Política

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    Bullrich esquivó las preguntas sobre los vínculos narcos y La Libertad Avanza: “No es problema nuestro”

     

    En su primera presentación en Diputados tras ser electa senadora, Patricia Bullrich evitó dar respuestas sobre las relaciones entre el narcotraficante Fred Machado, el diputado Espert y aportantes de su propia campaña. En lugar de detallar el Presupuesto 2026, defendió su política de “orden” y anunció un nuevo Código Penal “no garantista”.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    El debut legislativo de una ministra bajo la lupa

    La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se presentó este martes en la Cámara de Diputados para exponer sobre el Presupuesto 2026. Sin embargo, su debut como futura senadora estuvo lejos de centrarse en los números de su cartera. La funcionaria dedicó la mayor parte de su exposición a reafirmar su política represiva y a prometer que “se acabaron los piquetes”, en un discurso que buscó más impacto político que rendición de cuentas.

    Con un oficialismo envalentonado tras las elecciones del 26 de octubre, La Libertad Avanza intenta ahora dilatar la discusión del Presupuesto para después del 10 de diciembre, cuando el nuevo Congreso —más favorable al gobierno— asuma sus bancas.

    Pero lo que marcó la jornada fue otra cosa: Bullrich esquivó dar explicaciones sobre las relaciones entre el narcotráfico y miembros de su propio espacio político.


    Fred Machado, Espert y una respuesta esquiva

    El momento más tenso de la sesión llegó cuando el diputado del Frente de Izquierda, Christian Castillo, le preguntó directamente por el vínculo entre el diputado José Luis Espert y el empresario Fred Machado, acusado de narcotráfico y lavado de dinero.

    Castillo recordó que Espert viajó 36 veces en aviones de Machado y recibió transferencias de sociedades vinculadas al acusado. También le señaló la relación de Alejandra Bada Vázquez, aportante a la campaña de Bullrich en 2023, con el mismo entramado.

    La ministra evadió la pregunta y se limitó a afirmar que Machado “no tiene una causa en Argentina” y que “está preso para extradición”. Según su relato, “no es problema nuestro”, porque “los delitos fueron cometidos fuera del país”.

    Una defensa que sonó más a descargo político que a respuesta institucional, y que dejó en evidencia el doble estándar del oficialismo: mientras se jactan de “orden y justicia”, guardan silencio ante las conexiones de sus propios cuadros con redes delictivas.


    “El que las hace, las paga… si no es de mi partido”

    La frase con la que Castillo resumió la situación resonó fuerte en el recinto: “Si es de su partido, las zafa, no las paga”. Y es que Bullrich tampoco respondió cuando se le repreguntó sobre los informes de inteligencia elaborados durante su gestión anterior que, según ella, “debían haber sido enviados a la Justicia Electoral”.

    La ministra insistió en culpar al gobierno anterior y volvió a deslindarse: “Si había un delito, debían haber denunciado en ese momento”. En el mismo tono, negó los aportes de Bada Vázquez a su campaña, calificando todo de “un invento”.

    Sin embargo, los registros de la Cámara Nacional Electoral muestran el nombre de la empresaria entre los aportantes, lo que deja en evidencia otra contradicción de la funcionaria.


    Un nuevo Código Penal, sin garantías

    En otro tramo de su exposición, Bullrich anunció que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso un nuevo Código Penal, con más de 900 artículos y penas más duras para múltiples delitos.

    El texto, según adelantó, “no será garantista”, dejando clara la orientación punitiva del gobierno. Entre las modificaciones, mencionó la imprescriptibilidad de homicidios y abusos sexuales, la creación de figuras como la “porno venganza” y el endurecimiento de las sanciones por delitos de corrupción y enriquecimiento ilícito.

    Lo que no explicó fue cómo garantizará la transparencia en un gobierno que acumula denuncias de vínculos con financistas sospechados y empresarios investigados.


    Presupuesto, postergaciones y blindaje político

    La exposición de Bullrich fue más un acto de campaña que una rendición ante el Congreso. Con la discusión del Presupuesto 2026 todavía abierta, el oficialismo apuesta a postergar el dictamen hasta después del 10 de diciembre, cuando contará con una mayoría propia más cómoda.

