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LA MUJER

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En la semana del inmigrante compartimos relatos de nuestra historia narrados por protagonistas. En este fragmento «La Mujer».

  • Antonia Marcó de Liberatti
  • Juan Basilio Benedetti
  • Francisco Galetta

Entrevistas: Magalí Catriquir (Museóloga)
Realización: Alencastre-Saldaña

Producción realizada para el 90° aniversario de Villa Regina.

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  • Reforma laboral no hay una sola

     

    Con el proyecto de reforma laboral del Gobierno quedan atrás los palabrerios cargados de incertezas: qué tan vetusto es el modelo actual, cuáles son los vectores de la adaptación al nuevo orden tecnológico y comercial global, y si este modelo —erigido a mediados del siglo XX y tantas veces reformado— debe ser definitivamente desarticulado, reconstruido o actualizado. Es una afirmación incómoda: para el gobierno libertario —y para todos los gobiernos neoliberales antes que él— las reformas laborales son un elemento central del programa económico. 

    Desde la oposición, el planteo respecto al mundo del trabajo es que el principal problema está en otra parte: las leyes laborales no crean empleo. Una verdad incontrastable, pero tal vez insuficiente. Entonces, ¿hace falta una reforma laboral? ¿La política del trabajo y sus regulaciones son tan centrales para el peronismo como lo son para los libertarios? ¿Qué lugar ocupa una reforma laboral en un programa inclusivo de crecimiento y desarrollo? 

    Una reforma perfecta

    El proyecto de Ley de Modernización Laboral es la reforma de un modelo que apunta a transformar de raíz la estructura productiva y a promover lo que Schumpeter llamó una “destrucción creativa”: una destrucción de buena parte del tejido productivo –industrial–, como supuesta condición para el fortalecimiento de otros sectores, como el complejo energético y la minería. 

    Para dinamizar este proceso, promueve la rotación laboral y abarata los despidos mediante la creación del Fondo de Asistencia Laboral y a través del financiamiento estatal. Equivale a resignar 2.500 millones de dólares anuales del sistema previsional en concepto de contribuciones patronales. Si se aprueba esta norma, el modelo no permitirá ningún tipo de reconversión productiva que habilite la supervivencia de las empresas. El único camino será la mera destrucción —creativa, pero destrucción al fin— de un sinnúmero de empresas y un tendal de desocupados y puestos precarios. 

    Para lograr un país sin industria se necesita un país sin sindicatos. ¿O es al revés? Igual da.

    Es la reforma laboral de un esquema macroeconómico cuya política antiinflacionaria tiene entre sus anclas principales la contención de los salarios. Con ese objetivo, institucionaliza la autoridad del Estado para fijar un techo a las paritarias. 

    El proyecto busca consolidar un modelo que no se apalanca sobre el mercado interno. Por ello, no precisa garantizar pisos salariales ni de derechos que fortalezcan el consumo local. Por eso descentraliza la negociación colectiva y permite que los acuerdos a nivel de empresa contengan peores condiciones que los que se negocian a nivel sectorial. Y también legaliza el fraude laboral promoviendo la contratación de trabajadores a través del monotributo.

    La reforma laboral de Milei se integra a un modelo que abre indiscriminadamente las importaciones, y que a las empresas más afectadas les deja como única alternativa la subsistencia en base al pago de bajos salarios. Para eso también sirve la descentralización de la negociación colectiva y la institucionalización del techo a las paritarias.

    Los sindicatos, para este esquema, son un claro obstáculo, porque pueden retrasar la “destrucción creativa” que afecta a los sectores intensivos en mano de obra, y pueden resistir el avance de una economía en base a salarios bajos y ausencia de derechos laborales. Por eso, el proyecto de ley busca ahogar financieramente a las organizaciones de los trabajadores, comprometer su sustentabilidad económica y limitar severamente la acción gremial. 

    Para lograr un país sin industria se necesita un país sin sindicatos. ¿O es al revés? Igual da.

