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Concurso ‘Día mundial del reciclaje’

La Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad de Villa Regina puso en marcha el concurso ‘Día mundial del reciclaje’ destinado a niños y niñas de hasta 13 años.

Los interesados en participar deberán realizar manualidades utilizando materiales reciclados (papel, cartón, latas, etc) y luego enviar fotos del proceso y su terminación a la página de Facebook ‘Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable’ o al mail [email protected]

Deberán acompañarlo con nombre, apellido y teléfono de contacto. Tendrán tiempo hasta el 14 de mayo a las 14 horas.

Los premios son tres kits escolares: el primero por $2.000, el segundo por $1.500 y el tercero por $1.000. Los ganadores se darán a conocer el 18 de mayo.

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  • Los gobernadores peronistas y Provincias Unidas exploran un interbloque federal en el Senado para ser tercera minoría

     

    Los gobernadores peronistas que apuran un nuevo postkirchnerismo y sus pares de Provincias Unidas se ilusionan con la posibilidad de que los senadores que les responden confluyan en una suerte de interbloque federal. El objetivo sería juntar suficientes bancas como para superar en número a la UCR y disputar lugares en las comisiones parlamentarias.

    La tarea no es sencilla y requiere, al menos, dos condiciones: que el nombre del grupo no sea el del frustrado sello electoral de Juan Schiaretti y sus socios políticos, por un lado, y que la articulación supere las desconfianzas cruzadas por el pasado reciente de todos, por otro.

    Una fuente al tanto de las conversaciones le dijo a LPO que Carlos «Camau» Espínola y Alejandra Vigo, esposa de Schiaretti, intentan agregar bajo la configuración de interbloque a la neuquina Julieta Corroza, que hasta este viernes integró el gabinete de Rolando Figueroa, la tucumana Beatriz Ávila, que responde a Osvaldo Jaldo, y la salteña Flavia Royón, la legisladora impulsada por Gustavo Sáenz.

    Royón y Sáenz funcionan como una suerte de nexo con el bloque Convicción Federal, presidido por el puntano Fernando Salino, pero integrado a su vez por el catamarqueño Guillermo Andrada, el riojano Fernando Rejal y la jujeña Carolina Moisés, quien goza de afinidad política con el gobernador de Salta.

    Postkirchnerismo: Sáenz y Figueroa se acercan a los gobernadores peronistas 

    En efecto, un senador le dijo a LPO que Sáenz le habría prometido a Moisés que Royón podría sumarse a su bancada pero, a su vez, habría ofrecido lo mismo al ex regatista correntino. El atajo más práctico para no incumplirle a ninguno acaso sea el interbloque. «Sáenz está entusiasmado con la chance de ser el primus interpares de los gobernadores peronistas que están contra Cristina y, por eso, le interesa juntar lo que tienen Misiones, Tucumán y Catamarca», explicó.

    Sáenz le habría prometido a Moisés que Royón podría sumarse a su bancada pero, a su vez, habría ofrecido lo mismo al ex regatista correntino. El atajo más práctico para no incumplirle a ninguno acaso sea el interbloque.

    De ahí que se haya convertido en el anfitrión de un encuentro con el tucumano Jaldo, el catamarqueño Raúl Jalil y el neuquino Figueroa este jueves, en la Casa de Salta. No es casual que una de las versiones de este sábado haya sido que Royón y Ávila formen un bloque juntas para asociarse a Camau y Vigo, pero ese desenlace todavía no está sellado.

    Además, Espínola reclama al cuarteto de Convicción Federal que rompa con el bloque peronista de José Mayans y Juliana di Tullio, una jugada para la que no le faltan ganas a esos cuatro senadores pero que demoran en medio de discusiones y negociaciones en curso. «Lo que tienen que entender los gobernadores es que tienen que ser cautos porque de nada les sirve un senador en soledad, ni siquiera podrían meterlo en una comisión importante, pero si juntan número… alguno puede mojar con un legislador en Presupuesto o Asuntos Constitucionales», señaló uno de los armadores a LPO.

    Espínola, Ávila y Atauche en el recinto.