    La oposición, por su parte, busca mantener el calendario previsto y aprobar el dictamen el próximo martes 4 de noviembre.

    Pero, mientras tanto, la ministra logró lo que parecía su verdadero objetivo: desviar la atención de los vínculos narcos dentro de su espacio político y vestir de “orden” lo que, en los hechos, es una gestión cada vez más opaca.

     

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    La “reforma laboral” de Milei: jornadas de 12 horas, sueldos en tickets y despidos en cuotas

     

    El Gobierno impulsa un proyecto de “modernización” laboral que elimina derechos conquistados durante décadas. Bajo la retórica de la libertad y la competitividad, el Ejecutivo busca flexibilizar al extremo las condiciones de trabajo, debilitando sindicatos, paritarias y seguridad social.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    El gobierno de Milei avanza con su plan de reforma laboral, presentado como un salto hacia la “modernización” pero que, en realidad, significa un retroceso histórico en materia de derechos laborales. La iniciativa propone jornadas de hasta 12 horas, indemnizaciones pagadas en cuotas y salarios fraccionados en tickets canasta, configurando un modelo que traslada todo el peso de la “eficiencia” a las espaldas del trabajador.

    Según los fundamentos del proyecto, el objetivo es “flexibilizar para generar empleo”. Pero detrás de ese eufemismo se esconde una ofensiva estructural contra el sistema de protección social y las conquistas del movimiento obrero argentino. Gabriel Solano, del Partido Obrero, sintetizó la gravedad del texto: la reforma equivale a esclavitud laboral.


    Flexibilización total: más horas, menos derechos

    El texto difundido por portales como Infobae, La Nación y El Tucumano detalla que la jornada laboral podría extenderse hasta 12 horas diarias, y que se habilitaría un banco anual de horas que elimina el pago de horas extras. Además, las vacaciones podrían fraccionarse a criterio de las empresas, y las indemnizaciones podrían abonarse en cuotas, reduciendo la estabilidad laboral a una mera variable contable.

    La iniciativa también reactiva los tickets canasta, figura que reapareció desde los años ’90 y que permite pagar parte del salario sin aportes patronales ni cargas sociales. En la práctica, esto desfinancia la ANSES, el PAMI y las obras sociales, dejando a los trabajadores con menos cobertura y a los jubilados con menos recursos.


    El salario como mercancía

    El discurso oficial insiste en que el sistema laboral argentino “tiene más de 70 años” y “ya no sirve”. Sin embargo, lo que el gobierno presenta como modernización es una liberalización total del trabajo, donde el asalariado deja de ser sujeto de derechos para transformarse en mercancía.

    La eliminación de las paritarias por actividad —reemplazadas por negociaciones dentro de cada empresa— pulveriza la fuerza del sindicalismo y fragmenta la representación colectiva. Cada trabajador deberá negociar su salario solo, frente a patronales cada vez más concentradas.


    El espejismo del empleo “formal”

    Desde el oficialismo, señala el periodista Osvaldo Peralta desde EnOrsai, se sostiene que la reforma permitirá incorporar al sistema a los trabajadores informales. Pero la historia reciente desmiente esa promesa: las reformas flexibilizadoras de los ’90 no generaron más empleo, sino más precariedad. Formalizar en estas condiciones no es integrar, es legalizar la explotación.

    Además, la reducción de cargas patronales —presentada como incentivo a la contratación— provocará un nuevo agujero en las finanzas previsionales, debilitando el sistema de jubilaciones y salud pública.


    Un ataque a la estructura sindical y social

    El proyecto también busca reconfigurar la relación entre capital y trabajo: el empleador gana autonomía y el trabajador pierde respaldo. En palabras simples, la libertad del patrón pasa a ser la falta de libertad del obrero.

    Referentes del sindicalismo, del peronismo y de la izquierda anticiparon un frente común de rechazo a la reforma. En varias centrales obreras ya se discute un plan de lucha y la posibilidad de un paro nacional. La CGT analiza convocar a una movilización si el proyecto avanza en el Congreso.


