Sociedad

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    Boleta Única de Papel: todo lo que hay que saber sobre cómo votar en las próximas legislativas nacionales

     

    La Argentina estrenará el sistema de Boleta Única de Papel (BUP) en las elecciones legislativas del próximo 26 de octubre. Se trata de un cambio histórico en la forma de votar: ya no habrá cuarto oscuro, ni sobre, ni múltiples boletas partidarias, sino un solo papel que concentrará a todas las fuerzas políticas y que deberá marcarse con birome detrás de un biombo.


    Una boleta, todas las opciones

    Durante una exposición en la Legislatura porteña, el exdirector nacional electoral y actual secretario Electoral Permanente de Chubut, Alejandro Tullio, explicó los detalles de la implementación. La novedad central es que la BUP reemplaza al cuarto oscuro: cada elector recibirá la boleta firmada por el presidente de mesa, pasará a una cabina de votación y marcará con claridad la opción elegida para cada categoría.

    La boleta se pliega sobre sí misma, se entrega al presidente de mesa, y éste la deposita en un bolsín transparente. No más sobres, no más boletas sueltas: un sistema que busca mayor transparencia, economía y practicidad.


    Precauciones y advertencias

    Tullio hizo hincapié en que en varias jurisdicciones se votarán dos categorías, por lo que cada ciudadano deberá hacer dos marcas en la boleta para evitar que uno de los casilleros quede en blanco.
    Un error común podría ser la confusión o el apuro que lleven a marcar solo una de las opciones.

    Además, advirtió que si se realizan más de una marca en la misma categoría, o se dibuja o escribe cualquier cosa en la boleta, se considerará voto impugnado.


    ¿Cómo se vota?

    1. El presidente de mesa entrega la boleta única firmada.
    2. El votante pasa detrás de un biombo para marcar su preferencia.
    3. Se utiliza una birome oficial provista por el Estado, aunque se puede llevar una propia.
    4. La boleta se dobla siguiendo las indicaciones impresas.
    5. El presidente de mesa la introduce en un sobre firmado por él y luego en el bolsín.

    En caso de arrepentimiento, el votante puede devolver la boleta y pedir una nueva.


    Voto asistido y limitaciones

    El sistema prevé el voto asistido para personas con discapacidad, quienes podrán contar con la ayuda de una persona de confianza o del propio presidente de mesa. Sin embargo, persiste una deuda: la ausencia de boletas en sistema braille obliga a las personas ciegas o con visión reducida a depender de terceros, perdiendo así el secreto de su voto.


    Una experiencia a evaluar

    “Este es un sistema más simple, más económico, más sostenible y probado en muchos países”, sostuvo Tullio, recordando que en Australia funciona desde 1967. Al mismo tiempo, pidió a la ciudadanía que consulte en www.padron.gob.ar para verificar su lugar de votación, ya que suele haber cambios en grandes ciudades.

    El funcionario subrayó que cada acto electoral es un ejercicio de soberanía y de aprendizaje colectivo:

    Este sistema de Boleta Única de Papel es superador y en ningún lugar del mundo se volvió atrás”.

     

  • Una última vuelta para la bicicleta financiera

     

    –Si estás adentro, gozala.

    Después de días turbulentos en los que la cotización del dólar subió y el Gobierno debió vender enormes sumas para contenerlo, después de que cayeran los bonos argentinos y empezara a temerse la implosión de un modelo que ya hace tiempo tambalea, el cielo se abrió para los inversores. 

    Dos eventos cambiaron radicalmente el panorama y el humor del mercado: el Gobierno eliminó temporalmente las retenciones para las exportaciones –una manera de aumentar la oferta de dólares y contener el precio de la divisa hasta las elecciones– y Donald Trump sentó en su falda a Javier Milei para darle un financiamiento de US$20.000 millones vía swap. Atados a los nuevos ánimos, los bonos volvieron a repuntar y la cotización del dólar, a retroceder.