    Según este modelo de país, el bienestar de los trabajadores nunca —en ninguna circunstancia, ni territorio, ni tiempo— puede estar por sobre la rentabilidad de las empresas. Para eso la reforma laboral impulsa el banco de horas y otras formas de flexibilización de la jornada que desorganizan la vida de los trabajadores, elimina o debilita regímenes de protección a colectivos específicos (ley de teletrabajo, estatuto del periodista, entre otras) y convalida la precariedad del trabajo en plataformas.

    Esta es la reforma, en definitiva, de quienes creen que los sindicatos, las leyes laborales y la negociación colectiva —instituciones que la Argentina se dio a sí misma después de 1983— son el principal obstáculo para que se radiquen inversiones y la economía crezca. El gobierno nacional está construyendo un modelo de país. Esta es la reforma laboral que necesita para eso. Una que desarticule instituciones construidas en democracia. 

    Qué reforma necesita Argentina

    Un modelo de desarrollo con inclusión necesita esencialmente una reforma laboral que integre ese programa. Las reformas laborales no resuelven los problemas que el desarrollo —o, mejor dicho, la falta de desarrollo— deja tendidos. Pero son componentes clave de los modelos económicos y productivos que tienen entre sus principales prioridades la generación de trabajo de calidad. Por eso es importante definir cómo se articula la regulación del trabajo con ellos. 

    Los modelos de desarrollo que encuentran en el mercado interno un factor de dinamismo precisan reformas laborales que fortalezcan la demanda y, en particular, los niveles de consumo de los trabajadores. Para eso, incorporan esquemas de negociación colectiva que no profundizan las asimetrías naturales entre capital y trabajo, sino que las moderan. También priorizan la recuperación del salario mínimo, vital y móvil para incentivar el crecimiento de los ingresos de los trabajadores que se encuentran en la base de la pirámide salarial, e incluyen mecanismos de participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, de modo que los frutos de las mejoras en la productividad sean compartidos. 

    Esta es la reforma de quienes creen que las leyes laborales y la negociación colectiva son el principal obstáculo para que se radiquen inversiones y la economía crezca.

    Los modelos de desarrollo que priorizan el fortalecimiento del mercado interno encuentran en los sindicatos un actor fundamental para consolidar la demanda e impulsar el consumo de quienes trabajan. Por eso, precisan asociaciones gremiales que participen activamente en la puja distributiva, promoviendo mayor equidad en la distribución de la riqueza. En consecuencia, otorgan un marco de garantías a la acción gremial y fortalecen los recursos de las organizaciones sindicales.

    Los modelos de desarrollo cuyas políticas antiinflacionarias no se basan en la contracción salarial necesitan reformas laborales que impulsen mecanismos suprasectoriales de coordinación salarial, para promover el crecimiento del poder adquisitivo de los ingresos en una evolución acompasada de salarios, precios, tarifas y otros indicadores clave de la economía. 

    Los modelos de desarrollo centrados en la innovación, la incorporación de tecnologías, la generación de valor agregado y que apuntan a mejorar la competitividad por la vía alta —en base a la mejora de procesos y productos—, necesitan estrategias de incremento de la productividad de las empresas que no se basen en la intensificación y la híper explotación del trabajo. Por el contrario, necesitan trabajadores formados, comprometidos con sus empresas, que sean una fuente de innovación y pongan sus conocimientos al servicio de la mejora de la producción. Que sean reconocidos y bien remunerados por ese aporte. Para eso, las reformas laborales inclusivas incorporan mecanismos de participación de los trabajadores en la organización del trabajo, de reconocimiento de los saberes que esos trabajadores ponen a disposición de la producción y de distribución de la rentabilidad que surge como consecuencia del incremento de la productividad. Y con ese objetivo, las leyes fijan estándares laborales que incentiven a mejorar la competitividad de las empresas para alcanzarlos. Porque, a contramano del sentido común más ortodoxo, el debilitamiento de los derechos laborales no mejora la competitividad sino todo lo contrario, desincentiva la innovación porque habilita estrategias de negocios basadas en salarios bajos e incumplimiento de derechos.