    Volver al pasado

    El trasfondo del debate no es técnico ni económico, sino político y cultural. Milei pretende borrar el concepto de derecho laboral, reemplazándolo por la idea de contrato individual, como si la libertad de elegir existiera entre partes desiguales. Lo que se discute no es una reforma, sino el sentido mismo del trabajo digno.

    La experiencia argentina demuestra que la “flexibilidad” sólo trajo más desigualdad. Bajo el ropaje de la modernidad, el gobierno busca reinstalar un modelo preperonista, donde el trabajador depende de la voluntad patronal y el Estado se limita a certificar la desigualdad.

    En definitiva, la reforma laboral que Milei intenta imponer no moderniza: restaura. Y lo hace en nombre de una libertad que sólo beneficia a los poderosos.

     

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    Virginia Gallardo comparó su elección como Diputada a cuando la eligieron Reina de la Naranja

     

    La flamante diputada de La Libertad Avanza por Corrientes, Virginia Gallardo, comparó su elección legislativa con los certámenes de belleza en los que participaba en su juventud. Entre frases hechas y elogios a Milei, dejó en claro que para algunos el Congreso no es más que otra pasarela de luces y cámaras.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    Entre plumas, cámaras y boletas

    Apenas pasaron unas horas desde que Virginia Gallardo se consagró como diputada nacional por Corrientes, y ya logró lo que pocos: generar polémica por su manera de celebrar. La ex panelista de Mujeres Argentinas (El Trece) habló de su victoria como candidata de La Libertad Avanza y aseguró que su experiencia en política “es como cuando concursaba para reina del carnaval”.

    Sí, leyó bien: la flamante legisladora comparó la representación popular con una elección de belleza.


    “Siempre me expuse a la votación popular”

    Gallardo intentó justificar su desembarco en la política con una lógica peculiar: “Yo crecí con la crítica. Me expuse a la votación popular toda mi vida, desde los reinados en Corrientes, los programas de televisión, a candidatura hoy”.

    Una comparación que deja en evidencia la banalización con la que el mileísmo aborda la política, donde lo que debería ser vocación de servicio se confunde con una competencia de popularidad o un certamen televisivo.

    En su estilo habitual, Gallardo remató con una frase de autoayuda: “Somos arquitectos de nuestro destino”. Y aunque se trate de un cliché reciclado, lo que preocupa no es la superficialidad de las palabras sino el lugar desde donde se pronuncian: una banca legislativa nacional.


    De la comparsa a la bancada libertaria

    La nueva diputada agradeció efusivamente a Milei por “la confianza”, destacando que su salto a la política fue “impensado” pero que “en un mes y medio ganamos y entramos”. La velocidad de su ascenso no debería sorprender: en el universo libertario, la política parece haberse convertido en un reality donde cualquiera puede ser candidato si tiene suficientes seguidores o minutos de pantalla.

    Gallardo, nacida en 1985 en Corrientes, se hizo conocida por su participación en los carnavales locales, desfilando para la comparsa Ara Berá y ganando certámenes como el de Reina de la Naranja. Hoy, en una escena insólita, pasa de representar a una comparsa a representar a su provincia en el Congreso.


    La estética antes que la ética

    No es casual que figuras mediáticas sin trayectoria política ocupen espacios institucionales. El mileísmo convirtió la política en espectáculo, reemplazando formación, compromiso y proyecto colectivo por frases motivacionales y luces de estudio.

    Gallardo asegura que “no escucha las críticas” y que “siempre se pone a disposición de que la gente haga con ella lo que quiera”. Tal vez esa sumisión a la voluntad ajena sea útil en un certamen de belleza. Pero en política, un diputado no está para posar ni complacer, sino para legislar.


    El carnaval libertario sigue

    La elección de Gallardo es una muestra más del vaciamiento político que promueve el gobierno de Milei, donde la representación popular se confunde con un casting y la meritocracia se reduce a saber sonreír ante las cámaras.

    Mientras el país se hunde en recesión y ajuste, el oficialismo celebra el ingreso de una ex modelo al Congreso. El carnaval libertario continúa, aunque cada vez haya menos razones para festejar.

