¿Esto sigue siendo neoliberalismo?

¿Esto sigue siendo neoliberalismo?

 

El segundo mandato de Trump marca el fin de una era, pero no el fin del dominio incontrolado del capital sobre nuestra sociedad. Entrevista a Vivek Chibber| Traducción: Florencia Oroz (JacobinLat).


Los últimos cincuenta años han sido una era de dominio indiscutible del mercado en todos los ámbitos de la vida. Pero la agitación global provocada por la guerra comercial de Donald Trump ha suscitado no pocos interrogantes acerca de si estamos asistiendo al desmoronamiento del orden neoliberal.

Melissa Naschek conversó con el editor de Catalyst, Vivek Chibber, para hablar acerca de las consecuencias de la política de aranceles de Trump, el auge del populismo de derecha en el mundo y sobre si la era neoliberal ha llegado realmente a su fin.

 

MN

Vivek, ya llevamos bastante tiempo con la presidencia de Trump, así que tenemos una idea bastante clara de cuál es su agenda. ¿Alguna vez imaginaste que sería así?

VC

No creía que fuera a cambiar tanto con respecto a su primera presidencia, a su primera administración. Así que más o menos sabía qué tipo de políticas iba a seguir. Pero el caos, la agresividad y la especie de manía que lo caracterizan… No creo que nadie esperara que llegara a este nivel. Así que es una combinación: sí, está haciendo lo que esperábamos, pero lo está haciendo de una forma mucho más agresiva y decidida, hasta el punto de que ha sacudido el conjunto de la economía política y la cultura.

 

MN

Si nos fijamos en los seguidores de Trump, hay una parte de su base que no podría estar más contenta, probablemente porque no esperaban que llegara tan lejos. Y luego lo hizo. Después hay otra parte que apostó todo el tiempo a que su presidencia iba a ser básicamente una copia de su primer mandato. Y ahora están enfadados con él por estar haciendo todo esto.

VC

Dentro de su base hay un llamamiento a cambiar el sistema, a derribar cosas, a destrozar las instituciones. Y esta vez ha venido preparado para hacerlo. Y si eso es lo que querías ver, sí, tienes que estar contento si eres partidario de Trump.

 

MN

Creo que eso es cierto, si realmente creías en sus palabras. Pero creo que mucha gente no lo creía, y lo interesante esta vez no es solo la intensidad de su agenda y sus políticas, sino también hasta dónde está llegando, lo que ha hecho que algunas personas empiecen a preguntarse si esto es algún tipo de punto de inflexión no solo en la historia política estadounidense, sino en todo el sistema económico mundial o más concretamente, si la nueva agenda de Trump significa el fin del neoliberalismo.

VC

Yo diría que hay un punto de inflexión en muchos sentidos. Mucha gente lo cree ahora. Da la sensación de que no hay vuelta atrás al capitalismo de la era Bush-Obama, que ha habido un cambio en la cultura política, pero también en el tipo de paquetes de medidas que podemos esperar ver ahora. Así que creo que ha habido un cambio en la cuestión del neoliberalismo. Es un poco más confuso, así que intentemos profundizar un poco en ello.

 

MN

Teniendo esto en cuenta, ¿crees que Trump es realmente el fin del neoliberalismo?

VC

No sé si Trump es el fin del neoliberalismo. Sí creo que estamos en una fase del capitalismo, o supongo que la gente lo llama ahora capitalismo tardío. No estoy muy seguro de lo que significa.

 

MN

En algún momento se nos acabarán las etapas tardías.

VC

En los años 80 existía el término «capitalismo tardío»; Ernest Mandel escribió un libro en los años 70 titulado Capitalismo tardío. De alguna manera se transformó en «fase tardía», y eso hace que parezca que está a punto de morir o algo así, que se encuentra en sus últimas etapas y que solo estamos viendo cómo se va encogiendo poco a poco hasta convertirse en una pequeña bolita.

 

MN

Es el capitalismo metastásico.

VC

Nos encontramos en una especie de punto de inflexión en nuestra economía política. Y el neoliberalismo, como palabra, se utiliza para describir todas estas dimensiones de la economía política: la dimensión global, la dimensión nacional. Sus componentes políticos, sus políticas económicas, las relaciones laborales, todas estas cosas entran en la categoría del neoliberalismo, y empieza a convertirse en algo tan amplio que no tiene mucho peso analítico.

Creo que ahora estamos viendo algunos cambios importantes en él. Así que, en el fondo, lo que la gente entiende por «neoliberalismo» es simplemente un alejamiento del tipo de régimen regulador distributivo de los años 50, 60 y 70, que también tenía un lugar para el trabajo.

 

MN

También conocida como la economía de posguerra y la llamada «edad de oro del capital».

VC

Sí, la edad de oro del capital. En términos generales, el capitalismo social y democrático se aleja de eso hacia un régimen económico más desregulado y basado en el mercado. Se llama neoliberalismo porque es una nueva forma de liberalismo.

Entonces, ¿qué es el neoliberalismo? Lo que se entiende por eso no es el liberalismo político, el liberalismo de los derechos y de la fuerte inclusión política. Lo que quieren decir es una economía desregulada, como la que había en el siglo XIX. Así que el neoliberalismo significa una nueva versión del capitalismo del siglo XIX, que dio lugar a todos esos gigantescos movimientos sociales que nos dieron el Estado de bienestar. Por lo tanto, se supone que el neoliberalismo significa, en términos generales, un giro hacia formas mercantilizadas de intercambio y distribución sin la intervención del Estado en las transacciones del mercado ni en la distribución de los ingresos.

Si eso es lo que entendemos por neoliberalismo, y nos preguntamos: «¿Es este el fin?», la respuesta es no. Pero lo interesante es por qué la respuesta es no. Hay un aspecto en el que algo ha llegado a su fin, y eso es lo que la gente señala cuando se pregunta: si el neoliberalismo podría estar llegando a su fin. El primero es el apoyo social a todas estas políticas; el segundo es la dimensión global de esas políticas.

 

MN

¿A qué te refieres con el apoyo social al neoliberalismo?

VC

Perry Anderson escribió este artículo en 2000, cuando se relanzó la revista New Left Review. La relanzó porque pensaba que estamos en lo que podría ser una era muy, muy larga de dominio del capital, tal vez llamada neoliberalismo. La idea era que esto requeriría una agenda intelectual completamente nueva para darle sentido.

Y en ese momento, en ese artículo, Anderson hizo la observación de que la ideología del neoliberalismo —la ideología que celebra los mercados, el individualismo y un Estado muy minimalista— es muy hegemónica. La comparó con el poder de la Iglesia cristiana en la Edad Moderna y la Edad Media. Anderson pensaba que la ideología neoliberal era extremadamente poderosa. Lo que eso sugería en ese momento era que el neoliberalismo había tenido éxito como programa político, en parte porque había conseguido el apoyo de la población a través de esta ideología.

