Francos y un sueldo oculto de $70 millones: el doble estándar del “no hay plata” mileísta
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Francos y un sueldo oculto de $70 millones: el doble estándar del “no hay plata” mileísta

 

El ex jefe de Gabinete Guillermo Francos sigue figurando como director titular de YPF, una semana después de haber dejado su cargo. La petrolera estatal no aclara si continúa cobrando los honorarios millonarios aprobados en abril de 2024, mientras el Gobierno recorta fondos a jubilados y universidades. Un caso que que vuelve a desnudar los privilegios de los funcionarios del mileísmo.

Por Ignacio Álvarez Alcorta para Noticias La Insuperable

El misterio del salario de Guillermo Francos se transformó en uno de los temas más comentados de la semana. Tras su salida del Gabinete el 3 de noviembre, el ex ministro todavía figura en los registros oficiales de YPF como director titular Clase A, en representación del Estado nacional. La empresa, sin embargo, no confirma ni desmiente si continúa cobrando el salario de 70 millones de pesos mensuales, una cifra que contrasta brutalmente con la austeridad que el propio Milei dice imponerle al país.

La noticia, publicada por La Política Online el 10 de noviembre, generó un fuerte revuelo y reabrió un viejo debate sobre los privilegios dentro del gobierno libertario. En paralelo, el periodista Nicolás Valdez, desde el portal EnOrsai, recordó que los honorarios fueron aprobados durante la asamblea de abril de 2024, cuando el directorio —integrado por Nicolás Posse, María Ibarzábal, Rolandi y el propio Francosmultiplicó por cinco los montos anuales, pasando de 2.000 a más de 10.000 millones de pesos. Cada director pasó así a percibir un equivalente a 70.000 dólares mensuales, al tipo de cambio blue de entonces. Todo esto, en plena prédica del “no hay plata”.

Durante su etapa como funcionario, Francos había presentado documentos asegurando que renunciaba a cobrar esos honorarios, percibiendo únicamente su sueldo como ministro. Pero ahora, sin cargo público, su permanencia en el directorio reaviva las sospechas. Consultadas por LPO, fuentes de YPF se limitaron a responder: “No sabemos”.


El silencio oficial y la doble moral libertaria

Desde el Ejecutivo dejaron trascender que Francos “no está obligado a renunciar” a su puesto en la petrolera, lo cual deja abierta la puerta a que siga cobrando. La justificación, sin embargo, choca de frente con el discurso del ajuste. Mientras jubilados, docentes y personas con discapacidad ven recortados sus recursos, los funcionarios cercanos al poder parecen moverse con impunidad. Una vez más, la motosierra no corta para arriba.

La situación se vuelve más incómoda todavía porque Lisandro Catalán, ex secretario del Interior y mano derecha de Francos, ya solicitó ocupar su asiento en el directorio de YPF. Es decir, mientras nadie aclara si el ex ministro sigue cobrando, ya hay cola para sucederlo. La escena revela con crudeza la lógica interna del mileísmo: predican el ajuste, pero se reparten los privilegios.


El “salariazo” que destapó la hipocresía

El tema de los sueldos de YPF no es nuevo. En abril, los diputados Itai Hagman y Marcela Pagano habían denunciado el “salariazo” del directorio, cuestionando que se duplicaran y triplicaran los ingresos de sus miembros mientras se desfinanciaban las áreas sociales del Estado. En ese momento, Francos se defendió mostrando un certificado que acreditaba que no cobraba honorarios. Pero ahora, sin esa restricción funcional, la falta de una renuncia formal mantiene todo en un limbo que nadie parece querer despejar.

La contradicción es evidente: el gobierno de Milei ajusta al pueblo, pero protege a sus propios funcionarios. En nombre del “orden fiscal”, despide trabajadores estatales, congela salarios y recorta presupuestos, pero se muestra incapaz de aclarar si uno de sus hombres fuertes sigue cobrando millones de una empresa estatal.


Transparencia ausente, privilegios presentes

La permanencia de Francos en YPF expone una falla estructural: la opacidad en la gestión de las empresas públicas bajo el actual gobierno. El 51% de YPF pertenece al Estado, lo que convierte cada decisión, cada sueldo y cada designación en una cuestión de interés público. Sin embargo, la falta de respuestas oficiales y la ambigüedad del Ejecutivo sólo alimentan la desconfianza.

Mientras Milei insiste en que “no hay plata”, el caso Francos se convierte en una metáfora del doble estándar moral del mileísmo. Hay plata, pero para los amigos del poder.

La pregunta sigue abierta y nadie parece dispuesto a contestarla:
¿Guillermo Francos sigue cobrando de YPF?
En la empresa dicen no saberlo. En el gobierno prefieren callar. Y el silencio, como siempre, vale más que cualquier explicación.

 

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