COIMAS EN DISCAPACIDAD: Realizaban auditorías en un restaurante abandonado
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COIMAS EN DISCAPACIDAD: Realizaban auditorías en un restaurante abandonado

 

Mientras no se apaga el fuego del escándalo nacional por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), aparecen nuevos focos de irregularidades, esta vez en la provincia de Misiones. En San Ignacio, San Pedro y 25 de Mayo, beneficiarios y autoridades locales denunciaron que las auditorías se realizaron de manera irregular, en condiciones indignas y a cargo de militantes libertarios, cuyas constancias finalmente fueron rechazadas por la propia ANSES.

El vicegobernador y un recurso judicial

El vicegobernador misionero, Lucas Romero Spinelli, calificó como “inadmisibles” los operativos y el gobierno provincial ya presentó un recurso de amparo en la Justicia Federal. Allí detallaron irregularidades graves: sellos y firmas de médicos falsificados, trámites recibidos por militantes en lugar de profesionales de la salud, constancias sin validez legal y auditorías en espacios insólitos, como un restaurante abandonado.

La voz desde 25 de Mayo

En declaraciones a Misiones Online, el secretario de Gobierno de 25 de Mayo, Sebastián Rodríguez, fue contundente: las auditorías estuvieron en manos de militantes de La Libertad Avanza y terminaron siendo desconocidas por ANSES.

“En 25 de Mayo comenzó el operativo el 1° de septiembre, se estuvo llevando a cabo con mucha gente en general, hubo gente que fue convocada o citada por carta documento y se tomaron a los tres municipios. Tuvimos ciertos problemas porque hubo gente que no fue citada y se acercó igual a consultar la situación porque hubo mucha desinformación. Resulta que sí, tenían turnos adjudicados y no estaban informados”.

Paranoia e incertidumbre entre los beneficiarios

La improvisación y la desinformación generaron temor en la comunidad. Rodríguez reconoció que el operativo sembró paranoia por miedo a perder los beneficios.

“Eso lógicamente se transmitió de boca en boca entre la comunidad y fue generando cierta paranoia, porque preocupa a la gente que le lleguen a cortar los beneficios y más siendo que la situación no está fácil y hay mucha gente que realmente lo necesita y que tiene discapacidad real”.

El funcionario también explicó que el municipio nunca recibió comunicación formal sobre el operativo y que las cartas documento enviaban a los vecinos a una dirección inexistente, lo que agravó la confusión.

Militantes en lugar de médicos

Otro de los puntos más preocupantes fue que los supuestos auditores eran en realidad militantes libertarios.

“La gente que le llegó la carta documento le decía que se presenten en una dirección que en 25 de Mayo no existe. Después nos terminamos enterando que era en un salón grande del centro, otra dirección distinta. Desde ahí ya hubo mucha confusión. Lo que sí pudimos ver es que eran ciertos militantes de la Libertad Avanza, por lo que pudimos charlar con la gente, y eso preocupa mucho, que sean militantes los que hacen las auditorías”.

Constancias truchas y rechazo en ANSES

La gravedad del caso se profundizó cuando los certificados entregados en el operativo fueron rechazados por la ANSES.

“La gente que salía del operativo con su certificado se fue a ANSES a sacar un turno para presentar los estudios, y en ANSES les rebotaron. Les dijeron que no era una firma avalada o que eran fotocopias. Las personas se hicieron el viaje a Oberá y terminaron volviéndose sin respuestas”.

El funcionario aseguró que los primeros 15 beneficiarios que se acercaron fueron rechazados y que luego la situación se repitió con más casos.

“Después se siguió dando con otras personas. Hay gente que viene desde 60 o 70 kilómetros, con caminos de tierra y lluvia, y terminan rebotando. Claramente se marca el perfil de estas acciones que está teniendo el Gobierno nacional”.

Un modus operandi que se repite

Las denuncias en Misiones se suman a la ola de cuestionamientos que ya atraviesa a la ANDIS y al Gobierno de Milei, acusado de usar a los sectores más vulnerables como terreno para militancia encubierta y negocios turbios. Lo que debía ser un proceso serio de control de prestaciones por discapacidad terminó convertido en un festival de irregularidades, con médicos falsificados, auditorías en lugares indignos y constancias sin validez.