Así que cuando hablamos de los apoyos sociales del neoliberalismo, lo que se transmite es la sensación de que no solo existía un consenso dentro de las clases dominantes y la clase política en favor de una economía política mercantilizada, sino que también se había ganado el consentimiento de las masas a través de diversos medios.

Y ahora ese apoyo se ha derrumbado. ¿Cómo se ha derrumbado? Bueno, a partir de la época de Occupy Wall Street quedó claro que las enormes desigualdades que se habían acumulado en la década de 1980 y 1990 y principios de la de 2000 se habían vuelto tan marcadas que se produjo un rechazo cultural generalizado y una sensación generalizada de que las personas no solo debían tener derechos políticos, sino también económicos.

Esto va en contra del espíritu neoliberal, que dice: «Tus únicos derechos son los derechos políticos en la economía». Obtienes lo que te da el mercado. Esa es la ideología del neoliberalismo. Ahora bien, mi opinión es que nunca ha habido un gran apoyo social al neoliberalismo. Creo que la gente siempre lo ha odiado. Creo que la gente odiaba tener que luchar por un trabajo, tener que luchar constantemente por su salario. Creo que odiaban la inseguridad que conllevaba, el retroceso del Estado de bienestar.

Así que lo que cambió a partir de 2010 no fue que el apoyo al neoliberalismo se desmoronara. Fue que la ira contra el neoliberalismo finalmente se unió. Y, en mi opinión, los izquierdistas y los teóricos críticos de los años noventa y principios de los dos mil, que intentaban aplicar la teoría gramsciana sobre cómo se genera el consentimiento en el capitalismo y cómo el neoliberalismo y el thatcherismo generaron el consentimiento, estaban completamente equivocados.

 

MN

Una pregunta que tengo al respecto es que no es que no haya habido resistencia política hasta ahora. A lo largo de esta época ha habido intentos constantes, especialmente por parte de los republicanos, de amenazar con recortar estas prestaciones, en particular la seguridad social. Y cada vez que eso ocurre, por ejemplo, siempre hay una gran presión por parte de grupos sin ánimo de lucro y grupos de estadounidenses de edad avanzada para que acudan a los ayuntamientos a decirles a los republicanos: «No se atrevan a tocar mis prestaciones», y luego votar en contra de ellos en las elecciones de mitad de mandato como una especie de castigo.

¿En qué se diferencia este tipo de tensión política de las batallas anteriores para, por ejemplo, proteger el Estado de bienestar de los recortes, algo que habría estado en línea con el neoliberalismo?

VC

No ha habido grandes movilizaciones sociales desde la década de 1980, ni en apoyo de la seguridad social ni de ninguna otra causa. La resistencia a su desmantelamiento ha sido casi exclusivamente electoral y de presión. El fracaso de los republicanos y los demócratas a la hora de reducir el Estado de bienestar estadounidense no se debe a que el electorado o los trabajadores se hayan unido y hayan lanzado campañas masivas para frenar su agenda. Se debe a que cada vez que lo han intentado, han perdido las elecciones. Perdieron en las elecciones de mitad de mandato, y eso es lo que estamos viendo ahora mismo en la lucha por Medicaid en la agenda fiscal de Trump.

Ahora bien, ese es un tipo diferente de resistencia. Es una resistencia a desmantelar ciertas políticas. Existe un tipo diferente de resistencia al capitalismo que tiene una agenda positiva, que no consiste solo en poner palos en las ruedas de los liberalizadores, sino en conseguir nuevos derechos dentro del capitalismo que antes no existían. Eso es lo que hizo el New Deal. En mi opinión, es inexacto decir que el apoyo al neoliberalismo se ha derrumbado. Es más exacto decir que la tolerancia hacia el neoliberalismo se ha derrumbado.

Nunca ha habido una opinión mayoritaria entre los trabajadores y la gente corriente de que el thatcherismo y el reaganismo sean cosas buenas. En el mejor de los casos, había una aceptación a regañadientes, pero en su mayor parte había una sensación de resignación.

 

MN

Creo que eso encaja bien con tus comentarios sobre la distinción entre movimientos sociales y comportamiento electoral, debido al ejemplo tan citado de «en realidad, fue una decisión popular que se tomó para tener algo parecido al neoliberalismo». No sé si la gente vota exactamente por eso, pero el voto de la clase trabajadora a Reagan es un ejemplo muy citado de «bueno, esto es lo que quería la gente». Lo aceptaron activamente.

VC

No, no hubo aceptación del programa económico de Reagan. No hubo aceptación de lo que se conoció como reaganismo. Hubo una revuelta contra los demócratas. Hubo una revuelta contra el shock de Volcker, las subidas masivas de los tipos de interés, el desempleo que generó, pero nunca hubo la sensación de que lo que queríamos era un retroceso de nuestros derechos económicos y del Estado de bienestar. Ese es un argumento de ciertos intelectuales liberales de la derecha, pero es profundamente erróneo.

Creo que la forma correcta de describir lo que ha cambiado es que el público ya no está dispuesto a tolerar lo que se le ha vendido durante treinta años, que es el neoliberalismo. Hay una ira dentro de la cultura y una demanda de algún tipo de cambio, diferente de lo que vimos en los años noventa y dos mil.

Así que, aunque es un error describirlo como un colapso del apoyo al neoliberalismo, esa descripción sí que da en el clavo en algo, y es que las élites políticas no pueden dar por sentado que pueden salirse con la suya con las políticas sociales mercantilizadas que han aplicado durante los últimos treinta años. Ahora lo saben.

Es un cambio importante. Porque hay una agitación dentro de la cultura política en la que se entiende que las élites políticas van a tener que cambiar, de forma drástica, la forma en que han estado haciendo las cosas.

¿Significa eso que van a alejarse del reaganismo, del thatcherismo, de lo que conocemos como neoliberalismo? La respuesta es, en gran medida, no. Hay un componente que están cambiando: lo que llamamos «globalización». Sin embargo, yo diría que el fin de la globalización, si queremos llamarlo así, no es el fin del neoliberalismo. Es simplemente un cambio dentro de una dimensión del neoliberalismo.

El neoliberalismo tenía dos dimensiones. Estaba el frente interno y estaba el frente internacional. El frente internacional se ocupaba de cuestiones como los tipos de cambio, cosas por el estilo. Sin duda, está experimentando un cambio importante. Pero en cuanto a cómo los Estados y la clase capitalista se ocupan de la economía nacional —cómo acumulan capital, cómo obtienen sus beneficios, cómo tratan a los trabajadores y al Estado de bienestar—, no hay ningún indicio de que eso vaya a cambiar.

 

MN

¿Podría hablar un poco más sobre su segundo punto, la base del neoliberalismo, concretamente la base política del neoliberalismo?

