Política

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    ROCA–RUNCIMAN: El pacto que entregó la economía nacional al Imperio Británico

     

    En 1933, mientras el mundo se sacudía por la crisis y Argentina intentaba sostener su economía agroexportadora, el gobierno conservador de la llamada Década Infame firmó el Pacto Roca–Runciman: un acuerdo que dejó al país arrodillado frente a los intereses británicos y consolidó una dependencia económica que duraría décadas. Fue presentado como una “solución”, pero terminó siendo un símbolo de subordinación colonial en plena era de pactos secretos, fraudes patrióticos y negocios turbios entre políticos criollos y los frigoríficos británicos.

    Por Alcides Blanco para Noticias La Insuperable

    Un país en crisis y un acuerdo a medida del imperio

    Tras el derrumbe del comercio mundial por la crisis de 1929, el Reino Unido decidió publicar sus “preferencias imperiales”: un sistema para privilegiar a sus colonias en el intercambio comercial. Argentina no era colonia, pero dependía de vender carne a Londres.
    El gobierno de Agustín P. Justo envió entonces a su vicepresidente, Julio A. Roca (h), a negociar con los británicos. Del otro lado estaba Walter Runciman, presidente del Board of Trade británico.

    El resultado fue un contrato bilateral desequilibrado que entregaba ventajas a los frigoríficos británicos, garantizaba su control absoluto del comercio cárnico y sometía al Estado argentino a condiciones humillantes.


    La famosa frase que marcó a fuego la entrega

    En medio de esas negociaciones, Roca declaró que «la Argentina es, en lo comercial, una parte integrante del Imperio Británico».
    La frase —registrada por la prensa de la época y señalada por Cornejo Linares en su análisis histórico— se convirtió en la marca indeleble del pacto como símbolo de sumisión(1).


    ¿Qué decía realmente el Pacto Roca–Runciman?

    Detrás de los formalismos diplomáticos, el acuerdo establecía medidas que hoy serían inadmisibles para cualquier país que aspire a la soberanía económica:

    1. Cuotas de carne y favoritismo explícito

    Argentina solo podía exportar a Gran Bretaña un 85% del cupo preexistente, mientras que el resto quedaba bajo control directo de los frigoríficos británicos(2).

    2. La CADE y los ferrocarriles: beneficios sin control nacional

    El pacto aseguraba la continuidad de los privilegios de los ferrocarriles británicos y permitía ajustes tarifarios que perjudicaban al comercio interior.

    3. Exenciones impositivas y garantías extraordinarias

    Los capitales británicos obtenían beneficios fiscales y operativos, mientras el Estado argentino asumía obligaciones sin recibir contrapartidas equivalentes.

    4. Un control total sobre la cadena cárnica

    Los frigoríficos británicos quedaron con el 90% del negocio de la exportación de carne.
    El resto del mercado siguió en manos de un pequeño grupo local asociado al poder conservador.


    La reacción nacional: del escándalo a la resistencia

    El pacto generó un repudio inmediato.
    El senador Lisandro de la Torre encabezó la denuncia parlamentaria más famosa de la época, demostrando cómo el acuerdo favorecía a los frigoríficos extranjeros a costa del interés nacional(3).
    Su investigación derivó en el escándalo de las carnes y en el asesinato del senador Enzo Bordabehere en pleno recinto, un episodio que retrata hasta qué punto el poder económico estaba dispuesto a defender sus privilegios.


    La sombra larga del pacto

    Aunque algunos defensores lo justificaron como una medida “pragmática” en tiempos de crisis, el Pacto Roca–Runciman selló un modelo de dependencia y consolidó la hegemonía británica sobre la economía argentina durante buena parte del siglo XX.

    Esa estructura recién comenzó a resquebrajarse con las políticas de industrialización por sustitución de importaciones y la consolidación de un Estado planificador a partir del peronismo, que rompió la lógica colonial que el pacto había cristalizado.


    Un espejo histórico para el presente

    Recordar el Pacto Roca–Runciman no es un ejercicio académico: es revisar el adn de los modelos de entrega, los alineamientos automáticos y las subordinaciones externas que, cada cierto tiempo, vuelven a aparecer disfrazadas de modernización o “necesidad económica”.

    Referencias

    1) Cornejo Linares, R. Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas, análisis del período 1930–1933.