    La arquitectura para construir ese interbloque es compleja, porque hay senadores peronistas que no se sienten tan cómodos bajo la influencia de un armado compartido con gobernadores radicales y hay legisladores que temen cualquier cercanía con el peronismo.

    Como sea, Espínola cuenta con el respaldo del gobernador Gustavo Valdés, que mantendrá a los dos senadores radicales de su provincia, Eduardo Vischi y Mercedes Valenzuela, en la UCR. El líder correntino, que por ahora dice que no está interesado en presidir el partido aunque se lo estén ofreciendo y suscribió a Provincias Unidas, ahora apuesta al medallista olímpico como su representante en ese espacio.

    Si los gobernadores aspiran a tallar en las discusiones parlamentarias, tendrían que acelerar la articulación de un interbloque que los ubique como tercera minoría.

    Maximiliano Pullaro y Carlos Sadir, por su parte, no acreditan ascendencia sobre ningún senador, mientras que el chubutense Ignacio Torres podría aportar la incorporación de Edith Terenzi o Andrea Cristina, si se va del PRO, o ambas. Es una incógnita aún si Claudio Vidal dispondrá que se sumen ahí los senadores José María Carambia y Natalia Gadano, que suelen ser difíciles de contener y conducir.

    Otra fuente al tanto de la situación le dijo a LPO que los actores «avanzan con cautela» y que «hay que esperar a febrero», una vez que pasen las extraordinarias y se definan las autoridades de la Cámara Alta. El dilema es que, para ese entonces, estarán conformadas las comisiones más apetecibles para el gobierno y la oposición. Por eso, las conversaciones entre gobernadores y senadores apuntan a que, si los caciques provinciales aspiran a tallar en las discusiones parlamentarias, habría que acelerar la articulación de un interbloque que los ubique como tercera minoría.

    Los peronistas Guillermo Andrada y José Mayans.

    La cuenta es que el peronismo tendría un piso de 22 bancas, más las de los santiagueños Gerardo Zamora y Elia Moreno, que anunciaron que se apartarán del PJ con su Frente Cívico. Habrá que ver si quedan anexados como interbloque o no, al igual que los cuatro de Convicción Federal. El catamarqueño Jalil, que está representado allí por Andrada y también por Moisés, podría ser determinante para que Mayans lidere una tropa de 24 o 28.

    La segunda minoría corresponde a La Libertad Avanza, con 20 miembros a partir del 10 de diciembre. Como la UCR estará integrada por 10 senadores, los gobernadores de Provincias Unidas y los peronistas anticristinistas podrían quedarse con la tercera minoría, si efectivamente alcanzan o superan las 11 bancas.

    Ante la consulta de LPO, un gobernador peronista que todavía no rompió con Cristina ni siquiera condenó las tensiones y los deslizamientos que se producen en el bloque de senadores de Fuerza Patria. «Ya no hay ningún margen de negociación, no queda mucho más que ensuciarse para cuidar las provincias. Llegó la era de los kamikazes», contestó.

     

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  • No sos vos, es el peso

     

    Una niña entra en un dormitorio durante la hora de la siesta. La persiana está baja. A pesar de eso, algo de luz se cuela en la habitación. Un hombre duerme en una cama de dos plazas, ronca fuerte. 

    —Pa, ¿me das un peso?

    Mientras le pregunta, le toca el hombro para despertarlo. El hombre se asusta, pregunta qué pasa. Ella repite:

    —¿Me das un peso?.

    —Sí, sí. En el bolsillo de mi pantalón está la billetera. Sacá de ahí. 

    La nena saca un billete azul con la cara de un hombre de bigotes frondosos de un lado y la imagen del Congreso argentino del otro. 

    Es enero de 1992. Cada dólar vale un peso.

    ***

    Una mujer toma el celular, abre TikTok. Aparece un video de Rosalía tomando mate. “Es como comerse un campo”, dice después de beber un sorbo. La mujer sonríe mirando la pantalla,  luego abre el buscador de la aplicación y tipea “dólar”. El algoritmo le devuelve una colección de videos de personas vaticinando a cuánto cerrará el dólar en 2025; cuánto espacio ocupa un millón de dólares en billetes de 100; la comparación entre un fajo de diez mil dólares y cinco millones de pesos a un tipo de cambio de 500 pesos (el video fue publicado el 13 de julio de 2023). 