    Quienes por algún motivo no habían vendido sus bonos en pesos antes de la tormenta comenzaron a desandar la caída, pero los verdaderos recompensados fueron los temerarios que compraron en medio de la agitación. Todo lo que experimentaron fue el subidón del repunte. 

    –Si estás adentro, gozala –dijo en diálogo con Radio con Vos el economista e inversor Christian Buteler cuando, tras un primer tweet del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, los monitores cambiaron de rojo a verde. 

    Era pura fortuna, nadie la había visto. Una serie de maniobras sorpresivas que cambiaron el juego. “Apareció el dueño de la máquina de hacer dólares y te dijo ‘tomá, cuántos querés’”, ilustra en off un analista. 

    El efecto concreto de estos dos movimientos fue darle credibilidad a “las bandas”. Es decir, a la idea de que no se excederán los valores entre los que el equipo económico decidió que se mueve la cotización del dólar. Esa confianza en que el Gobierno será capaz de mantener el dólar por debajo del techo hasta las elecciones habilitó una nueva ventana para el carry trade. Una vuelta más de bicicleta, breve, para recolectar los últimos billetes antes que una posible devaluación arruine el truco. 

    Pero es solo para los arriesgados; los inversores cautelosos ya están afuera. Quedan los que pescan en ríos revueltos, los profesionales, los acostumbrados al riesgo. Los que contemplan la posibilidad de perder, así como tantas veces ganan sin hacer casi nada, a puro golpe de teclado. 

    La bicicleta financiera o carry trade –en una traducción posible: el negocio de llevar y traer– funciona así: los inversores venden sus dólares y compran un instrumento en pesos –en este momento son mayoritariamente las Lecap– que tienen una tasa de retorno que supera el ritmo de apreciación del dólar. Es decir, los pesos se multiplican más rápido de lo que se encarece el dólar. Cuando deciden salir de esa inversión –en finanzas dirían: desarmar las posiciones– reciben pesos y con eso compran más dólares que los que tenían inicialmente. 

    Este mecanismo no funciona en cualquier escenario, sino cuando el dólar está calmo y cuando no hay cepo. En su versión 2025, la bicicleta se puso en marcha en abril pasado, cuando el Gobierno anunció la “fase 3” de su plan económico y levantó las restricciones para la compra de dólares.

    “El nuevo esquema de bandas de flotación generó un período de gran atractivo para quienes hicieron tasa en Lecaps, con retornos que llegaron en torno al 5% mensual en términos nominales y una inflación que se ubicaba en 2% o menos, lo que dejaba una tasa real muy positiva y difícil de ignorar. Este combo de carry alto y dólar estable hizo que muchos inversores obtuvieran ganancias extraordinarias hasta las elecciones bonaerenses de septiembre”, precisó Isabel Botta, product manager en Balanz, una de las financieras líderes del país. 

    Jugar al fleje

    El riesgo de esta operatoria es no salir a tiempo. Si una disparada del dólar te sorprende todavía “colocado” en pesos, se estropea el resultado: ya no alcanzan para comprar todos los dólares que esperabas. Por eso las expectativas respecto de lo que pasará con el tipo de cambio son las que mandan. Y en este nuevo escenario, insuflados del aliento benefactor de Trump y con un mayor endeudamiento del país como contracara, el carry trade tiene una nueva vida. 

    “Si entendemos que el Banco Central tiene los dólares para defender el techo de la banda y la voluntad política de hacerlo, por lo menos hasta las elecciones, se abre una ventana donde podríamos aprovechar las tasas en pesos, con la intención de volver a dólares en la semana previa al  26/10”, apuntó Buteler en su cuenta de X. “Ni loco”, “juguete”, “arriesgadísimo”, le contestaron algunos usuarios, posiblemente ya sentados sobre su cosecha verde. En la entrevista con Radio Con Vos, de todos modos, el trader contó que desarmó sus propias posiciones en pesos ”hace rato”. 