VC

Una vez que entendemos que el neoliberalismo no surgió porque las masas lo exigieran, la pregunta es: ¿cómo surgió? Bueno, surgió porque en Estados Unidos, y podemos limitarnos a Estados Unidos, se produjo un cambio en la forma en que la clase política y económica estadounidense entendía cómo reactivar el crecimiento y los beneficios.

Desde finales de los años sesenta y durante toda la década de los setenta, la economía estadounidense estuvo bastante estancada. A finales de los setenta, el consenso, especialmente en la comunidad empresarial, era que la forma de reactivar el crecimiento era, en primer lugar, reactivar la rentabilidad. Los beneficios de las empresas.

Las ganancias corporativas se estaban viendo afectadas, decían, por todos los costos excesivos que el Estado de bienestar y los sindicatos les habían impuesto. El Estado de bienestar, con sus altos niveles de impuestos a los ricos y su gran cantidad de seguros sociales, que, según ellos, desmotivaban a los trabajadores.

Y luego, por supuesto, estaban los sindicatos, con todas sus reivindicaciones sobre los ingresos de las empresas para conseguir salarios más altos, pensiones, prestaciones, cosas por el estilo. Así que la idea era que teníamos que recuperar la iniciativa —«teníamos» en referencia a la comunidad empresarial— para que, al rechazar todos estos costes, pudiéramos recuperar una mayor parte de nuestros ingresos y conservarlos como beneficios.

Y una vez que obtenemos esos beneficios, podemos reinvertirlos y esa reinversión conducirá a mayores niveles de crecimiento. Ahora bien, esta era una perspectiva elitista. Para llevar a cabo esa perspectiva, tenían que lidiar con el hecho de que los sindicatos se opondrían a ella. El primer punto de su agenda era debilitar o incluso eliminar los sindicatos.

Así que en los años 1970, lo que vemos es un ataque generalizado al movimiento sindical, y se hace por dos razones. Es un fin en sí mismo: se reduce el poder de los sindicatos y, con ello, se aumenta el propio poder en el lugar de trabajo como directivo. Se aumentan los beneficios porque los sindicatos pueden exigir menos.

Pero también hay un beneficio político, que es que, una vez que los sindicatos desaparecen, desaparece la principal fuente de apoyo al Estado de bienestar. Y entonces puedes empezar a rechazar todos los costes que el Estado de bienestar te impone.

Esa era la esencia. No se impuso mediante algún tipo de deseo masivo de la clase trabajadora por el neoliberalismo. Se les impuso. Y una vez impuesto, bueno, quisieron luchar. Pero si no tienes sindicatos, si todas tus instituciones sociales están siendo desmanteladas, ¿cómo vas a luchar? No queda nada. Lo único que te queda son las elecciones.

Así que, una vez que lo único que les quedaba era el voto, en realidad se le facilitó mucho el trabajo a los partidos políticos, porque durante esos cuatro años, entre elecciones, tienes vía libre para hacer lo que quieras, porque no hay sindicatos ni instituciones sociales.

Ese consenso dentro de la clase dominante en favor de este nuevo tipo de economía de mercado lleva más o menos cuarenta años vigente.

 

MN

Entonces lo que estás diciendo es que, a lo largo del neoliberalismo, ha habido un consenso en que el Estado de bienestar perjudica la rentabilidad de las empresas. Y que, a su vez, si queremos mejorar esa rentabilidad, tenemos que eliminar un obstáculo importante para la reforma del Estado de bienestar, que son los sindicatos.

¿Trump está desafiando, de alguna manera, todo ese consenso, porque es alguien que básicamente se presentó a las dos elecciones con el lema «No vamos a tocar el Estado de bienestar. No voy a hacer nada para quitaros vuestras prestaciones»? Y aunque no era explícitamente prosindical como Bernie Sanders, tampoco hizo campaña con un programa antisindical.

De hecho, en su primer mandato, trabajó con los sindicatos para mantener sus puestos de trabajo aquí. Y al comienzo de su segundo mandato, se armó mucho revuelo por el hecho de que nombrara a un secretario de Trabajo que estaba a favor de la Ley Pro. Entonces, ¿son Trump u otros políticos como él, como Josh Hawley, de alguna manera diferentes?

VC

Es una buena pregunta, y debe abordarse en dos niveles diferentes. El primer nivel es: ¿Podrían estos políticos ser precursores de una especie de escepticismo elitista hacia el neoliberalismo? Una vez más, por neoliberalismo nos referimos al dominio sin restricciones de los mercados sobre nuestras instituciones sociales. Y el segundo nivel es: Incluso si son escépticos al respecto, ¿son escépticos respecto a la cuestión subyacente, que es la priorización de los beneficios empresariales y el poder directivo por encima de los intereses y las vidas del resto de la población?

Creo que esa distinción se pierde a menudo en estas conversaciones. Empecemos por la primera pregunta. ¿Es posible que personas como Trump o Hawley sean escépticas respecto al dominio tradicional del libre mercado? Creo que la respuesta es sí, son escépticos en el sentido de que están dispuestos a alejarse de algunos de sus componentes en interés del proyecto de clase más amplio al que se han comprometido. Ahora bien, ese proyecto de clase más amplio es lo que trataré en la segunda dimensión de la que he hablado, pero el mero hecho de que estén interesados en cuestionarlo no debe eludirse ni minimizarse. Creo que es algo importante y que ha tenido eco entre la población.

La razón por la que ha resonado en la población es porque, como he dicho antes, están muy enfadados. Ya no están dispuestos a tolerar el régimen tradicional. El dilema al que se enfrenta la clase dirigente estadounidense —y la europea— es que no son ellos los que quieren alejarse de cuarenta años de neoliberalismo. Es algo que les está siendo impuesto por la población.

Entonces, lo que están tratando de averiguar es: ¿cómo podemos mantener los aspectos más amplios de nuestro poder sobre la población mientras reestructuramos las instituciones de alguna manera para absorber todos los ataques, las críticas y el resentimiento del electorado? Eso es lo que están tratando de hacer. Ahora bien, para lograrlo, puedes tener a alguien como Hawley diciendo: «Necesitamos preservar la red de seguridad social». Puedes tener a alguien como Trump diciendo: «No tocaré Medicaid ni Medicare».

Pero hay que entender qué son esas cosas. No son, en modo alguno, una revitalización del Estado de bienestar. En el mejor de los casos, lo que dicen es que mantendrán el statu quo anterior. El statu quo anterior es lo que ha provocado toda la ira de la población en primer lugar. Así que no es una solución muy buena. Lo único que dicen es que no mantendrán el ritmo acelerado con el que han estado desmantelando todo y obligando a la gente a tragarse los mercados.