    Los modelos de desarrollo que buscan fortalecer la competitividad de las PyMES pero, a la vez, pretenden no dinamitar los ingresos del Estado, precisan reformas laborales y tributarias que incluyan esquemas progresivos de contribuciones patronales, que reduzcan al mínimo la carga de las empresas más chicas y compensen con las que tienen más margen para aportar.

    Esos modelos de desarrollo precisan relaciones laborales a largo plazo, que puedan sostenerse incluso en contextos de crisis. Para eso necesitan reformas laborales que desincentiven la rotación laboral y políticas de estabilización del empleo que ayuden a las empresas a no tener que echar trabajadores en circunstancias de dificultades económicas porque, sobre todo para las PyMES, después es muy difícil volver a formarlos.

    Los modelos de desarrollo que buscan un equilibrio entre la necesidad de rentabilidad de los empresarios y el bienestar de los trabajadores precisan reformas laborales que armonicen esos dos elementos. Esto implica definir condiciones laborales que aseguren el ejercicio efectivo de los derechos; establecer estándares que protejan la salud y seguridad laboral; diseñar formas de organización del tiempo de trabajo y de las vacaciones que respondan tanto a las necesidades operativas de las empresas como a las preferencias y expectativas de los trabajadores, entre otros conceptos.

    Esa sería una reforma laboral que, en democracia y con el reconocimiento del protagonismo de los actores sociales, puede señalar un horizonte posible y deseable de producción y trabajo.

    Sí, hace falta una reforma laboral

    No solamente por las urgencias del mundo del trabajo, que son muchas, sino porque es urgente mejorar sustancialmente las condiciones de trabajo de quienes ya están protegidos por derechos laborales. Es urgente ampliar la protección efectiva con derechos laborales a todos los trabajos —asalariados e independientes— que hoy tienen vedado el acceso a la estabilidad, el descanso remunerado y una jubilación digna. La justicia social no puede llegar por vía judicial cuando los daños ya están hechos o cuando la precariedad ya está consagrada.

    Una reforma laboral inclusiva es necesaria para atender mucho más que urgencias. No es la última milla del crecimiento y el desarrollo sino su condición. No es la posibilidad del derrame ni del goteo sino un componente esencial del vaso lleno. No es solamente el factor que haría inclusivo a un modelo o que garantizaría una distribución más equitativa del ingreso sino un componente esencial del desarrollo y la estabilidad política. Es un elemento central de un proyecto de país que crezca con inclusión. 

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  • Villa Regina será sede de la Fiesta de la Sidra

    Con la idea de revalorizar una bebida de central importancia en la historia de Villa Regina se está gestando la Primera Fiesta de la Sidra de la región. A partir del reimpulso de la Cooperativa La Reginense en la elaboración de sidras y el trabajo que llevan adelante emprendedores y la Universidad Nacional de Río…

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  • El PRO y los libertarios al borde de la ruptura en Bahía Blanca por la suba de tasas de Susbielles

     

    La relación entre La Libertad Avanza y el PRO llegó a un punto de máxima tensión en Bahía Blanca, donde todo está dado para que voten divididos los aumentos de tasas previstos por la gestión del peronista Federico Susbielles, situación que derivaría en una ruptura que amenaza con tener una onda expansiva a escala provincial.

    Luego de la polémica en la que el municipio quería cobrarle una tasa extra a las empresas del Polo Petroquímico, ahora las partes acordaron que las empresas se comprometen a hacer «contribuciones especiales» por dos años para obras hidráulicas. Por eso, en el PRO se encaminan a aprobar el proyecto del Ejecutivo en la sesión prevista para este jueves.

    Sin embargo, los libertarios sostienen que, más allá del acuerdo con el Polo, la fiscal-impositiva de Susbielles acarrea «un impuestazo», con aumentos del 75% y cambios de métodos de cálculo, razón por la que van a rechazarla, en línea con la orden de Karina Milei de no votar subas por encima de la inflación.

    Frente a eso, fuentes con llegada al diputado electo Oscar Liberman consultadas por LPO hablan de «traición» del PRO y advierten: «Esto va a hacer que se rompa la alianza en la provincia».