    Nery Persichini, head of Research & Strategy de GMA Capital, coincide en que la estrategia de carry trade volvió a tener sentido, pero insiste en que es por un cortísimo plazo, “un par de semanas”. “En particular, vemos atractivo en los instrumentos a tasa fija de octubre y noviembre. No nos estiraríamos demasiado más”, asegura Persichini. Son los nadadores que desoyen el silbato del bañero y salen del mar cuando el cielo ya está negro, con el último pitido.

    El carry trade no es un invento argentino ni tiene por qué terminar obligadamente mal, al menos en la teoría. Según explica el doctor en economía y profesor universitario Jorge Carrera –que trabajó casi veinte años en el Banco Central, los últimos cuatro como director–, es un mecanismo de arbitraje que puede tender hacia la estabilización. “Se basa en aprovechar una diferencia de tasas y, en contextos normales, al aprovechar esa diferencia se tendría que ir reduciendo –apunta–. No es algo anormal que un tipo que tiene dólares invierta en la moneda local de un país para hacer esa diferencia y que eso se vaya normalizando. El problema de Argentina es que muchas veces son inversiones que tienen que ver con situaciones macroeconómicas insostenibles que la propia dinámica del carry trade profundiza y que, sumado a factores externos –el saldo de la cuenta corriente, las exportaciones, la fuga, resultados electorales–, obliga a interrumpir de golpe”. 

    La Argentina tuvo ciclos marcados de carry durante la dictadura cívico militar, la convertibilidad y la administración de Mauricio Macri, momento en que fue especialmente provechoso para los inversores. “El carry trade de este año fue mucho más moderado y defensivo – explica Botta, de Balanz – con poca participación de inversores extranjeros. A diferencia de 2018, hoy existe un superávit fiscal primario y un plan explícito de volver a los mercados internacionales, lo que mejora la percepción de sostenibilidad. Además, el tipo de cambio luce más apreciado que en 2018, lo que hace que el riesgo de corrección cambiaria sea un factor de mayor cautela. En síntesis, el carry de este año fue más una apuesta táctica de corto plazo que un fenómeno masivo de entrada de capitales”.. 

    Señales de retirada

    Aunque casi todo depende de eso, es difícil detectar el momento preciso para salir de una inversión. En la decisión hay análisis de datos, sí, pero sobre todo especulación.

    –Regla número uno de Wall Street: nadie, no me importa si sos Warren Buffett o si sos Jimmy Buffet, nadie sabe si una acción va a subir, bajar, ir para los costados o girar en malditos círculos; mucho menos los corredores –le dice en la película El lobo de Wall Street Mark Hanna (Matthew McConaughey) a su todavía ingenuo mentoreado, Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio), en un almuerzo en el que lo introduce en los rudimentos del oficio. –Es todo fugazi, ¿sabés lo que es fugazi? Es falso, es un mareo, es polvo de hadas. No existe, nunca ha tocado tierra, no es concreto, no está en la tabla de los elementos. No es real. 

    El mercado vive de señales y las que suelen tener más efecto son las de los grandes jugadores. El 27 de junio el banco estadounidense J.P. Morgan publicó “Argentina: Taking a Breather”, un informe en el que recomendó “tomarse un respiro” y cerrar posiciones en moneda local, una salida que describió como una “pausa táctica”. J.P. Morgan ejecutó una operación quirúrgica en Argentina que le permitió capturar una ganancia de casi el 8% en dólares en 73 días de operación –alrededor del doble de lo que rinden los bonos del Tesoro estadounidense en un año– y salir del mercado justo antes de que el escenario se enturbiara. 

    Ese mismo día, el banco Wells Fargo emitió una advertencia similar a sus clientes institucionales, señalando que el mercado argentino se estaba “complicando” y que había señales de agotamiento en el esquema de carry. Ambos peces gordos coincidieron: era hora de tomar ganancias y volver a casa. En lo que se parece mucho a una profecía autocumplida, esas mismas advertencias contribuyeron a acelerar la tensión cambiaria empujando a otros jugadores a desarmar posiciones. 