Pero desde el punto de vista de la gente, no es nada. Es algo, ¿no? Y ahora están tan desesperados por algún tipo de alivio tras cuarenta años de miseria que una gran parte del electorado ve eso como algo a lo que aferrarse. Así que es muy posible que veamos a algunos sectores del Partido Republicano —e incluso a algunos sectores de la derecha europea— apoyar algún tipo de programa redistributivo débil. Y con eso nos referimos a algún tipo de Estado de bienestar débil. Es totalmente posible.

 

MN

Lo que están haciendo es simplemente no seguir atacando.

VC

Así es. Debemos entenderlo como una ralentización del ritmo del desmantelamiento, más que como una inversión del mismo.

 

MN

Correcto. Y es notable que Trump no esté siendo comparado con Roosevelt en este caso.

VC

No. Y ya sabes, el populismo en su momento significaba ataques masivos al poder de la élite. El populismo actual simplemente significa ralentizar los ataques a la clase trabajadora. Eso es todo lo que significa. De acuerdo. Pero mira, no es insignificante. Incluso Hawley, a quien la gente señala como precursor de los cambios dentro del Partido Republicano, está bastante aislado. En la actualidad, es muy reducido el contingente dentro del Partido Republicano que está interesado en preservar la red de seguridad social. Hay literalmente una docena, quizá dieciocho congresistas y un senador. Así que no estamos hablando de un cambio importante en el partido.

Pero, de nuevo, no debemos ignorarlo. No es insignificante. Y si no fuera por ellos, ahora mismo veríamos en la reforma fiscal de Trump un ataque generalizado a Medicaid. Ahora bien, hay una cuestión más profunda, que es suponer que esa versión del Partido Republicano, ese ala del Partido Republicano, esa ala de la derecha europea, crece hasta cierto punto. Y  vemos un giro hacia los sindicatos y  vemos un giro hacia algún tipo de alejamiento del libre comercio y cosas por el estilo. ¿Significa eso el fin de los últimos cuarenta años de dominio de clase y poder de los empresarios? La respuesta tiene que ser no.

Esto significa, en mi opinión, que el neoliberalismo no es el problema. Recuerden que empezamos diciendo que la esencia del neoliberalismo es un giro hacia el tipo de dominio de los mercados del siglo XIX. La cuestión es que lo que requiere una democracia plena no es tanto una reducción de los mercados en sí mismos, sino la plena participación de la gente común en las instituciones políticas que los gobiernan. Es posible que haya un dominio sin restricciones del capital en una situación en la que existen instituciones corporativistas.

 

MN

¿Puede explicar qué es una institución corporativista y por qué sería compatible con el poder capitalista?

VC

Lo que intentamos comprender es: ¿qué necesitan los trabajadores para defender sus intereses en una situación en la que estos no coinciden con los de los ricos? La razón por la que la clase trabajadora luchó por la democracia es porque pensaba que las instituciones democráticas, el derecho al voto, serían una flecha más en su carcaj para intentar luchar por una vida digna en una situación en la que no tiene mucho control sobre las instituciones clave de la sociedad: el lugar de trabajo, el gobierno, cosas así.

Así que pensaron que el voto era un elemento muy importante para ello, y los sindicatos son un elemento muy importante para ello. Ahora bien, el deseo de la clase dominante de desmantelar todas estas instituciones, como los sindicatos y otras instituciones sociales, se debía a que quería ejercer un dominio unilateral sobre la política y la economía.

Hay varias formas de ejercer ese dominio unilateral. Una es a través de los mercados libres, pero también pueden hacerlo organizando a la sociedad civil en lo que se denomina organismos corporativos. No se trata de empresas. Se trata de entidades colectivas que organizan los intereses de las personas de alguna manera. Los sindicatos son un organismo corporativo. Las asociaciones cívicas son un organismo corporativo. Los partidos políticos también pueden ser un organismo corporativo.

A menudo se olvida que en los años veinte y treinta, cuando la extrema derecha tenía el mayor poder que hemos visto en el último siglo, no lo hizo a través de los mercados libres. Lo hizo a través de lo que se denomina instituciones corporativistas. Es decir, sindicatos, asociaciones cívicas, grupos de ciudadanos. Todas estas cosas que asociamos con una democracia próspera también pueden ser instrumentos del poder capitalista. El ejemplo clásico de esto fue el fascismo.

En el fascismo no imperaba el libre mercado, sino el dominio de las empresas a través de asociaciones cívicas y organismos ciudadanos. Incluso llegaron a controlar los sindicatos. La razón por la que señalo esto es que lo que la izquierda debería luchar no es por el fin del libre mercado en sí mismo, aunque eso es importante, sino por el fin de la hegemonía de las empresas sobre la sociedad.

Esa hegemonía de la clase patronal puede ejercerse a través de los mercados libres, pero también a través de cosas como los sindicatos de empresa. Puede ejercerse a través de cosas como los grupos vecinales de derecha, cuya función real es vigilar a los ciudadanos. Puede ejercerse a través de unos medios de comunicación que, en apariencia, son libres, pero que en realidad están completamente controlados por sus propietarios privados, que los utilizan como instrumentos de propaganda.

Eso significa que cuando vemos al Partido Republicano avanzar formalmente hacia el apoyo a cosas como alguna forma de sindicatos o instituciones sociales, no hay que tomarlo como una victoria de la izquierda. Porque, en el contexto de la hegemonía de los empresarios y las empresas sobre la política, estas aperturas hacia los sindicatos, etc., pueden volverse en contra de los intereses de los trabajadores y a favor de los intereses de los empresarios.

Así que ahora mismo, cuando vemos a alguien como Trump o Hawley diciendo que debemos alejarnos del neoliberalismo, eso no significa que estén diciendo que debemos avanzar hacia el empoderamiento de los trabajadores. Podrían estar diciendo simplemente que necesitamos nuevas formas de control social. Y esas nuevas formas de control social, formalmente, en apariencia, pueden parecer realmente el tipo de instituciones que asociamos con una democracia próspera. Históricamente, el polo opuesto de una sociedad democrática, que es el fascismo, tenía todo tipo de instituciones que eran contrarias al libre comercio y al libre mercado, ninguna de las cuales favorecía los intereses de los trabajadores.

 

MN

Creo que tus comentarios aportan mucha claridad sobre el estado de la situación política. Pero probablemente el fenómeno más importante al que se refiere la gente cuando dice «esto significa el fin del neoliberalismo» son los ataques a la globalización y la supuesta desglobalización que está instaurando Trump. ¿Hasta qué punto cree que es legítimo? ¿Estamos desglobalizándonos?

VC

Creo que se puede decir que nos estamos desglobalizando si con ello nos referimos a que la expansión e integración continuadas de la economía global están llegando a su fin. No es que la integración esté llegando a su fin, sino que la expansión continua de la integración está llegando a su fin. Y eso, en realidad, si entendemos que la desglobalización lleva ya unos quince años en marcha, desde la crisis de 2008.

