El muro de Milei: la candidata Karen Reichardt quiere separar a los que piensan distinto
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El muro de Milei: la candidata Karen Reichardt quiere separar a los que piensan distinto

 


La exvedette y actual candidata de La Libertad Avanza volvió a generar polémica con una propuesta delirante: construir un “muro” para dividir a quienes “quieren progresar” de quienes “prefieren vivir en casillas”. Una metáfora cargada de exclusión que desnuda el verdadero proyecto libertario.

Por Roque Pérez para Noticias La Insuperable

Un muro para la grieta

Karen Reichardt, candidata de La Libertad Avanza, sorprendió meses atrás con una frase que todavía resuena: la idea de construir un muro para separar a los que piensan distinto.

Según sus palabras, ese muro debería dividir “a los que les gusta vivir en casillas y que los Insaurralde viajen en yate” de “los que queremos progresar”. Y remató con tono irónico, pero no menos revelador: “Me gustaría inaugurarlo”.


La lógica de la exclusión

Más allá de la provocación mediática, la metáfora de Reichardt no es inocente. Hablar de muros en política implica algo más que un chiste: significa separar, segregar y expulsar.

Como analizan especialistas en procesos sociales y simbólicos, un muro no solo divide físicamente: también cristaliza desigualdades, convierte a los disidentes en enemigos y destruye cualquier posibilidad de diálogo.


Milei y la política del “nosotros contra ellos”

El discurso libertario insiste en esa lógica: los “planeros” contra los “productivos”, el “Estado parásito” contra “la gente de bien”. La propuesta del muro de Reichardt no es un exabrupto aislado, sino la consecuencia natural de esa cosmovisión que Milei alienta desde el poder.

En lugar de tender puentes para resolver los problemas del país, se propone levantar paredes que ahonden las diferencias y legitimen la estigmatización de los sectores más vulnerables.


Democracia en riesgo

El muro de Reichardt es la imagen más clara de un proyecto político que no busca integrar, sino excluir a quienes piensan distinto.

En un país con heridas abiertas por la dictadura, la violencia institucional y la desigualdad social, resulta alarmante que desde el oficialismo se plantee con liviandad la idea de separar a ciudadanos en función de sus opiniones o su condición social.


Conclusión

Lejos de ser un “chiste”, la propuesta de Reichardt es un mensaje político de fondo: en el país de Milei no hay lugar para todos. Y en democracia, ese es el muro más peligroso de todos.

 

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