      2) Rouquié, Alain. Poder Militar y Sociedad Política en la Argentina; capítulo sobre acuerdos comerciales en la Década Infame.

      3) Cámara de Senadores, Debates Parlamentarios de 1933–1935: Intervención de Lisandro de la Torre en la Comisión Investigadora de Carnes.

       

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      Gabriel Anello: el periodismo, la impunidad y los fantasmas que no desaparecen

       

      Gabriel Anello, relator de Radio Mitre y engranaje mediático del dispositivo que sostiene a Milei, carga con algo más que polémicas deportivas: denuncias graves de violencia de género, sanciones impositivas reiteradas y un escándalo racista que lo dejó expuesto ante todo el país. No es azar: es la radiografía de un sistema que habilita la impunidad de ciertos voceros del poder.

      Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

      Violencia de género: una historia que insiste en no desaparecer

      En junio de 2015, Verónica Caro publicó una carta estremecedora en la que relató agresiones físicas, verbales, psicológicas y económicas sufridas durante su relación con Anello, además de amenazas posteriores a la separación. En ese testimonio se describen episodios de violencia gravísimos: empujones que la hicieron caer por las escaleras causándole una fisura en la clavícula, golpes frente a sus hijas, control económico, presunto uso de su nombre como testaferro, intimidaciones telefónicas y un ataque de dos hombres que, según su relato, la increparon diciéndole que dejara de hablar de Anello o iba a “terminar en una zanja”.

      La carta fue difundida por distintos medios en 2015 y se transformó en uno de los testimonios de violencia de género más fuertes vinculados a figuras del periodismo deportivo. A pesar de su contundencia, nunca obtuvo una respuesta institucional acorde: ni la justicia ni los medios dominantes dieron el paso necesario para abordar lo denunciado con la seriedad que exige.


      Las cuentas que no cierran: evasión, multas y responsabilidad solidaria

      El costado empresarial de Anello tampoco resiste archivo. En 2021, la Dirección General de Rentas de la Ciudad de Buenos Aires dictó la Resolución 843/GCABA-DGR/21 contra Imagine Contenidos S.A., empresa presidida por él. Allí se impugnaron declaraciones juradas, se determinó la base imponible por presunción y se aplicó una multa superior al medio millón de pesos, extendiendo la responsabilidad solidaria directamente al propio Anello.

      No fue un hecho aislado. Otra resolución del mismo organismo, la 614/GCABA-DGR/2021, apuntó a Producciones y Contenidos S.A., también vinculada a Anello, por irregularidades en los períodos fiscales de 2015 y 2016. Nuevas multas, nuevos ajustes de oficio, nueva responsabilidad solidaria.

      El patrón es evidente: irregularidades administrativas, maniobras fiscales cuestionadas y sanciones reiteradas. El “periodista del orden” tiene su propia casa bastante lejos de ese orden que exige desde el micrófono.


      Racismo al aire: insultos en vivo y escándalo nacional

      El 7 de mayo de 2025, Anello volvió a cruzar un límite. En pleno programa de Radio Mitre lanzó insultos abiertamente racistas y clasistas contra Juan Román Riquelme, al que llamó “negro ignorante”, “marrón” y “verdulero”, además de desafiarlo “a trompadas” en la puerta de la emisora.

      El episodio se convirtió en un escándalo nacional. Diversos medios registraron tres líneas claras:

      • la indignación generalizada por los insultos;
      • la decisión de Boca de dejar de acreditar al Grupo Clarín en La Bombonera tras el ataque racista;
      • la respuesta de Riquelme, quien remarcó que está orgulloso de su historia y de su color de piel.

      Horas después, acorralado por sus propios dichos, Anello pidió disculpas alegando que “no se sentía bien” y que “se extralimitó”. Una explicación que no alcanzó para borrar lo que ya había dicho en vivo frente a todo el país.


      Del micrófono al aparato político

      La cercanía de Anello con Milei y el rol que ocupa dentro del esquema mediático oficialista lo ubican más como un operador político que como un periodista. Sus intervenciones no se limitan al deporte: forman parte del coro que sostiene y amplifica el discurso del gobierno, apelando a la provocación permanente, al hostigamiento y —como quedó demostrado— a expresiones de violencia y racismo.

      No se trata solo de él. Se trata del dispositivo que lo protege.


      ¿Qué nos muestra el caso Anello?