Lo que vemos desde la crisis de 2008 es que el nivel de integración —si lo medimos cuantitativamente— de la economía global se ha estancado. Desde aproximadamente 1980 hasta 2010, fue en aumento. La economía mundial se fue integrando cada vez más. Alrededor de 2010 se estabilizó, lo que significa que no se desintegró, no se desmanteló la integración, sino que simplemente entró en una fase de estancamiento, con el nivel de integración existente más o menos igual.

Eso significa el fin de la expansión de la integración global. ¿Es posible que empecemos a ver una reducción del grado de integración? Sin duda es posible. Pero si tuviera que aventurar una respuesta, diría que lo que veremos es una ligera reducción del nivel de integración y luego una nueva estabilización. Es decir, no se producirá una desglobalización continua a lo largo del tiempo. Lo que veremos es un descenso gradual del nivel de integración y luego una estabilización a partir de un punto determinado. Y la razón es sencilla: el grado de integración es tan grande que deshacerlo para volver a unas economías nacionales aisladas sería tan disruptivo que los gobiernos no podrían soportarlo.

 

MN

¿Crees que las políticas comerciales de Trump son en parte responsables de esta dinámica?

VC

Sí, sin duda. Ha sido un acontecimiento cataclísmico. Ahora bien, aún es pronto y Trump ha dado marcha atrás en gran parte de lo que ha hecho. Pero ya se sabe que es el modus operandi de Trump. Subió los aranceles a niveles desorbitados, como si fuéramos a sufrir una catástrofe mundial, y ahora los ha rebajado a niveles simplemente muy altos, que no parecen catastróficos, pero que siguen siendo bastante elevados para los estándares históricos.

Y nadie sabe dónde va a acabar todo esto. Pero tenemos que esperar una clara posibilidad de que se produzca un cierto grado de desintegración de esa integración.

 

MN

Las especulaciones que he oído sobre dónde acabaremos son vagas y ominosas, del tipo «no podemos volver atrás», y eso va de la mano con este comentario sobre cómo Trump ha dañado irreparablemente la reputación de Estados Unidos. Volviendo a nuestro episodio sobre el poder blando, la implicación es que lo que Trump está haciendo en esencia es desmantelar el imperio estadounidense, y eso se presenta como otro dato para decir: «Bueno, miren, el neoliberalismo está llegando definitivamente a su fin porque siempre ha coexistido con el imperio estadounidense».

VC

Hay cierta confusión, y eso se debe a que el neoliberalismo se ha convertido en un cajón de sastre que lo abarca todo. Así que creo que hay una reducción del imperio estadounidense, pero no es por culpa de Trump. Lo dije hace varios episodios: lo que Trump está haciendo es simplemente reconocer un hecho, que es que el poder geopolítico estadounidense ya no es incuestionable como lo era hace treinta o cuarenta años. El poder geopolítico se basa en última instancia en el dominio económico, y el dominio económico estadounidense en la economía mundial simplemente no es lo que era hace cuarenta años.

Ahora hay países que han logrado ascender en la escala económica mundial. China es el mejor ejemplo, pero no es el único. En América Latina, economías como la de Brasil. En el sur de Asia, la economía india. Obviamente, está Rusia, que ha logrado defenderse de toda Europa que ha acudido en ayuda de Ucrania.

Todo esto demuestra que Estados Unidos ya no puede seguir tomando decisiones unilaterales en la economía mundial, lo que significa que tiene dos opciones: o bien seguir con las fantasías de Biden, que consiste en seguir siendo una potencia política hegemónica a nivel mundial, aunque económicamente ya no pueda tomar decisiones, o bien reducir sus ambiciones políticas globales a la misma escala que sus ambiciones económicas, es decir, a la escala de su capacidad económica. O bien rebajar sus ambiciones políticas globales al mismo nivel que sus ambiciones económicas, es decir, a su capacidad económica.

Y creo que si no hubiera sido Trump, si hubiera sido cualquier otra persona, habrían tenido que hacer lo mismo. Estados Unidos ya no puede tomar las decisiones. Por lo tanto, se está reduciendo el alcance de Estados Unidos a nivel mundial. ¿Significa eso que el imperio estadounidense se está reduciendo? Sí, tiene que ser así, porque un imperio es simplemente la influencia que se ejerce sobre otros países, y eso se va a reducir. No hay forma de evitarlo.

¿Significa eso que el imperialismo estadounidense está llegando a su fin? Por supuesto que no. Simplemente será una potencia imperialista más débil que hace cuarenta o cincuenta años. Entonces, cuando decimos que los aranceles están provocando el fin o el desmantelamiento de un aspecto del neoliberalismo, ¿significa eso que los trabajadores estadounidenses deberían apoyar el régimen arancelario? La respuesta es no, en realidad no, porque volvemos al punto que he mencionado antes, que el neoliberalismo no es el problema. El problema es si los trabajadores tienen algo que decir en lo que está pasando a su alrededor. Los aranceles no son un regalo para los trabajadores, sino para el capital. Lo que hacen los aranceles es reducir las amenazas competitivas a las que se enfrentan los empresarios por parte de sus rivales en otras partes del mundo.

Eso sí que es un regalo para los empresarios. Hay una parte de la izquierda que piensa que si de alguna manera se recupera la industria manufacturera, se podrá volver a sindicalizar. No es así. Si nos fijamos en los nuevos talleres del mundo, ya sea en China, en algunas partes de la India o en algunas partes de América Latina, donde el capital ha fluido en los últimos veinte años para reactivar la industria manufacturera o para construirla, vemos que son talleres infernales.

Las condiciones de trabajo allí son peores que las que hemos visto nunca en la industria manufacturera en cualquier parte del mundo. Peores que las de la industria manufacturera del siglo XIX en Inglaterra y Alemania. La industria manufacturera no significa el renacimiento de los sindicatos. La organización significa el renacimiento de los sindicatos, y lo cierto es que la clase empresarial ha aprendido en los últimos ochenta años a inmunizarse también contra los esfuerzos de organización dentro de la industria manufacturera. Llevan unas cuatro o cinco décadas de ventaja a la izquierda, que sigue viviendo en ese mundo fantástico de los años treinta y cuarenta, en el que, si se consigue la industria manufacturera, se repetirá la historia de esos años. No será así, porque las formas de poder y control gerencial han evolucionado enormemente desde entonces.

Vamos a tener que idear estrategias de organización completamente nuevas, incluso en la industria manufacturera. Así que, aunque los aranceles de Trump devuelvan en cierta medida la industria manufacturera a Estados Unidos, lo que probablemente ocurrirá en cierta medida, eso no significa que vayan a volver los sindicatos. Eso depende de que los organizadores aprendan el nuevo panorama, no solo en los servicios, sino también en la industria manufacturera.