    Susbielles quiere cobrarle un impuesto extra al Polo Petroquímico de Bahía y desató un conflicto con las empresas

    Con ocho concejales, Susbielles necesita cinco votos opositores para tener aprobadas las tasas de 2026.

    Fuentes del Concejo bahiense sostienen que, para alcanzar 13 voluntades, el intendente tiene garantizado el aval de dos concejales alineados al lilito Andrés De Leo y de tres concejales del PRO, que en el distrito lidera Emiliano Álvarez Porte.

    También hay dudas sobre cómo votarán el radical Pablo Daguerre, la libertaria Valeria Rodríguez y Sebastián Nieto, el posible reemplazo del libertario díscolo Carlos Alonso, internado en Chile tras una competencia de ciclismo.

     Cerca de Liberman sostienen que el apoyo del PRO a la fiscal-impositiva viene de la mano de un supuesto acuerdo con Susbielles para barrer de la presidencia del Concejo al libertario Mauro Reyes, alineado a Liberman. 

    Como sea, la bronca libertaria tiene su epicentro en quienes fueron sus aliados en la última elección de septiembre. Ya había malestar cuando la concejal ritondista Gisela Caputo, que logró revalidar su banca mediante la boleta de la alianza LLA, anunció que el PRO no se fusionaba y seguiría teniendo su propio bloque.

    Esa postura a días de la elección generó un efecto cascada que el PRO repitió en el resto de los recintos legislativos de la provincia.

    Ahora, cerca de Liberman sostienen que el apoyo del PRO a la fiscal-impositiva viene de la mano de un supuesto acuerdo con Susbielles para barrer de la presidencia del Concejo al libertario Mauro Reyes, alineado a Liberman.

    En el PRO cruzaron a los libertarios: «Ponen sus propios intereses por delante de algo que hay que considerar. Esta ciudad está destruida y la Nación no ayudó en nada».

    El posible recambio de autoridades es algo que ya hace mucho ruido en los pasillos del Concejo bahiense.

    En 2023, fue objeto de ruptura entre Marité Gonard (que asumió como presidenta del Concejo) y Liberman (que consideraba que el Concejo tenía, por entonces, estar presidido por un concejal de Susbielles, que venía de ganar la elección.

    Ahora, la foto cambió. Los libertarios encuadrados con Liberman creen que Reyes debe seguir en la presidencia: «Es un lujo, doctor en Economía, es del partido ganador y está en ejercicio, ¿para qué cambiar?», dicen.

    En el PRO se despegan de Pareja y concejales electos avisan que armarán bloques aparte de los libertarios

    Cerca del PRO comandado por Álvarez Porte negaron las acusaciones libertarias y señalaron que el acuerdo de este miércoles del municipio con el Polo contempla incluso la auditoría del Concejo y que no hay razones de rechazar la voluntad de ayuda de las empresas. Además, relativizan los cálculos que hacen los libertarios.

    Así, acusaron a LLA: «Ponen sus propios intereses por delante de algo que hay que considerar. Esta ciudad está destruida y la Nación no ayudó en nada». Y agregaron: «No está bien la cosa entre LLA y el PRO».

    El PRO y los libertarios ya arrancaron la pelea por las intendencias del Conurbano

    Aunque se ven en un futuro próximo votando más veces separados que juntos, en el PRO dicen que todavía no trataron el tema de la presidencia del Concejo, aunque creen que debería ser para alguien que integró la última lista ganadora en Bahía.

    Pero en LLA avisan que si, además de votarle la fiscal-impositiva a Susbielles, los concejales de Ritondo contribuyen a voltear al actual presidente del Concejo, se rompe la alianza con el PRO: «Va a ser a matar o morir», aseguran y vaticinan un conflicto de escala provincial.

     

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    A LA FIESTA DEL PUEBLO LLEGARON LAS BRUJAS

    “A las fiestas del pueblo llegan las brujas. Sus calderos ancestrales se vuelven ollas populares, y hay muchas danzas rituales que celebran la vida, desmalezando los  campos donde el poder de turno siembra la muerte (…)”  Claudia Korol Casi 60.000 mujeres participamos del 33° Encuentro Nacional de Mujeres, travestis, trans, lesbianas, más austral de la…

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