      Un sistema que le falla a las víctimas. Denuncias públicas, graves y detalladas que jamás encontraron una respuesta estatal o institucional a la altura.
      Medios que lo blindan. Figuras que cruzan límites éticos a diario siguen sosteniéndose gracias a su utilidad política.
      Un actor político disfrazado de periodista. Su función excede lo profesional: es parte activa del engranaje comunicacional del gobierno.

      La pregunta incómoda se impone sola: ¿cuántas disculpas más antes de que haya consecuencias reales?


      Conclusión

      Gabriel Anello es el ejemplo acabado de cómo ciertos operadores mediáticos pueden moverse con una impunidad que combina violencia de género, irregularidades fiscales y discursos de odio. Mientras Milei lo sostiene simbólicamente dentro de su constelación política y ciertos medios lo protegen, las denuncias, las multas y los hechos siguen ahí, documentados y disponibles para quien quiera mirar.

      Y en esa mirada está la clave: no naturalizar lo que está mal, no callarse, no dejar pasar.

       

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      LOS SECRETOS DE MENKAURE: Detectan dos cavidades ocultas detrás del revestimiento de la Pirámide

       

      Un equipo internacional reveló, usando técnicas no invasivas, la presencia de dos posibles cámaras de aire escondidas detrás de los bloques de granito pulido del lado Este de la Pirámide de Menkaure. El hallazgo reabre el debate sobre si el monumento podría tener una segunda entrada desconocida desde hace 4.500 años.

      Por Alcides Blanco par Noticias La Insuperable

      Un misterio antiguo que vuelve a abrirse

      La Pirámide de Menkaure es la más pequeña del complejo de Giza, pero también la menos explorada. Mientras la de Khufu (Keops) y la de Khafre acumularon más de un siglo de investigaciones, Menkaure permaneció casi intacta desde las excavaciones de George Reisner entre 1906 y 1910. Todo eso cambió gracias a un nuevo estudio publicado en NDT & E International (ScienceDirect), en el marco del proyecto ScanPyramids.

      Según los autores —entre ellos el célebre arqueólogo Zahi Hawass y el físico Mehdi Tayoubi— existía una sospecha creciente: el patrón y la calidad del granito pulido en la cara Este del monumento es sospechosamente parecido al área que rodea la entrada principal en la cara Norte.

      La hipótesis de una segunda entrada

      La idea había sido planteada por el investigador Van den Hoven, quien observó que ciertos bloques de granito en la cara Este están no sólo mejor tallados, sino pulidos con una fineza idéntica a la de la entrada original. ¿Se trataba de una segunda vía de acceso? ¿O de un pasaje preparado pero nunca utilizado?

      Para poner a prueba esta hipótesis, el equipo utilizó tres técnicas de análisis no destructivo (NDT) extremadamente precisas:

      • ERT (Tomografía de Resistividad Eléctrica)
      • GPR (Radar de Penetración Terrestre)
      • UST (Ultrasonido)

      Estas herramientas permiten “ver” detrás del revestimiento sin dañar un solo bloque.

      Fig. 1. (a) La cara norte de la Pirámide de Menkaure; (b) una vista en primer plano de la entrada principal; y (c) la sección pulida de la cara este (objeto de estudio en esta investigación).

      Cómo se ve el interior sin abrirlo

      Primero se realizó una amplia exploración con ERT en un segmento de casi 27 metros de ancho de la cara Este. Esta técnica mide cómo se resiste el granito al paso de corriente eléctrica y permite detectar vacíos o materiales de distinta densidad.

      Los datos del ERT mostraron anomalías de alta resistividad, típicas de aire encerrado detrás del revestimiento. Sobre esa pista, el equipo concentró las mediciones de GPR y UST en un área más pequeña, construyendo incluso un andamiaje de madera para poder trabajar con precisión milimétrica.

      El GPR, con antenas de 200 y 600 MHz, detectó cambios abruptos en la permitividad del material, mientras que el UST, extremadamente sensible a cavidades incluso muy pequeñas, confirmó discontinuidades internas.

      El resultado: dos cavidades donde no deberían existir

      Al fusionar los datos de las tres técnicas —en un proceso llamado Image Fusion (IF)— las imágenes revelaron dos anomalías claras detrás de los bloques pulidos.
      Los modelos numéricos que acompañaron el análisis mostraron que la interpretación más consistente es la existencia de cavidades llenas de aire, no fracturas ni diferencias de densidad.

