Gerardo Milman al banquillo: el operador de Bullrich fue procesado por corrupción
De la banca de diputados, sin escalas a Comodoro Py.
Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

El velo de impunidad que durante años protegió a Gerardo Milman empieza a deshilacharse. El histórico operador de Patricia Bullrich, figura mediática del macrismo y actual diputado de Juntos por el Cambio, fue procesado por corrupción en una causa que revela el uso del Estado como caja política y fuente de enriquecimiento personal.
La información fue confirmada por el diputado Rodolfo Tailhade, quien reveló que la Justicia Federal procesó a Milman por administración fraudulenta en la causa 4550/2022, caratulada “Bullrich, Patricia – Milman, Gerardo s/administración fraudulenta”. El expediente, instruido por el juez Daniel Rafecas, avanza hacia el juicio oral luego de probar contrataciones falsas, recibos truchos y desvío de fondos por más de 120 mil dólares dentro del Ministerio de Seguridad.
La “Sala de Situación” que nunca existió
Durante los años 2017 y 2018, cuando Bullrich manejaba la cartera de Seguridad, se autorizaron 18 contrataciones irregulares con el supuesto fin de refaccionar una oficina llamada “Sala de Situación y Fusión”. Pero la investigación judicial determinó que la obra nunca se ejecutó, que los pagos se realizaron por fuera de los canales administrativos, y que se usaron recibos falsificados y firmas adulteradas.
El resultado fue un desfalco al Estado por más de 120 mil dólares, dinero que —según la hipótesis fiscal— terminó en manos del propio Milman y su entorno. Rafecas describió la maniobra como un “circuito de pagos simulados”: personas que nunca trabajaron cobraban sueldos ficticios para encubrir la sustracción de fondos públicos.
El operador estrella de Bullrich
El procesamiento de Milman no sorprende a nadie que haya seguido su carrera política, aseguran desde EnOrsai. Fue la mano derecha de Patricia Bullrich, su asesor más fiel, su estratega y vocero durante toda la gestión en Seguridad y en su armado político posterior. A la sombra de la ministra, acumuló poder, contactos y una red de favores que le permitieron moverse con total impunidad.
Hoy, las pruebas lo ubican en el centro de un esquema de corrupción administrativa, falsificación documental y uso indebido de recursos públicos. El mito del “funcionario ejemplar” que denunciaba al kirchnerismo por corrupción se desmorona frente a la evidencia judicial.
Tailhade: “Una mentira gigante como vos y toda tu vida”
Desde sus redes, Rodolfo Tailhade fue categórico: “Pero cómo Jerry?!! No era que no tenías ni denuncias? Ahora sabemos que todo es falso, una mentira gigante como vos y toda tu vida”. El mensaje, ácido y directo, expone el hartazgo de quienes ven cómo los autoproclamados paladines de la moral terminan enredados en las mismas prácticas que decían combatir.
Para Tailhade, el procesamiento no sólo desenmascara a Milman, sino que deja al descubierto la hipocresía de todo un espacio político que hizo de la palabra “república” un escudo retórico mientras saqueaba el Estado.
La sombra de Bullrich
Aunque Bullrich no fue procesada, su nombre figura en el expediente y su responsabilidad política es ineludible. Las contrataciones truchas ocurrieron bajo su gestión y con funcionarios de su máxima confianza. Milman no era un asesor menor, sino su alter ego político, su hombre de confianza, quien operaba tanto en el ministerio como en los medios.
El golpe a su credibilidad es demoledor. La autoproclamada “dama de hierro” contra el delito deberá explicar cómo, bajo su mando, se montó una estructura de corrupción institucional en la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal.
Del prime time al banquillo
Durante años, Milman fue invitado habitual de los canales del Grupo Clarín, donde defendía a Bullrich y atacaba a sus adversarios con tono moralista. Hoy, ese “alcahuete de Clarín”, como lo definió Tailhade, enfrenta un proceso judicial que podría terminar con su condena por corrupción.
La causa deja al desnudo la doble moral del macrismo: quienes acusaban al kirchnerismo de “robarse el país” resultaron ser los que usaban al Estado para financiar sus negocios y campañas.
Juicio oral y punto de inflexión
Rafecas ya dispuso el cierre de la instrucción y el envío a juicio oral, donde se ventilarán los detalles de las contrataciones fantasma, los pagos en efectivo, las firmas adulteradas y los nombres de todos los involucrados. La causa es sólida, con pruebas contables, pericias caligráficas y testimonios que acreditan la maniobra.
El proceso judicial de Milman marca un punto de inflexión: el fin del blindaje mediático y el comienzo de la rendición de cuentas. En tiempos de ajuste, con un gobierno que recorta derechos mientras habla de “eficiencia”, la caída del operador macrista expone la trama real de corrupción estructural que sostuvo al poder conservador.
Entre el cinismo y la verdad
Milman no es un caso aislado: es el símbolo de un modelo político basado en la simulación. Mientras denunciaban a otros por corrupción, robaban a plena luz del día. Mientras hablaban de transparencia, emitían recibos truchos. Mientras se presentaban como republicanos, usaban el Estado como botín.
El juicio que se avecina no sólo pondrá a prueba la responsabilidad penal de Milman, sino también la coherencia moral del espacio político que lo amparó. Y aunque Bullrich siga callada, la pregunta ya está instalada: ¿cuánto más podrá sostener su discurso de honestidad cuando su propio operador estrella enfrenta un proceso por robarle al Estado?