 

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    Lejos quedaron los almuerzos distendidos, en los que el presidente Milei se movía con soltura entre los empresarios como un animador ocurrente. Los hombres de negocios reunidos por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP) para escuchar a Milei, estaban incómodos. El impacto del escándalo de las coimas era el tema.

    “El Presidente tiene que entregar una cabeza y normalizar, porque si no el daño es para todos”, resumió un importante hombre de negocios, en diálogo con LPO. La “cabeza” que se menciona con más insistencia es la de Lule Menem, señalado por Spagnuolo como el encargado de recolectar las coimas de la droguería Suizo Argentina. 

     No se trata, solamente, de un tema de ética. El caso terminó de derrumbar la expectativa de los empresarios de una baja del riesgo país que permita volver al mercado voluntario de deuda.    

    Se suma el caso al malestar creciente ante un programa que desde el fallido desarme de las Lefi, no encuentra un norte. De hecho, Milei acaso consciente que Economía filtró que él es el responsable de esa mala praxis, defendió la medida ante los empresarios.

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    El discurso de Milei no convenció, mientras hablaba en el salón se escuchaban comentarios en voz baja. Un banquero fue directo: “Se olvidó de mencionar que los encajes saltaron al 53,5%”. Otro agregó: “Asegurar que la suba de tasas no frena la actividad… bastante ingenuo”. Tampoco hubo consenso sobre los números de crecimiento que mostró con entusiasmo. “Marca el dato que le conviene y esconde el resto”, deslizó un industrial. 

    Milei se olvidó de mencionar que los encajes saltaron al 53,5%Asegurar que la suba de tasas no frena la actividad… bastante ingenuo.

    Las encuestas que circulaban en las mesas plantean un escenario menos favorable del que imaginaba la Casa Rosada. Sin embargo la preocupación va más allá del resultado electoral. “El problema es el día después. Como garantizar los votos en el Congreso para aprobar las reformas que faltan”, resumió otro de los empresarios consultados por LPO.

    Entre las reformas, la prioridad es la laboral. La ven como la única con margen para abrir un debate amplio, incluso con parte de la oposición. “Hay que discutir las reglas de juego del trabajo. Si no, la inversión nunca va a llegar”, planteó un dirigente de la industria. 

    Pichetto defendió a Techint y Aluar ante Francos: “Esto es un desastre industrial”

    El Presidente también dejó algunas escenas que llamaron la atención. Su estilo sigue generando comentarios. “Pide que la temperatura de la sala no pase los diez grados, como si estuviera en Oslo”, ironizó un asistente, que se preguntó cual es el sentido de ponerse una campera abajo del saco y después pedir que la sala se enfríe a niveles glaciales. 

    El Presidente dejó algunas escenas que llamaron la atención. Su estilo sigue generando comentarios. “Pide que la temperatura de la sala no pase los diez grados, como si estuviera en Oslo”, ironizó un asistente.

    Milei apareció pasado el mediodía. Lo escoltaba un enjambre de veinte custodios de traje oscuro que se movían como si esperaran una emboscada. “¿Por que no lo acompañaron a la caravana donde quedo a merced de la pedrada?”, preguntó un empresario con picardía. 

    En la mesa principal se acomodaron figuras del establishment como Eduardo Eurnekian, Adelmo Gabbi, Martín Rappallini, Nicolás Pino, Javier Bolzico, Alejandro Bulgheroni, Mario Grinman y la anfitriona Betina Bulgheroni. 

    Entre los invitados también estuvieron los empresarios más alineados con la Casa Rosada, como Juan Napoli (VALO) y Darío Wasserman, vice del Banco Nación. El almuerzo cerró sin anuncios concretos y con una conclusión repetida en los pasillos: la paciencia del mercado no es eterna y el Presidente necesita ordenar cuanto antes. 

     

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    Hasta Fantino pide la renuncia de Lugones por el escándalo del fentanilo: la tragedia que Milei no puede ocultar

     

    El conductor ultraficialista Alejandro Fantino, uno de los defensores mediáticos más notorios de Milei, explotó en vivo contra el ministro de Salud, Mario Lugones, y le exigió que presente la renuncia por el escándalo del fentanilo contaminado que ya suma más de 90 muertes en todo el país. El episodio dejó en evidencia lo que desde la oposición vienen advirtiendo: la responsabilidad política de este desastre recae directamente sobre el gobierno de Milei.