    Los inversores extranjeros suelen ser los primeros en salir, el suyo es un dinero más volátil. Son los que acicatearon la corrida de 2018, cuando comenzaron a irse de la Argentina en estampida. ¿Puede volver a pasar lo mismo? “Creo que los fundamentos de la economía son más sólidos que en 2018, en especial por el costado fiscal y monetario y por la posición de los bonistas internacionales con bonos en pesos – confía Persichini, de GMA Capital- el sector público está menos endeudado, la posición técnica es mucho más liviana que hace siete  años, cuando la cuenta capital 100% abierta y el furor por las Lebacs habían generado una fiebre por el carry”

    De acuerdo con información de Balanz, la participación de inversores extranjeros en los bonos en pesos equivale a unos US$5.000 millones, lo que es un porcentaje bajo del stock total, y el promedio de su participación en la deuda local es del 2%. 

    Por otro lado, a diferencia del período de carry macrista, hay un nivel menor de endeudamiento con privados y mayor con sectores públicos y acreedores como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Tesoro de Estados Unidos, lo que le imprime características distintas y, de acuerdo con diversos analistas, suaviza las posibilidades de un cimbronazo de las mismas magnitudes que el de 2018. 

    La consultora 1816 calcula que del total de stock de deuda en pesos, estimada en US$173.000 millones para principios de agosto, el 49% está en manos del Banco Central o el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que depende de Anses. El 51% restante se reparte entre bancos privados y públicos (26%) y fondos comunes de inversión, seguros y otros (25%). 

    Jugadores y jugadorcitos

    Mientras el Gobierno aprovecha el beneficio momentáneo que le otorga el carry –postergar el ajuste cambiario y mantener la inflación bajo control hasta las elecciones– disimula la tensión frente a la posibilidad de un desarme abrupto. A comienzos de julio, en el marco de un evento empresarial, el ministro de Economía, Luis Caputo, lanzó una frase que podría sumarse a sus grandes hits en la gestión pública junto a aquella foto icónica tomando sol en Ipanema en plena corrida de 2018: “El dólar flota, por lo tanto, al que le parezca que está barato… agarrá los pesos y comprá. ¡No te lo pierdas, campeón!”.

    ¿La gente de bien no hace carry trade? “Todo argentino que ponga un plazo fijo en pesos y haga la cuenta final en dólares implícitamente está participando de este mecanismo – dice el economista jefe de un importante banco – todos pensamos en lo que nos va a dar más rentabilidad, respondemos a los incentivos; no es que somos buenos o malos. Uno no compra dólares porque va a hacer patria o porque quiere ir contra el gobierno”.

    Pero, por supuesto, no todos los inversores son iguales ni generan el mismo impacto en el sistema con sus acciones. En la economía no existe el equivalente a “una persona, un voto”; no es “una persona, un movimiento”. La economía no es democrática en ese sentido y hasta un gobierno fanático de la autorregulación sabe que hay momentos donde la mano debe hacerse visible. 

    A disgusto –y, según algunas versiones, retrasándolo lo máximo posible– el 18 de septiembre el Banco Central emitió una resolución para evitar que accionistas y directores de bancos y financieras hagan el rulo: que compren dólares a cotización oficial y los vendan a MEP para hacerse de una diferencia. “Hay un grupo de gente con mucho poder de mover fondos al exterior, serán unas 1.000 o 1.500 personas, y muchos de ellos están relacionados con los bancos. Por eso buscaron reponer una parte del cepo: que no hagan el rulo por los menos los tipos más conectados”, explica Carrera, que conoce bien cómo funciona el sistema. Ocho días más tarde, el Banco Central extendió la restricción al resto de la población.

    La volatilidad, los escenarios frágiles que estresan a gran parte de la población argentina, también generan oportunidades de ganancia para algunos y los que primero las encuentran son los que trabajan de mirar los monitores de la economía. “Siempre tenés esas cosas en estos mercados desordenados”, apunta Miguel Arrigoni, CEO y fundador de la financiera First Capital. “Lamentablemente tapás un agujero y se te abre otro. Es así. El mercado es muy ingenioso para eso, para ganar plata sin laburar”.

