A caballo y cruzando el agua, así atendió un médico a varios crianceros neuquinos

A caballo y cruzando el agua, así atendió un médico a varios crianceros neuquinos

 

La provincia del Neuquén tiene desde hace décadas un sistema de agentes sanitarios que es reconocido en el mundo, especialmente por las características de su trabajo y las condiciones en que deben llegar con la atención de los pacientes.

Las poblaciones rurales de la zona cordillerana en la Argentina siempre demandaron de grandes esfuerzos para la asistencia, en los casos de salud, de calefacción y de logística. Pobladores que desarrollan sus actividades de ganadería o de agricultura, asentados en valles y montañas de la provincia del Neuquén son el ejemplo de esa situación en el país.

Instalados desde tiempos inmemoriales en esos lugares apartados, cualquier necesidad de asistencia requiere de grandes esfuerzos por parte de sus familiares y del estado provincial a través de sus diferentes áreas.

Actualmente, en el Sistema Público de Salud neuquino se desempeñan 328 agentes sanitarios: en Neuquén capital, en el Hospital Heller y en los centros de salud Valentina Norte Rural, Nueva Esperanza, San Lorenzo Norte, San Lorenzo Sur, Almafuerte, Colonia Rural Nueva Esperanza; Plottier; Villa El Chocón; Rincón de los Sauces; San Patricio del Chañar; Senillosa; Aluminé; Zapala; Bajada del Agrio; El Huecú; Las Lajas; Loncopué; Mariano Moreno; Andacollo; Buta Ranquil; Chos Malal; El Cholar; Las Ovejas; Tricao Malal; Junín de los Andes; Las Coloradas; San Martín de los Andes; Centenario; Villa La Angostura; Cutral Co-Plaza Huincul; Picún Leufú; Piedra del Águila; Ruca Choroi; Añelo; Villa Traful; Huinganco; Villa Pehuenia; y Caviahue.

Son urbanos o rurales, y muchos de ellos son oriundos de las mismas localidades donde trabajan. Esta cercanía les permite desarrollar un vínculo estrecho con las personas, promoviendo una mayor confianza en el Sistema de Salud, facilitando la adhesión a las distintas acciones y campañas de prevención o vacunación que se desarrollan, al mismo tiempo que educan, orientan y promueven hábitos saludables.

En las últimas horas se conoció uno de esos ejemplos que pusieron nuevamente la asistencia sanitaria neuquina en un lugar donde se admira el trabajo de sus profesionales.

A través de la FM Patagonia de Chos Malal, se conoció la tarea de asistencia médica que se realizó a crianceros ubicados en la cordillera del Alto Neuquén y que demandó el cruce a caballo de unos 35 kilómetros.

El médico rural y los policías de Manzano Amargo que realizaron la travesía. Foto: gentileza

Este es el relato del trabajo realizado en los últimos días:

«Una jornada que quedará grabada en la memoria de quienes fueron parte y de quienes recibieron la visita, personal del Destacamento Policial de Manzano Amargo, junto con un agente sanitario de la sala local, emprendieron un recorrido a caballo por la cordillera neuquina con un único objetivo: llegar hasta los corazones solitarios de los parajes más alejados y brindar atención médica, contención y compañía.

A las 8.30 horas, bajo el frío de la mañana invernal y con la determinación que nace del compromiso con la comunidad, el Oficial Inspector Méndez Daniel, el Sargento Ayudante González Mariano, y el Agente Sanitario Lihue Sprumont, montaron sus caballos y partieron rumbo a los parajes Piche Ñire, Vega Tres Teros, El Huemul y Costa Varvarco. Atravesaron 35 kilómetros en total, durante once horas, por caminos de difícil acceso y condiciones climáticas adversas. Lo hicieron sin quejas, con la vocación como bandera.

En su paso por El Huemul, después de cuatro horas de cabalgata, se encontraron con Juan Pablo Morales, de 75 años, y su hija Hilda Mariela, de 40. Compartieron una charla, una mirada, y la tranquilidad que da saberse acompañado.

Desde allí, el camino continuó. Visitaron a Atiliano Vázquez y María Antonia Yáñez, ambos de 61 años, en su puesto de invernada. Más tarde, llegaron hasta José del Tránsito Retamal, de 74 años, quien se encontraba junto a su vecino, César Francisco Morales, de 60.

En cada encuentro, el agente sanitario Lihue Sprumont tomó los parámetros vitales, entregó medicación específica para cada necesidad y ofreció una palabra de aliento. Con la ayuda del sistema de salud ANDES, pudo llevar a cada puestero la atención que precisaba, en medio de la inmensidad patagónica.

Lo más valioso, sin embargo, no fueron los controles médicos, sino lo que no puede medirse: la emoción de los pobladores al ver que no están solos, que alguien se acuerda de ellos, que su salud importa, que su historia es parte viva de esta tierra.

Finalizado el recorrido a las 19.30 horas, el equipo regresó al destacamento, agotado, pero con el corazón lleno. Porque en cada visita, en cada saludo, en cada agradecimiento recibido, se hizo presente la solidaridad: estar para los demás, aun en los rincones donde el silencio es profundo y los caminos se borran entre la nieve.«

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