    El escándalo del fentanilo

    La tragedia sanitaria comenzó a hacerse visible semanas atrás, cuando pacientes de distintos centros de salud fallecieron tras la administración de fentanilo adulterado, distribuido por el laboratorio HLB Pharma. El caso ya está en manos de la Justicia, pero lo cierto es que el Estado tardó en reaccionar y en retirar la droga, lo que multiplicó la cifra de víctimas fatales y de personas con secuelas permanentes.

    El ministro Lugones intentó dar explicaciones el viernes pasado, pero lo hizo entre lágrimas, con una exposición que dejó más dudas que certezas: “Me pongo muy mal cuando hablo de esto porque soy médico y es un atentado a la gente”, dijo en conferencia, quebrado, pero sin precisar cómo se permitió que la droga adulterada circulara en hospitales públicos y privados.


    Fantino contra Lugones: “Renunciá, viejo choto”

    El propio Fantino, que suele funcionar como vocero oficioso del mileísmo, sacó de quicio a sus productores al lanzar un descargo feroz en vivo. “Lugones, te digo: no llores con lágrimas lo que no supiste defender con tu expertise de médico”, disparó.

    El conductor ironizó con que el ministro tiene “la lentitud de la tortuga Manuelita” y preguntó: “¿Puede seguir enfrente del cargo? ¿Qué estaríamos haciendo si esto le hubiese pasado a Ginés?”, en alusión al exministro González García, que debió dejar su cargo por el escándalo del Vacunatorio VIP durante el gobierno de Alberto Fernández.

    La bronca de Fantino se intensificó hasta el punto de insultar al aire cuando lo llamaron para que bajara el tono: “Lo lamento, hermano. 100 muertos. Que me chupen bien la pi… Si quieren les tiro mermelada de arándanos para que les guste más”.


    Un gobierno en silencio ante una catástrofe

    El conductor no ahorró epítetos: “Al menos que este viejo choto renuncie… Mario Lugones, renunciá. Sos un inútil”, cerró su monólogo. Fantino, que en otras ocasiones defendió a Milei con uñas y dientes, terminó señalando la responsabilidad política del Ejecutivo en la peor crisis sanitaria de los últimos años.

    Mientras tanto, Milei guarda silencio. Ningún funcionario de primera línea se hizo cargo públicamente del tema, y el oficialismo parece más preocupado en blindar mediáticamente a su ministro que en garantizar respuestas a los familiares de las víctimas.


    El espejo del “Vacunatorio VIP”

    La comparación con la gestión anterior es inevitable: por mucho menos, el escándalo del Vacunatorio VIP se llevó puesto a un ministro y fue utilizado como arma de demolición política por toda la oposición de aquel entonces, hoy en el poder.

    Ahora, con más de 90 muertos y centenares de afectados, la vara oficialista se mueve según la conveniencia. La diferencia es que en este caso el costo se mide en vidas humanas y el hilo conductor lleva directamente hasta la Casa Rosada.


    Responsabilidad política y urgencia

    Lo del fentanilo no es un accidente aislado ni un error técnico. Es el resultado de un Estado ausente, un ministerio paralizado y una gestión incapaz de prevenir una catástrofe sanitaria de esta magnitud. La renuncia de Lugones es apenas el primer paso: lo que la sociedad necesita son explicaciones y garantías de que semejante tragedia no vuelva a repetirse.

     

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  • El prócer tardío

     

    Sin que se le acobarde la lengua, Fernando Signorini asegura que Ángel Di María es un superdotado. Esa lengua lo detalla: “En 2009, perdimos 6 a 1 con Bolivia en la altura por las Eliminatorias. Los muchachos estaban lógicamente demolidos. Él, en cambio, no: corría más que en el llano. Me sorprendió su respuesta. Un superdotado. Es muy delgado pero muy fibroso. Por algo le dicen Fideo. Y dispone de unos recursos extraordinarios para jugar: usa el engaño del fútbol, o sea las gambetas y los amagues, a favor de la eficacia. Hoy hay pocos que hacen eso en el más alto nivel. A Diego le encantaba”. Diego, en la lengua sincera de ese profe, es Maradona, de quien fue preparador físico personal, tan preparador físico como con la Selección Argentina en el Mundial de Sudáfrica en 2010, el del estreno para Di María. Fue en esa experiencia compartida que lo impactó un atributo más poderoso que toparse con un superpoderoso: la ternura. “Sí, la ternura -enfatiza-, la enorme ternura con la que Angelito recordaba cómo ayudaba a su papá a llenar bolsitas con carbón para después salir a venderlas y que, con eso, la familia comiera”. Tal cual. Las crónicas del planeta acostumbran ahondar en mil dimensiones de una trayectoria futbolística superior a las fábulas. Di María no. Una y otra y otra vez prefiere hablar de las raíces. Acaso eso explica todo lo que llegó después.