No hay razón para suponer que, en este nuevo panorama, la vuelta de la industria manufacturera aumente la probabilidad de que surjan sindicatos y se organicen. Simplemente no hay razón para creerlo, porque el poder y las formas de control gerencial en la industria manufacturera son completamente diferentes a lo que eran en la década de 1930. Vamos a tener que reinventar el significado de la organización, lo que significa que «el fin del neoliberalismo» a nivel internacional en el régimen global no debe verse como una panacea ni como un regalo para la izquierda o los trabajadores per se. Es, en primer lugar, un regalo para el capital.

Seguimos en la era del dominio incuestionable del capital. El hecho de que esté experimentando con nuevas formas institucionales no debe engañarnos.

 

MN

¿Dices que ha habido algunos cambios políticos significativos en los últimos diez años, mientras que nuestra política estuvo marcada por Trump y su presencia, pero que esos cambios no han alterado realmente las dinámicas de poder fundamentales de la sociedad, sino que se han instituido para reforzarlas?

VC

Hay indicios de que la clase dominante y la clase política están muy inquietas. Les preocupa que ya no se pueda dar por sentada la tranquilidad de una población pacificada, abatida y cínica. Por eso están experimentando con nuevas instituciones sociales y económicas que podrían lograr dos cosas: en primer lugar, sofocar de alguna manera toda la ira y el resentimiento de la población y, en segundo lugar, preservar el desequilibrio básico de poder entre los detentadores de la riqueza y el resto de la población.

Y lo que nosotros, como izquierdistas, no debemos hacer es dejarnos confundir por el hecho de que estén utilizando la retórica del antineoliberalismo y la retórica del antiliberalismo. No debemos confundir eso con la retórica del empoderamiento social. Porque eso nunca vendrá de arriba. Nunca vendrá de la derecha quitándose la venda de los ojos y diciendo: «Bueno, ahora queremos ser un partido de la clase trabajadora».

Eso solo vendrá si los trabajadores y los ciudadanos de a pie imponen a estos centros de poder su propia visión de cómo sería una sociedad más democrática, e insisten en que las instituciones que están construyendo estén libres del control de los empresarios, libres del control de sus señores corporativos y políticos, y estén sujetas a sus propios dictados, a su propia toma de decisiones democrática. Nada de eso figura en la agenda de todo este populismo de derecha, ni siquiera en el populismo del Partido Demócrata.

Porque, como he dicho antes, la lucha actual entre demócratas y republicanos es que los demócratas quieren una clase política más multirracial y socialmente heterogénea que gobierne al pueblo, y los republicanos están más contentos con una clase política más blanca y tradicional que gobierne al pueblo. Ninguno de estos dos partidos piensa en el 80% más pobre de la población.

Y hasta que eso ocurra, es posible que se produzca un alejamiento de lo que se denomina neoliberalismo, que es el dominio de los mercados. Pero no se alejará el dominio de clase de los ricos y las élites sobre la población, porque pueden hacerlo a través de diversas instituciones, de las cuales solo una es el libre mercado.

 

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  • Agotamiento laboral y estrés ¿Cómo reconocer y prevenir el Burnout?

     

    En un diálogo con AM Cumbre 1400, el psiquiatra Pablo Zunino abordó un tema que resuena en muchos entornos laborales: el Burnout o síndrome de desgaste profesional. “Es un estado de agotamiento físico, mental y emocional relacionado con el trabajo”, explicó Zunino, destacando que no se trata de una enfermedad mental, sino de un fenómeno ocupacional reconocido por la Organización Mundial de la Salud el cual afecta a trabajadores en diversas áreas.

    Zunino aclaró que el Burnout no es simplemente sentirse cansado, sino una respuesta al estrés crónico en el ámbito laboral. “No es estar saturado por cuestiones familiares, sino específicamente por la exigencia en el trabajo”, señaló. Esta exigencia puede provenir tanto de demandas externas como internas, donde la autoexigencia juega un rol importante. Según el psiquiatra, profesiones de alta demanda emocional, como la salud, la educación o las fuerzas de seguridad, son especialmente propensas a este síndrome.

    El especialista citó a la autora Maslach, quien describe el Burnout en tres dimensiones clave: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. “El agotamiento emocional es esa sensación de no tener más energía para dar”, afirmó Zunino.

    La despersonalización se manifiesta en actitudes cínicas o frías hacia el trabajo o las personas, mientras que la baja realización personal lleva a sentir que el trabajo carece de sentido. Estas características distinguen al Burnout de otros tipos de fatiga.

    Señales de alerta: del insomnio al aislamiento

    Identificar el Burnout puede ser un desafío, ya que sus síntomas suelen ser sutiles al principio. Zunino destacó señales físicas como insomnio, dolores de cabeza, contracturas o problemas digestivos, junto con síntomas emocionales como irritabilidad, apatía, ansiedad o tristeza. “Un signo clásico es cuando el domingo empiezas a sentirte mal porque al otro día tenés que trabajar”, comentó el psiquiatra, subrayando cómo el malestar anticipatorio puede ser un indicador claro.

    En la era de la hiperconectividad, la dificultad para desconectarse del trabajo agrava el problema. Zunino compartió su experiencia personal: “Yo tengo un teléfono profesional y los pacientes me pueden escribir en cualquier momento. Si no ponés límites, te desgastás rápidamente”. La incapacidad de separar el tiempo laboral del personal, especialmente en trabajos full-time o con horarios difusos, incrementa el riesgo de Burnout. Esta falta de límites puede llevar a un “vínculo patológico con el trabajo”, según el especialista.

    Estrategias para prevenir y actuar

    Para prevenir el Burnout, Zunino enfatizó la importancia de reconocer los síntomas temprano. “Poder identificar qué cuestiones en el trabajo nos cansan es clave”, afirmó. Además sugirió establecer límites claros, como horarios específicos para responder mensajes laborales, y buscar actividades que generen bienestar fuera del trabajo. También destacó la relevancia de reflexionar sobre la relación personal con el empleo: “¿Cómo quiero responder a las demandas del trabajo? Algunos trabajos exigen más de lo razonable, y ahí hay que poner un límite”.

    El Burnout no solo afecta el bienestar individual, sino que puede derivar en problemas físicos y emocionales graves si no se aborda a tiempo. “Lo primero que se modifica es el sueño, y si no dormís bien, no te sentís bien”, advirtió Zunino, quien recomendó consultar con un profesional si los síntomas persisten. Con un mensaje claro, el psiquiatra instó a quienes se sientan “quemados” a tomar medidas: desde establecer rutinas saludables hasta buscar ayuda especializada para recuperar el equilibrio entre la vida laboral y personal.

