este tema se habla, por ahí hay series en Netflix, pero ¿Cómo abordamos sin romantizar? Y ahí es cuando nos pusimos a investigar, a profundizar nosotras en el tema. Entre más sabíamos, más ganas teníamos de contarlo. Nos parecía mucho más necesario.

Antes de escribir Fragmentada, ¿recuerdan su primer o primeros contactos con la trata de personas como tema?

Aruna: antes de la trata empecé un poco con la prostitución, que está muy de la mano, había algo del individualismo… Empecé a interesarme en el tema específicamente con la prostituta que elige, entre muchísimas comillas, ser prostituta. También en la escuela hice un trabajo, empecé a indagar en ese tema. Había algo de la injusticia de los abusos sexuales, de la violación, de secuestrar a una mujer, de quitarle libertad, identidad, de quitarle todo, y creo que el interés por el tema empezó más alejado hasta que empecé a indagar y descubrí la trata de mujeres.

Amanda: yo no te sabría decir en qué momento, creo que fue el relato de Gabriela Cabezón Cámara… Y todos los casos que hemos escuchado de chiquitas, que vuelven a estar presentes cuando se tocan estos temas a nivel inconsciente, también: yo nunca me voy a olvidar del caso de Candela, que son cosas que nos tocaron de muy chiquitas, y cuando crecemos y nos adentramos entendemos el hilo, que claro, todos estos casos no eran casos aparte, ajenos, están todos relacionados y todos en este círculo.

Foto: Micaela Damen

En este proceso de investigación que mencionan, ¿Fue cambiando su idea de lo que era la trata de personas? ¿Tenían una imagen previa que se haya transformado?

Amanda: sí, yo pensaba bueno, te secuestran y es un lugar donde físicamente no te podés ir porque estás atada, encadenada. Y entendí que es una realidad mucho más psicológica, en el nivel de la manipulación, y que las víctimas caen a través de engaños, que nos puede pasar a nosotras. Si uno no es consciente de esa realidad y no tiene esa mini alerta (que tampoco es andar con miedo) una puede caer, andá saber cuántas veces estuvimos al borde, ir a castings medio raros… Y dije, ah, es mucho más acá y no tiene por qué ser que estoy caminando en la calle a la noche y me secuestran.

Aruna: hay algo de idealizar un poco la idea. De hecho, hay una de las escenas en que nos estamos preparando para irnos a un encuentro que hace el dueño del prostíbulo. Nos vamos y volvemos. Y en nuestra idea, cuando volvíamos de esa fiesta íbamos a volver con billetes en la ropa, como enganchados, como que nos habían dado un montón de plata. Y uno de los diálogos era ‘mucha platita’. Pero después de tener un encuentro con (la periodista especializada en trata de personas) Kitty Sanders y seguir investigando fue tipo claro, no. De verdad que no. Fue aceptar que no vamos a romantizar, y entonces se cambia la obra, se cambia el guion. No es que te dan plata en el corpiño, eso es algo que se ve en las películas, muy romantizado. Y desde siempre nuestra idea fue no romantizar.

¿Cómo reciben la obra el público y la gente en general, cuando les cuentan el tema que aborda?

Amanda: la recepción es muy positiva, nos dicen ‘qué bueno llevar un tema así al teatro’. Sí sabemos que es un tema un poco jugado, no es algo que atraiga, porque la realidad no todos la queremos ver. Pero a nivel obra, cuando termina la función, recibimos comentarios positivos, y a la vez tienen la carga que queríamos transmitir.

Aruna: sí, nosotras terminamos la función y la directora, que está siempre detrás, tiene que empezar a aplaudir porque la gente no aplaude. Hay un silencio, una pesadez en el ambiente que no sabés si terminó, si aplaudir… pero, ¿qué aplaudís? ¿Lo que pasa? ¿La trata? ¿Las actuaciones? Hay todo un juego de códigos, hay que estar de ese lado, del lado del espectador. Yo creo que es más cómodo estar de nuestro lugar que del espectador, pero la reciben muy bien, por ahora comentarios muy positivos.

Vieron que cada vez que se habla de prostitución y trata se plantea un debate social al respecto. ¿Se interiorizaron sobre las discusiones entre regulación y abolición? ¿Tienen alguna postura?

Amanda: lo hicimos. Creo que al interiorizarse en lo que es la trata uno llega a una conclusión firme, más escuchando relatos.

Aruna: somos abolicionistas.

Amanda: a mí me quedó mucho la frase de (la sobreviviente de trata de personas) Alika (Kinan) en una entrevista en la que ella dice ‘¿Qué ley ampara a una mujer que está sola con un hombre?’ No hay tal ley que pueda asegurarle que esa persona no sea un violento y no la cague a trompadas. No hay ley que pueda prevenirte ese peligro real.

Aruna: Hay una línea muy delgada entre realmente elegirlo y estar siendo sometida a eso, más allá de que una mujer pueda decir ‘yo estoy empoderada y elijo prostituirme’, ¿qué te llevó a vender tu cuerpo?

Foto: Micaela Damen

Es una postura muy difamada en el debate social, generalmente tergiversada. Muchas veces se considera que lo único y lo más progresista es la reglamentación.

Amanda: es que después de escuchar relatos reales y violentos es muy complicado pensar en aceptar esa realidad desde el lado ‘está todo bien’. Hay gente que está siendo violentada en este mismo momento.

Aruna: aparte siempre mujeres, siempre es la mujer la que se somete y el hombre el que tiene el poder de hacer lo que quiera, porque sabe que no podemos decir que no. Entonces hay algo ahí, el debate tendría que ir muchísimo más profundo y preguntarse por qué mujeres.

Amanda: además, nuestra obra está centrada en la trata, no hay tal debate explícito. Vos llegarás a tu propia conclusión, pero la obra en sí no te va a decir qué postura tomar. (El mensaje) es ‘esto es la trata, fijate qué hacés con eso y cómo te impacta’.

“Nosotras estamos para actuar”

Aruna y Amanda se muestran “felices” y consideran que estar haciendo Fragmentada es haber convertido “un sueño” en “una meta cumplida”. Transmiten la alegría de concretar, de convertir en algo tangible y real lo que antes eran ideas e intenciones: es al mismo tiempo la felicidad de hacer lo que una disfruta y la de optar por la acción frente a la explotación y la injusticia. Actúan, tanto artística como socialmente.

“Es la manera en que sabemos hacer, a través del arte. Quizás para hacer conferencias y hablar con los niños en las escuelas están Kitty Sanders y otras personas. Nosotras estamos para actuar y mostrar la realidad desde la actuación, que es lo que nos gusta y lo que hacemos bien”, considera Aruna. Por su parte, Amanda hace un comentario final sobre la “necesidad” de hablar de la explotación de las mujeres en el marco de la trata de personas, pese a que sea difícil de digerir: “Nuestra obra será fuerte, pero porque la realidad es fuerte”.

 

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