     

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    Empate técnico entre libertarios y peronistas en la Provincia, donde nadie sumó ni restó diputados

     

    La Provincia de Buenos Aires volvió a ser el centro de gravedad electoral del país. Con el 100 % del escrutinio completado, La Libertad Avanza se impuso por apenas 0,69 puntos sobre Fuerza Patria, en una elección tan pareja que ninguna fuerza puede reclamar un mandato pleno. Los libertarios obtuvieron 17 bancas, el peronismo 16, y el Frente de Izquierda logró conservar dos lugares. En síntesis, nada cambió.

    Por Celina Fraticiangi para Noticias La Insuperable

    Un resultado cabeza a cabeza

    Con poco más del 90% de los votos escrutados, los libertarios sumaron 3.452.008 votos, lo que representa un 41,53 %, y se quedaron con 17 de las 35 bancas que renueva la provincia.
    A muy poca distancia quedó Fuerza Patria, el frente peronista, con 3.394.737 votos (40,84 %) y 16 bancas.
    El Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad reunió 418.599 votos (5,03 %) y se quedó con 2 bancas, completando la representación bonaerense.

    El resto de las fuerzas no alcanzó el piso del 3 % para obtener representación.


    Así queda la representación bonaerense en la Cámara de Diputados

    Fuerza Votos % Bancas obtenidas
    La Libertad Avanza 3.452.008 41,53 % 17
    Fuerza Patria 3.394.737 40,84 % 16
    Frente de Izquierda y de Trabajadores – Unidad 418.599 5,03 % 2

    Qué bancas se renuevan

    Los escaños bonaerenses corresponden a los que fueron electos en 2021, cuando todavía existían el Frente de Todos (hoy Fuerza Patria) y Juntos por el Cambio.
    En consecuencia, dejan sus bancas varios legisladores provenientes de ambos espacios tradicionales, especialmente del extinto Juntos, que en esta elección se presentó dividido bajo sellos menores como Propuesta Federal para el Cambio (2,79 %) o Provincias Unidas (2,45 %).

    Ninguna de esas nuevas expresiones logró ingresar representantes, marcando el ocaso del viejo macrismo bonaerense.


    Los que entran y los que salen

    Entran al Congreso los 17 diputados de La Libertad Avanza, que amplían el bloque libertario y consolidan su presencia en la principal provincia del país.
    Se suman además los 16 representantes de Fuerza Patria, que renuevan la base peronista en el Congreso, y los 2 del Frente de Izquierda, que mantienen su histórica representación.

    Salen quienes habían ingresado en 2021 por el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, lo que implica que nada cambió en el aporte bonaerense. Salen 15 diputados de Juntos por el Cambio y 2 por Alianza Libertad e ingresan 17 de La Libertad Avanza. Salen 16 del Frente de Todos y 2 de la izquierda e ingresan igual cantidad.


    Las fuerzas menores que quedaron fuera del Congreso

    Doce agrupaciones no alcanzaron representación parlamentaria:
    Propuesta Federal para el Cambio (2,79 %), Provincias Unidas (2,45 %), Partido Nuevo Buenos Aires (1,34 %), Frente Patriota Federal (1,20 %), Unión Federal (0,90 %), Coalición Cívica ARI (0,80 %), Alianza Potencia (0,70 %), Proyecto Sur (0,60 %), Avanzada Socialista (0,56 %), Nuevos Aires (0,52 %), Unión Liberal (0,49 %) y Liber.AR (0,19 %).

    La fragmentación del voto opositor al peronismo permitió que Milei sostuviera su primera minoría provincial.


    Lectura política: Milei festeja, pero la provincia sigue partida

    Aunque el oficialismo libertario se impuso, la diferencia fue mínima. El 41,5 % de los votos en la provincia más poblada del país representa un triunfo político relevante, pero también un límite claro: la mitad del electorado bonaerense le dio la espalda.

    Fuerza Patria retuvo su estructura y su voto consolidado en el conurbano, sosteniendo el eje territorial que históricamente le da sustento al movimiento popular.

    El Frente de Izquierda, aunque minoritario, mantiene presencia y se convierte en un actor parlamentario clave ante la polarización creciente.