    Es diciembre de 2025 y cada dólar vale 1.460 pesos.

    ***

    En el medio no sólo pasaron casi 34 años, pasó 196.043% de inflación acumulada. 

    Ciento-noventa-y-seis-mil-cuarenta-y-tres por ciento. Lo repito porque no lo puedo creer. Le pedí el cálculo a Juan Manuel Telechea, que tuvo que reconstruir el dato, entre otras cosas, porque las cifras del Indec entre 2007 y 2016 no son confiables, así que hay que empalmar series estadísticas. Un número que sólo pueden estimar economistas que se dedican a estudiar (y escribir sobre) el tema, como Juan. 

    Tremendo. No me puedo recuperar de la impresión que me provoca el dato, sobre todo porque las fechas elegidas no son al azar. El 1 de enero de 1992, el peso reemplazó al austral como moneda de curso legal en la Argentina. Esto quiere decir que, en sus 34 años de historia, el peso lleva acumulada una inflación de casi 200.000%, mientras que el dólar acumula alrededor de 2.500% en sus 225 años. 

    Podría seguir haciendo comparaciones que nos rompan la cabeza. Es imposible no pensar cómo hicimos —y cómo hacemos— para vivir en este mar de incertidumbre. ¿Cuánto cuestan las cosas? ¿Cuánto vale nuestro trabajo? ¿Cuánto podemos comprar con lo que ganamos? ¿Cuánto cuesta vivir? Demoledor.

    Sin dudas, estos demenciales niveles de inflación son los que cimentan la falta de confianza en nuestra moneda. La historia nos demuestra una y otra vez que hay una abrumadora probabilidad de que, si en lugar de apostar al dólar apostábamos al peso, hubiésemos perdido como en la guerra. Así que si sos de las personas que ahorran en dólares, no te preocupes: no sos vos, es el peso. 

    Y esta generalización no es una conclusión de una charla de café o de sobremesa de un domingo familiar: estas intuiciones empezaron a ser medidas por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), que este año empezó a publicar el Índice de Confianza en la Moneda (ICM). En la última medición, encontraron que un 41% de las personas encuestadas no cree que el Gobierno pueda estabilizar el peso vs. un 36% que confía en que sí. El 23% restante no está convencido, pero le dejan el beneficio de la duda.

    Para decirlo fácil y sin vueltas: la mayoría de la gente piensa que el peso es una criatura indomable. 

    El estudio de la UNSAM también dice que usamos el peso para las transacciones cotidianas, como comprar y vender o poner precios, pero nos quedamos en dólares cuando tenemos que “ahorrar” o expresar precios que necesitamos resguardar de las recurrentes crisis argentinas. 

    Pienso: ¿cuándo empezó esta bendita costumbre nacional de refugiarnos en una moneda emitida por otro país? Quiero encontrar algún paper que lo haya estudiado seriamente. Lo encuentro en la página del Banco Central. Resulta que correr al dólar para aplacar el vendaval de la inflación arrancó en 1975, con el Rodrigazo, cuya velocidad descomunal de aumento de los precios hizo saltar la dolarización de las carteras de inversión del 34% entre 1964-1974, al 65% entre el 1975 y 1988. 

    Pero el aumento desenfrenado de los precios no es sólo un problema de la economía. La inflación también es una variable de la política. La conclusión de esta tragedia nacional es obvia: la culpa es de los políticos. Desde 1983, ningún gobierno consiguió construir una estabilidad duradera del peso. Ni siquiera Carlos Menem, que durante casi una década mantuvo la ilusión del uno a uno a costa de incubar el 2001. Gracias, capo, dejá. Mejor ni ayudes.