    La entrada Una última vuelta para la bicicleta financiera se publicó primero en Revista Anfibia.

     

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    LA MERITOCRACIA QUE NUNCA FUE: Estudio científico revela que la desigualdad social altera el cerebro infantil y deteriora la salud mental

     

    La ciencia pone en claro la desigualdad de la carrera del mérito.

    Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

    Un estudio publicado en Nature Mental Health por el King’s College de Londres acaba de confirmar con imágenes de resonancia magnética lo que muchos sospechaban: la desigualdad social se mete en el cerebro de los niños y condiciona su futuro. El hallazgo derrumba de raíz una de las banderas favoritas de las derechas neoliberales: la “meritocracia”.

    Desigualdad que cambia el cerebro

    El trabajo, realizado con más de 10.000 niños estadounidenses de entre 9 y 10 años, demostró que vivir en sociedades desiguales altera la superficie cerebral y las conexiones neuronales, incluso en hijos de familias acomodadas. La desigualdad, por sí misma, genera estrés crónico, eleva el cortisol y deteriora funciones ligadas a la memoria, la atención, el lenguaje y la regulación emocional.

    En palabras de Divyangana Rakesh, investigadora principal: “No se trata solo del ingreso familiar individual; se trata de cómo se distribuye el ingreso en la sociedad”.

    Meritocracia: un mito funcional a los poderosos

    El dato científico dialoga de lleno con las críticas de filósofos como Michael Sandel, autor de La tiranía del mérito, y con la denuncia original de Michael Young en The Rise of Meritocracy (1958). Ambos mostraron que la meritocracia, lejos de garantizar igualdad de oportunidades, genera humillación y resentimiento social. En sociedades con enormes brechas, hablar de “mérito” se convierte en una burla: los ganadores se atribuyen virtudes que muchas veces son simples privilegios de cuna, mientras los perdedores cargan con la culpa de un fracaso predeterminado.

    La idea de que “todo depende del esfuerzo” se desmorona cuando la neurociencia revela que la desigualdad modifica estructuralmente el cerebro infantil. ¿Cómo competir en igualdad si el punto de partida está biológicamente condicionado por la brecha social?

    El círculo vicioso de la desigualdad

    El sistema meritocrático, presentado como sustituto de las aristocracias de sangre o riqueza, en realidad instala una “aristocracia del talento” que consolida nuevas brechas. Como señalan las investigaciones, las sociedades más desiguales son también las que más dificultan la igualdad de oportunidades, reforzando el círculo vicioso: desigualdad que altera cerebros → peores condiciones de desarrollo → imposibilidad real de competir bajo reglas justas → más desigualdad.

    Los datos del estudio son contundentes: los niños que crecieron en estados más desiguales (Nueva York, California, Florida) exhibieron cortezas cerebrales más pequeñas y conexiones neuronales menos eficientes que aquellos que crecieron en lugares más igualitarios (Vermont, Minnesota, Wisconsin). El “mérito”, en esos casos, nunca puede ser parejo.

    Milei, el ajuste y la farsa del mérito

    La evidencia científica llega justo cuando Milei y sus aliados invocan la “meritocracia” para justificar ajustes salvajes y la destrucción de políticas redistributivas. Pero lo que enarbolan como ideal es, en realidad, un mecanismo de legitimación de privilegios: si los pobres no llegan, es porque “no se esforzaron”, no porque la desigualdad estructural les deformó hasta el cerebro desde la infancia.

    La ciencia muestra lo contrario: la desigualdad social no solo es injusta, es biológicamente dañina. Hablar de meritocracia en ese contexto no es solo una mentira política; es una crueldad disfrazada de moral.

    Justicia social como política de salud cerebral

    El estudio concluye que reducir la desigualdad fortalece el neurodesarrollo y mejora la salud mental colectiva. En otras palabras: redistribuir la riqueza no es un capricho ideológico, sino una estrategia científica para garantizar sociedades más sanas y justas.