      Aunque aún no se puede afirmar que se trate de una entrada, la ubicación, la forma y el patrón coinciden con lo que podría ser:

      • un pasadizo preparado,
      • una entrada simbólica,
      • o un espacio arquitectónico auxiliar abandonado durante la construcción.

      Un hallazgo a la altura del “Gran Vacío” de Keops

      El estudio aplica la misma metodología que permitió en 2017 descubrir el famoso corredor oculto sobre la entrada de la Pirámide de Keops, también detectado por ScanPyramids mediante técnicas de muografía y luego confirmado por GPR y UST.

      Lo notable es que Menkaure había sido ignorada durante más de un siglo. Ahora vuelve al centro de la escena arqueológica con una incógnita fascinante: ¿qué función tenían estas cavidades y por qué se encuentran detrás de bloques pulidos diseñados casi con el mismo detalle que la entrada principal?

      Lo que viene: ¿se abrirá el acceso?

      Por ahora, el equipo continuará con análisis complementarios antes de considerar cualquier intervención física. Como ocurrió con Keops, no se tocará un solo bloque hasta que no haya evidencia abrumadora de que es seguro y científicamente justificable.

      Pero el hallazgo ya es suficiente para reactivar uno de los misterios más antiguos del mundo:
      la Pirámide de Menkaure podría no haber mostrado todavía todos sus secretos.

       

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      EXCLUSIVO La Mano de Washington en la Salud Argentina: cómo se construyó el camino que pavimentó el negocio farmacéutico para Estados Unidos

       

      Una secuencia de terror.

      Por Tomás Palazzo para Noticias La Insuperable

      En menos de un año, el gobierno de Milei desmanteló controles históricos, aceptó subordinación regulatoria a la FDA, reabrió el festival de patentes extranjeras y avanzó con un acuerdo comercial que, por primera vez, relega a la ANMAT a un rol secundario. El caso del fentanilo contaminado —la peor tragedia sanitaria de la historia reciente— expone que lo presentado como “desburocratización” no es otra cosa que un plan diseñado en Washington para abrir el mercado argentino a laboratorios extranjeros, aun a costa de la salud pública.

      Un rompecabezas que encaja demasiado bien

      Cuando Milei anunció el acuerdo con Estados Unidos, el punto que pasó casi inadvertido fue el más determinante: Argentina aceptará certificados de la FDA para medicamentos y dispositivos médicos, y dejará de exigir revisiones completas de la ANMAT para esos productos. Dicho de otro modo: la autoridad sanitaria local deja de ser autoridad.

      Pero esa pieza solo encaja cuando se observa el cuadro completo: el vaciamiento material de la ANMAT, la desregulación de controles, la flexibilización del régimen de importaciones, la reactivación del modelo de los años 90 y el alineamiento del régimen de patentes con los pedidos del Informe Especial 301 del gobierno estadounidense.

      Nada de eso fue improvisado.


      La primera estocada: eliminar las inspecciones in situ (derogación de la Resolución 2123/2005)

      En los últimos 20 años, la resolución 2123/2005 dictada durante la presidencia de Néstor Kirchner, exigía que inspectores de ANMAT verificaran físicamente las Buenas Prácticas de Fabricación (BPF) en las plantas que producían medicamentos destinados a Argentina. Esa norma surgió tras varios escándalos de adulteración y era considerada un pilar de la trazabilidad sanitaria.

      El gobierno de Milei la desactivó sin reemplazo equivalente.

      Federico Sturzenegger, desde el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, impulsó la normativa que elimina la obligación de inspecciones presenciales, permitiendo confiar exclusivamente en certificados emitidos por agencias extranjeras, entre ellas la FDA.

      El argumento oficial fue lineal: “menos burocracia, más acceso”.
      El trasfondo, bastante menos inocente: alinear la regulación local con lo solicitado por Estados Unidos en el marco del acuerdo comercial, incluso antes de firmarlo.


      ANMAT debilitada: menos personal, menos presupuesto y más presión política

      En paralelo a estos cambios, la ANMAT no solo perdió herramientas: perdió capacidad operativa real.

      • Congelamiento de vacantes.
      • No renovación de contratos técnicos.
      • Reducción de misiones de inspección.
      • Recortes presupuestarios registrados en las planillas del Presupuesto 2024 y el proyectado 2025.
      • Presión para acelerar liberaciones sanitarias.