    “Le veías ese trabajo en las manos, las manos con huellas del carbón”, rememora Ignacio Bogino, quien todavía estaba lejos de ser jugador de Primera, más lejos de atreverse a pintar cuadros que maravillan y mucho más lejos de soñarse como el cuentista y novelista que ya es. Lo que sí tenía a mano, muy chico, con los colores de Central envolviéndole la esperanza y en algún escalón de los equipos más jóvenes del club, era capacidad de asombro. Y esa vez se asombró: en uno de los espacios del Predio Cosecha, donde germinaban los proyectos de una de las dos identidades futboleras mayores de Rosario, registró cómo un entrenador le ofrendaba sus disculpas a un pibito de huesos salientes por no haberlo fichado para los torneos de la Asociación del Fútbol Argentino, dejándolo en el umbral un poco más bajo de la liga local. 

    No hay certezas sobre las razones de aquella marginación: puede que haya sido a causa de que los huesos salientes acaparaban la imagen de ese pibito o quizás fuera el efecto de que un presunto formador lo tratara de “cagón” porque prefería no cabecear. Para el caso, ya no importa. Lo que importa es que, una brevedad después, los huesos salientes de Di María, el pibito que recibía las disculpas, brillaban en el fútbol grande y que, de allí en más, brillaron delante y a través del mundo.

    Pocos tipos hicieron tantísimo con la Selección Argentina, pocos tipos fueron tan criticados y pocos tipos migraron tan fuerte de la crítica a la heroicidad.

    Si además de oficiar de crack Di María necesitara otro empleo, podría ejercer ese que Bogino -36 años, hoy defensor del Central Córdoba- detectó en su corto contacto con el flaco que escalaría a estrella: recolector de disculpas. Un veteranísimo hincha de Central, uno de esos que no está claro si rememora o fantasea los pormenores de la breve actuación de Di María en su equipo fundacional (39 partidos y 6 goles entre 2005 y 2007), asevera que es un caso que prueba que nacer el Día de los Enamorados no garantiza ser querido sin vaivenes. Irrefutable: la biografía del muchacho al que parieron el 14 de febrero de 1988 devela que pocos tipos hicieron tantísimo con la Selección Argentina, pocos tipos fueron tan criticados y pocos tipos migraron tan fuerte de la crítica a la heroicidad. 

    Siempre recubierto en la ropa celeste y blanca, en 2008 le metió el golazo a Nigeria en Beijing que valió el oro olímpico; en 2014 insistió en lo de dibujar golazos y trazó uno frente a Suiza para depositar a Argentina en los cuartos de final del Mundial de Brasil; en 2018 persistió en la costumbre y rompió el arco de Francia en los octavos de final frustrantes del Mundial de Rusia; en 2022 se posgraduó en la especialidad al convertirle a Italia en la Finalissima de Wembley. Podría suscribirse que había patentado el hábito en el Mundial Sub 20 y campeón de Canadá en 2007, con su definición poética en la semifinal ante Chile. Y, golazo entre los golazos, con el pincel de muchas de sus intervenciones artísticas, acarició, de zurda y a la red, la pelota con la que mucha argentinidad redescubrió en 2021 qué es ser campeón de América y nada menos que contra Brasil y en el Maracaná.

    Cierto es que le tocó cabalgar su carrera en una edad en la que no se perdona no salir primero y en la que se sospechan flojedades absurdas ante más de un percance físico. Di María acumuló dos subcampeonatos continentales y uno mundial con Argentina y, encima, sufrió lesiones que le impidieron participar de la final del Mundial 2014 y de otras instancias claves. En más de una ocasión pareció condenado a los estigmas. Pero los desafió. No sólo a los estigmas: también a los estigmatizadores. 

    Con el pincel de sus intervenciones artísticas, acarició la pelota con la que mucha argentinidad redescubrió en 2021 qué es ser campeón de América. Nada menos que contra Brasil y en el Maracaná.