    Así que es justo decir que los argentinos creemos más en el dólar que en los políticos. Alguien se va a enojar con esta frase, y la verdad es que no me importa. Pero voy a repasar: Alfonsín se fue antes de que se terminara su mandato en medio de un bardo astronómico; Ménem intentó con la convertibilidad a costa de destruir la economía real; De la Rúa, bueh, para que repetir lo de 2001; los cinco presidentes en una semana nos legaron el default y la pesificación asimétrica; Kirchner recuperó la economía post colapso pero dejó en gateras el aumento de los precios que empezó a acelerarse después; CFK decidió sostener la actividad económica a costa de tolerar más inflación (y desmantelar el sistema estadístico oficial para no hablar del asunto); a Macri se le disparó el dólar y todo se fue al carajo; Alberto quedó atrapado entre una pandemia, una guerra y una lucha política interna descomunal y la inflación llegó a 1020% en su mandato. 

    Me van a disculpar la impertinencia, pero el dólar es lo más estable que tenemos. 

    Igual, paren. Vuelvo a leer el informe y hay un dato central que estoy pasando por alto. La confianza/desconfianza en el peso es también una cuestión de clase, porque las personas más favorecidas son las que más se abrazan al billete verde. Compran dólares, arman canutos, los guardan en el colchón o en la caja de seguridad y no reinvierten en la economía real. Esa creación de valor de la economía argentina está agazapada en los márgenes del sistema financiero argentino, esperando por un próximo viaje o una compra al contado de alguna cosa cara, como un auto o un inmueble. Qué espectacular sería si esa capacidad de ahorro nacional se convirtiese en inversión que financie el crecimiento de nuestra economía, ¿no? Al final, hay una manera de mirar al mercado financiero con buenos ojos y no únicamente como un reducto de timba de cryptobros que quieren ser millonarios en dos minutos. En fin, lo dejo como deseo en el arbolito de Navidad.

    Cuando estaba punteando algunas ideas para escribir esta nota tiré el tema en la redacción del Buenos Aires Herald. Como sospechaba, la mayoría de mis compañeros valoran el dólar por la “estabilidad” que tiene. “¿Les molestaría que deje de existir el peso?”, les pregunté. La cosa se dividió: algunos dijeron que valoraban la estabilidad y otros que no querían perder soberanía. 

    —Una moneda estable es lo que quisiera. Pero no quiero que sea de otro país porque perdés soberanía. O sea a costa de qué conseguís la estabilidad.

    —La contrapregunta de eso sería cuánta estabilidad te cuesta esa soberanía. 

    Yo soy de las que piensan que tener una moneda nacional es fundamental como instrumento de política económica. Y también creo que el sistema político argentino tiene que entender que hay una demanda legítima de la sociedad de vivir con más tranquilidad. Si me preguntan a mí, el que mejor entendió esto hasta ahora es Javier Milei. Su programa económico paga costos altísimos a nivel social y no acumula reservas (lo cual en nuestra historia nos demostró que es un gran problema), así que tengo muchas críticas a sus decisiones, pero sí le reconozco el acierto del diagnóstico.

    Vuelvo al informe de la UNSAM. “A medida que disminuye la confianza social en la moneda, también se debilita la confianza en el futuro del país, es mayor el pesimismo respecto del bienestar de las nuevas generaciones y cae la expectativa del progreso material propio”, dice casi al final. Lo dicho: hay una dimensión política de la inflación. 

    Keynes decía que “la importancia del dinero surge esencialmente de que es un eslabón entre el presente y el futuro”. Me gusta esa frase porque me hace pensar que la política es ese eslabón que nos permite proyectar. La política es un ejercicio de imaginación, así que mientras podamos imaginar alternativas, la salida siempre es posible. En el fondo soy una optimista tóxica. 

    Para cerrar este texto rarísimo, una última cosa. La niña de la primera escena soy yo y eso que conté es mi primer recuerdo relacionado con el dinero. Y la mujer del celular también soy yo, intentando pensar cómo escribir de una forma más amena algo tan técnico como un índice económico. La decisión fue escribir como persona, no como periodista. En definitiva, siento que estamos todos en la misma: intentando sobrevivir a pesar del maremoto. Nos deseo mucha suerte. 

    La entrada No sos vos, es el peso se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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