      En ese contexto, la eliminación de inspecciones externas equivale a bajar la guardia en medio de una tormenta.

      Y la tormenta llegó.


      El caso del fentanilo: la evidencia de por qué existen los controles

      La causa judicial por el fentanilo contaminado de HLB Pharma Group y Laboratorios Ramallo dejó al descubierto un entramado escalofriante: adulteración de controles, planillas falsificadas, reactivos vencidos escondidos bajo la lluvia, trabajadores sin formación empujados a mentir y documentación “dibujada” para simular condiciones inexistentes.

      Las testimoniales ante el juez Ernesto Kreplak son devastadoras:

      • Me hacían mentir básicamente”, relató la técnica Bárbara Pennisi.
      • Envases con partículas o pelos igual se mandaban al rotulado”, declaró Lucía Abeijón.
      • Los frascos manchados iban igual”.
      • Cambiaron pisos y pintaron todo para la ANMAT, pero nunca vinieron”.

      Las conclusiones del Instituto Malbrán confirmaron lo que ya era evidente: los lotes 31202 y 31244 presentaban riesgos significativos, deficiencias graves e inconsistencia en la fabricación.

      El resultado: mas de 120 muertes confirmadas y un ministro de salud que se niega a dar la cara.

      En ese contexto, reducir la capacidad fiscalizadora del único organismo que puede prevenir estas catástrofes solo puede definirse como temerario.

      O como parte de una estrategia.


      La pieza que faltaba: el nuevo acuerdo con Estados Unidos

      En el día de ayer, la Casa Blanca anunció los lineamientos del marco bilateral. Allí se explicitó lo que desde hacía meses se insinuaba:

      Argentina aceptará “los certificados de la FDA y las autorizaciones previas de comercialización para dispositivos médicos y productos farmacéuticos”.

      Es decir:
      si la FDA lo aprueba, entra automáticamente al mercado argentino.

      Además, el acuerdo agrega un segundo componente estratégico:

      • Acceso preferencial a productos estadounidenses, entre ellos “ciertos medicamentos, dispositivos médicos y productos químicos”.
      • Reforma del sistema de patentes, adecuándolo a estándares internacionales señalados en el Informe Especial 301, documento en el que Estados Unidos ya había criticado a la Argentina por otorgar demasiadas patentes locales y permitir competencia de genéricos.

      Nada es casual: Estados Unidos tiene uno de los lobbies farmacéuticos más poderosos del planeta, y este acuerdo es su puerta de entrada directa.


      Patentes: el capítulo oculto que definirá el precio de los medicamentos

      El acuerdo bilateral obliga a Argentina a:

      • “Revisar criterios restrictivos de patentabilidad”.
      • “Reducir atrasos en el otorgamiento de patentes”.
      • “Alinear la propiedad intelectual a estándares globales más elevados”.

      En lenguaje llano:
      menos genéricos nacionales, más patentes extranjeras, precios más altos.

      Las cámaras locales ya anticiparon el riesgo. CILFA advirtió que solo podrá evaluar el impacto cuando conozca el texto final, pero la advertencia es obvia: si la Argentina copia el estándar estadounidense, el costo de los tratamientos crónicos y de alta complejidad se disparará.

      CAEME —que agrupa a los laboratorios extranjeros— celebró el pacto sin matices.


      Un mercado abierto en bandeja: cómo encaja todo en el plan estadounidense

      Tomados por separado, los hechos parecen decisiones aisladas. Observados en secuencia, conforman un patrón claro:

      1. Vaciamiento de la ANMAT.
      2. Eliminación de inspecciones presenciales.
      3. Aceptación automática de certificados de la FDA.
      4. Facilitación de importaciones sin controles equivalentes.
      5. Cambios en el régimen de patentes en favor de laboratorios extranjeros.
      6. Acuerdo comercial redactado en términos estadounidenses.

      El caso del fentanilo, lejos de ser una anomalía, se convierte en un ejemplo:
      si el Estado renuncia a controlar, lo que aparece no es libertad; es riesgo, adulteración y muerte.


      Todo esto, ¿a quién beneficia?

      No a los pacientes.
      No a la industria nacional.
      No a las provincias ni al sistema sanitario.