    La meritocracia, tal como fue concebida, era una distopía. Hoy, la neurociencia confirma que en sociedades desiguales es simplemente una farsa imposible. La única vía para hacerla creíble sería construir primero igualdad real: algo que Milei y el neoliberalismo desprecian, pero que la biología y la justicia social reclaman a gritos.

     

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    No lo quieren ni en el fin del mundo

     

    Milei hizo un papelón en Ushuaia y se tuvo que ir rapidito.

    Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

    Lo que debía ser el puntapié de su “recorrida federal” terminó en un verdadero bochorno: protestas masivas en Ushuaia, un operativo de seguridad desmedido y la suspensión abrupta de la caminata por el centro que había planificado el oficialismo. Apenas un centenar de seguidores en la puerta del hotel y un discurso de cinco minutos con megáfono marcaron la escena de un presidente que quiso repetir la épica de campaña y terminó escapando rumbo al aeropuerto.


    Una “recorrida federal” que naufragó en la primera parada

    El Gobierno había imaginado comenzar la semana con fuerza: el lunes a la mañana, en Casa Rosada, el Consejo de Mayo discutía las “reformas de segunda etapa” que Milei busca imponer después de octubre. Como parte de ese operativo político, el libertario eligió Tierra del Fuego para inaugurar su primera “recorrida federal”. Pero lo que debía ser un gesto de fortaleza se transformó en un papelón político.

    La caminata por San Martín y Don Bosco, las mismas calles donde en 2023 cosechó multitudes en campaña, fue levantada sin previo aviso. “No había casi nadie en el centro”, reconoció una fuente local. El contraste con las expectativas era total: en lugar de miles, apenas unas cien personas lo esperaban en la puerta del hotel.


    El acto que duró cinco minutos

    El desenlace fue fulminante. Milei salió del hotel, tomó un megáfono, dijo unas pocas palabras, se subió a un auto oficial y se fue directo al aeropuerto. Cinco minutos duró la escena, según confiaron testigos. El intento de mostrar músculo político en el sur terminó convertido en una postal de debilidad y desconexión con la realidad de la provincia.


    Protestas en toda la ciudad

    Mientras el oficialismo fracasaba en su convocatoria, la ciudad se movilizaba contra Milei. Diversos sectores sociales, políticos y sindicales se hicieron sentir en Ushuaia. El malestar tiene razones concretas: la eliminación de aranceles a celulares e importados golpea de lleno a la industria fueguina y amenaza miles de empleos. Trabajadores de la UOM incluso fueron retenidos por Gendarmería en el ingreso a Río Grande para impedir su llegada a la capital provincial.


    La foto con Newsan y los empresarios

    Antes del bochorno en las calles, Milei visitó la planta de Newsan, la empresa de celulares de Rubén Cherñavosky. Allí se mostró con trabajadores y empresarios como Luis Galli, CEO de la firma, quien meses atrás había advertido que la política de apertura de importaciones del Gobierno ponía en riesgo la continuidad laboral. Una paradoja: el presidente se sacaba fotos con operarios mientras afuera los trabajadores eran bloqueados por las fuerzas de seguridad.


    Los discursos que no convencen

    En entrevistas con medios locales, Milei intentó defender su política económica. Señaló que “Tierra del Fuego es la muestra de que, si le quitas la carga fiscal a un lugar, se expande”, y desestimó los reclamos de la UOM acusando al sindicalismo de estar “politizado”. El contraste con las protestas en la calle y la escasa convocatoria oficialista dejó sus palabras sin eco.


    El fracaso en el sur como síntoma nacional

    Lo que ocurrió en Ushuaia no es un hecho aislado. Se trata de un síntoma político: la pérdida de apoyo popular, el rechazo creciente a las medidas que devastan la producción nacional y el aislamiento de un gobierno que insiste en recetas que profundizan la crisis. Ni siquiera en la primera parada de su “recorrida federal” pudo evitar el repudio y el vacío.