    Conclusión

    El escrutinio bonaerense refleja lo que pasa en todo el país: una sociedad dividida en dos proyectos antagónicos, con el liberalismo de Milei imponiéndose apenas por un margen técnico sobre el peronismo.

    El nuevo mapa político muestra el derrumbe de la vieja derecha tradicional y el regreso a un esquema de disputa directa entre dos grandes polos.
    Buenos Aires, una vez más, fue el espejo fiel del país: mitad ajuste y motosierra, mitad resistencia y justicia social.

     

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    Más reflejo que respaldo: las razones detrás del posible 35 % de Milei

     

    Aunque el Gobierno libertario podría alcanzar un resultado superior al 35 % en las elecciones de hoy, eso no implicaría ni aprobación de su gestión ni adhesión real a su política económica. Lo que se juega es un entramado de factores políticos, mediáticos y emocionales que exceden por completo al desempeño de un gobierno hundido en la recesión, la corrupción interna y el desgaste social. Muy lejos, además, de aquel 56 % del balotaje que ya parece un recuerdo remoto.

    Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

    NOTICIAS ARGENTINAS BAIRES OCTUBRE 26: El presidente Javier Milei votó en una sede de la UTN del barrio porteño de Almagro, en medio de un fuerte operativo de seguridad con custodios y miembros de la Policía Federal y sin realizar declaraciones a la prensa. El mandatario arribó minutos antes de las 11 junto a su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. En la puerta del establecimiento saludó a sus seguidores que se acercaron al lugar y luego debió esperar más de cinco minutos para poder votar ya que tenía tres personas por delante. FOTO: DANIEL VIDES/ NA.

    1. El voto antiperonista, el salvavidas de siempre

    El llamado “voto antiperonista” —una franja estructural del electorado que ronda el 35 %— se mantiene como refugio para quienes priorizan evitar cualquier regreso del kirchnerismo antes que evaluar la gestión actual. Es un voto más motivado por el rechazo que por la convicción, y hoy Milei es el beneficiario circunstancial de ese reflejo político.


    2. El botín de la derecha tradicional

    Con el PRO desarticulado y la UCR sin norte, los votantes huérfanos de Macri y Bullrich encontraron en Milei un sustituto funcional. No por afinidad ideológica plena, sino porque el resto de la oposición no logró construir liderazgo ni discurso consistente. Así, el Gobierno hereda un electorado prestado, más por falta de alternativas que por mérito propio.


    3. Polarización fabricada

    El oficialismo insiste en su libreto: “nosotros o el caos”. Esa polarización binaria, amplificada por los medios concentrados, disfraza la crisis como combate épico y transforma cualquier crítica en una amenaza al orden. De ese modo, parte del electorado termina votando con miedo más que con esperanza.


    4. El miedo económico como herramienta de control

    El temor a una nueva disparada del dólar, a una hiperinflación o a una recesión aún más profunda funciona como mecanismo disciplinador. El mensaje instalado es simple: “si se debilita el Gobierno, todo puede empeorar”.
    No es apoyo: es resignación. Y la resignación también vota.


    5. El blindaje mediático

    Mientras la economía real se derrumba, el blindaje de los grandes medios mantiene a flote la imagen de Milei con el relato del “presidente valiente que se anima a hacer lo que nadie hizo”.
    La gestión se disfraza de gesta moral y el ajuste, de acto heroico. En los titulares, el hambre se convierte en “orden fiscal”.


    6. El espejismo internacional

    El guiño de figuras como Trump, Bolsonaro o Bukele suma estética, no votos reales. Pero contribuye a consolidar una narrativa de “liderazgo global” que seduce a los sectores más ideologizados de la base libertaria.
    Es marketing geopolítico para consumo interno, nada más.


    7. Oposición dispersa, resultado inflado

    El peronismo llega dividido y sin relato unificador. Esa fragmentación multiplica el peso relativo del oficialismo, aun cuando su caudal real de votos sea menor al del año pasado.
    Por eso, un 35 % en este contexto no equivale al 56 % del balotaje, sino que refleja un piso consolidado, no un crecimiento.