    En su casa, sitúan el comienzo del rasgo en un hito familiar. Porque Di María es hincha de Central por parte de madre, pero a su papá -Miguel, ambidiestro, futbolista hábil- se le acelera el corazón por Newell’s y por eso un día cargó a su niño y a una de sus dos niñas hacia el fútbol rojinegro. Brava experiencia: uno y otra se extraviaron. La recuperación fue posible a través de un pedido por los altoparlantes del estadio. Un susto. Y un aprendizaje: nunca hay que sentirse enteramente perdido.

    Hay pocos jugadores manejados por sus madres. En el caso de Ángel y en la primera etapa, ese dato es tal cual. Contra lluvias y calores, de rostro a los males del clima o a los de la economía, a favor de las buenas ilusiones y en contra de los técnicos despreciativos, Diana lo llevaba a las prácticas sobre el manubrio de su bicicleta. Lo sostuvo firme como pocas cosas permanecen firmes. Lógico: el afincamiento de Di María en ese hogar surge irrompible. Cuando, en 2007, marchó por un poco más de 8 millones de dólares al Benfica portugués, llamaba a sus hermanas a Rosario para pedirles que estuvieran con él. Esa semilla surca todos los orígenes: al universo ya le contaron que, en su brazo izquierdo, reluce tatuada la frase “Todo lo que aprendí en la vida fue en la Perdriel”, un tributo a su cuadra primera. Un gran gesto de homenaje. Tan grande como resultó la devolución a ese gesto. El talento de la Perdriel se forjó en el club El Torito, del norte de la ciudad, una entidad de barrio atenta a los pelotazos y al compromiso social, que exhibe un mural con la efigie de su máxima figura. El 11 de julio de 2021, horas después de que la Selección de Lionel Scaloni cincelara su hazaña en Río de Janeiro, la población de la zona se arrimó hasta ese rincón que el resto de la Tierra olvida: portaba velas y, de cara al mural de Di María, modeló un altar.

    Cuenta Signorini que, tempranito, César Luis Menotti les advirtió a los dirigentes de Central que en sus alforjas relumbraba una joya. Afirma Santiago Garat, periodista, cuentista e infaltable en las tribunas canallas: “La primera imagen era la de un flaquito que corría tan rápido que sospechábamos que se iba a ir a la fosa. Después, te dabas cuenta de que no lo podían parar”. 

    En la primera fecha del Calcio, demoró 26 minutos del tercer lunes del agosto de 2022 en inaugurar su estancia en la Juventus con un golazo frente al Sassuolo.

    La historia evidencia que muchos se fueron dando cuenta. Flor de itinerario: Benfica, Real Madrid, Manchester United, París Saint-Germain y Juventus. Complejo localizar en la ensalada de cuerpos que van y vienen en el fútbol mercantil a un señor que se haya sentado en las mesas más resonantes de todas las grandes ligas y que haya alimentado con sabores de jerarquía a los públicos de cada geografía. ¿Qué tiene Di María?, ¿cómo hace?, ¿por qué acumula una colección de temporadas en las que se la pasa viajando del centro de la escena al centro de la escena? 

    Responde Jorge Valdano, un erudito en la materia: “Tiene las posibilidades de un buen delantero y cumple con todas las obligaciones de un buen mediocampista. Su punto de partida es la banda, pero siempre preserva al arco como objetivo”. Fascinación flamante: zurdo y a la derecha, en la banca pero con el “arco como objetivo”, en la primera fecha del Calcio, demoró 26 minutos del tercer lunes del agosto de 2022 en inaugurar su estancia en la Juventus con un golazo frente al Sassuolo.  

    Los desmenuzadores del juego corroboran la perspectiva de Valdano. El antropólogo Matías Conde, prestigioso analista de los datos del fútbol, destaca que en el PSG, ese show hecho de solistas que integró desde 2015 y hasta casi ayer, el rosarino ingresó en los archivos por su generosidad: fue el máximo asistidor del equipo con 111 en 295 presentaciones. Su ciclo de despedida en el club de la capital francesa saldó otra cifra que lo retrata: con 150 cesiones, en la segunda mitad de 2021 y la inicial de 2022, fue quien más le dio la pelota a Lionel Messi. Una coherencia, al cabo: desde que Scaloni conduce a la Selección, el ránking de entregas al mejor futbolista del globo también lo lidera su socio histórico, con 126 pases. En cualquier vereda de cualquier parte se coincidirá en que es alguien que decide bien.