      Beneficia a:

      • Laboratorios extranjeros, que ya no necesitarán adaptarse al marco argentino.
      • Multinacionales bajo regulación FDA, con ingreso directo al mercado de 47 millones de habitantes.
      • Empresas protegidas por un nuevo régimen de patentes, capaz de bloquear genéricos durante años.
      • Fondos de inversión norteamericanos, que presionan por “proteger propiedad intelectual” en todos los tratados internacionales.

      Argentina, mientras tanto, pierde capacidad de fijar reglas en su propio territorio.


      Conclusión: un país que renuncia a su soberanía sanitaria

      La tragedia del fentanilo demostró qué ocurre cuando los controles se relajan. En vez de reforzar al organismo, el gobierno avanzó hacia su desmantelamiento en nombre de la “innovación” y la “desregulación”.

      Hoy, con la subordinación explícita a la FDA, la Argentina cede no ya la fiscalización, sino el criterio sanitario mismo: lo que Estados Unidos considere seguro, deberá considerarse seguro aquí, sin verificación propia.

      Es el triunfo perfecto del lobby farmacéutico norteamericano.

      Y el riesgo perfecto para millones de argentinos. Cuando esto se implemente no habrá brindis por «salud» que alcance a fin de año.

       

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      Sumisión total: Milei entrega Argentina a Trump en un acuerdo escrito en Washington

       

      Mientras Milei festeja su alineamiento incondicional con Donald Trump, Estados Unidos anunció —de manera unilateral— un acuerdo comercial que obliga a la Argentina a seguir la política económica de Washington, abrir su mercado interno sin límites a productos norteamericanos y resignar soberanía regulatoria y productiva. El Gobierno lo celebra como un “siglo de oro”; la letra chica muestra un país reducido a colonia.

      Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable


      Un acuerdo anunciado desde Washington y aceptado sin chistar por Milei

      El gobierno estadounidense informó que ya tiene cerrado el “Marco de Comercio Recíproco e Inversión”, un entendimiento que, lejos de cualquier reciprocidad, impone a la Argentina las reglas del mercado norteamericano, desde la relación con China hasta la desregulación interna.
      La revelación se conoció mientras Pablo Quirno era recibido por Marco Rubio en Washington, confirmando que las decisiones cruciales sobre comercio y producción argentinos ya no se toman en Buenos Aires.

      La Casa Blanca sostuvo que el pacto busca “fortalecer y equilibrar” la relación bilateral. Pero el punteo de medidas adelantadas por Estados Unidos deja bien claro que de equilibrio no hay nada: la Argentina se compromete a seguir la política comercial de Washington, incluso respecto de terceros países, una definición que apunta de manera directa a China —principal destino de nuestras exportaciones de soja y derivados—.


      Milei festeja la entrega y presume sus viajes

      Milei celebró el anuncio como si fuera una victoria propia, exhibiendo el acuerdo como fruto de su “alineamiento incondicional” con la administración Trump. En un acto en Corrientes, aseguró con tono burlón que “parece que los viajes estuvieron rindiendo un poquito, no?”, dejando en claro que la subordinación diplomática y económica es para él motivo de orgullo.

      A pesar de que el acuerdo todavía debe cerrarse técnicamente y pasar por el Congreso, el Gobierno ya lo da por hecho y se enorgullece de avanzar en un modelo económico que beneficia a sectores extractivos y financieros, mientras expone a toda la industria nacional al riesgo de desaparición por importaciones sin freno.


      Un texto escrito en inglés y para los intereses de Estados Unidos

      La propia Casa Blanca difundió un comunicado donde se afirma que Trump y Milei “reafirman la alianza estratégica basada en mercados abiertos y libre empresa”, una fórmula que, traducida al castellano, significa apertura total del mercado argentino y ventajas extraordinarias para las empresas norteamericanas.

      Milei volvió a repetir que el país “se capitalizará fuertemente” y que comienza “un nuevo siglo de oro”, apelando a la misma narrativa que el Gobierno usa para justificar reformas laborales, tributarias y penales que golpean a trabajadores, pymes y productores locales.
      Quirno, desde redes sociales, habló de una “nueva etapa superior”, sin mencionar que la industria nacional será la que pague los costos.


