Cuando los clubes sobreviven gracias a sus hinchas
«El club es de los socios», es una de las frases más conocidas y repetidas en el ambiente del fútbol argentino, tanto por los hinchas como por los dirigentes, jugadores y entrenadores. Esta no es solo una simple oración, es una afirmación que pone en palabras el sentimiento de cada socio y simpatizante que sigue con alma y vida a su club.
En el fútbol argentino son innumerables las ocasiones en las que, por manejos paupérrimos de los dirigentes en los clubes, los hinchas se manifiestan para proteger la integridad, el prestigio y los derechos institucionales de sus equipos.
Los episodios que involucraron a Marcelo Moretti, Daniel Lalín y Javier Cantero evidencian la tensión histórica entre dirigentes y fanáticos.
Marcelo Moretti se fue en un móvil policial de la sede de San Lorenzo
Marcelo Moretti, presidente de San Lorenzo, tuvo que tomarse licencia por culpa de un video donde se lo ve a el guardándose en el bolsillo 20 mil dólares por parte la madre de un jugador de inferiores del ciclón.
Esta situación llevó a una debacle institucional insostenible para San Lorenzo y sus hinchas, llegando a entrar en acefalía debido a que la mitad más uno de sus dirigentes de la comisión directiva renunció a su cargo.
Sin embargo, la justicia desestimó la reunión en la que se produjo la acefalía porque Moretti no se encontraba presente. Esto llevó a que Moretti vuelva oficialmente de su licencia para retomar la presidencia y los hinchas explotaron cuando el mismo llegó a la sede del club luego de todo lo ocurrido.
La imagen que quedará en la historia se dio cuando el presidente del Ciclón tuvo que salir corriendo de la sede para subirse a un móvil policial y «escapar» del grito furiosos de los hinchas azulgranas pidiendo su renuncia y elecciones en el club.
Racing y la noche de la quiebra
El 4 de marzo de 1999 en la sede de Avellaneda, el presidente de Racing, Daniel Lalín, fue golpeado en la cara con un tambor que salió del sector del público. El impacto le causó un fuerte sangrado en su rostro y quedó marcado en la historia como uno de los peores momentos institucionales del club.
El incidente fue provocado por el anuncio de la quiebra de la institución, una tensa situación en donde los fanáticos temían ante el posible cierre definitivo de un elenco histórico que había sido protagonista de los inicios del fútbol argentino: multicampeón de los torneos amateur, de manera consecutiva, y el primer club argentino en conquistar la Copa Libertadores y la Intercontinental. “El Primer Grande” como indica su eslogan, podía cerrar sus puertas.

Por otra parte, el mismo día, la síndico Liliana Ripoll expresó la recordada frase “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir». El anuncio generó una fuerte movilización de los socios e hincas, quienes se instalaron en el Cilindro de Avellaneda para evitar la catástrofe más grande de toda su historia: la desaparición.
Si bien en la actualidad, “La Academia” se encuentra en un gran momento futbolístico, los hinchas siempre recordarán este aterrador episodio con orgullo, porque los socios e hinchas se unioren para sacar adelante al club. Una fuerte manifestación popular que explica que la pasión por un club mueve montañas.
Independiente y los sillazos
El 27 de junio de 2013, 12 días después del descenso de Independiente de Avellaneda a la B Nacional, el presidente del club, Javier Cantero, y su comisión directiva fueron agredidos por los barrabravas e hinchas con sillazos.

La turbulenta situación que vivió el “Rey de Copas”, apodado de esta forma por la grandeza que adquirió por la conquista de las 7 Copas Libertadores (máximo ganador) y las 2 Intercontinentales, derivó en la renuncia del presidente, la cual se produjo el 23 de abril de 2014.
El mandato de Cantero quedó marcado en la historia como el peor de la historia de una institución que literalmente tocó el cielo con las manos y descendió al infierno.
El poder de los hinchas
Estos episodios históricos evidencian el poder que los hinchas tienen cuando se reúnen para proteger a sus clubes. La pasión y el amor por los colores se manifiesta en cada club argentino y funciona como una advertencia: en este ecosistema pasional, la política deportiva no puede ir en contra de la esencia que une a cada club con sus hinchas más fervorosos. En última instancia, el fútbol argentino sigue demostrando que ningún dirigente, por más respaldo que tenga, puede sostener su autoridad sin el consentimiento, y la paciencia, de su pueblo futbolero.
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