    El viaje al fin del mundo terminó siendo también un viaje al fin de la épica libertaria. Allí donde quiso mostrarse fuerte, Milei quedó expuesto: con apenas un centenar de seguidores, rodeado de protestas y escapando en cinco minutos.

     

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    Milei avanza en el desguace del Estado: se publico el decreto para la privatización de Nucleoeléctrica

     

    Hoy se publicó el decreto en el Boletín Oficial

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    El Gobierno formalizó la privatización parcial de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA), la empresa estatal que opera las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse. El Decreto 695/2025, publicado este martes en el Boletín Oficial con las firmas de Milei y el ministro de Economía Luis Caputo, habilita la venta del 44% de las acciones a través de una licitación nacional e internacional.


    Un paso más en la entrega de recursos estratégicos

    La medida, que había sido anticipada por el vocero presidencial Manuel Adorni, deja al Estado con el 51% del capital accionario —a través de la Secretaría de Energía y la CNEA— y un 5% destinado a trabajadores bajo el Programa de Propiedad Participada.

    Nucleoeléctrica fue creada en 1994 mediante el Decreto 1540/94, asumiendo la generación de energía en Atucha I y Embalse, además de la construcción de Atucha II. Su rol siempre fue estratégico: garantizar la soberanía energética y mantener bajo control estatal el manejo de la energía nuclear, un recurso sensible no solo por razones económicas sino también de seguridad nacional.


    La lógica privatizadora de Milei

    El decreto justifica la medida con los mismos argumentos que en los ’90: la supuesta “ineficiencia estatal” y la necesidad de “incorporar capitales privados”. El texto afirma que la intervención del Estado “no ha dado los resultados esperados”, desconociendo que Nucleoeléctrica alcanzó en 2024 un récord histórico de generación de más de 10.4 millones de MWh netos, con un factor de carga del 73,3%, un indicador de excelencia en términos internacionales.

    Pese a esa performance, el Gobierno insiste en que es necesario privatizar parte de la compañía para “diversificar riesgos” y “fortalecer su gestión”, abriendo las puertas a capitales nacionales y extranjeros en un sector clave de la matriz energética.


    Riesgos de perder soberanía

    El avance privatizador sobre Nucleoeléctrica se suma a la ofensiva de Milei contra Empresas públicas estratégicas en áreas como energía, comunicaciones y transporte. La decisión no es neutra: mientras se transfieren recursos vitales al mercado, se compromete la soberanía tecnológica y la capacidad del Estado de definir su política energética a largo plazo.

    La energía nuclear no es un rubro cualquiera. Atucha y Embalse no solo garantizan suministro eléctrico a millones de hogares, sino que forman parte de un entramado científico y tecnológico que costó décadas de inversión pública. Entregar acciones a privados significa exponer información, decisiones operativas y proyectos estratégicos a intereses ajenos al país.


    De Atucha I a Milei: tres décadas en disputa

    En la década del ’90, bajo el menemismo, ya se había declarado sujeta a privatización la generación nucleoeléctrica. Sin embargo, las resistencias políticas y sociales impidieron que se concretara por completo. Con la llegada de los gobiernos kirchneristas, se retomaron obras paralizadas y se reimpulsó el sector nuclear argentino como ejemplo de política de desarrollo con autonomía.

    Hoy, Milei intenta retomar el libreto noventista: abrir al capital privado incluso aquellas áreas que fueron protegidas durante décadas como patrimonio estratégico nacional.


    El decreto en detalle

    El artículo 1 del Decreto 695/2025 autoriza la venta del 44% de las acciones de Nucleoeléctrica mediante licitación pública nacional e internacional.
    El artículo 2 instruye al Ministerio de Economía y a la Agencia de Transformación de Empresas Públicas a organizar el proceso de privatización y el programa de propiedad participada.
    El artículo 3 faculta a la cartera económica a dictar normas complementarias.