      Apertura asimétrica: ellos traen tecnología, nosotros les regalamos recursos

      Uno de los pilares del acuerdo es la apertura “recíproca” de mercados. La palabra recíproca funciona como un chiste involuntario:

      Argentina reduce aranceles a productos de altísimo valor agregado provenientes del país más industrializado del planeta:
      – Medicamentos
      – Químicos
      – Maquinaria
      – Equipamiento tecnológico
      – Dispositivos médicos
      – Vehículos
      – Productos agrícolas
      Mientras tanto, Estados Unidos sólo baja aranceles a recursos naturales no disponibles en su territorio y a algunos insumos farmacéuticos sin patente.

      La asimetría es obscena: Argentina abre sectores sensibles; Washington ofrece concesiones que no afectan en lo más mínimo a su industria.

      Incluso, la Casa Blanca adelantó que considerará “positivamente” el acuerdo al evaluar medidas de seguridad nacional, como la famosa Sección 232, una herramienta proteccionista que Estados Unidos usa a gusto. Es decir: no garantizan nada.


      Renuncia regulatoria: productos norteamericanos entrarán con normas de Estados Unidos

      Otro eje crítico es la eliminación de barreras no arancelarias. Argentina aceptó desmontar licencias de importación, formalidades consulares y la tasa estadística para productos de Estados Unidos. Pero lo más grave es esto:

      Los productos norteamericanos podrán ingresar bajo estándares estadounidenses o internacionales, sin exigencias locales adicionales.

      Eso implica:
      – Vehículos con normas de seguridad y emisiones propias de Estados Unidos
      – Equipos médicos y fármacos certificados por la FDA que ANMAT deberá aceptar sin más

      En síntesis: el país cede su potestad regulatoria en áreas clave de salud, industria y seguridad.


      Propiedad intelectual: Washington consiguió lo que exigía desde hace una década

      Argentina también se comprometió a avanzar en temas que el Special 301 de Washington reclama todos los años:
      – Cambios en criterios de patentabilidad
      – Aceleración de plazos de otorgamiento de patentes
      – Ajustes en indicaciones geográficas
      – Mayor persecución a la falsificación, incluso digital

      Esto impactará directamente en medicamentos, semillas y tecnologías, encareciendo insumos básicos y debilitando la soberanía tecnológica nacional.


      Sector agropecuario: ingreso de carne aviar, bovinos vivos y presión sobre economías regionales

      En materia agrícola, el acuerdo abre puertas inéditas:
      – Ingreso de ganado bovino vivo
      – Entrada de carne aviar estadounidense en un año
      – Eliminación de restricciones sobre términos queseros
      – Simplificación de trámites para carnes, menudencias, porcinos y lácteos

      Para las economías regionales, pymes alimentarias y cooperativas, esto significa competir contra una de las cadenas agroindustriales más subsidiadas del planeta, un escenario dramático para sectores como lácteos, queserías y frigoríficos medianos.


      Minerales críticos: litio y cobre bajo tutela geopolítica

      El acuerdo incorpora “cooperación estratégica” sobre minerales críticos como el litio. Para Estados Unidos —que busca asegurar cadenas de abastecimiento para su transición energética— es un triunfo geopolítico.
      Para Argentina, es ceder capacidad de decisión sobre un recurso clave, justo cuando provincias como Jujuy, Salta y Catamarca discuten mayor participación local.


      Comercio digital: datos personales argentinos viajan a EE.UU. bajo su ley

      Argentina reconocerá a Estados Unidos como “jurisdicción adecuada” para la transferencia de datos personales. Esto permitirá que empresas estadounidenses recolecten y procesen datos locales bajo legislación norteamericana, menos protectora que los estándares europeos.

      También se aceptarán firmas electrónicas bajo leyes estadounidenses, consolidando un alineamiento tecnológico con Washington que deja al país sin margen de regulación propia.


      Una entrega histórica con costos enormes para la industria y el trabajo

      El Marco de Comercio Recíproco e Inversión se presenta como un acuerdo “histórico”. Y lo es:
      histórico por la magnitud de la entrega.
      histórico por la pérdida de soberanía económica.
      histórico por su impacto destructivo sobre la industria nacional.

      Los supuestos beneficios —mayor previsibilidad, reducción de trabas, promesas de inversión— dependerán de que el país no quede atrapado en una dependencia aún más profunda, algo que ya vivió en los ’90 y que terminó en desastre.

      Mientras Milei celebra como si hubiera conquistado algo, la letra chica muestra lo contrario: un gobierno dispuesto a convertir a la Argentina en un enclave dependiente de las decisiones que se tomen en Washington.