Cuando un chatbot te convence: cómo la IA ya puede influir en tu intención de voto
Un nuevo estudio de la revista Nature revela que una simple conversación con inteligencia artificial puede modificar la preferencia electoral de miles de personas. Qué implica esto para la democracia y por qué urge regularlo.
Por Roque Pérez para NLI

Una persona conversa con un asistente virtual. Pregunta, recibe datos, escucha argumentos. Nada fuera de lo común. Pero un estudio publicado recientemente en Nature demostró que ese intercambio aparentemente inocente puede alterar algo fundamental: la intención de voto. Y no de forma marginal, sino más que los tradicionales avisos políticos que inundan redes y campañas.
Una charla, un cambio de opinión
El trabajo examinó qué ocurre cuando ciudadanos de Estados Unidos, Canadá y Polonia interactúan con chatbots diseñados para respaldar a uno de los candidatos principales en elecciones reales o recientes. Los resultados fueron contundentes: una sola conversación breve con la IA alcanzó para generar cambios estadísticamente significativos en la intención de voto.
En los comicios de Estados Unidos el efecto fue moderado, pero en Canadá y en Polonia los cambios rondaron el 10%, un impacto enorme en el mundo electoral. Incluso en un referéndum en Massachusetts sobre la legalización de psicodélicos, una charla de pocos minutos influyó en las posiciones a favor o en contra de la medida.
Por qué funciona: la persuasión “racional” de la IA
El estudio mostró que los chatbots no necesitaban apelar al miedo, a la polarización ni a las tácticas emocionales típicas de las campañas. Su poder de persuasión se basó en presentar hechos, argumentos supuestamente racionales y datos relevantes.
Esa apariencia de razonabilidad, muchas veces confundida con objetividad, fue el factor más persuasivo. Cuando los investigadores limitaron el acceso del chatbot a información factual, su capacidad de influir cayó de forma abrupta.
Pero el estudio también reveló un riesgo: no todas las afirmaciones eran precisas. Los bots programados para apoyar a candidatos de derecha emitieron más afirmaciones inexactas que los inclinados hacia candidatos de izquierda, un hallazgo que agrega un componente de desinformación desigual según la orientación política del mensaje.
Un riesgo creciente para la democracia
El trabajo concluye que la inteligencia artificial ya tiene capacidad para alterar preferencias electorales de manera directa, rápida, económica y, sobre todo, poco visible.
Las implicancias son serias:
- Persuasión individualizada y silenciosa, imposible de auditar.
- Segmentación extrema, con argumentos diferentes para cada perfil.
- Asimetría total de información, porque el votante no siempre sabe que habla con un algoritmo.
- Alta capacidad de escala, con miles de conversaciones simultáneas sin costo adicional.
Los autores advierten que este mecanismo podría modificar el desarrollo de campañas electorales e incluso resultados finales.
La urgencia de establecer reglas
El estudio no propone prohibir el uso político de la IA, pero sí reclama regulaciones claras y urgentes:
- Transparencia total respecto de cuándo un ciudadano interactúa con un bot.
- Consentimiento explícito antes de recibir mensajes políticos automatizados.
- Auditorías sobre la veracidad de la información utilizada.
- Obligación de informar públicamente quién utiliza IA y con qué objetivos.
En un escenario donde las decisiones colectivas se forman cada vez más en espacios digitales, la conversación con un algoritmo puede convertirse en un actor político tan influyente como un partido.
Conclusión
La investigación publicada en Nature no solo describe un fenómeno tecnológico: alerta sobre un cambio de época. Las inteligencias artificiales, lejos de ser asistentes neutros, ya son capaces de moldear percepciones políticas a una velocidad y escala inéditas.
Regular, transparentar y educar se vuelven tareas indispensables para que la democracia siga siendo una construcción humana, incluso en tiempos en los que muchas conversaciones ya no lo son.