    El texto también instruye transferencias internas de acciones entre ENARSA y la Secretaría de Energía, con el objetivo de reordenar la composición societaria antes de la licitación.


    El futuro de Atucha y Embalse en manos privadas

    El decreto menciona la necesidad de financiamiento externo para proyectos como la Extensión de Vida de Atucha I y el Almacenamiento en Seco de Combustibles Gastados II (ASECG II). Pero en lugar de garantizarlo con fondos estatales —como ocurrió históricamente—, se opta por abrir la puerta a la privatización parcial de la empresa.

    En palabras simples: el Gobierno reconoce la capacidad técnica y operativa de Nucleoeléctrica, pero en lugar de fortalecerla, decide vender parte de ella para atraer capitales.


    Otra pieza del rompecabezas del ajuste

    La privatización parcial de Nucleoeléctrica no es un hecho aislado. Forma parte del plan de desguace del Estado que Milei viene ejecutando desde el inicio de su gestión, bajo la bandera del “equilibrio fiscal”. El resultado: pérdida de soberanía, transferencia de activos públicos a privados y una política energética atada a intereses de mercado.

    El futuro de la energía nuclear argentina, que supo ser orgullo regional y motor de desarrollo científico, queda ahora condicionado a la lógica privatizadora de Milei y Caputo.

     

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    La declaración jurada de Espert bajo la lupa: una empresa de $1, propiedades que crecen y dólares que se evaporan

     

    Inconsistencias ponen el ojo en la fortuna del candidato libertario.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    Las declaraciones juradas de José Luis Espert, diputado de La Libertad Avanza y presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, muestran un patrón de inconsistencias difíciles de justificar. El legislador valuó su sociedad Varianza SA en apenas un peso, a pesar de haber declarado el año anterior un valor de $50.000.

    La anomalía llega en un momento políticamente explosivo para el economista, salpicado por el escándalo de la renuncia de Diego Spagnuolo en la ANDIS y por sus conocidos vínculos con Federico «Fred» Machado, detenido en Estados Unidos por narcotráfico.


    Una empresa de $1 y propiedades que cambian de tamaño

    El repaso de las declaraciones juradas de Espert en los últimos tres años revela un verdadero festival de datos insólitos que, según especialistas en ética pública, “no pueden atribuirse a simples errores de carga”.

    • Varianza SA: en 2023 se declaró con un valor de $50.000; en 2024 pasó a valer mágicamente $1. Un recurso que, en los papeles, implica que la firma carece totalmente de valor, en abierta contradicción con criterios contables y normativos.
    • Propiedades elásticas: su vivienda en Beccar pasó de 250 m² en 2023 a 472 m² en 2024. Más escandaloso aún es lo de una propiedad en Pergamino: de figurar con 1 m² en 2023, saltó a 212 m² en 2024.
    • Movimientos de dólares: sus depósitos bancarizados se desplomaron de US$34.000 en 2023 a solo US$281 en 2024, aunque los US$15.000 en efectivo que declaró siguen intactos.

    Un contexto de escándalos y vínculos polémicos

    La lupa sobre las finanzas de Espert no llega sola. Su cercanía con Diego Spagnuolo, exdirector de la ANDIS, es otro frente que lo complica. Spagnuolo renunció envuelto en un presunto esquema de coimas, y se lo vinculaba con el diputado de LLA en más de una oportunidad.

    El pasado de Espert también vuelve a escena con fuerza. El empresario rionegrino Federico «Fred» Machado, detenido y acusado de narcotráfico a gran escala en los Estados Unidos, fue uno de los principales financistas de sus campañas políticas.

    El combo es explosivo: un diputado oficialista al frente de la estratégica Comisión de Presupuesto, con patrimonios inflados y desinflados a gusto, propiedades de geometría variable, dólares que desaparecen y un historial de amistades peligrosas. No sorprende entonces que la Oficina Anticorrupción ya haya puesto el ojo en el legislador, cuya credibilidad se desmorona a la par de sus balances.