Los panaderos en una situación crítica tras la suba de tarifas: «En el Conurbano ya no se venden sánguches de miga»
Los panaderos se volvieron un espejo nítido de la economía argentina. Mientras el Gobierno celebra el orden macroeconómico, las pymes del rubro advierten que en la vida cotidiana de los pequeños comercios esa disciplina se traduce en ahogo.
Martín Pinto, presidente del Centro de Panaderos de Merlo y referente de la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN), advirtió que en algunos casos las boletas de luz llegaron con aumentos de hasta $450.000 más que el mes pasado.
«Estamos arrancando una semana bastante complicada. Muchos colegas nos informan desde distintas partes de la Provincia de Buenos Aires que están recibiendo facturas de luz con incrementos de casi medio millón de pesos. Este Gobierno sigue haciendo lo que quiere, sigue asfixiando a las pymes», denunció.
Pinto sostuvo que la crisis no se explica solo por los servicios públicos, sino también por el alza del combustible que «la semana pasada aumentó seis días seguidos» y la caída del consumo. En ese sentido, remarcó que el Gobierno «no informa nada, simplemente aumentan y listo».
La situación de los panaderos condensa el choque entre la micro y la macro. En las cuentas de los panaderos, la harina y la energía dolarizadas, las tarifas desreguladas y los alquileres indexados chocan contra una demanda en retroceso. «Lo que pasa en la micro es consecuencia de las decisiones de la macro», señaló Pinto.
Según datos del sector, en los últimos 18 meses cerraron 1.700 panaderías en todo el país, lo que significó la pérdida de entre 10.000 y 15.000 empleos. El consumo de pan cayó 55% en dos años y el de pastelería 80%. La ecuación es brutal: menos ventas, más costos. El pan, símbolo de lo cotidiano, se convirtió en el mejor termómetro del desajuste económico.
«Anda a encontrar un sanguchito de miga en el conurbano. No existe más, desapareció de esa geografía. Es lastimoso, pero con suerte se llevan un par de pancitos y un alfajorcito de maizena, de esos que antes vendíamos por docena», graficó Pinto y contó que son más las personas que van a buscar lo que sobró del día que las que entran al local.