    8. La “mística del sacrificio”

    El Gobierno logró instalar la idea de que “esto duele, pero es necesario”, apelando a un discurso de redención colectiva. Parte de la sociedad tolera el ajuste como si fuera un tránsito hacia un futuro mejor, postergando la evaluación del fracaso presente.


    9. El voto joven y digital, entre la bronca y la confusión

    El oficialismo mantiene ventaja en redes sociales, donde la política se reduce a slogans y memes. Allí el desencanto se confunde con rebeldía, y muchos jóvenes canalizan su enojo votando por quien promete “dinamitar todo”.
    Pero la bronca no siempre entiende de economía.


    10. Entre el miedo y la inercia

    El eventual 35 % de Milei no sería un voto de confianza, sino el resultado de una conjunción de miedos, rechazos, cansancio y manipulación mediática.
    Es un voto de defensa más que de esperanza, y aunque pueda otorgar sobrevida al oficialismo, no alcanza para recomponer la legitimidad política perdida.


    Conclusión:

    Si Milei logra un resultado “aceptable”, será por la inercia del voto antiperonista, el pánico económico y la fragmentación opositora, no por una validación de sus políticas.
    El supuesto “respaldo popular” se desdibuja frente a una realidad económica devastadora y una sociedad exhausta.
    El 35 % podrá darle aire al Gobierno, pero el 56 % del balotaje ya pertenece al pasado: la distancia entre ambos números es la medida exacta del desencanto argentino.

     

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    Bullrich no supo ni votar

     

    El blooper de una ministra que da más bronca que risa.

    Por Celina Fraticiangi par Noticias La Insuperable

    La candidata a senadora por la Ciudad de Buenos Aires de La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, volvió a demostrar este domingo que los sistemas electorales —sean electrónicos o de papel— representan para ella un desafío digno de un escape room. En plena jornada de las Elecciones 2025, la ministra de Seguridad protagonizó un momento incómodo (y ya casi costumbrista) al intentar emitir su voto con la Boleta Única de Papel.

    Según los testigos, Bullrich ingresó al box de votación, salió, volvió a entrar, y volvió a salir. Como si el acto electoral fuera una coreografía experimental. Luego de varios intentos, logró colocar su voto en la urna, aunque no sin antes casi desplegar la boleta completa frente a la mesa, poniendo en riesgo el secreto que tanto resguarda nuestra democracia.

    Al ser consultada por la prensa, la funcionaria explicó con desparpajo: “Voté rápido, la boleta la doblé en dos y había que doblarla en tres”. Una frase que, de no venir de quien hoy custodia la seguridad interior del país, podría pasar como humor involuntario.

    Pero lo cierto es que no es la primera vez que Bullrich pelea contra la tecnología electoral, ni contra el papel, ni contra las leyes de la física. En las elecciones porteñas de 2023, había protagonizado un blooper similar con la Boleta Única Electrónica, cuando la máquina —quizás agotada de tanto intento— debió ser revisada durante quince minutos por un técnico. “Tuve que votar ocho veces, apretaba una lista y me mostraba otra que no era la que quería votar”, se justificó entonces, dejando entrever que la tecnología también tenía sus preferencias.

    En aquel momento, desde su entorno aseguraron que se trató de una “falla técnica”. Pero con la boleta de papel entre manos, esta vez no había software al cual culpar. Ni inteligencia artificial, ni interferencias rusas, ni conspiraciones del “pacto de casta”.

    La ministra que no supo cómo doblar una boleta se convirtió en tendencia en redes sociales, donde los usuarios ironizaron sobre la paradoja de una funcionaria encargada de velar por la seguridad nacional, pero que necesita asistencia para completar un voto sin romper el sobre o invadir la mesa con el pliegue equivocado.

    Mientras tanto, el oficialismo libertario intentó bajarle el tono al incidente. Voceros del espacio sostuvieron que “lo importante es que votó”, aunque más de uno en su propio partido se preguntó si ese voto habrá ido donde realmente quería.

    La escena deja una metáfora perfecta de los tiempos que corren: un gobierno que no logra entender el mecanismo más básico de la democracia, y una ministra que ni siquiera logra meter el voto en la urna sin desarmar el sistema.