    Justo a Scaloni se le elogia desde hace un par de vueltas al almanaque que decide bien. No obstante, en el principio, la senda de sus decisiones no desembocaba en Di María. Las estadísticas de Conde lo certifican: bajo el comando del entrenador de la Selección, eslabonó 13 partidos sin meter goles pero apenas en uno de esos sudó durante más que 45 minutos. El de la final mágica frente a los brasileños fue el partido 14. Decidir bien es, entre otras cosas, alterar las decisiones que, en una de esas, no iban bien. Más fácil: tras ese arranque en el que se lo percibía prescindible, Scaloni se convenció y Di María regresó a su rol medular en la Argentina que anda parpadeando miradas con foco en Qatar. “Este cuerpo técnico tuvo la capacidad de ubicar a Di María por la derecha, en el espacio donde se siente más cómodo y es más eficiente. Tal vez, antes se lo valoraba mucho pero se lo subordinaba a los esquemas pensados para el equipo. En su mejor lugar y con una sensación de libertad notoria, estamos viendo su versión más alta”, evalúa alguien que se mueve con frecuencia en el campo de la AFA en Ezeiza. Eso es real, pero exige una salvedad que bordea lo indispensable. Magnético arriba de cada césped de Europa, Di María, como muchos colegas de antes y de ahora, condensa una tradición que ninguna transculturación vulneró hasta el momento, un sueño de pibe que ni las billeteras gruesas ni otras consagraciones logran demoler: nada como vestirse con la pilcha nacional.

    Desde que Scaloni conduce a la Selección, el ránking de asistencias a Messi también lo lidera su socio histórico, con 126 pases.

    Hay quienes ubican como la más clara de esas determinaciones de compromiso a los cincuenta minutos de danza hoy olvidada con los que Argentina mareó a Alemania en 2014, unos meses después del desenlace del Mundial de Brasil, en un duelo etiquetado como una revancha. Con Messi ausente, Di María capturó la batuta de una orquesta a la que el Tata Martino empezaba a concederle su sello, sentó germanos por el piso, abasteció a compañeros en cada cachito de verde y llevó el marcador a 4 a 0 (ahí puso pausa y acabó 4 a 2). En un rato, demostró que era uno de los más grandes futbolistas de esta era y que, aunque lo enchastraran con especulaciones y con falacias, siempre le obsequiaría a la Selección todas las guirnaldas que sabe encender con sus tobillos finitos. 

    Hay quienes retrucan que, más descuidados todavía, se diluyen los detalles de una victoria argentina sobre Chile en la fase de grupos de la Copa América de 2016. En Santa Clara, California, celebró el primero de los goles exponiendo una remera con la leyenda “Abuela te voy a extrañar muchísimo”. Le habían transmitido unas horas antes la tristeza de una muerte próxima, pero omitió comentárselo a los responsables del plantel para que no consideraran sacarlo. Si así sucedía, otra vez lo apuntarían. Si así sucedía, sobre todo, sentiría que hacía algo que a su abuela, habitualmente orgullosa por verlo en la Selección, la hubiera enojado.

    Insistió en jugadas muy suyas en todos los instantes pero sólo una -el gol a Brasil- le concedió el pasaporte a ser prócer.

    Como casi todo lo que existe, el fútbol es un albergue de contradicciones. Di María jugó bien valiente de manera consecutiva durante lustros pero recién en el tramo penúltimo de su carrera las multitudes advirtieron que era un corajudo, deslumbró en los estadios más globales de la edad más global pero accedió a la mayor aprobación cuando una de sus obras notables alegró a la hinchada de su patria, insistió en jugadas muy suyas en todos los instantes pero sólo una de esas incontables jugadas idénticas -el gol a Brasil- le concedió el pasaporte a ser prócer. 

    Entendido o desentendido de todo eso, explorando en su galera de imaginador sin fronteras, con su cuarto Mundial a centímetros y su envase finito invariable, él continúa su ruta. “El fútbol es la recuperación semanal de la infancia” anotó el escritor español Javier Marías. Ya sin carbón en las manos y sin que lo transporte una mamá en bicicleta, con los huesos siempre salientes, a eso se dedica Di María.

    La entrada El prócer tardío se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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