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  • Murió un camionero tras volcar y caer por un barranco en la Ruta 237

     

    Un trágico accidente ocurrió este miércoles en el kilómetro 1542 de la Ruta Nacional 237, en Neuquén. Un camión de carga que transportaba frutas y verduras volcó después de que su conductor perdiera el control del vehículo, cayendo por un barranco hasta quedar en la sub-banquina, lo que provocó la muerte del hombre en el lugar.

    Según las primeras informaciones, el chofer, de 33 años y oriundo de Bariloche, había viajado a la capital neuquina para cargar mercadería y se dirigía nuevamente hacia la ciudad rionegrina cuando, por causas que aún se investigan, el rodado salió de la calzada.

    Ubicación del accidente, a kilómetros de Piedra del Águila.

    Bomberos de Piedra del Águila, efectivos de Tránsito de la Policía provincial y personal de Gendarmería Nacional trabajaron en el sitio para asistir la emergencia, asegurar la zona y ordenar el tránsito. Se aguarda el arribo de peritos de criminalística para establecer las circunstancias exactas del siniestro.

    Las autoridades pidieron a quienes circulen por la ruta extremar la precaución, reducir la velocidad y mantener la atención al volante. Las rutas neuquinas, especialmente en zonas de montaña y con tránsito de carga, exigen máxima responsabilidad para prevenir nuevos accidentes.

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  • Milei en Estados Unidos para buscar un auxilio financiero de Donald Trump

     

    El presidente Javier Milei se reunirá este martes en Nueva York con su par estadounidense, Donald Trump, en medio del respaldo que el líder republicano hizo a su gestión frente a las turbulencias económicas que atraviesa la Argentina.

    A las 10.45, Milei asistirá a la intervención de Trump en la 80º Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y dos horas después se realizará la esperada reunión bilateral entre ambos jefes de Estado.

    Se espera que durante el encuentro, el mandatario estadounidense ratifique el respaldo de su administración a la de Milei y la predisposición a presentar auxilio financiero, algo que el propio libertario confirmó que se está negociando desde hace un tiempo con el Tesoro norteamericano. 

    Sucede en un momento de inestabilidad que atraviesa el Gobierno argentino debido a las dudas que existen en el mercado acerca de si el país cuenta con los dólares para poder afrontar los vencimientos de deuda del año próximo, por 4.000 millones de dólares en enero y 4.500 millones en julio.

    En el marco de esas dificultades económicas, el gobierno republicano de Trump se muestra dispuesto a brindar ayuda no sólo por la cercanía ideología con la gestión libertaria sino porque, en medio de las tensiones entre Washington y el presidente de Brasil, Lula Da Silva, la Argentina es percibido como el socio de mayor peso que tiene la Casa Blanca en Latinoamérica. 

    Encuentro con Georgieva

    Tras la reunión con Trump, Milei mantendrá el encuentro con Georgieva, luego de que el FMI también manifestara su apoyo al país poco días después de la derrota de La Libertad Avanza en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre.

    Esta reunión se reprogramó porque era una de las que el presidente argentino iba a mantener este lunes en medio del plan de vuelo original previsto para el domingo. También participarán el canciller Gerardo Werthein; el ministro de Economía, Luis Caputo; la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; y el vocero Manuel Adorni.

    En su última actividad del día, Milei ,a las 20, participará de una recepción ofrecida por Trump a los presidentes que asisten a la Asamblea de la ONU.

    El miércoles a las 12.45, Milei dará su mensaje ante la Asamblea General de Naciones Unidas; mientras que a las 19.55 participará de la gala en la que recibirá el premio Ciudadano Global 2025 del Atlantic Council, que le entregará el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent.

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  • Se viene una semana de movilizaciones globales y locales por Palestina

     

    Logo global de la convocatoria.

    En el marco de la «Marcha Global a Gaza», activistas de mas de 30 países van a iniciar una movilización en el Cairo el próximo jueves 12 rumbo a la frontera con Gaza en Rafah exigiendo en lo inmediato el fin del bloqueo que ha causado una hambruna severa y un colapso sanitario  y el cese al fuego. Para el domingo 15 se están llamando a movilizaciones en todas las ciudades del mundo en apoyo, entre ellas Buenos Aires y Rosario. En Argentina hay una convocatoria para el jueves 12 frente al Obelisco durante todo el día, con un acto convocado a las 17:30 cuyo eje principal es el repudio a la visita de Milei y el domingo 15 la convocatoria es en Callao y Corrientes a las 16hs. En Rosario hay una convocatoria para el domingo a las 15hs en Oroño y el río. Por su parte, en varias ciudades del mundo se desarrollaron hoy masivas movilizaciones tras el secuestro de la Flotilla Libertad que buscaba romper el cerco llevando alimentos y medicinas. Por ANRed. 


    El 12 de junio, más de 20000 activistas de cerca de 50 países de todo el mundo se encontrarán en El Cairo, Egipto, con el objetivo de presionar a los organismos internacionales para que actúen ante el desastre humanitario en la Franja de Gaza y que obliguen a Israel a poner fin a la agresión y el asedio en el enclave costero palestino. Hoy comenzó una caravana desde Tunez donde 7000 activistas irán recorriendo la costa del Mediterráneo en el norte de Afríca (Magreb) para ser parte de la actividad del jueves.

    La convocatoria coincide con el intento de la Flotilla Libertad de romper el bloqueo. Ayer 12 activistas entre quienes se encontraba Greta Thumberg fueron interceptados y secuestrados por las fuerzas israelíes. «El barco fue abordado ilegalmente, su tripulación civil desarmada fue secuestrada y su carga vital —que incluía leche de fórmula para bebés, alimentos, prótesis y suministros médicos— fue confiscada», declaró la organización en un comunicado. Una masiva movilización en Paris tuvo lugar hoy.

    Desde El Cairo a Rafah

    Tras encontrarse en El Cairo el próximo jueves los activistas iniciarán la “Marcha Global a Gaza” dirigiéndose a la ciudad de al-Arish en el Sinaí, para luego embarcarse en una marcha hacia la frontera con Gaza, donde acamparán durante tres días para instar a las autoridades a permitir la entrada de ayuda.

    La Alianza Internacional de Trabajadores de la Salud por la Justicia; Alianza de Solidaridad Masafer Yatta de Palestina; Movimiento Juvenil Palestino; CODEPINK Mujeres por la Paz en EE. UU.; Voz Judía por el Trabajo en el Reino Unido; El Millón de Mujeres Rurales y la Asociación de los Sin Tierra en Túnez; Foro de Solidaridad India-Palestina; así como el Movimiento Antibélico Irlandés, entre otras, son algunas de las organizaciones que van a desarrollar esta movilización.

    Movilizaciones en todo el mundo en apoyo

    Se espera que entre el 12 y el 15 masivas movilizaciones tengan lugar en todo el mundo. El domingo 15 es el día de la mayor parte de las convocatorias, aunque en Chile están convocando a movilizar el sábado 14. A las movilización en Paris recientemente mencionada se suman otras, muchas de ellas en el mundo árabe.

    las movilizaciones no van a terminar el domingo 15, sino que esa fecha es el epicentro. Ya hay convocatorias para la semana próxima desde el lunes 16. Así será en Galicia donde hay convocatorias en 26 localidades para el próximo lunes.

