Acorralado, Espert renunció a su candidatura
El diputado de La Libertad Avanza anunció su renuncia a la candidatura para renovar su banca por Buenos Aires, luego de las denuncias que lo vinculan con el empresario narco Fred Machado. Mientras Milei intenta contener el golpe político, crecen las sospechas sobre los nexos entre ambos libertarios y el oscuro financista detenido en Viedma.

“Por la Argentina, doy un paso al costado”
José Luis Espert confirmó este domingo su renuncia a la candidatura para renovar su banca por la provincia de Buenos Aires, al reconocer que “por la Argentina, doy un paso al costado”. El anuncio llegó tras las denuncias que lo vinculan con el empresario narco Fred Machado, detenido con prisión domiciliaria en Viedma.
En su comunicado, el economista sostuvo que la acusación forma parte de “una operación claramente orquestada por un sistema que destruyó a la Argentina por décadas” y dijo haber sido víctima de “un despiadado juicio mediático”. De ese modo, intentó presentar su salida como un gesto patriótico, aunque el trasfondo judicial y político muestra otra lectura.
“A diferencia de los que, ante cada campaña electoral, utilizan las mismas armas, yo no tengo nada que ocultar y demostraré mi inocencia ante la Justicia, sin fueros ni privilegios”, escribió el ex candidato, prometiendo que el tiempo “demostrará que todo esto fue una gran mentira para ensuciar este proceso electoral”.
Fred Machado, el nombre que hizo temblar a LLA
El caso Machado, que ya provocó cimbronazos en el poder judicial y en la política nacional, golpeó de lleno al armado libertario. Según reveló Noticias La Insuperable en su investigación sobre “El Triángulo Blanco”, el empresario mantuvo vínculos financieros con dirigentes de La Libertad Avanza, aportando dinero y logística en campañas y traslados.
El propio Machado, que enfrenta causas por narcotráfico y lavado de dinero, fue mencionado en informes judiciales donde aparecían movimientos vinculados a operadores libertarios del conurbano bonaerense. En ese contexto, la figura de Espert quedó inevitablemente comprometida, pese a sus desmentidas públicas.
Milei intenta contener el daño
Tras el anuncio, Milei buscó dar por cerrada la crisis, confirmando que había aceptado la renuncia “por el bien del proyecto de cambio”. En su cuenta de X, el mandatario escribió que “el proceso de cambio profundo que estamos llevando adelante es lo único que importa. No vamos a permitir que una operación maliciosa lo ponga en riesgo”.
El jefe del Ejecutivo también subrayó que “la Argentina siempre está por encima de las personas” y que “garantizar el cambio es más importante que cualquiera de nosotros”, en una clara señal de apoyo político hacia Espert, pero también de contención hacia las bases libertarias desconcertadas por el escándalo.
Con un cierre que sonó más a consigna electoral que a reflexión institucional, Milei intentó reafirmar la identidad del espacio: “Aunque nos quieran ensuciar, no somos lo mismo. La Libertad Avanza o Argentina retrocede”.
Silencio, sospechas y daño electoral
En los pasillos libertarios nadie oculta la preocupación. La salida de Espert no desactiva el daño político, sino que lo amplifica: la oposición ya apunta sus cañones hacia el financiamiento de campaña del oficialismo y a la trama de relaciones entre empresarios, narcotráfico y dirigentes libertarios.
Dentro de La Libertad Avanza, el propio Espert pidió a sus militantes que no se “psicopateen” y que utilicen “cada segundo que queda hasta la elección para explicarle a los argentinos la oportunidad que tenemos por delante”. Sin embargo, el mensaje fue leído como un intento de maquillar la crisis, más que de levantar la moral de las tropas.
El proyecto libertario, en crisis de identidad
“Deseo que los argentinos vivamos como nos merecemos. Por eso no puedo permitir que el proyecto de país que emprendimos con tanto esfuerzo se desmorone”, sostuvo Espert al final de su mensaje. Pero la renuncia deja al descubierto la fragilidad del armado libertario y sus contradicciones internas.
Mientras Milei insiste en que “no son lo mismo”, los hechos parecen contradecirlo: los vínculos con Fred Machado exhiben el costado más oscuro de la política libertaria, y demuestran que el “cambio” tantas veces prometido terminó contaminado por las mismas prácticas que decían combatir.
En definitiva, la caída de Espert es la primera gran fractura dentro del oficialismo. Y, más allá de sus frases épicas y su retórica del sacrificio, su salida revela que el proyecto libertario ya no sólo enfrenta a la realidad económica, sino también a sus propios fantasmas judiciales.