    Las convocatorias en Argentina

    Para el jueves 12 el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino está convocando a una jornada de repudio a la visita de Milei para recibir un premio y reforzar lazos con el ente sionista. Quien le entregará el premio a Milei, Stan Polovets, es un importante empresario ruso, nacionalizado estadounidense, que está acusado de drogar y agredir sexualmente a una mujer que había conocido en un evento en 2021. La jornada del jueves 12 tendrá su acto central a las 17:30hs frete al obelisco. 

    Para el domingo 15 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la convocatoria será a las 16hs en Callao y Corrientes, para luego movilizar. La iniciativa de la convocatoria partió de Autoconvocados por Palestina, y también cuenta con el apoyo del Comité.

    En Rosario convocan para el domingo 15 a las 15hs en Oroño y el Río. Seguramente habrá otras convocatorias en otras localidades del país.

     

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  • Vélez se consagró campeón de la Supercopa Argentina

     

    Vélez se consagró campeón de la Supercopa Argentina tras imponerse por 2 a 0 sobre Central Córdoba de Santiago del Estero en el estadio Gigante de Arroyito.

    Con dos goles de cabeza del defensor Jano Gordon en el complemento, el equipo dirigido por Guillermo Barros Schelotto logró sumar un nuevo título oficial a sus vitrinas.

    El partido tuvo un desarrollo parejo en la primera mitad, con situaciones claras para ambos equipos pero sin eficacia en la definición. El “Ferroviario” reclamó un posible penal por una mano en el área, mientras que Alan Aguerre, arquero del conjunto santiagueño, evitó la caída de su arco ante un cabezazo de Braian Romero

    La diferencia llegó en el segundo tiempo, ya que a los cinco minutos, tras un tiro libre ejecutado por Maher CarrizoGordon abrió el marcador con un potente cabezazo. Ya en el tramo final, el propio defensor volvió a ganar en las alturas a los 41 minutos para sentenciar el 2 a 0 definitivo. 

    De esta manera, Vélez se quedó con la Supercopa Argentina y cerró una jornada histórica en Rosario, donde supo mostrar solidez defensiva y eficacia en los momentos clave. Central Córdoba, en tanto, no pudo sostener la intensidad y pagó caro sus errores en el juego aéreo, mientras que el “Fortín” celebró un nuevo título en el fútbol argentino.

    Sintesis de Vélez vs. Central Córdoba por la Supercopa Argentina

    Supercopa Argentina 2025

    Vélez 2 – 0 Central Córdoba (SdE).

    Estadio: Gigante de Arroyito (Rosario). Árbitro: Facundo Tello.

    Vélez: Tomás Marchiori; Jano Gordon, Lisandro Magallán, Aaron Quirós, Elías Gómez; Florián Monzón, Agustín Bouzat, Tomás Galván, Maher Carrizo; Imanol Machuca y Braian Romero. DT: Guillermo Barros Schelotto.

    Central Córdoba (SdE): Alan Aguerre; Fernando Martínez, Lucas Abascia, Jonathan Galván, Braian Cufré; Matías Perelló, Matías Vera, José Florentín, Leonardo Heredia; Gastón Verón y Matías Godoy. DT: Omar De Felippe.

    Goles en el segundo tiempo: 5m. y 41m. Jano Gordon (V).

    Incidencias en el segundo tiempo: 36m. expulsados Omar De Felippe (CC) y Guillermo y Gustavo Barros Schelotto (V).

    Cambios en el segundo tiempo: 00m Iván Pillud por Fernando Martínez y Juan Pignani por Matías Godoy (CC); 13m. Diego Barrera por Jonathan Galván y Lucas Besozzi por Leonardo Heredia (CC); 17m. Manuel Lanzini por Imanol Machuca y Matías Pellegrini por Tomás Galván (V); 35m. Michael Santos por Braian Romero (V) y Favio Cabral por Gastón Verón (CC); 46m. Tobías Andrada por Maher Carrizo (V).

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  • Paro universitario y marcha federal de antorchas: “Muchos docentes se van a manejar un Uber hoy”

     

     

    Docentes y trabajadores universitarios realizarán 48 horas de paro con movilización en reclamo de mejoras salariales, más presupuesto para las universidades públicas y que el Congreso apruebe el proyecto de ley de financiamiento presentado por los rectores, gremios y estudiantes. Por Agencia Farco.


    PARO UNIVERSITARIO Y MARCHA DE ANTORCHAS – Carlos De Feo entrevista

    Las jornadas serán este jueves 26 y viernes 27 con una marcha hacia el ex Ministerio de Educación de la Nación, con sede en la Ciudad de Buenos Aires. También habrá actos, movilizaciones y actividades en distintos puntos del país, en lo que se espera sea una gran jornada federal en defensa de la educación pública y en contra del vaciamiento y ajuste del gobierno de Javier Milei.

    En declaraciones a Informativo FARCO el secretario general de la federación docente Conadu, Carlos De Feo, aseguro que la crisis que está provocando el gobierno en las universidades se va acercando a ser catastrófica: “Primero, por el recorte presupuestario enorme que han hecho y, después, por la caída salarial que hoy ha logrado que el 80% de docentes y no docentes están con salarios por debajo de la línea pobreza. Y hemos perdido casi 40% del poder adquisitivo”.

    En este escenario, el dirigente gremial aseguró que “es necesario volver a estar en la calle” para impedir la destrucción de la educación pública y le reclamó al Congreso que sancione la norma que busca mayor financiamiento: “Hace unos días atrás en la sesión se cayó por falta de coro, no se pudo tratar la ley, así que bueno, estamos reclamando también ahí de que finalmente se trate la ley y haya, no como el año pasado que se aprobó y después fue vetada, que la ley efectivamente se cumpla”.

    Carlos De Feo alertó que la situación salarial está generando que muchos trabajadores de las universidades se estén volcando a hacer chóferes para la aplicación Uber. “Muchos docentes hoy se van a manejar un Uber. Muchos lo están haciendo porque finalmente necesitan vivir, tienen que llevar recursos a su casa para sostener a su familia y la universidad no se lo está dando”.

    Este contexto también generó renuncias, pedidos de licencia sin goces de sueldo o incluso que muchos se vayan al exterior. “El funcionamiento de las universidades se está sosteniendo con el sacrificio de los trabajadores, tanto docentes como no docentes”, concluyó.

    Fuente: https://agencia.farco.org.ar/home/paro-universitario-y-marcha-federal-de-antorchas-muchos-docentes-se-van-a-manejar-un-uber-hoy/

     

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